viernes, 22 de octubre de 2010

¿Quiénes son los nuevos duelos del Liveprool?


La llegada de unos nuevos norteamericanos a la cúpula del Liverpool ha creado un gran revuelo en Inglaterra, sobre todo entre los aficionados Red, quienes contentos por la marcha de Tom Hicks y Goerge Gillett, ahora se preguntan quienes son los nuevos dueños y si llegarán a hacerlo mejor que los antiguos propietarios.

La firma New England Sports Ventures (NESV) está comandada por John W Henry, un empresario bastante tranquilo y reservado de 61 años que hizo su fortuna a través de fondos de cobertura, los cuales ha utilizado para satisfacer sus intereses deportivos, el más famoso con el equipo de beisbol Boston Red Sox, aunque también está metido en la NASCAR, la categoría automovilística más comercial de Estados Unidos. Esto nos demuestra que el señor Henry apuesta por el deporte, algo que deben valorar los aficionados del Liverpool.

John W Henry creo toda su fortuna, llegando a ser multimillonario, pero lejos de las fortunas que pueden tener otros grandes magnates de la Premier League, como puede ser el caso de Roman Abramovich o los dueños del Manchester City. Antes de la crisis mundial, su patrimonio estaba valorada en 860 millones de dólares (unos 540 millones de libras), pero, a pesar de no ser uno de los hombres más ricos en el mundo del deporte, tiene un excelente historial de éxito con sus equipos, algo que también deben apreciar las voces de Anfield.

Su pasión pasó por varios equipos menores, llegando a comprar los Florida Marlins a Wayne Huizenga, dueño de la cadena Blockbuster. Su periplo allí fue bastante breve, dando el gran salto, con la ayuda de sus socios, el neoyorquino Tom Werner (productor de televisión y empresario) y la New York Times Company, para hacerse dueño de los Red Sox en 2002.

La adquisición de la franquicia suponía la compra de uno de los nombres más famosos del deporte americano, algo parecido con lo que han hecho con el Liverpool, pero un equipo que había podido traducir su riqueza y su importancia en campeonatos debido a uno de las historias más famosas en el mundo del beisbol, "la Maldición del Bambino". No soy un gran aficionado al beisbol, pero por lo que he podido leer, “la Maldición del Bambino” se refiere a la sequía de éxitos sufrida por los Red Sox cuando vendieron en 1920 a George Herman Ruth (más conocido como Babe Ruth o el Bambino) a los New York Yankees, equipo que hasta la fecha no había ganado nada, pero que con la llegada del Babe Ruth empezó a conseguir títulos, pasando los Red Sox por una sequia que duro 86 años concretamente, hasta 2004.

Con la llegada de John W Henry al trono de los Red Sox en 2002, el equipo de beisbol solo tardo dos temporadas en conseguir su primer título en 86 años, después de que generaciones de aficionados pasaran sin ver ningún premio. Además de llegar los títulos a las vitrinas de los Red Sox, Henry se ha mantenido firme en su idea de no cambiar el estadio de beisbol más antiguo de las Grandes Ligas, Fenway Park, del cual se dice que el mensaje de bienvenida (“señoras y señores, niños y niñas, bienvenidos a Fenway Park”) es como una llamada para rezar a cada generación de aficionados de los Red Sox, algo que tiene mucha similitud con el “You’ll Never Walk Alone” que se vive en Anfield.

Henry ha tratado de buscar otras fuentes de ingresos para mantenerse a la altura de los New York Yankees, sin dejar que la casa de los Red Sox cambie, algo que a muy buen seguro le gusta a los aficionados del Liverpool, quienes encuentran difícil dejar atrás toda la historia de Anfield por un estadio más grande.

Pero después de decir todo esto, la llegada de los nuevos propietarios, ¿mejorara la situación del Liverpool?. En mi opinión, la historia de los Red Sox está muy ligada a la del conjunto Red, y la manera en la que John W Henry y sus socios han intentado de mantener la historia del equipo de beisbol y retomar la senda de los títulos será bienvenida en Anfield.

Carlos Cruz

Desde hoy y hasta el día 31 me tomaré unas breves vacaciones, por lo que el blog permanecerá parado hasta el lunes día 1.

miércoles, 20 de octubre de 2010

¿Qué ha sido de... Lee Chun Soo?

