martes, 21 de julio de 2015

La cuadratura del círculo


Inmerso aún en la resaca posterior a la salida de Ferguson del banquillo, el Manchester United ha decidido solucionar este verano el problema por la vía rápida y es por ello que se ha lanzado al mercado con el dinero por castigo y la camiseta como argumento. La camiseta, con el símbolo de la marca alemana Adidas, que le aporta los beneficios suficientes como para que firmar cheques sea el menor de los problemas.

Los ingleses, que ya desde hace un año han decidido apostar fuerte por su resurrección aunque no con excesivo acierto de momento, son a día de hoy los grandes agitadores estivales. Sin embargo, a finales de julio, son más ladridos que mordiscos y si bien lo que ha llegado tiene calidad suficiente, se espera un poco más a juzgar por las previsiones.

Lo cierto es que los cuatro fichajes hasta la fecha (Depay, Schneiderlin, Darmian y Schweinsteiger) harían las delicias de muchos de los grandes clubes del Viejo Continente. Pero saben a poco cuando se habla de nombres como Sergio Ramos o Thomas Müller, este último perfecto para contentar a esa marca de la que irán de la mano en los próximos años.

Quizás el problema es que se tienen los billetes pero no el proyecto deportivo lo suficientemente atractivo como para decantar la balanza. A día de hoy, aunque hay serias opciones, no es seguro que la entidad dispute la Liga de Campeones. Y tampoco ayuda el ver como algunos que aterrizaron como esperanzas en el United hace unos meses están ahora en el disparadero.

Falcao apenas ha tenido protagonismo. Di María se ha convertido en un secundario. Luke Shaw no ha terminado de encontrar la forma exigida. Valdés ha jugador ciento dieciséis minutos en Premier. Todos ellos, y algún otro como el holandés Robin Van Persie, han chocado frontalmente con un muro llamado Louis Van Gaal.

El holandés, poco amigo del conformismo y de la mano blanda, ha mostrado desde su llegada un talante poco conciliador con aquellos llamados a dar un empujón al conjunto. Todo se sostendría si los resultados acompañaran, pero no es el caso. Empeñado en cuadricular un equipo redondo, su mentalidad rocosa podría ser un problema.

Habrá que ver su papel en esta versión 2.0 de los 'Diablos rojos'. Si consigue sacar lo mejor de los elementos de los que dispone, su plantel es candidato a todo. En caso contrario, las iras caerán sobre él y se buscará un heredero de Sir Alex. Y es que el dinero puede comprar grandes jugadores pero encontrar al mejor director de orquesta es otra historia.

miércoles, 8 de julio de 2015

Un coladero en el Pacífico


Pese a que en España existe una tradición futbolística más que arraigada, difícilmente alguien apostaría por un combinado alicantino en caso de que este se lanzara a la aventura de disputar un torneo internacional ya que el limitado espectro de seleccionables haría difícil formar un elenco de garantías para medirse a las grandes potencias.

Imaginemos pues que a este hándicap se le suma el hecho de que el deporte rey sea prácticamente desconocido para los habitantes y que además todos ellos vivan desperdigados en seiscientas siete islas. Pues bien, estos supuestos se juntan en Micronesia; cuya selección sub-23 ha encajado ciento catorce goles en tres partidos.

Dirigidos por un aventurero australiano de nombre Stan Foster, los veintitrés valientes que aceptaron defender a su nación en los Juegos del Pacífico sufrieron dos derrotas sucesivas ante Tahití (30-0) y Fiji (38-0). Quedaba pues el partido ante Vanuatu para lograr marcharse con un tanto a favor y evitar los cien en contra. Sin embargo un rival que necesitaba al menos treinta para superar la fase de grupos acabó endosándoles ni más ni menos que cuarenta y seis, con un tal Jean Kaltack convirtiéndose en héroe por un día gracias a sus dieciséis dianas.

Un panorama desolador para los pobres micronesios que, avergonzados, han decidido solicitar la ayuda de la FIFA en boca de su técnico. Este, único con carnet en todo el país, definió el duelo como una batalla de "niños contra hombres" al tiempo que hizo un llamamiento para lograr la afiliación con Asia. Pese a todo se mostró orgulloso de sus pupilos por el esfuerzo realizado al tiempo que confesó que, algunos de ellos, "no habían usado nunca una escalera mecánica o un ascensor". 

Humillados pero felices, al menos el fútbol les ha dado la oportunidad de conocer otras culturas. De hecho parece que el dolor no es suficiente y volverán a presentarse sin nada que perder en la próxima edición que tendrá lugar en Tonga en el 2017. Por entonces el bueno de Foster espera, cuanto menos, no hacer el ridículo y haberle metido el gusanillo en el cuerpo a más jóvenes.

Afortunadamente ese retorno no estará empañado por la mancha del precedente. Si bien en el imaginario colectivo el daño queda registrado, los libros de récords olvidarán todo al tratarse de un conjunto no afiliado a la FIFA y ser un torneo de categorías inferiores. Eso, al menos, es un pequeña victoria.