viernes, 28 de marzo de 2014

La Copa que nadie quiso

La Copa, caprichosa, volvió a juntar ayer sobre el césped a los dos grandes equipos de la capital rumana. Fue un partido con alternativas que el Steaua se llevó por su gran eficacia en el tramo final de la primera parte. Tres goles en menos de diez minutos desmontaron a un Dinamo que por entonces aguantaba el empate en territorio ajeno y que acabó cayendo por 5-2.

Acostumbrados a los cruces recurrentes entre los dos colosos del país, este no pasará a la historia. Pero sí lo hará, de hecho lo hizo, el que midió hace veinticinco años a ambos en la final del mismo torneo. La rivalidad, mezclada con un trofeo en juego y la terrible situación política que atravesaba la nación, generó una situación rocambolesca que hasta hoy sigue siendo uno de los paradigmas de la injerencia de las altas estancias en el mundo del deporte.

Por aquella fecha ambos clubes vivían polarizados y estigmatizados, trasladándose su competencia a aspectos ajenos al verde. De un lado aparecía el Steaua, equipo vinculado al ejército que hacía las delicias de la familia Caucescu. De hecho era Valentin, uno de los hijos del dictador, quien movía los hilos de una plantilla que llegó a encadenar 119 partidos sin perder en Liga y Copa. Un dato sospechoso al que acompañaba una planificación deportiva despótica, esa que impedía a los jugadores marcharse al extranjero y que permitía a la entidad expoliar sus estrellas a los rivales con la excusa de reclutarlas para la formación militar.

De otro lado estaba el Dinamo, conjunto emparentado con la policía secreta. Si "arteras" eran las tácticas de su máximo rival, las de la Securitate no le iban a la zaga. Su control de todo lo que se movía en los bajos fondos del país y su capacidad para generar situaciones controvertidas en la sombra y venderlas como accidentes, eran temibles. Sin llegar al nivel de su enemigo, eran los únicos en condiciones de plantarles cara de forma digna con un balón por medio.

Así lo demostraron el día de autos, una jornada en la que junio caneaba y agosto pedía paso. Ante miles de aficionados entregados a la causa, el duelo que decidía el título copero se desarrollaba por los cauces de la igualdad. Lacatus, ex delantero del Oviedo, había puesto en ventaja al Steaua. Sin embargo otro atacante con pasado en España, Florin Radiocioiu, fabricó el empate con el que se encaraban los minutos finales.

Con el escenario así montado, apareció Gica Hagi. El ídolo rumano, que había llegado al Steaua en un préstamo de diez días para disputar la final de una Recopa y se acabó quedando cuatro años por el placer que producía su juego en los que mandaban, realizó un desplazamiento en largo que encontró la bota de Balint. El punta, al que luego disfrutarían en Burgos, puso el lazo y marcó un 2-1 que parecía definitivo.

Sin embargo cuando la pelota acarició la red, en la banda había un linier con el brazo en alto. Una decisión que no gustó en la zona noble donde se sentaban los hombres fuertes del teórico ganador y que tuvo una consecuencia inmediata. Con un gesto, Valentin Caucescu obligó a los suyos a abandonar el campo como represalia; regalándole el entorchado a los perros rojos.

Esa decisión unilateral no fue del agrado de su padre, que desconocía el significado de la palabra perder. Orgulloso desde la cuna, estimó que entregar el premio como si nada hubiera pasado era un lujo asiático. Por ello se encargó de alterar el relato. Cuarenta y ocho horas después, la misma Federación que había declarado ganador al Dinamo por abandono cambiaba de parecer y coronaba como campeón al Steaua alegando que el gol había sido legal.

Un escarnio que indignó a la opinión pública y dejó al club en una posición lamentable. Tal fue así que, después de que el sátrapa fuese ejecutado junto a su mujer, se ofrecieron a entregar el galardón al Dinamo. Pese a ello se encontraron con la oposición de este, que disfrutaba más viendo como las vitrinas de su odiado vecino estaban manchadas por la vergüenza. Y así siguen ya que la el ente que rige los designios del balompié rumano se ha negado a cambiar su decisión por tercera vez.

miércoles, 26 de marzo de 2014

¿Qué ha sido de... Vahid Hashemian?


Marzo. Ese es el mes que ha visto coronarse al Bayern Munich como campeón de la Bundesliga. Un éxito meritorio e inédito pese al dominio que tradicionalmente los bávaros han mantenido en el país durante las últimas décadas. La llegada de Guardiola le ha dado el toque definitivo a una plantilla asentada, que venía de proclamarse reina de Europa y que busca superar ahora la ventaja de casi treinta puntos que el pasado curso tuvo con el Dortmund en la competición nacional.

Distancia abismal que supera hasta el momento todos los registros durante el nuevo milenio. De hecho solo dos veces el club ha levantado la ensaladera dejando al segundo a más de diez puntos desde entonces. En uno de esos éxitos, el de la 2004-2005, estuvo el protagonista de hoy. Eso sí, conviene decir para ser justos que no fue de los que más sudó debido a la falta de oportunidades.

Nacido en Tehrán, capital iraní, Hashemian se crió como jugador en las inferiores del Fath. Allí dio también el salto al profesionalismo desenvolviéndose como delantero. Sus buenas maneras fueron suficientes para atraer el interés del PAS, club vecino de mayor raigambre. Aumentó entonces la expectación en torno a su figura, algo a lo que él respondió con goles.

