miércoles, 30 de enero de 2013

¿Qué ha sido de... Entrenadores viajeros (V): Claude Le Roy?

 
No resulta excesivamente complicado seguirle a día de hoy la pista a Claude Le Roy. Basta con sintonizar Eurosport o leer un poco sobre las evoluciones de la República Democrática del Congo en la Copa África. Fue noticia antes del torneo, cuando se llegó a decir que había dimitido. Y lo ha sido hasta el pasado lunes día en el que un empate contra Mali apeaba a su equipo de la competición.

Un fracaso previsible en un grupo en el que también estaba Ghana y Níger, pero un duro golpe anímico para un técnico que había superado la primera fase en sus anteriores seis participaciones. De hecho se culpó por el tropiezo contra los segundos, que llegó después de permitir trasnochar a los jugadores para celebrar el galardón que recibió Diumerci Mbokani como mejor futbolista de la liga belga.

Así de exigente es el técnico francés, leyenda del fútbol africano y aventurero empedernido como indican los sellos de su pasaporte. Treinta y tres años de carrera jalonan un currículum que empezó a escribir en 1980, cuando se desempeñó como jugador-entrenador en el Amiens. Antes le había pegado patadas al balón en el Rouen, el Ajaccio, el Avignon y el Stade Lavallois.

Culo inquieto, no tardó demasiado en salir de su país. Tras dirigir al Grenoble, se embarcó en su primera experiencia internacional trabajando en el Al Shabab de Arabia Saudí cuando el fútbol en aquél país caminaba por entonces en pañales. Su labor le abrió las puertas de una selección importante en África como Camerún y no decepcionó lo más mínimo. No solo convirtió a los "Leones indomables" es subcampeones de la Copa África en 1986 y en campeones dos años después, sino que además sentó las bases del éxito del Mundial de 1990.

Por entonces él ya desarrollaba su actividad en Senegal, a la que llevó a los cuartos de final del torneo continental en 1992. Seducido por nuevos retos, cruzó el mundo rumbo a Malasia para ocuparse del banquillo de la selección asiática. Fue una época de tranquilidad que también trajo consigo trabajo de despacho como consejero del Milán y como Director Deportivo del Paris Sain Germain. Finalizada ésta, volvió a la acción para hacerse de nuevo con las riendas de Camerún de cara al Mundial de Francia 98, el que se celebraría en su país natal.

Terminada su vinculación con la Federación decidió regresar al balompié de clubes aceptando una oferta del Estrasburgo a la que siguió otra del Guizhou Renhe chino y una más del Cambridge United, ese club del que tanto se habla en el recomendable libro "Fiebre en las gradas" y donde hizo las veces de asesor de su discípulo aventajado Hervé Renard, el mismo que coronó a Zambia como campeona en la última edición de la CAN.

Después de aquello volvió a recibir la llamada de África. Esta vez llegaba de la misma República Democrática del Congo que conduce hoy en día. Fue una época a la que puso fin cuando fue el elegido para dirigir a la emergente Ghana, con quien llegó a alcanza el decimocuarto puesto en el ránking FIFA, récord nacional hasta la fecha.

Entonces llegaron los petrodólares procedentes de Omán, a cuyo seleccionado llevó al éxito en la Copa del Golfo de 2009. Le Roy les cambió la cara y un equipo con tendencia a la derrota fue capaz de imponerse en los penaltis a los siempre poderosos saudíes. No fue en cambio su última experiencia antes de recalar en su actual puesto. Antes de que todos los funestos hechos que ahora asolan al país estallaran, también fue seleccionador de Siria durante dos meses.

martes, 29 de enero de 2013

Para quitarse el sombrero


"Pongo el DVD de aquél partido en cuanto puedo y me siento a verlo con mis hijas. Están un poco aburridas de que lo haga, pero yo no. Creo que nunca me pasará". Estas palabras las pronunciaba para 'The Guardian' Matt Hanlan en un artículo que contaba la historia de algunos jugadores que fueron héroes efímeros.

Una buena actuación, una acción concreta, cambió sus vidas de un día para otro. En el caso de Hanlan, lo que le hizo saltar a la fama pasajera fue un gol, el que le marcó con la camiseta del Sutton United al Derby County en la cuarta ronda de la FA Cup del año 1989. Aquél encuentro ha sido histórico hasta este fin de semana por ser el último en el que un equipo no profesional eliminaba de la competición más antigua del mundo a uno de primera categoría.