Hay ocasiones en las que, bien porque pertenecen a otra cultura, porque son muy exóticos o por su forma de hablar el idioma; aterrizan en nuestra liga jugadores a los que se les acaba cogiendo cariño como seres entrañables que fueron a dar con el lugar equvicado en busca de progresar futbolísticamente.

Lee Chun Soo es uno de ellos. Primer coreano en jugar en la liga española aterrizó en San Sebastián con su pelo teñido y una enorme sonrisa como una de las mayores promesas, si no la mayor, del fútbol asiático. Venía de haber sido una de las revelaciones en el Mundial con su selección y de dos temporadas buenas con el Ulsan Horang, bagaje suficiente para creer en su progreso.

Su paso por la ciudad easonense fue más bien testimonial a pesar de que todo el mundo seguía esperando de él las grandes cosas que nunca llegaron. Tras hacer mutis por el foro varios días con destino a su país el equipo Txuri Urdin decidió que lo mejor que podía hacer era desprenderse de él y lo mandó cedido al Numancia.

Allí aterrizó Lee como una cabra en un garaje. Un coreano jugando al fútbol en Soria no pegaba demasiado y el público y la directiva no tardaron mucho en darse cuenta de una situación semejante. Apenas jugó y a su regreso el conjunto vasco se quitó el muerto y lo traspasó de nuevo al Hyundai.

De vuelta a Corea demostró en dos años que no se le había olvidado jugar a la pelota y se convirtió en el mejor jugador de la competición doméstica, mérito que le valió para disputar el Mundial de Alemania y para que su nombre volviera a saltar a la palestra. Entre eso y lo siempre rentable que resulta para un equipo europeo importar a un jugador asiático carismático se ganó una nueva oportunidad en el Viejo Continente.

Se la dio el Feyeenord aunque fue efímera. En una temporada apenas rascó bola y vivió de su imagen, suficiente para vender camisetas en el lejano Oriente. Cuando en Holanda se cansaron se marchó primero cedido al Suwon Bluewings y luego vendido al Chunham Dragons. Con ellos firmó un contrato por el cual podría dejar el club por una oferta de más de 600.000 euros al año.

Entre el "bueno" de Lee y el Al-Nasr saudí se apañaron un documento falso para solucionar tal entuerto cuyo único castigo para el jugador fue la prohibición de jugar en su país sin permiso del Chunham. No le supuso ningún problema. Jugó su temporada para embolsarse los pretodólares pertinentes y a continuación se marchó a jugar al Omiya Ardija japonés, donde se desenvuelve en la actualidad.

lunes, 18 de octubre de 2010

El problema turco

Observaba el otro día con curiosidad la que, por lo menos para mí, ha sido la imagen del fin de semana en el fútbol europeo. Esta no es otra que el pique de celebraciones entre Lukas Podolski y Nuri Sahin en una imagen que recordó a aquella que hizo Van Nistelrooy en su día encarándose con un rival cuando vestía la camiseta de Holanda.

Para todos aquellos que no la hayáis visto os diré que todo sucedió cuando Podolski marcaba un gol en el minuto 82 que igualaba el partido entre el Colonia y el Borussia Dortmund. Era entonces cuando el delantero se dirigía hacia el turco Sahin y empezaba a recordarle, marcándoselos con los dedos, los tres goles que Alemania le metió a los otomanos la pasada semana durante la fase de clasificación para la Eurocopa.

El fútbol, que en ocasiones es caprichoso y da oportunidades de revancha, hizo que Sahin anotara el 1-2 en el minuto 91. Nada más ver portería sus compañeros se abalanzaron sobre él intentando frenar la inevitable, pero no fue posible. Sahin se recorrió el campo entero hacia la posición en la que estaba Podolski y se deslizó grácilmente por el césped delante de sus narices dedicándoselo en la cara con el dedo ante la cara de circunstancias del bueno de Poldi. (http://www.youtube.com/watch?v=RFna5AYVdis&feature=related) en el minuto 3 teneis la ceebracion de Podolski y el resto es lo que la rodeó.

La situación no pasa de mera anécdota pero me hizo recordar el partido internacional de la pasada semana, sobre el que no había reflexionado lo suficiente a pesar de todo el revuelo que se montó en torno a Ozil y su ascendencia, y la humillante derrota por 1-0 contra Azerbayán. Dos pinceladas, más bien dos trazos gruesos, que hablan de la preocupante situación del fútbol en el país.