Internacional ya con el Team Melli, en el verano de 1999 se ganó el derecho a probar en Europa. La oportunidad era buena al llegar a una entidad como el Hamburgo para jugar al lado de su compatriota Mehdi Mahdavikia, que ya estaba más rodado en la Bundesliga. Sin embargo nada salió como se esperaba y se marchó al final de la temporada en busca de una nueva oportunidad.

El atacante dio un paso atrás y fichó por el Bochum, algo que muchos veían como el comienzo de su decadencia. Decidido a triunfar, esa voluntad hizo que rebrotara su talento. Tal fue así que tres años después aceptó una oferta del Bayern Munich tras anotar dieciséis tantos durante un ejercicio y dejar a su ex equipo como quinto clasificado al final de este. Los bávaros volvían a apostar así por un futbolista iraní, tal como sucedió antes con Ali Daei. No sería la última vez ya que tras Hashemian llegaría Ali Karimi, jugador que tambiénse formó en la cantera del Fath.

Aquella experiencia se la podrá contar Vahid siempre a sus nietos si bien quedarán pocas fotos de ella. La atroz competencia que ofrecían nombres como Makaay, Pizarro, Santa Cruz o Zickler le eclipsó por completo. Por ello tuvo que salir con el estío asumiendo que lo suyo era defender causas pobres. Fue así como se enroló en el Hannover y posteriormente volvió al Bochum, haciendo bueno el dicho de que segundas partes nunca fueron buenas. 

Cortado por su bajo rendimiento, pasó unos meses en el paro hasta que el arranque de 2011 le trajo el regalo de vestir la camiseta del Persépolis. Allí exhalaría su último aliento como profesional antes de renunciar a los borceguíes con treinta y seis años para centrarse en su tarea en los banquillos. De momento su currículum en esta faceta es discreto y se reduce a dos estancias más bien cortas en el Halstenbek-Rellingen y el Niendorfer TSV. 

martes, 25 de marzo de 2014

Australia, el refugio de Julius


Varias son las historias humanas que se pueden contar sobre algunos jugadores del Brisbane Roar, equipo australiano que este fin de semana se ha proclamado campeón de la fase regular de la A-League. Por ejemplo la de Jade North, primer aborigen en ser nombrado capitán de la selección nacional y también de un club de la categoría más alta del país.

O la de Michael Theo, Theoklitos hasta que en agosto de 2012 decidió empezar a usar de forma oficial la abreviatura de su apellido porque así era como le conocían en el mundo del fútbol. Quizás ese cambio permitió que algún despistado se olvidara de su debut con el Norwich en un partido donde encajó siete tantos del Colchester United. El técnico de su verdugo era Paul Lambert, el mismo que poco después se sentaría en el banquillo y le relegaría al puesto de tercer portero.

Sin embargo ningún relato alcanza en interés al de Julius Doe Davies, un futbolista con una presencia más bien testimonial sobre el césped pero cuyo pasado daría para rodar una película. A sus diecinueve años, este menudo atacante que apenas levanta 1,65 del suelo ha pasado por todo tipo de situaciones, por lo general bastante desagradables.

Nacido liberiano en el seno de una familia indigente, se trasladó con esta a Sierra Leona. Allí la guerra le dejó huérfano de padre a edad temprana. Aún de luto, fue trasladado rumbo al norte hacia un campo de concentración guineano. Cuando todo parecía perdido, su destino dio un vuelco. Con ayuda de su tía, pudo abandonar junto a su abuela y su hermana Olivida el horror escapando hacia Perth. La madre, por contra, no pudo salir de África.

Australia se antojaba como una tierra prometida. Pese a ello, sobrevivir era una nueva batalla. Recluido en un piso comunitario sin más luz que la de una vela y desprovisto de dinero, la falta de motivaciones era un problema. Davies se apuntó a la escuela pero pronto se desentendió de ella para pasar su tiempo libre en la calle pegándole patadas a un balón.

De ahí le rescató Mauro, un técnico local que hizo las veces de ángel de la guarda. Con su dinero financió la alimentación de la familia y gracias a sus contactos comenzó a gestionar la carrera de su protegido. El talento de Davies hizo el resto y le llevó a Europa, en concreto a la cantera de un gigante como el Bayern de Munich. Una oportunidad única para él y los suyos que le impidió disfrutar de otro privilegio diferente.

Convocado para vestir la camiseta de los 'socceroos' en categoría sub-17, encontró ante sí la oposición de la FIFA. El organismo que rige los designios del deporte rey a nivel mundial se remitía a la norma que había instaurado poco tiempo antes según la cual no podrían ir convocados con una selección jugadores que no hubieran residido al menos cinco años en el país. Por apenas seis meses, Davies no pudo representar al territorio que le vio nacer de nuevo.

El último párrafo de esta narración poco tiene de especial. Como tantos otros jóvenes, la adaptación al frío y las exigencia de de la entidad bávara empinaron el camino. Apurando sus opciones de labrarse un nombre en el Viejo Continente probó en el Hoffenheim antes de recorrerse el mundo a la inversa para volver a Australia. Primero el Melbourne Victory y actualmente el Brisbane Roar han sido sus clubes en esta nueva etapa. Es el punto y aparte de una aventura constante con demasiadas muescas para alguien que ni siquiera atesora dos décadas, un joven obligado a escribir a vuela pluma un diario con páginas demasiado oscuras. 

viernes, 21 de marzo de 2014

Lyon, perenne letargo


Aquellos fastos breves pero intensos que comenzaban con una ingesta en el restaurante del genio de los fogones Paul Bocuse y terminaban con una brillante actuación en Gerland del no menos mágico Juninho Pernambucano suenan a pretérito perfecto simple pese a que eran norma hasta hace no demasiado en la Liga de Campeones.