Su heredero ya tiene nombre y apellido: Scott Rendell. Un punta nacido en el condado de Sussex que consiguió hacer diana en la portería de Carrow Road cuando el partido agonizaba, dejando muda a la afición del Norwich City. Una satisfacción grupal y sobre todo personal para alguien al que la vida le debía una después de que le arrebatara a a su primogénito en las navidades de 2010 cuando este tenía tan solo unos días de vida.

También tenía cuentas pendientes el portero Mark Taylor, nacido y criado futbolísticamente en la ciudad que tomó por asalto junto a sus compañeros. Deshechado por los "canaries" su venganza llegó 23 años después con una actuación estelar que escocerá por mucho tiempo. Ese resultado pone en la picota a Chris Hughton para tristeza de su amigo Paul Buckle, con el que coincidió como futbolista, y que se sentaba en el banquillo de al lado. Ejemplos de que la distancia que marcan cuatro divisiones son más cortas de lo que pueden parecer a simple vista.

El sueño sin embargo no ha sido, de momento, completo. Todos ansiaban el pastel que suponía medirse a un equipo como el Manchester United, crecidos como llegan después de cargarse también al Wolverhampton en la ronda anterior. Sin embargo el destino ha querido cruzarles con el Milwall un rival que ni mucho menos resulta indiferente.

Para entenderlo hay que remontarse al 13 de marzo de 1985 cuando se produjeron los penosos incidentes del llamado "motín de Kenilworth Road". Ese día los Bushwackers, los desgraciadamente famosos energúmenos del conjunto visitante, perpetraron una de sus tardes más negras arrasando con todo lo que encontraban a su paso y generando violentos incidentes con la policía y con los seguidores de casa.

A raíz de aquello el Luton Town decidió tomar medidas radicales para combatir los actos violentos en los campos, algo que el deporte rey pedía a gritos en Inglaterra. Se instauró el uso del llamado carnet de membresía para tener controlados a los aficionados, todas las localidades pasaron a ser de asiento y durante un tiempo, pese a las sanciones de la Federación que llegaron a traducirse en expulsión de algunas competiciones, prohibieron la entrada al estadio de los hinchas del conjunto rival.

Dentro de un mes sabremos si el matagigantes sigue siendo tal, si el milagro tiene nuevos capítulos. Sería la confirmación de un proyecto que busca recuperar a una entidad hoy denostada que mira de reojo sus tiempos de gloria. La bancarrota y las malas gestiones les precipitaron al abismo. Hoy el apoyo de "Easyjet" y el buen manejo en los despachos del periodista y busto parlante Nick Owen dan esperanza a los seguidores, que en millares han seguido alentando aun fuera del fútbol profesional. Lo que están haciendo los "hatters" (llamados así por la ligazón de la ciudad con la fabricación de sombreros) es, cuanto menos, para descubrirse la cabeza.

viernes, 25 de enero de 2013

En memoria del sargento Speirs

Nunca se supo la fecha exacta de su muerte si bien esta se sitúa alrededor del 20 de agosto de 1917, día arriba día abajo. Tampoco cómo sucedió. Pudo ser un disparo, una explosión, quizás una herida de arma blanca. Es lo que tienen las guerras, donde los cadáveres son tan solo un número, cuerpos abandonados en mitad de la nada bajo el estrepitoso sonido de los disparos y el olor de la pólvora.

Sobre el terreno bélico Jimmy Speirs era uno más de esos soldados que se enroló voluntariamente en defensa de unos ideales y perdió la vida en el intento. Había ascendido a sargento, es cierto, pero el enemigo nunca entendió de rangos ni de historia. En la Primera Guerra Mundial se mataba o se moría y a él le tocó la peor parte, así de sencillo.

En su caso el fin de la vida le llegó, como a casi medio millón de combatientes, en la "Batalla de Passchendaele". Esta fue la tercera de las que se libraron en torno a la ciudad belga de Ypres, un enclave estratégico para los alemanes de cara a conquistar todo el territorio belga. Por ello la rodearon por tres lados, una acción que obligó a los ingleses a intervenir y con ellos a las fuerzas aliadas.