Apeados del Mundial, basta con mirar la clasificación de la liga local para darse cuenta de que algo no funciona. Las señales son evidentes, con un vigente campeón al que el Valencia pasó por encima en Liga de Campeones y que a pesar de todo se mantiene líder también este año y una pléyade de equipos de segunda fila ocupando los puestos altos por delante de los tres históricos, el Fenerbache, el Besitkas y el Galatasaray.

De hecho hay que mirar hacia el sexto puesto, el de la Intertoto, para encontrar al Fenerbache, el primero de ellos. Con su mal inicio de temporada están a siete puntos del Bursaspor, los mismos a los que se sitúa el Besitkas de Guti y Schuster y a uno menos que el mediocre Galatasaray de Rikjaard.

Poco sirve que en los tres haya jugadores como los españoles Dani Güiza o el propio Guti, el brasileño Elano, el checo Milan Baros, el senegalés Mamadou Niang o el turco Arda Turan. El dinero y la clase no son los que dan hoy la felicidad en el fútbol turco y por alguna extraña razón son los modestos, más batalalladores que nunca en los últimos años, los que dan el do de pecho.

La presión a la que cada día son sometidos los equipos de Estambul por los estamentos y sus propios aficionados, que viven con fiereza el deporte rey, contrasta con aquella de la que carece el Bursaspor, líder de la clasificación, u otros conjuntos como el Trabzonspor, el Kayserispor, el Karabukspor o el Antalyaspor, aquellos que hoy por hoy dominan la tabla.

Y sobre el campo, frente a los millones y la inversión se impone el hambre de futbolistas que viven una segunda juventud o de otros que vuelven a sentirse útiles. Casos como el Milan Stepanov en el Bursaspor, Jajá Coelho en el Trabzonspor, el mítico Marcelo Zalayeta en el Kayserispor o Necati Ates, (ex de la Real sociedad) en el equipo de Antalya.

A la vista está que el modelo anterior ha fallado y que los proyectos titánicos cimentados sobre barro comienzan poco a poco a desmoronarse con plantillas de avanzada media de edad llenas de futbolistas extranjeros venidos a menos que además suelen evidenciar una preocupante falta de adaptación. La necesidad de su alineación por nombre obliga a dejar de confiar en el producto nacional y todo ello revierte a la larga en la selección, bien porque los que son convocados evidencian una gran falta de rodaje o porque otros emigran y se nacionalizan esperando una oportunidad que no les llega en Turquía. El drama es, cuanto menos, evidente.

viernes, 15 de octubre de 2010

Nombres del fútbol: Fritz Walter

Difícilmente se puede encontrar en el mundo una admiración mayor por un futbolista que la que sienten los aficionados del Kaiserslautern por Fritz Walter, cuya casa es uno de los monumentos más visitados de la ciudad y cuyo nombre todo el mundo conoce como el de un mito a pesar de que sólo falleció hace ocho años.

Esta devoción es además extensible al resto de Alemania en la medida en que su figura se asocia con la historia del deporte en el país. Su estampa levantando la primera Copa del Mundo para los germanos en el año 1954 podría considerarse como aquella a la que se agarró un pueblo entero para aficionarse al fútbol.

Pero eso fue en 1954, a los 34 años de edad de una vida que tiene mucho que contar antes y que empezó, como no podía ser de otra forma, en Kaiserslautern. Fritz y su hermano Ottmar, con el que compartió equipo y selección en aquel Mundial convirtiéndose en los primeros en ganar uno, estuvieron vinculados al deporte rey y al club de su ciudad desde la misma cuna.

Ambos fueron los retoños de la pareja que regentaba el restaurante del equipo y a él se unieron desde pequeños. En concreto Fritz, que era el mayor, comenzó en las categorías inferiores a los ocho años y debutó a los 17 al ver en la entidad su gran potencial. Sin embargo eran otros tiempos, en los que lo extradeportivo primaba y a los 22 años la guerra llamó de forma obligatoria a su puerta.

Cuando esta terminó se encontró prisionero en un campo húngaro de nombre impronunciable, Máramarossziget. Allí, al más puro estilo "Evasión o victoria" echaba el rato jugando con los soldados y precisamente a uno de ellos tuvo que agradecerle seguir vivo. Aquél tipo anónimo nacido en Hungría convenció al ejército soviético de que Fritz era austríaco y no alemán evitando de esta forma que se lo llevaran a un Gulag.