Las crónicas de aquellos partidos en los que el Olympique de Lyon recibía a los grandes podían escribirse de memoria. Ir allí parecía siempre algo cómodo. Alejada la ciudad de las temperaturas extremas de la zona oriental del continente y relativamente cerca de casi todo, el halo de tranquilidad que rodeaba al desplazamiento desaparecía cuando los equipos despertaban del mismo tras el pitido final y descubrían que se llevaban de vuelta un resultado adverso.

Lo frío allí no era el clima, sino el rival. Un equipo de aspecto triste que jugaba en un hogar iluminado con la tenue luz de un quinqué. La cadencia monótona de aquellos jugadores de apariencia pétrea relajaba hasta que alguno de ellos, generalmente el brasileño, sorprendía con una genialidad. Al momento esta producía la ira en los futbolistas visitantes, que parecían recién levantados de una siesta con un cubo de agua helada.

Esa rutina, que duró casi una década, ha ido cayendo en el olvido ante el hundimiento progresivo del que fuera monopolista de entorchados ligueros en territorio galo. Con el único repunte de las semifinales de Champions en la 2009-2010 y una aislada Copa de Francia en 2012; la salida de alguna de sus estrellas y la incapacidad para encontrar sustitutos de garantías en un mercado cada vez más competitivo ha dejado cierto aroma a decadencia.

Ahora se habla de la rentabilidad que el París Saint Germain obtiene de su cheque en blanco. Y de lo poco que aprovecha una situación semejante el Mónaco. También del espíritu contestatario del Lille y el Saint-Étienne. Y sin embargo nadie menciona al Lyon, que parece borrado de la faz de la tierra desde que cerró la fábrica de títulos locales.

Desterrado en la tabla a veinticinco puntos del liderato, el alivio al dolor está ahora mismo al otro lado de sus fronteras. Beneficiado por sorteos más bien benévolos que han propiciado enfrentamientos de apariencia asequible, han ido superando rondas hasta los cuartos de final de la Liga Europa. Sin brillo, en el estado catatónico que le acompañó en la gloria y le arrastra en la caída.

El talento anémico que siempre ha acompañado a quienes defienden esos colores permanece. Sin embargo existe cierta voluntad de redención con respecto a las últimas campañas, esa que llega de la mano de unos canteranos que crecieron viendo a través del televisor la etapa gloriosa. Demasiado verdes aún, tutear a las grandes estrellas de la Juventus puede ser su doctorado. 

El duelo ante el anfitrión de la final, alejado antes de lo previsto del panteón de las entidades ilustres, puede ser un antes y un después. Una victoria resultaría esperanzadora a corto-medio plazo y un aliciente para retener el talento emergente. Una derrota; otro curso más de tibieza, un nuevo motivo para la desmotivación. El fútbol, como la cocina, va por ciclos. Igual que los guisos moleculares han oxidado el clasicismo de Bocuse, los euros arábigos amenazan con ajar los sueños de grandeza del presidente Aulas.

miércoles, 19 de marzo de 2014

¿Qué ha sido de... Jiri Nemec?

En la localidad checa de Pacov el fútbol tiene la batalla perdida con el motociclismo. De hecho si uno mira la lista de ciudadanos ilustres nacidos allí, generalmente no hay mención a Jiri Nemec pese a que en su palmarés hay una final de la Eurocopa y una Copa de la UEFA con el Schalke. Ambos son galardones menores para sus habitantes, que prefieren presumir de tener como compatriotas a algunos ilustres poetas nacionales.

Puede que detrás de esa falta de reconocimiento se esconda el hecho de que no sienten a este extremo como algo puramente suyo debido a que en su adolescencia, con apenas quince años, hizo por carretera los menos de cien kilómetros que separan su localidad natal de Ceske Budejovice con el objetivo de comenzar a labrarse un futuro como profesional.

Aquello, que parecía un sueño, no tardó en hacerse realidad. Tras comenzar en las inferiores del club, sus maneras con el esférico le permitieron dar el salto al primer equipo y por tanto ganar visibilidad. No era tema baladí ya que en su país natal esta suele marcar la diferencia entre pasear por provincias de diversa índole o llegar a la ansiada capital, donde el deporte rey se vive de forma diferente y las opciones de emigrar al extranjero son mucho mayores.

En su caso, fue el Dukla quien le dio la alternativa en Praga. Sin embargo con el paso del tiempo se vio que el futuro le reservaba algo más y por eso se marchó al Sparta tres veranos después, ya asentado como internacional absoluto. Ese fue también el periodo que aguantó en el gigante patrio antes de atender alguna de las ofertas que le llegaban más allá de las fronteras.

Se decantó por el Schalke, un club en progresión que podía darle estabilidad a sus veintisiete años. Lejos de sufrir problemas de adaptación, su figura creció. Acompañado de una generación portentosa, alcanzó la final de la Eurocopa 1996. Fue el aperitivo de su mejor momento en materia de clubes, la conquista de la Copa de la UEFA de 1997 ante el Inter de Milán. El logro le ayudó a convertirse además en el mejor jugador checo de aquella campaña. 

Sin embargo la caída de las primaveras no perdonaba y tras nueve años defendiendo los intereses de los teutones decidió volver a casa. Lo hizo para jugar en Blsany, municipio con una destacada capacidad para producir lúpulo. Pese a la edad, aquella no sería su última experiencia. De hecho le llegó el físico para militar de nuevo en el Sparta y en el Viktoria Zizkov antes de retirarse en el Dobrovice.