Al final las hostilidades se quedaron en nada, con los segundos recuperando tan solo una pequeña porción de terreno y dejando por en camino gran cantidad de bajas, entre ellas la de Speirs, un hombre que sobre sus espaldas ya cargaba con otras escaramuzas bélicas como la que se libró en Arras. Aquello le valió una medalla al valor, reconocimiento individual que reconoció su labor sobre el campo de batalla. No fue la única de su vida. Años antes ya había recibido otra, en este caso por los servicios prestados sobre otro campo, este de césped y con dos porterías.

Ambas fueron subastadas en el año 2003 por sus descendientes, elevándose el montante de la deportiva a los 26.210 dólares. Detrás de aquella compra apareció el nombre de Mark Lawn, co-fundador de una empresa de alquiler de coches y amante del fútbol. Su objetivo era que esta luciera orgullosa en el museo de su club con motivo del centenario del mismo.

Esa entidad no era otra que el Bradford City, a la que sacó de la bancarrota y de la que hoy es máximo accionista. La misma que, estando en cuarta división, disputará la final de la Capital One Cup contra el Swansea en la que será una oda al fútbol modesto. Esa que volverá a disputar una final copera ciento dos años después, contagiada quizás por el espíritu que encierra esa presea rescatada del olvido.

La única vez que algo así sucedió fue en 1911. Los "Bantams" se midieron por entonces al Newcastle con Jimmy Speirs en el once. Este escocés criado en un hogar con seis hijos, que antes de dedicarse al fútbol era dependiente en el negocio familiar y que posteriormente, con el paso de los años, militó en la masonería, ejercía además de capitán.

En el primer encuentro el resultado final fue de 0-0. Esa circunstancia forzó un replay que se jugó en Old Trafford.  Allí, en el teatro de los sueños, el del Bradford se hizo realidad gracias a la cabeza del jugador que, con su gol, escribió su nombre con letras de oro en la historia. Para la posteridad queda la portada del "Daily Mail" en la que él salía levantando el trofeo. Aquello fue en blanco y negro. El destino da la opción ahora de pintar aquella gesta en color.

miércoles, 23 de enero de 2013

¿Qué ha sido de... Entrenadores viajeros (IV): Otto Pfister?



Difícil saber cuánto había de cierto en aquél rumor que corrió como la pólvora pero el caso es que de la cada vez más decadente selección camerunesa uno espera casi cualquier cosa. Puede, como se decía, que el alemán Otto Pfister llegara a convertirse en seleccionador del país africano tras mandar su currículum por internet atendiendo a un casting de la Federación. O puede que todo fuera un malentendido y que esta le hubiera elegido entre los diferentes candidatos sin realizar para ello una oferta pública.

Sea como fuere el caso es que desperdició la oportunidad aunque, para qué negarlo, no era sino otra muesca más en un revólver que puede narrar mil millones de batallas libradas en todos los confines del globo. A sus setenta y cinco años este alemán de Colonia se ha paseado por medio África amparándose en el rigor táctico que se le presupone a sus paisanos y en una carencia absoluta de escrúpulos para viajar donde le llevara el viento.

Eso sí, antes de cocinero fue fraile. Pasó su particular seminario futbolístico jugando para el equipo de su ciudad antes de ponerse los hábitos del profesionalismo en Suiza, donde desarrolló gran parte de su carrera. Fue extraño ya que desde los 24 años compaginaba las labores de jugador y entrenador, algo que no debía ser extraño en época de escasez pero que resulta una locura para el fútbol globalizado de hoy en día.

Todo ello fue hasta que decidió romper con todo. De un día para otro colgó las botas y cortó lazos con Europa para marcharse a entrenar a África. La llamada fue de la selección de Ruanda, primera parada de un trayecto largo con periodos de asueto. Mucho puede contar, entre otras cosas como ha cambiado el continente.

Tan en primera persona vivió esa evolución que llegó a ejercer como entrenador de Burkina Faso cuando el país todavía se llamaba Alto Volta. Lo mismo sucedió cuando trabajó para un Zaire hoy ya convertido en República Democrática del Congo. Entre medias se colaron tres experiencias interesantes con Senegal, Costa de Marfil y Ghana. Con los segundos ganó una Copa África sub-19. A los terceros los guió a un título mundial sub-17 y a una final de la Copa África. En total 13 años seguidos de servicio al continente como soldado de fortuna.