Nunca sabremos lo que pasó por su cabeza cuando, años después, Walter levantaba el trofeo Jules Rimet para Alemania después de ganarle la final... a Hungría. Si sabemos en cambio como transcurrió la carrera de nuestro protagonista. Tras volver a Alemania en 1945 se mantuvo fiel al Kaiserslautern a pesar de las infinitas ofertas que recibió hasta 1958, año en el que se retiró por una lesión, habiendo jugado para el club de su ciudad 411 partidos en los que anotó 380 goles.

Desde entonces, y como no podía ser de otra forma, se sucedieron los homenajes. El estadio se rebautizó con su nombre en 1985 y pudo vivir hasta el año 2002 con ese honor. Lo que no puedo ver fue un partido del Mundial celebrado en su ciudad. Peleó por ello sin éxito en el del 74 y en el 2006 ya había fallecido cuando Estados Unidos e Italia pisaron el césped que llevaba su nombre y guardaron un minuto de silencio en su honor por el cuarto aniversario de su muerte.

miércoles, 13 de octubre de 2010

¿Qué ha sido de... Leandro Machado?


Como ya os anuncié la semana pasada en el post dedicado a Viola, el siguiente en pasar por esta sección es otro brasileño, Leandro Machado, un futbolista que hubiera pasado sin pena ni gloria por el fútbol español si no fuera por su controvertida forma de celebrar algunos de los pocos goles que anotó en su estancia en nuestro país.

Criado en la cantera del Internacional, sus primeros años como jugador profesional apuntaban a una carrera brillante por sus cifras goleadoras, que incluso le llevaron a debutar con la selección absoluta y que le valieron su fichaje por el Valencia, que por aquél entonces dirigía el argentino Jorge Valdano.

Allí se dio a conocer por las celebraciones de sus goles, en las que imitaba a un perro orinando en el banderín de corner. Algunos consideraban el hecho gracioso y original, una bocanada de aire fresco en el mundo de la monotonía. Sin embargo no era generalizado y acabó encontrando detractores en el público rival, especialmente en el del Atlético de Madrid, que como en el caso de las malas actuaciones cambió los tomates por todo tipo de objetos como reprimenda.

Tras una temporada en la ciudad del Turia se buscó otra caseta, en este caso en Lisboa donde jugó cedido para el Sporting. Su paso fue efímero pero decidió seguir disfrutando del modo de vida mediterráneo y aceptó una oferta del Tenerife. Poco más que tomar el sol hizo el delantero que decidió volver a su país para jugar en el Flamengo.

Por aquél entonces, con 25 años, intentaba volver a renacer de sus cenizas. No lo consiguió. Se marchó cedido al club que le vio debutar y posteriormente probó suerte en el Dinamo de Kiev en el año 2002. De Ucrania volvió de luego a Portugal para jugar en el modesto Santa Clara, donde ni siquiera llegó a debutar.

En esas circunstancias comenzó una peculiar gira mexicana que le llevó primero al Querétaro y luego a los Gallos Blancos. De ahí volvió a probar suerte en uno de los grandes de su país, el Santos. Las lesiones, que le acompañaron en gran parte de su carrera, no le ayudaron y tras vérsele poco fichó por el Olimpia de Asunción paraguayo.

Sus actuaciones en territorio guaraní fueron buenas y le sirvieron para conseguir un contrato en Corea del Sur jugando para el Ulsan Hyundai. Ese fue el paso previo a su retirada en el 2008, con 32 años, jugando para el Sport Recife, motivada por la tendinitis que sufría en sus dos rodillas .

lunes, 11 de octubre de 2010

Mano dura con el agresor

Ha sucedido toda la vida y lo triste es que ya no nos afecta, lo vemos como algo normal, censurable pero algo normal en la medida en que los periódicos de hoy son los que envuelven el pescado de mañana. Lo de De Jong dejará de ser noticia la semana que viene cuando vuelvan las grandes competiciones. Si acaso se le mentará cuando pise de nuevo un terreno de juego, cuando sea convocado de nuevo con la selección (si es que lo hace) o cuando se sepa en que acaba lo de la demanda del Marsella. Pero poco más.