Arrancó entonces su experiencia en los banquillos, generalmente ejerciendo de apoyo en lo que le requería el Dukla. También echó una mano en las inferiores del Sparta y en el Kladno. Todas estas tareas las compaginó siempre con su labor como padre de una estrella en ciernes. Al igual sucediera en el caso de algunos otros compañeros de vestuario en el Schalke, su hijo va quemando etapas en las inferiores de la entidad.

martes, 18 de marzo de 2014

Rivaldo, de la A a la Z


Este fin de semana el fútbol decía adiós a Rivaldo, uno de los jugadores más destacados de finales del siglo pasado. El brasileño cuelga las botas y aleja su espigada figura del césped para llevarla rumbo hacia los despachos. Tras de sí queda un legado importante que en "De paradinha" hemos querido resumir en este abecedario.

A- Atlanta: Los Juegos Olímpicos celebrados en la ciudad estadounidense marcaron un antes y un después en su relación con la torcida brasileña. Con dos puestos fijos para Bebeto y Aldair solo faltaba uno de los destinados a los mayores de veintitrés años. Zagalo apostó finalmente por Rivaldo en detrimento de Romario, algo que no fue del agrado de los aficionados. Estos aprovecharon un fallo suyo en semifinales ante Nigeria para culparle del fracaso nacional.

B- Barcelona: La ciudad donde el astro brasileño se consagró como futbolista. Emblema del conjunto azulgrana desde su llegada hasta su partida, pasó allí cinco campañas en las que disputó casi 200 partidos. Dos trofeos de Liga, una Supercopa de Europa, una Copa del Rey y una Copa Cataluña serían los éxitos colectivos que alcanzaría en el Camp Nou. A ellos se unirían varios individuales cosechados durante esa etapa.

C- Cláusula: Su salida del Deportivo rumbo al Barcelona sentó el precedente en España de una práctica que adquiría tintes de normalidad con el paso de los años, la del pago de la cláusula de rescisión. Los catalanes, que ese mismo verano habían traspasado a Ronaldo al Inter de Milán, dieron un golpe sobre la mesa y en el último aliento del mercado extendieron los veinticuatro millones de euros que exigía la operación. Los gallegos, desarmados, solo pudieron resignarse.

D- Diez: Es el número que tradicionalmente iba impreso en su camiseta. Lo llevó en el tramo final de su estancia en el Barcelona, en la selección brasileña y también durante su experiencia griega; tanto en el Olympiakos como en el AEK de Atenas. Otras veces sus deseos no fueron posibles. Sucedió en el Milán, donde tuvo que aceptar el once en detrimento de Rui Costa.

E- Europa: Rivaldo aterrizó en el viejo continente durante el verano de 1996 cuando el Deportivo de La Coruña pagó por él doce millones de euros al Palmeiras brasileño. Luego llegaría su paso por el Barcelona, su breve estancia en Milán y los años en Grecia. En total cinco clubes le dieron cobijo en tres países diferentes.

F- Faltas: Sin duda una de sus grandes especialidades. Habitualmente solucionaba los libres directos utilizando el golpeo de rosca al palo de la barrera pero se le pudo ver incluso cambiando la dirección del mismo sobre la marcha para engañar al portero. En otras ocasiones recurría a la potencia. Independientemente de la opción que eligiera, su peligro a balón parado era constante.

G- Goles: En torno a doscientos ha firmado a lo largo de toda su carrera como futbolista profesional. Entre otras competiciones; ochenta y cuatro llegaron durante su estancia en la Liga de las Estrellas, más de cuarenta en Grecia, treinta y nueve en torneos continentales europeos y ocho durante los dos Mundiales que llegó a disputar.

H- Hijo: Antes de retirarse. Rivaldo cumplió el sueño de disputar un partido oficial vistiendo la misma elástica que su hijo, más conocido como Rivaldinho. La existencia del retoño fue para mucha gente en el mundo una novedad pero no así para los españoles, que ya le habíamos visto protagonizar varios anuncios de Colacao junto a su padre.

I- Instagram: De todas las redes sociales posibles, esta fue la elegida para dar a conocer de forma oficial su retirada del fútbol. Lo hizo con tres fotografías que representaban la decisión tomada. En una de ellas se le podía ver con lágrimas en los ojos. Además adjuntó un extenso mensaje de agradecimiento a todos sus seguidores. http://instagram.com/p/lkLAcyDyF4/

J- Japón y Corea: El Mundial de 2002, disputado en ambos territorios asiáticos, fue el único que Rivaldo logró como jugador. Lo alcanzó además de una manera brillante, anotando cinco goles y dejando una gran actuación personal. Quedaba así atrás la sensación de amargura vivida cuatro años antes en Francia, donde la selección anfitriona se impuso claramente en la final.

K- Kabuscorp: De todos los sitios donde uno esperaría ver jugando a Rivaldo, Angola es uno de los más improbables. Y sin embargo sucedió. Durante una campaña el brasileño probó suerte en la Girabola, ya al borde de las cuatro décadas. Toda una experiencia para ambas partes que tuvo su origen en una profecía. Y es que, según él mismo ha contado, mucho antes de recibir la oferta su asesor espiritual ya le había dicho que algún día acabaría allí. Más allá de lo futbolístico, el jugador dejó su selló construyendo allí una iglesia evangélica.