Con ese cartel encima otro hubiera vuelto al Europa, pero Pfister estaba hecho de otra pasta. Decidió cambiar de continente, sí, pero en vez de irse al suyo marchó hacia Asia, donde le esperaba el combinado de Bangladesh. Desde allí dio un salto de calidad rumbo a Arabia Saudí. De su mano el equipo se clasificó para el Mundial de Francia pero fue despedido en la previa por discrepancias con la familia real.

Ocupó su puesto Parreira pero tras perder este dos partidos en la fase final, volvió a sentarse nuevo en el "trono" que le había sido usurpado. Fue un segundo reinado breve ya que los sucesivos tropiezos propiciaron su adiós. Eso sí, el paro no era para él. Pronto encontró acomodo en la tierra de los faraones.

Su fichaje por el Al Zamalek fue a todas luces un éxito. Guiados por su báculo los egipcios experimentaron una etapa de esplendor que se coronó con títulos nacionales e internacionales. Sus logros se reprodujeron en el Nejmeh libanés, donde aterrizó justo después del Sfixien tunecino y antes del Al Masry egipcio, club al que entrenó solo dos meses.

Inactivo, la llamada de la selección de Togo fue un caramelo demasiado suculento como para rechazarlo. Faltaban tres meses para el primer Mundial en la historia del minúsculo país y se abría ante él la posibilidad de convertirse en héroe. No lo consiguió. Tampoco en Camerún, esa escaramuza a la que hacía referencia al principio del post. Fue la penúltima antes de otro paso infructuoso, esta vez por Trinidad y Tobago. Ahora busca nuevos retos. Donde sea.

martes, 22 de enero de 2013

Wilkommen Mister Pep

Ha sido sin duda la noticia futbolística de la semana pasada y posiblemente una de las más importantes en lo que queda de temporada. Tras anunciar que volvería a los banquillos, ya se conoce cuál será el club en el que Pep Guardiola trabajará en el futuro inmediato. Se marcha a Alemania, al Bayern, en una decisión que, como sucede en todo lo que respecta al de Sampedor, despierta al mismo tiempo alabanzas y recelos.

Lo que nadie puede negar es que se enfrenta a un reto cuando acepta conducir a uno de los equipos más poderosos de Europa. Podría haber elegido un destino exótico y bien pagado alejado del mundanal ruido pero en cambio se sube al barco de una de las ligas más potentes, un torneo que crece cada año y que le va comiendo el terreno a Inglaterra y España toda vez que hace tiempo que dejó atrás a Italia en muchos aspectos.

Él será el referente del referente en el país teutón, del rey de reyes. Un fichaje galáctico en materia de marketing e imagen con el que se le mete un gol por la escuadra a la Premier, que peleó, sin éxito, por hacerse con sus servicios. City o Chelsea han tenido que agachar la cabeza ante un Bayern que atesora uno de los proyectos más sólidos del Viejo Continente. Un club que ha disputado dos de las tres últimas finales de Copa de Europa y que está volviendo a recuperar el prestigio en el campeonato nacional tras la irrupción fresca del prometedor y delicioso Borussia.

La apuesta, en principio, parece a caballo ganador. En un campeonato convertido en un vergel para el fútbol de ataque, Pep tiene las mejores piezas posibles para repetir la sinfonía que ya tocó en Barcelona. Su plantilla solo puede ser equiparable a la del conjunto de Dortmund y es muy superior a la media. Eso sí, no todo el monte es orégano. Tendrá que adaptarse a lo que tiene o entrar dando un portazo. ¿Sacará de Mario Gómez lo que no pudo obtener de Ibrahimovic? ¿Abrirá el campo dándole protagonismo a los extremos puros o enseñará a estos a manejarse en posiciones más interiores?.

Demasiado interrogantes a los que seguro está tratando de buscar respuesta en su retiro de Nueva York. Hasta eso genera discrepancias. Hay quienes piensan que el anuncio de la decisión con tanta antelación es bueno ya que facilita al técnico trabajar con tranquilidad alejado de rumores. Otros lo consideran una puñalada por la espalda a Juup Heynckes, a quien han decidido matar antes de tiempo pese a que ya anunció que pensaba en la retirada.