Como mucho se ganará el adjetivo de "carnicero" (con todo mi respeto hacia la profesión) entre el pueblo llano pero la prensa políticamente correcta de hoy no pasará del "duro" de toda la vida e incluso algunos lo suavizarán diciendo que es un jugador "que va con todo". Y mientras esto sucede Hatem Ben Arfa, el talentoso centrocampista francés, la eterna joya que había emigrado a Inglaterra para demostrar su talento, asistirá impávido al fin de su carrera.

Volverá nueve meses después, sí, todos lo hacen, pero nadie vuelve como antes de una lesión. Aquellos que tienen la mala suerte de cruzarse con un descerebrado en un campo de fútbol que se pasa de revoluciones no recuperan el nivel de antes y si no que se lo digan a futbolistas como Eduardo, ahora en las filas del Shaktar a pesar de su prometedor futuro.

Lo duro es que el castigo para el agresor apenas pasa de un tirón de orejas, de una collejita amistosa a modo de dos o tres partidos para que piense en lo que ha hecho, sin que se tengan en cuenta hechos precedentes como en este caso la patada voladora al pecho de Xabi Alonso en la final del Mundial.

De Jong volverá, quizás se muestre muy arrepentido, quizás ni eso. Puede que desde las gradas le griten cuatro cositas de vez en cuando pero los profesionales están acostumbrados a eso, no le afectará demasiado. Y cuando vuelva a salir a un campo volverá a ser igual de peligroso que cuando se fue, porque pertenece a esa estirpe de jugadores, se me ocurren muchos nombres, que suplen sus limitaciones técnicas y tácticas repartiendo leña a diestro y siniestro, castigando sin piedad a aquellos que tienen de lo que ellos carecen.

Un complejo de inferioridad muy peligroso que nace de la envidia y el resquemor, del que querer ganarse el respeto de unos aficionados que les ríen las gracias e incluso los ven como luchadores que dan todo por unos colores. Y lo difícil de entender es como nadie pone cartas en el asunto, como FIFA y federaciones miran a otro lado ante situaciones así. Se lavan las manos y le echan el marrón a los demás, teniendo que ser Van Maarjwik, todo un señor aunque veremos por cuanto tiempo y si el gesto es cara a la galería, el único que ha hecho algo dejándole fuera de la selección.

En cualquier ámbito de la vida cuando una persona agrede a otra por el motivo que sea paga por ello compensando económicamente al agradedido o con pena de cárcel. Quizás esto sea menos justificable en el fútbol, donde este tipo de acciones no son siempre intencionadas y están sujetas a los lances del deporte, pero ¿por qué nadie hace nada?. Ya es momento de que haya por fin una sanción ejemplar, de que un jugador pague el pato, se llame como se llame, y reciba un castigo que siente precedente, que ponga sobre aviso a todos aquellos que deberían estar mejor sobre un ring que sobre un césped. Por el bien del fútbol.

viernes, 8 de octubre de 2010

Nombres del fútbol: José Alvalade

El fútbol de hoy se mueve en unos parámetros en los que los grandes magnates y sus grandes fortunas pueden manejarse a sus anchas por las oficinas, los palcos y los despachos cosiendo y descosiendo a su antojo. Jeques, multimillonarios rusos, inversores americanos como los que ahora acaban de hacerse con las riendas del Liverpool... cualquiera puede comprarse un jueguete a modo de equipo y dar rienda suelta a sus caprichos.

Sin embargo, y aunque parezca un fenómeno actual, ya hace tiempo que se daban situaciones como esta, concretamente desde principios de siglo, cuando nuestro protagonista de hoy se encontraba en la flor de la vida. Nacido en el año 1885, José Alvalade perteneció desde la cuna a una familia pudiente y tuvo la suerte de no pasar apuros económicos.

Como tantos otros jóvenes económicamente agraciado disfrutaba de sus vacaciones estivales en Belas, donde decidieron montar un equipo de fútbol en el que enfrentarse al Sintra por las fiestas patronales del segundo pueblo. La experiencia resultó muy interesante y aquellos chicos lisboetas que se juntaban en verano pensaron en la idea de seguir con el proyecto en su ciudad natal.

Al pertenecer muchos al barrio de Campo Grande decidieron fundar allí el club concibiéndolo no solo como un lugar para la práctica del fútbol sino como un sitio para practicar otros deportes, que iban desde el tenis hasta el atletismo, y como un club de campo para realizar fiestas y eventos.