L- Lendoiro: Hombre con fama de duro negociador y constructor del "Superdepor", el presidente del Deportivo de La Coruña fue quien se esforzó por traerlo y uno de los que más sufrió por la impotencia de verle marchar al Barcelona sin poder reaccionar. Al final ese "dolor" se compensaría con el campeonato de Liga logrado poco después.

M- Mogi Mirim: Este modesto club del interior de Sao Paulo, que presidía en los últimos meses, ha sido también el que le ha visto colgar las botas. No ha supuesto su única etapa defendiendo ese escudo ya que también lo hizo al comienzo de su trayectoria y cuando decidió retornar a su país natal tras la exótica experiencia en el Bunyodkor.

N- Niñez: Como la de tantas otras superestrellass, la infancia de Rivaldo no fue nada fácil. Hijo de un jardinero municipal que aportaba el único sueldo a la casa, caminaba descalzo y vio como se le pudrían los dientes por malnutrición. A los once años vendía bombones y chicles en la playa al tiempo que adiestraba gallos de pelea. Cualquier cosa valía para contribuir a la economía familiar. Todo cambió cuando le regalaron unas botas de fútbol y pasó una prueba con el Santa Cruz. Era un premio aunque tuviera que andar  más de quince kilómetros todos los días para ir a entrenar. Pese a ello aún tendría que lidiar con una desgracia más, el atropello mortal de su progenitor cuando aún era un adolescente.

O- Oro: De este material está hecho el balón que le acreditó como el mejor jugador del mundo en el año 1999. No fue su única distinción individual. Esa misma campaña, la mejor en lo que a los reconocimientos se refiere, fue premiado también con el FIFA World Player o con el Trofeo EFE al mejor futbolista iberoamericano de la Liga Española.

P- Paulista: Este es el nombre de la localidad de Pernambuco en la que vino al mundo nuestro protagonista y al mismo tiempo el gentilicio con el que se designa a todos aquellos naturales del estado de Sao Paulo. En ese lugar es leyenda tras defender los intereses de los tres grandes equipos de la zona; el Palmeiras, el Corinthians y el Sao Paulo.

Q- Quince: Ese es el número de clubes en los que Rivaldo ha jugado como profesional desde que arrancara su carrera. Ocho fueron en Brasil (Paulista, Santa Cruz, Mogi Mirim, Corinthians, Palmeiras, Cruzeiro, Sao Paulo y Sao Caetano), dos en España (Deportivo y Barcelona), dos en Grecia (Olympiakos y AEK Atenas), uno en Italia (Milán), uno en Angola (Kabuscorp) y uno más en Uzbekistán (Bunyodkor).

R- Religión: Cristiano evangélico como su esposa Eliza, con el paso de los años mostró unas profundas creencias religiosas. En una entrevista aseguró que esta vocación nació tras dejar el Cruzeiro y aseguró que su mejor trofeo fue "haber conocido a Jesús y seguir su Evangelio". 

S- Sociedades: Conocido es el entendimiento del crack brasileño con algunos de los que se cruzaron en su camino a lo largo de los años. Es el caso de Kluivert en el Barcelona o de Ronaldo en la selección. Relaciones fructíferas que trajeron éxito individual y colectivo.

T- Técnica: Rivaldo era uno de esos futbolistas que parecía levitar por el césped. Su porte elegante y su gran zancada los combinaba con un excelente dominio del esférico. El brasileño era un futbolista completo que manejaba todas las facetas del juego y se valía de su habilidad en el manejo para abrir las defensas, esquivar los golpes y deleitar al respetable con alguna rabona que otra.

U- Uzbekistán: Este país fue el único asiático en el que Rivaldo militó como profesional. Su fichaje lo veían muchos como algo anecdótico pero el caso es que aguantó en el Bunyodkor dos años. Los suficientes para ayudar a conquistar la primera liga de la entidad y para proclamarse pichichi una campaña gracias a sus veinte dianas.

V- Valencia: Si de todas las imágenes que dejó el pernambucano en un campo de fútbol hubiera que quedarse con una, probablemente la gran mayoría de los encuestados elegirían la chilena que realizó contra el Valencia en la última jornada de la Liga 2000-2001. Fue la guinda a una actuación memorable que cerró con un hat trick y la clasificación de su equipo para la previa de la Liga de Campeones.

W- Wembley: La final de la Liga de Campeones conquistada por el Barcelona en este estadio londinense emitía por entonces una larga sombra bajo la cual se encontraba la figura de su gran estrella. Muchos venían en él al líder capaz de guiar al equipo de nuevo hacia el entorchado pero lamentablemente para la afición del Camp Nou esto no sucedió. No fueron, desde luego, los mejores años extramuros. 

X- XIX-XX: Se puede hablar de este atacante como una figura de transición entre dos siglos. Fue junto con Zidane, y con permiso del mejor Ronaldo y de Luis Figo, el futbolista que marcó el estilo en aquellos años donde el mundo se preparaba para el efecto 2.000 y el cambio de milenio.

Y- Yokohama: La ciudad japonesa fue la elegida para la disputa de la final del Mundial de Corea y Japón. Los dos goles de Ronaldo fueron suficientes para decidir el duelo individual ante el guardameta alemán Oliver Khan y darle al combinado sudamericano su quinto campeonato, el primero y el único del centrocampista.

Z- Zurda: La pierna con la que firmó sus mejores goles y regates. El manejo que tenía de ella era exquisito y lo mismo la utilizaba para golpear a puerta que para llevar a cabo un plástico control o asistir a un compañero. El lugar donde nacía la magia.

miércoles, 12 de marzo de 2014

¿Qué ha sido de... Los españoles del Ried?