La herencia que deja es buena respaldada por un club sin aparentes fisuras. Como tradicionalmente ha sido, el Bayern trabaja como un reloj, fiable y constante, de forma sobria, gastando cantidades ingentes de dinero sobre seguro, con lo difícil que eso suele ser en el fútbol. Es un modelo continuista llevado desde los despachos por gente que sabe lo que es ponerse al servicio de una gran entidad, como jugadores y como dirigentes.

Así llega Guardiola a Munich, un paraíso dentro del fútbol de altísima competición. Un lugar donde se deja hacer, donde la vanguardia tecnológica se pone al servicio de una estructura modélica. Una auténtica prueba de fuego, la oportunidad para demostrar que Guardiola también puede ganar fuera de su casa.

sábado, 19 de enero de 2013

El abecedario de la CAN 2013

Como viene siendo habitual cada vez que se celebra una gran cita futbolística, en "De paradinha" realizo mi particular abecedario con el objetivo de que ningún detalle pase desapercibido. Reconozco que en algunos casos se repiten palabras de la pasada Copa África más porque son actualizables que por falta de imaginación. Espero que os resulte útil para disfrutar de una competición preciosa como es la que se nos viene encima.

A- África: El continente vuelve a ser de nuevo protagonista de una bonita historia de fútbol de alto nivel. La mayoría de los mejores jugadores nacidos allí competirán entre sí por ser los mejores de la zona y representar a sus oponentes en la Copa Confederaciones de Brasil.

B- Bobotie: Este es el nombre de uno de los platos típicos del país, un guiso compuesto por carne picada especiada y decorada con huevo. Carne, en este caso seca, es el Biltong, otro de los alimentos más consumidos. En general la cocina mezcla los sabores africanos con las raíces holandesas conformando una mixtura de lo más exótica.

C- Cabo Verde: Los caboverdianos serán los únicos debutantes en la presente edición de la Copa África. Comenzaron su andadura eliminando en primera ronda a Madagascar por un global de 7-1 y en la segunda se deshicieron de la potente Camerún en lo que supuso un hito para el país. Ahora llegan sin nada que perder, encuadrados en un grupo en el que también están la anfitriona, Angola y Marruecos.

D- Drogba: Es, con permiso de Etoo, el jugador emblema del continente africano en lo que va de siglo XXI. Jugando ahora en la liga china pero pretendido por media Europa, el delantero marfileño ha ido pagando con los años cuentas pendientes. El pasado alzó la Champions. Este buscará conquistar al fin la Copa África.

E- Eurosport: Será la cadena que emita los partidos para casi todo el público europeo una vez más.  En Francia se podrá ver por Canal +, en Estados Unidos por ESPN, en Brasil por SporTV y en Oriente Medio por Al Jazeera. Tocará todos los continentes, aunque sea ligeramente, menos Oceanía.

F- Fechas: Es la eterna lucha de los grandes equipos, eso contra lo que se rebelan cada dos años en busca de apoyo moral. La llamada de África afecta al planteamiento de sus temporadas al verse obligados a ceder a algunos de los mejores futbolistas sin contraprestación alguna en un momento crítico. A día de hoy, y por el bien de la competición continental, es una batalla perdida.

G- Goleadores: Samuel Etoo es el máximo anotador en las fases finales con dieciocho dianas. Le sigue el marfileño Pokou con catorce y el ya fallecido Yekini con trece. En lo que a goles en una sola edición se refiere, el record lo tiene el zaireño Ndaye Mulamba gracias a los nueve que hizo en 1974.

H- Hipopótamo: Este animal, equipado con una camiseta amarilla y unos pantalones verdes en honor a la anfitriona, es el elegido como mascota para el torneo. Bautizado como Takuma fue diseñado por un alumno de la escuela primaria de Dikgorwaneng. Como premio el centro recibió equipamiento de fútbol para competir.

I- Impar: Por primera vez desde 1965 el torneo se celebrará en año impar. El objetivo es que no coincida en una misma temporada con el Mundial, la fiesta suprema del fútbol. Desde esta edición, seguirá siendo bianual.

J- Johannesburgo: Al igual que sucediera en el Mundial, la ciudad albergará el partido inaugural (Sudáfrica-Cabo Verde) y la gran final del diez de febrero. Junto a esta habrá también otras cuatro sedes: Port Elizabeth, Durban, Nelspruit y Rustemburgo.