Sin embargo era cuestión de tiempo que surgiera la controversia sobre la actividad central de una agrupación tan variopinta y se creó un cisma entre los que apoyaban el club colo elemento social y los que lo denfendían como elemento deportivo. Al frente de estos últimos se colocó José, que en realidad se apellidaba Holtreman Roquette.

Caprichoso él decidió que tiraría por las de Villadiego y que le pediría el dinero a su abuelo, Alfredo Augusto das Neves Holtreman o Vizconde de Alvalade (de ahí el sobrenombre que adquirió José). El señor, que no debía andar descalzo, decidió acceder a los deseos de su nieto y regalarle su "juguete". Así, en 1906 se fundaría el Campo Grande Sporting Club, en el que José fue socio fundador y participó de forma activa en los equipos antes de ser nombrado presidente en 1910 y dejar el cargo dos años después por discrepancias con la directiva, antes de morir con 33 por una neumonía. Hoy, ese club es el Sporting de Lisboa y el actual estadio lleva su nombre.

miércoles, 6 de octubre de 2010

¿Qué ha sido de... Paulo Sergio Rosa "Viola"?

Empezaré el post resolviendo el enigma con el que acabó esta sección la semana pasada. Para todos aquellos que no hayáis podido dormir al no saber cual fue el resultado de Marcelinho Carioca en las elecciones a diputado federal por Sao Paulo os diré que fracasó en su empeño al igual que otros futbolistas como Vampeta o Tulio Maravilha. Más suerte corrieron por su parte Romario y Bebeto, que consiguieron lo que se proponían y que ya pueden presumir de haber iniciado carrera política.

Dicho esto, e inspirado por lo que escribí la semana pasada sobre Marcelinho, me han venido a la mente otros dos jugadores que jugaron en su día en el Valencia. Dos delanteros que pasaron por las filas del conjunto ché y que son dignos de ser mentados en esta sección. Uno de ellos, Viola, es el protagonista de hoy, quedando para la semana que viene la historia del gran Leandro Machado, al que muchos recordamos "orinando" a modo de perro en un corner del Vicente Calderón.

Paulo Sergio Rosa, alias "Viola" (sobrenombre que se ganó por el color de sus botas), es uno de esos futbolistas que serán recordados por hacer carrera en su país de origen y por intentar un par de experimentos en el extranjero de efímera duración. En total este conflictivo punta, amante de los disturbios y la noche, ha pasado por 15 equipos brasileños sin olvidarse de ninguno de los grandes a excepción del Sao Paulo.

De hecho fue en el Corinthians donde debutó hace ahora 22 años. Allí jugó dos temporadas y se marchó primero al San José y luego al Olímpia antes de retornar a los orígenes. Sus buenas actuaciones le valieron para formar parte de aquella selección brasileña en la que triunfaban los hoy diputados Romario y Bebeto y un interesante contrato con el Valencia, que le convirtió en el fichaje más caro de su historia por un montante de 500 millones de pesetas.

Llegó a petición de Parreira pero se encontró de golpe con Luis Aragonés, que le sentó en la banca e incluso llegó a decir de él que tenía que "cambiar de cerebro". A pesar de todo acabó jugando por las lesiones en el ataque y anotando diez goles al final de la campaña, lo que no le valió para seguir en el equipo tras la llegada de Romario.

De nuevo puso rumbo a Brasil con destino a un equipo de nivel digno de las cifras goleadoras que atesoraba. Pasó una temporada en el Palmeiras, otra en el Santos, otra en el Vasco de Gama y de nuevo otra más en el Santos, en todas ellas promediando unos números muy interesantes que le sirvieron para retornar a Europa con 33 años para jugar en el Gaziantespor turco.

De nuevo un año de estancia y vuelta a territorio carioca para marcharse al Guaraní. Una temporada y fichaje por el Bahía, donde estuvo hasta el mercado de invierno justo antes de poner rumbo a uno de los grandes que le faltaba, el Flamengo. Por aquél entonces tenía ya 36 años y comenzaba una decadencia lógica que se corroboraría en los años posteriores.Tras pasar por el Uberlandia fichó por el Duque de Caixas, por el Resende y finalmente por el Brusque, donde con cuarenta y un años sigue dándole patadas al balón.

lunes, 4 de octubre de 2010

En busca de un mercado justo

Generalmente suelo criticar muchas de las decisiones de la FIFA en la medida en que me parecen poco acertadas pero eso no quiere decir que vaya a hacerlo pos sistema pues siempre hay un lugar para la esperanza si apuesta por iniciativas como la que ha salido publicada los últimos días, altamente necesaria y, como único pero, algo tardía en su ejecución.