Reconozco que me produce una gran satisfacción cuando un lector se pone en contacto conmigo a través del correo electrónico para transmitirme sus inquietudes y su opinión sobre el blog. Suelo tardar en contestar, más por mi personalidad caótica que por otra cosa, pero generalmente siempre lo hago. El otro día uno de los que os pasáis por aquí me planteó una propuesta, la de entrevistar a Miguel Ángel Lotina. El viernes pasado la llevé a cabo.

Además, y a modo de postdata, me preguntó si conocía el destino de aquel grupo de españoles que un día hicieron las maletas para poner rumbo a la localidad austriaca de Ried. Fueron llegando de forma escalonada y marchándose del mismo modo pero con una experiencia que contar en el futuro a sus espaldas. Pese a que ya intenté resolver su duda personalmente, creo que el tema merece un post en esta sección.

Nacho Rodríguez: Fue el pionero y también el último en salir. Actualmente en las filas del Alcoyano tras abandonar el Noja en invierno, su currículum en tierras españolas es muy extenso. Oviedo, Santander, León, Cartagena, Logroño, Álava, Mazarrón y Lanzarote son ciudades que le han acogido entre sus muros. Después de esta última, puso rumbo a Austria. Allí ha jugado cinco temporadas, bagaje que le convierte en el más idóneo para hablar del club.

"Fue una experiencia muy buena. Fui el primero que fue para allá a hacer una prueba. A partir de ahí hubo acuerdo y estuve cinco años. La experiencia fue fenomenal. Después de la Eurocopa que España ganó allí, nos tenían un poco en referencia. Me adapté muy bien, guardo buenos recuerdos y muchos amigos. A los compañeros que fueron llegando, al tener yo la carrera hecha, les iba ayudando, les iba diciendo por dónde podían ir", explica a "De paradinha".

"La experiencia deportiva y económica fue fenomenal. En el tema de aficionados también fue muy buena. Después de cinco años decidí hacer una pequeña escala para volver a casa, para estar con mi familia: mi mujer tenía ganas de venir y yo también. Pero no descarto volver. En un futuro veremos a ver lo que pasa", añade. 

Yeray: Otro de los primeros en ir fue este canario que aterrizó procedente del Villa Santa Brígida poco antes de cumplir los treinta años. Hasta ese momento su carrera se había desarrollado en Eibar, Las Palmas, Vigo, Fuerteventura, Oviedo y Lanzarote. Finalizada su etapa en el Ried fichó por el Vecindario, al que acabaría volviendo tras una nueva estancia en Austria defendiendo los colores del Rheindorf Altach.

Guillém Martí: Otro futbolista que actualmente se encuentra jugando en Segunda B. Tras salir de la cantera del Zaragoza rumbo a varios equipos de la zona oriental de España como el Sporting Mahones, el Igualada o el Terrasa; aceptó la oferta procedente de territorio austriaco. Allí aguantó un par de campañas hasta que se marchó libre al Tenerife. Después de lograr el ascenso a Segunda con los blanquiazules, este invierno ha fichado por el Huesca.

"Estuve allí dos años. Ganamos una Copa, llegamos a jugar previas para entrar en UEFA y también la UEFA. Fue una etapa muy bonita que recuerdo muy bien. Éramos tres españoles y llegamos a ser cuatro en mi segundo año. La relación era muy buena, también con los austriacos. Estábamos siempre juntos, mantenemos el contacto", apunta a este blog.

"Era un pueblo pequeño, 12.000 habitantes. Cuando ibas al supermercado, a la calle, la gente te reconocía. Ser español les llama la atención y le gusta a los austriacos; la paella, los toros... Me volvería a ir sin ningún problema. Austria como país es muy bonito, muy verde, con muchos paisajes bonitos. Estuve muy a gusto allí", completa.

Nacho Casanova: El canario viajó a Austria para quedarse. Eso es al menos lo que se puede sacar en claro observando su carrera. Del Castillo pasó a Las Palmas para posteriormente peregrinar por el Mallorca B, el Águilas y el Alicante. Fue entonces cuando puso tierra de por medio y no volvió. Concluido su periplo por el Ried; el Pasching y el Horn han sido sus siguientes destinos.

Jonathan Carril: Fue el primero de los Carril en llegar al club. Después de pasar por canteras como la del Deportivo, la del Atlético o la del Levante; probó suerte en entidades como el Racing de Ferrol, el Linares, el Villa Santa Brígida o la Peña Deportiva Santa Eulalia. Luego viviría su idilio con Austria en el ya mencionado Ried y también en el Grodig. Tras una breve estancia en Palencia, cogería un avión rumbo a Asia. Allí permanece, en Hong Kong, alternando etapas en el Kitchee y el Southerns District.

Iván Carril: Más cerca de España está su hermano, que actualmente milita en el Olympiakos Volos griego, equipo por el que firmó tras quedar libre procedente del Ried. Antes había dado grandes tardes en el Deportivo B, el Vecindario y el Pontevedra.

La falta de tiempo me impedirá actualizar el blog este viernes. Disculpad las molestias.

lunes, 10 de marzo de 2014

Tranquilidad y buenos alimentos


En el frío norte de Italia, donde parece no suceder nada; ver nacer a Giuseppe Verdi y ser al mismo tiempo un referente en materia gastronómica son motivos suficientes para sentirse orgulloso. Las dos señas de identidad parmesanas parecen antagónicas a simple vista pero encuentran un punto de unión en el equipo de fútbol de la ciudad. El compositor italiano representa el amanecer de la entidad. La industria alimentaria, personificada en la empresa Parmalat, el éxtasis y el ocaso.