K- Katlego: Este será el nombre del balón oficial del torneo, fabricado por la compañía alemana Adidas y muy llamativo por su color amarillo. La palabra que lo bautiza significa "éxito" en idioma SeSotho y se impuso a otras dos, "Khanya" (brillo) y "Motswako" (mezcla).

L- Le Roy, Claude: El seleccionador de la República Democrática del Congo ha hecho un amago de dimitir antes del torneo. Finalmente estará en la competición engrosando la lista de entrenadores foráneos que dirigirán a alguna de las participantes. En total la cifra se eleva a nueve de dieciséis.

M- Mundial: El torneo servirá, entre otras cosas, para evaluar cómo está el país después de la gran cita del año 2010. El que es uno de los mayores acontecimientos deportivos a nivel planetario alteró muchas cosas en Sudáfrica. Ahora es el momento de saber cuál es la magnitud de esos cambios y que camino ha seguido la evolución.

N- Nelson Mandela: Es la figura política de Sudáfrica, el hombre que acabó con el Apartheid. A sus casi 100 años ha visto evolucionar a un país que no se entendería sin él. Leyenda viva, un estadio de los que se verán durante la competición, el de Port Elizabeth, lleva su nombre.

Ñ- España: No resulta nada fácil encontrar palabras que empiecen por "ñ" así que habrá que aceptar al menos una que la contenga. Hasta trece futbolistas de la Liga viajarán a Sudáfrica. La cifra es inferior a la de Portugal, que aporta 16; Inglaterra, que deberá prescindir de 18; y sobre todo Francia, que pierde de golpe a 54.

O- Otogo-Castane, Eric: El gabonés es uno de los árbitros que estarán en el torneo.
Serán dieciocho en total procedentes de diversos rincones de África. De todos los más conocidos son el marfileño Noumandiez Doué y el argelino Djamel Haimoudi, colegiado del año en el continente.

P- Placca Fessou: El delantero togolés, que milita en el OC Agaza, es el convocado más joven del torneo a sus dieciocho años. Le dobla en edad Muteba Kidiaba, portero congoleño, que con treinta y seis primaveras se presenta como el más veterano entre todos los participantes.

Q- Quince: En ese número acabará el año de la próxima edición del torneo, la novena del siglo XXI. Marruecos será la anfitriona por segunda vez en la historia tras imponerse en las votaciones a la República Democrática del Congo y a Sudáfrica. Habrá seis sedes y de nuevo dieciséis participantes.

R- Revelación: Sin duda esa es una de las grandes preguntas cada vez que se disputa un torneo de estas características. ¿Quién será ese jugador que se dé a conocer en el torneo? ¿De dónde sale la futura perla de continente africano? Varios son los candidatos para recoger el testigo de Aubameyang, para muchos la gran sorpresa de la última edición.

S- Senegal: Los "Leones de Teranga" son uno de los grandes ausentes de la cita. De poco les ha valido tener una de las mejores delanteras de África con jugadores como Moussa Sow, Demba Ba o Papiss Demba Cissé. No son los únicos a los que se echará de menos. Tampoco estará la Camerún de Etoo ni el combinado egipcio, dominador supremo de esta competición a lo largo de los años.

T- Títulos: Egipto es la clara dominadora en el palmarés. Con sus siete títulos aventaja en tres a Ghana y Camerún. Nigeria y RD Congo atesoran dos y por detrás, con uno, aparecen Costa de Marfil, Marruecos, Túnez, Zambia, Sudán, Argelia, Etiopía, Sudáfrica y Congo.

U- Uganda: Cerca, muy cerca, estuvieron los hombres del escocés Bobby Williamson de dar la gran campanada en la fase de clasificación. En la eliminatoria más igualada de todas los ugandeses tuvieron contra las cuerdas a Zambia, los vigentes campeones. Solo una tanda, en la que se lanzaron veinte penaltis, les apartó del sueño de jugar un campeonato que no pisan desde 1978.

