Hoy se ha confirmado definitivamente el fichaje de Ángel Di María por el Real Madrid. Veinticinco millones tendrán que pagar los blancos al Benfica por el extremo izquierdo argentino de 22 años. Su fichaje, al parecer, lo justifica no sólo su juventud (que es innegable) sino también su polivalencia, su buen disparo desde fuera del área (diez goles esta temporada en todas las competiciones incluida la liga portuguesa, donde ha sido nombrado mejor jugador), su ansia de títulos y un par de rabonas y bicicletas de muy bella factura
Estos argumentos nos demuestran pues que nos encontramos ante un jugador sobrevalorado. Cuando semejante cantidad económica ha de defenderse con descripciones tan banales estamos dando por sentado que si bien puede ser un excelente jugador en el futuro (no lo niego) a día de hoy es papel mojado. Y lo estamos observando en el Mundial, donde apenas se le ha visto a pesar de ser titular indiscutible por obra y gracia de la cabezonería de Maradona.
Pero no quiero tomarla con el pobre Di María, que quizás sea capaz de callarme la boca en estos seis años de contrato que tiene por delante, ya que no es el único al que se pone en un pedestal sin motivo aparente. De hecho no van por ahí los tiros del post de hoy.
A donde quiero llegar es a otro lado. Mientras el albiceleste tiene todas las características para llamar la atención en esta sociedad de las botas moradas y naranjas, en la que la precocidad cotiza alto, hay otros que no cuentan con tanta fortuna como él. Su trabajo es muchísimo menos vistoso pero a la hora de la verdad su necesidad es mucho mayor.
Son esos tipos silenciosos que huyen de las exquisiteces, de los medios, de los anuncios, para centrarse en el fútbol y llevarlo a cabo del modo más honrado posible. Cuando están casi no se les nota e incluso son vilipendiados pero luego uno se pone a analizar friamente los encuentros y descubre que en realidad son el alma del equipo.
Y dentro de este selecto club de futbolistas infravalorados uno de sus miembros vitalicios es el holandés Dirk Kuyt. Cada vez que salta al campo muchos creen ver en él a un bulto sospechoso, un tipo que está porque tienen que jugar once, que de vez en cuando hace algo pero que como no es técnico y no se luce pasa completamente desapercibido.
Depende del grado de cerrazón de la gente unos tardan en ver sus cualidades noventa minutos y otros seis o siete partidos pero al final todos coinciden en que su aportación es esencial allá donde juega. Porque es un pelotero que pelea, que no da un balón por perdido. Que sube y baja, que se mueve, que abre las defensas, que suple su carencia de velocidad con colocación y anticipación.
Es el pulmón, el corazón, esa bocanada de aire cuando las fuerzas flaquean. Rinde donde le pidan, se sacrifica si es necesario y vive por y para el balón, siendo ejemplo dentro y fuera del campo, donde desarolla una vida sencilla que compagina con una fundación en cuyo mando se sitúa su mujer, que lejos de ser una actriz o una modelo trabajaba como enfermera en una residencia de ancianos.
Kuyt es ese tipo apocado, más bien feucho, antihérore prototípico, del que nadie se acuerda cuando el equipo gana pero al que siempre se le puede echar algo en cara cuando el resultado sale cruz. Sus fallos, que los tiene, tienden a multiplicarse por cinco mientras que sus aciertos suelen dividirse en la misma proporción.
En esta Holanda de la clase, del golpeo preciso desde fuera del área, de los desbordes y las filigranas, él es el que da equilibrio, el que siempre está ahí para ofrecer un apoyo. Si la Oranje llega lejos en este Mundial los focos irán a parar a Sneijder o a Robben, ellos recibirán el oro, la plata y el bronce personificadosen diferentes figuras balompedicas. A Kuyt en cambio se le recordará como ese tipo que pasaba por allí. Al menos podrá contárselo a sus nietos.
martes, 29 de junio de 2010
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4 comentarios:
creo que di maria no es un buen fichaje por que aun no ha demostrado nada en una liga potente, pero no por haber hecho un mal mundial, Wayne Rooney, que esta temporada se ha salido, ha sido de lo peorcito del mundial, y estoy seguro que cualquier equipo pagaría fortunas por él, pero lo haría por lo demostrado en la premier, no por el mundial.
Yo sí creo que Di María está preparado para jugar en el Madrid. LOoque no se le puede exigir es que sea el mejor a las primeras de cambio, pero ya sí es su hora.
Saludos desde La Escuadra de Mago
Kuyt es el prototipo de jugador que hace mejores a sus compañeros , a muchos clubes de nuestra liga le vendrían bien un par de Kuyts.
Un saludo
Buenas, me parece un grandisimo fichaje el de Di María por el Real Madrid. Seguro que triunfa aquí en la Liga Española. Saludos!
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