Cien años después de su fundación como Verdi Foot Ball Club, el Parma afronta los fastos conmemorativos en una situación que rompe con la anodina estabilidad de las últimas campañas. Todo hasta ahora era llano en una etapa con puertos de categoría especial y mortíferos descensos trufados de curvas pronunciadas. Archivados y casi en blanco y negro quedan ya los títulos europeos y la gloria de aquella década prodigiosa que ocupó la transición entre el siglo XX y el XXI. Los excesos tuvieron consecuencias y solo ha servido apretarse el cinturón y sobrellevar las penurias para salir adelante, de forma menos vistosa pero al menos más responsable.

Sin embargo, en los últimos meses, todo parece haber cambiado. La ilusión se sienta de nuevo en las gradas del Ennio Tardini y al paladar de alguno ha vuelto el regusto de tardes de gloria con Buffon, Cannavaro, Thuram, Dino Baggio o Chiesa en el once. Aquellos hombres alcanzaron, entre otros logros, una Copa de la UEFA y un subcampeonato liguero. Pensar en algo así a día de hoy es ciencia ficción pero solo el hecho de rondar los puestos que dan acceso a Europa y encadenar quince jornadas sin conocer la derrota en la Serie A resulta de lo más sugerente para esos aficionados en cuyo honor el club retiró en su día el número doce.

Tras un arranque de competición más bien dubitativo, los emilianos han aprendido a dejar su portería a cero y dar solidez a la improvisación arriba. Del centro del campo hacia adelante el panorama es semejante al de una reunión de los superhéroes de Marvel. Gargano y Marchionni ponen la fuerza, Parolo la visión de juego, Biabiany tiene el don de la velocidad, Amauri está recuperando el del gol y luego está Cassano.

"Fantantonio" aglutina todas las virtudes y las pone al servicio del colectivo. En lucha eterna contra la kryptonita del profesionalismo, el punta de Bari viste últimamente el frac de las grandes ocasiones, luce la etiqueta que exigen los cien años de historia de los intereses que defiende. Aterrizó con un símbolo de interrogación en la maleta y está firmando una campaña digna de exclamación. Ha despertado a tiempo y reclama un billete en el avión que llevará a la azzurra a Brasil. También Parolo y Paletta, que ya han sido llamados por Prandelli.

Retos tardíos pero motivadores para un cúmulo de futbolistas que peinan canas balompédicamente hablando. Los once hombres más usados por Donadoni superan los veinticinco años, diez de ellos los veintiocho y siete de estos últimos los treinta. Su éxito solo se entiende desde la voluntad de gritarle al mundo que sus carreras no se han acabado, que aún pueden regalarse un paseo continental y emular a aquellos que un día fueron héroes locales y con el tiempo se convirtieron en estrellas globales o incluso en campeones del mundo.

En la ciudad de la pasta Barilla y el queso que alegra, del jamón serrano en versión transalpina (pido perdón a los puristas), del genio que ideó una obra maestra como la ópera "Aida"; se vuelve a disfrutar con el fútbol. La idea de redondear la temporada en una  fecha redonda ya flota en el ambiente. Todos los rivales que pugnan por ese honor ganan en plantilla y dinero, pero eso no siempre es suficiente.

viernes, 7 de marzo de 2014

Hablando de fútbol con... Miguel Ángel Lotina: "Conocer otras ligas me seduce ya más que entrenar por aquí"

Acaba de retornar a España tras su primera experiencia en el extranjero como técnico del Omonia Nicosia chipriota y ya quiere más. Miguel Ángel Lotina ha decidido adoptar un nuevo rol, el del técnico viajero. Conocer nuevas culturas, nuevos países. Reconstruirse para seguir creciendo como entrenador y como persona.

De esas inquietudes y de sus planes de futuro nos habla en esta entrevista exclusiva con "De paradinha". También de cómo ha sido su primera salida extramuros, del poso vital y el aprendizaje que le han dejado las semanas que ha pasado fuera. Y por supuesto de la Liga, del relevo generacional en los banquillos españoles y de las dificultades para sobrevivir en una jungla como el campeonato español.

miércoles, 5 de marzo de 2014

¿Qué ha sido de... Igor Simutenkov?


Inmersos aún en los carnavales canarios, fiesta grande de la zona, es un buen momento para rescatar en el blog la figura de un futbolista ruso que pasó con indiferencia deportiva por Tenerife pero que al mismo tiempo generó un terremoto burocrático que acabó elevándose hasta el Tribunal de Justicia de la Unión Europea.

Antes de ello, sin embargo, tuvo un pasado. Todo se remonta al año 1973, momento en el que vino al mundo en un hospital moscovita. La capital le vio crecer y profesionalizarse como futbolista. Así, tras pasar por el extinto FShM (Futbolnaya Shkhola Molodyozhi) Torpedo Moscú, enfiló el camino hacia la cantera de Dinamo, con el que acabaría debutando en el año 1991. 

Transcurridas las temporadas, su figura se fue agrandando y tras marcar más de veinte goles en el año 1994, muchos creyeron que era el momento de que diera el salto hacia el exterior. Para hacerle un hueco le esperaba en Italia la Reggiana, donde disputó varias campañas en las que no alcanzó el nivel que había demostrado en su país natal.

Pese a ello se ganaría una oportunidad más en territorio transalpino, esta vez defendiendo los intereses del Bolonia. La relación duró poco, apenas un curso. Fue entonces cuando entró en escena el Tenerife y se lo trajo a España con la esperanza de que el buen clima le devolviera el talento. El experimento no acabó siendo demasiado acertado y Simutenkov terminaría siendo más noticia en los despachos que sobre el césped.