Esta no es otra que la puesta en vigencia del llamado TMS (Transfer Matching System por sus siglas en inglés), un proyecto que ya estaba en fase de prueba desde febrero de 2008 en 18 países y que desde el pasado viernes es una realidad para todas las asociaciones miembro en la medida en que ha supuesto el éxito esperado.

El sistema no es sino algo que el fútbol pedía a gritos, un método de regular las transferencias a nivel internacional con el fin de hacerlas lo más transparentes posibles y evitar con ello todas las suspicacias, muchas veces fundadas, que se generan en torno a los traspasos cada verano y cada invierno.

Su desarrollo es tan sencillo como lógico. Desde su entrada en vigor los dos clubes que participen en la compraventa de un jugador deberán rellenar más de treinta datos diferentes sobre la misma que van desde la información sobre el jugador hasta la información sobre el club pasando por los datos bancarios, y los pagos de solidaridad a los clubes anteriores.

Estos datos, evidentemente, deberán ser similares por ambas partes. Si esto no sucede se bloqueará el traspaso en cuestión y las federaciones no podrán expedir el certificado de transferencia internacional.

Sin embargo el TMS va más allá por el bien del fútbol. Además de regular estos fichajes prestará especial atención a los traspasos que tengan que ver con menores, algo tremendamente acertado a juzgar por como se desarrolla el fútbol hoy en día. En concreto la FIFA seguirá el historial de cada jugador y buscará que se den las compensaciones justas a los clubes de formación, evitando casos de "secuestro" por parte de los gigantes.

De esta forma se aumenta el control y se garantiza en la medida de lo posible un mercado justo en el que, a priori, nadie se llevará la parte del pastel que no le corresponde y en el que, si eso sucede, al menos se pondrá en conocimiento de la opinión pública, perseguidora implacable de los tejemanejes de los directivos. Veremos cuanto dura.

viernes, 1 de octubre de 2010

Nombres del fútbol: Ramón de Carranza

Con la Liga ya empezada atrás quedan los populosos torneos de verano, esos que reúnen a los mejores equipos españoles y extranjeros en torno a un trofeo que generalmente suele ser bastante aparatoso y de grandes dimensiones por convencionalismos que uno desconoce. Uno de ellos, quizás el de más relumbrón, es el Ramón de Carranza, que cada año se celebra en la ciudad de Cádiz.

Siempre con el equipo local entre los participantes y con el Atlético como un habitual entre los vencedores, un servidor que veranea en la ciudad puede asegurar que se vive con especial fervor en la medida en que no es sólo un torneo veraniego sino que además se convierte en un acto social que se prolonga hasta la playa con las famosas barbacoas.

Ramón de Carranza y Fernández de la Reguera es el encargado de dar el nombre no sólo a este evento sino también al estadio, en la medida en que fue una figura importante para la ciudad en los años 30. Nacido lejos de la Tacita de Plata, en Ferrol, Carranza orientó su vida hacia la carrera militar y a ella se consagró.

Tras estudiar en la Escuela Naval, participó en la Guerra de Cuba comandando el cañoero "Contramaestre", mérito que le valió para obtener la Cruz Laureada de San Fernando. Como muchos otros triunfadores en el ámbito bélico pronto se metió en política, apoyando al bando fascista.

Entre sus logros estuvieron el ser Gobernador Civil, tres veces diputado a Cortes y Senador del Reino, puestos estos anteriores al cargo por el que pasaría a la historia, el de alcalde de Cádiz. Carranza accedió al puesto en el año 1927 por recomendación de José María Pemán durante la dictadura de Primo de Rivera.

Bajo su mandato la ciudad sufrió una gran revolución en lo que a infraestructuras se refiere, sobre todo a nivel de ocio. De esta forma se llevó a cabo la construcción de la Plaza de Toros y del cine Municipal al tiempo que se empezaron los proyectos de dos hoteles como el Playa y el Atlántico.

Con la llegada de la República abandona el ayuntamiento al negarse a entregar el cargo y se marcha a Sevilla. Entonces llegó el levantamiento de Cádiz y regresó a la ciudad para volver a ocupar el puesto abandonado en el 31. En él se mantuvo hasta su muerte sólo unos meses después.