V- Vuvuzelas: Un clásico en los abecedarios de los grandes torneos últimamente. Fueron protagonistas en el Mundial, también en la pasada Copa África y nadie duda de que volverán a aparecer una vez más en nuestras vidas como seña de identidad del lugar donde se dieron a conocer. Os dejo un vídeo que parodia el fenómeno.

http://www.youtube.com/watch?v=7B2LPxggvqY

W- Wes Madiko & Zahra Universe: Estos dos cantantes son los responsables de la canción oficial de la cita, "Sela Sela"; un tema sobre el amor, la alegría y la paz (según explica su portal web) que cuenta con la producción Allen Grigorian, Bmoon y Will i Am.

X- XIX: El torneo sigue quemando etapas y se acerca ya a su trigésima edición conservando todo el atractivo que siempre le ha acompañado desde sus inicios. Colorido, buen fútbol y emoción son sin duda los secretos de esta fiesta llamada a perpetuarse.

Y- Yaya Touré: Por segunda vez consecutiva el centrocampista del Manchester City aterriza en el torneo con el premio de mejor jugador del continente bajo el brazo. El marfileño está atravesando su mejor momento como profesional y por ello le llegan los reconocimientos. Verle, en cualquier escenario, es una delicia para los espectadores.

Z- Zambia: La selección de Hervé Renard defiende el entorchado conseguido el pasado mes de enero contra todo pronóstico. Ha habido cambios en el bloque pero la ilusión se mantiene intacta. La lucha, la garra y la fe siguen siendo sus mejores armas. Y a veces esto mueve montañas.

jueves, 17 de enero de 2013

¿Qué ha sido de... Entrenadores viajeros (III): Phillipe Troussier?

Con los problemas técnicos casi solventados, vuelve la actividad al blog retomando un serial que por despiste dejé olvidado la semana pasada cuando por esta sección apareción Joao Tomas. Os refresco la memoria para deciros que hasta ese día estábamos tratando el tema de aquellos entrenadores habituados a coger las maletas para poner rumbo a donde les llamen. Primero fue Bruno Metsu. Luego Henri Michel. Hoy el elegido es Phlippe Troussier.

Nacido en Paris pero africano de adopción, Troussier atesora un curriculum de lo más dilatado que le ha llevado a entrenar en tres continentes y a un gran número de equipos. Una faceta, esta de trotamundos, que descubrió cuando colgó las botas ya que como futbolista no salió de su país natal para defender los colores del Angouleme, el Red Star, el Rouen y el Stade Reims.

Lo mismo sucedió en sus primeros años en los banquillos, donde dirigió a cuatro equipos diferentes, entre ellos el Red Star (que ya conocía) o el Creteil Lusitanos. Finalizada aquella experiencia comenzó otra totalmente diferente que le llevó a cambiar su vida. Recibió la llamada de África.

En concreto esta llegaba de uno de los clubes del continente que más figuras ha producido: El ASEC Mimosas marfileño. Allí ganó varios títulos y el crédito para empezar a dirigir combinados nacionales, el primero de ellos el de la propia Costa de Marfil.

Con un impasse que le llevó al Kaiser Chiefs sudafricano y a un club en Rabat, siguió su periplo como seleccionador en Nigeria, Burkina Faso y posteriormente en Sudáfrica y Japón. A los primeros les dirigió en el Mundial de Francia y a los segundos en el que ejercieron como anfitriones, una cita sin duda histórica para el país.

No solo eso. Con él ganaron la Copa Asia, fueron finalistas en una Copa Confederaciones, quintos en los Juegos Olímpicos de Sidney y finalistas de un Mundial de categorías inferiores. Troussier fue clave para demostrar a los nipones que tenían más potencial del que ellos creían.

Seducido por Asia y probablemente también por los petrodólares, el "Chamán blanco" (como así se le apodó) puso rumbo a Qatar, a quien entrenó hasta que recibió la llamada del Marsella, sin duda el club más importante que ha pasado por sus manos. Tras dejar el cargo Marruecos tocó a su puerta al no clasificarse para el Mundial de 2006 pero solo aguantó dos meses por desavenencias.