Tal es así que el ex jugador siempre podrá presumir de que un caso lleva su nombre, al más puro estilo Bosman. Todo comenzó cuando solicitó ser considerado comunitario en razón de un acuerdo existente entre su país y la Unión Europea desde 1997, por el cual se prohibía a esta dar un trato desfavorable a los rusos legalmente contratados.

La negativa de la Federación ocasionó una demanda que Simutenkov ganaría en el año 2005 tras un veredicto del Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Sin embargo, y a efectos prácticos, de poco le serviría ya que cuando se conoció la decisión llevaba un tiempo jugando en el Sporting Kansas City estadounidense. 

Las lesiones le impidieron triunfar en la tierra de las oportunidades si bien se fue con el buen sabor de boca que le dejó un gol de oro que sirvió para que su club conquistara la Lamar Hunt U.S. Open Cup del año 2004. Terminada la faena, le esperaba el Rubin Kazan en la que suponía su vuelta a casa. Sin embargo los problemas físicos se fueron con él y tras intentar ganarse el jornal sin éxito acabó retirándose en el Dinamo Voronezh.

Comenzaría entonces su experiencia en los banquillos. Tras dirigir en el del Torpedo de Moscú, se hizo cargo de la selección nacional sub-15. Fue el paso previo a su cargo actual como técnico asistente del italiano Luciano Spaletti en el Zenit de San Petersburgo. Allí lleva ya varias campañas intentando asentar el proyecto.  

martes, 4 de marzo de 2014

El despertar de los parias


Cuando la crisis aprieta, el ingenio es más una obligación que una opción. Tocado de cerca por los problemas económicos que lastran al país, el fútbol griego se ha visto obligado a reinventarse para sortear de la forma más digna posible sus problemas. Algunos, como el Panathinaikos, se han adaptado con dificultad a su nueva situación. Otros, como el Olympiakos, han sabido encontrar en el caos una oportunidad para apostar por algo diferente.

Convertido en uno de los equipos de moda del balompié europeo, el conjunto ateniense lo fió todo a un riesgo calculado y el experimento es de momento un rotundo éxito. Sabedores de que iban a tener nulas complicaciones para alzarse con el entorchado nacional dadas las limitaciones de sus rivales y sin ningún tipo de presión mas allá de sus fronteras, este y no otro era el momento ideal para introducir un elemento exógeno y observar su evolución.

Con una inversión limitada de apenas tres millones de euros, que han dado incluso beneficios meses después, la entidad capitalina importó ocho futbolistas con un nexo común; su pasado en la liga española. Una política deportiva basada en un razonamiento tan simple como aplastante: Si aquellos hombres se habían adaptado con solvencia a un país con un clima y un modo de vida semejante pero donde el deporte rey era mucho más competitivo, no había motivo para que no lo hicieran a las tierras helenas.

Más si entre ellos eran capaces de arroparse en torno a un idioma común bajo el mando de un técnico como Michel, conocedor de sus virtudes y habituado a las grandes noches continentales como jugador. Alguien capaz de devolver la ilusión y la ambición a aquellos que parecían haberla perdido tras ser ninguneados por equipos y aficiones exigentes necesitadas de un rendimiento inmediato.

A una plantilla en la que ya estaba Ariel Ibagaza y David Fuster se les unió a cambio de dos millones y medio de euros otro ex futbolista del Villarreal como Hernán Pérez. También costó dinero, medio millón, el lateral Miguel Torres. Los demás con experiencia en España, bien por ser libres o bien por ser cedidos, no supusieron gasto alguno más allá del pago de sus fichas.

Es el caso del portero Roberto Jiménez, que llegó para ganar tiempo en lo que se decidía el futuro de Courtois, y ha optado por renovar y quedarse; quizás a la espera de que alguien venga con el dinero por delante en verano. También hasta el cierre del curso vestirán de rojiblanco Joel Campbell, autor de un tanto estratosférico contra el United, e Iván Marcano. El cántabro cambió el frío de Kazan por la brisa del Mediterráneo. 

La ciudad tártara no le es ajena al paraguayo Valdez, incorporado a última hora para suplir el golpe anímico que supuso la salida en inverno del ídolo Kostas Mitroglou. El ex del Valencia competirá por el puesto con su predecesor, el "Chori" Domínguez, y con el argentino Javier Saviola. Operaciones redondas todas ellas que quedan eclipsadas por la de Vladimír Weiss.

El eslovaco, en su día centrocampista del Espanyol, aterrizó gratis entre las ruinas y se marchó meses después por más de cinco millones de petrodólares cortesía del Lekhwiya SC. El fichaje ayudó a equilibrar la balanza y dejar el montante global de la temporada en números verdes, que lo pueden ser más mientras nadie les despierte del sueño de la Champions.

Son los réditos de una gestión ejemplar nacida desde la osadía y la necesidad. Las ganas de comer del Olympiakos se han juntado con el hambre de protagonismo de aquellos que un día fueron desterrados de la Primera División. Unos marginados de lujo a los que acompañan en el vestuario una minoría de aguerridos griegos que batallan desde centro del campo hacia atrás y un grupo de caras cosmopolitas de distinta procedencia. Con la gloria garantizada hasta el estío, el expolio llegará cuando pique el sol. Será el momento de reconstruir la estructura. Quizás desde el empirismo, el futuro hasta que pase la tormenta económica esté ya garantizado.