Desde ese momento decidió refugiarse lejos del bullicio de nuevo en Asia. Después de pasear por el Ryukyu japonés actualmente dirige al Shenzhen Ruby chino bajo el nombre de Omar, el que adquirió cuando en 2005 se convirtió al islam. Su mujer Dominique se cambió el suyo por el de Amina. Además ha adoptado dos niñas a las que ha bautizado como Selma y Mariam. Definitivamente, África le conquistó del todo.

viernes, 11 de enero de 2013

Xisco Muñoz: "Espero poder jugar con la selección de Georgia"


Después de muchos años recorriendo la geografía española con su fútbol, vistiendo la elástica de clubes como el Recreativo, el Valencia, el Levante o el Betis; Xisco Muñoz decidió dar un giro radical a su vida y marcharse a Georgia para afrontar una nueva experiencia. Hoy es feliz en el Dinamo Tbilisi. Lidera la tabla de anotadores en la Umaglesi Liga y su equipo se ha coronado como campeón en la primera fase de la temporada.

Las diferencias entre ese fútbol tan lejano y el nuestro, sus sensaciones, sus inquietudes... todo lo cuenta en esta entrevista con "De paradinha". Además, reconoce, está cerca de convertirse en el primer futbolista extranjero que defiende los colores del combinado nacional del país de Europa del Este. Quizás en unos meses le veamos jugando contra España. Con ilusiones renovadas, todo es posible para él.

http://www.ivoox.com/entrevista-a-xisco-munoz-jugador-del-dinamo-tiblisi-audios-mp3_rf_1693291_1.html

Debido a problemas en el correcto funcionamiento de mi ordenador el blog permanecerá parado, al menos, este lunes. Disculpad las molestias.

miércoles, 9 de enero de 2013

¿Qué ha sido de... Joao Tomas?

En mi último post, donde relataba como fue desde el punto de vista futbolístico mi viaje a Portugal, hacía ligera referencia a un futbolista que pasó por nuestra liga. Lo hizo de forma breve y discreta después de vivir el que quizás fue uno de sus grandes momentos de gloria, ese derbi lisboeta en el que, visitiendo la camiseta del Benfica, le hizo dos goles al Sporting, el eterno rival.

Hablo, por supuesto, de Joao Tomas; ese delantero espigado de casi 1,90 al que en su día denominaron "El Jardel de Coimbra". La explicación de ese sobrenobmre era previsible teniendo en cuenta que el brasileño despuntaba por entonces en el Oporto y que nuestro protagonista jugaba para el Académica.

Había llegado procedente del Anadia, el club de una localidad de la región de Aveiro, y apenas necesitó tres campañas para desplazarse a la capital atendiendo a la llamada de "Las Águilas". Sus buenas cifras provocaron que no pasara allí mucho tiempo. Diecisiete goles duante un campeonato de liga fueron argumento suficiente para que Lopera tirara de capital y se lo llevara a jugar al Betis.

Su curso de debut no fue malo pero en los restantes su rendimiento decreció de forma preocupante hasta el punto que terminó su periplo en Sevilla tras dos cesiones en el Vitoria de Guimaraes y el Braga aprovechando que en su país natal tenía aún buen cartel, el mismo del que carecía en el país vecino.

Se salió del mapa recuperando los buenos guarismos de antaño, tentación excesiva para cualquier equipo de Oriente Medio que se precie. Eligió Catar para vestir los colores del Al-Arabi en el que fue un viaje de ida y vuelta. Finalizada su segunda vinculación con el Braga, se marchó al Boavista. Las irregularidades financieras condenaron al club de Oporto al descenso, momento que él aprovechó para probar suerte en el Rio Ave. Tenía entonces 34 años.

Lo normal es que hubiera decidido colgar allí las botas, pero nada de eso. Animado a conocer nuevas tierras, aceptó retornar a Asia para jugar en el Al-Sharjah saudí. Fue otra de esas breves excursiones ya que poco después retornó al Rio Ave. Lo sorprendente de la historia es que, ya muy entrado en los treinta, consiguió proclamarse el segundo máximo goleador de la Primera División portuguesa solo por detrás de Hulk.

No fue un espejismo ya que esta campaña encadenó también una buena racha entre octubre y noviembre que le llevó a marcar siete goles en cinco partidos, hat-trick contra el Setúbal incluido. Situado entre los máximos anotadores una vez más y con su club en puestos de UEFA, ha decidido marcharse en lo más alto antes de que le pesen los años. Hace escasos días se conoció que hacía las maletas rumbo a un lugar exótico, Angola, para jugar con el Libolo.

Aprovecho para deciros que entre mañana y el viernes publicaré una amplia entrevista de audio al futbolista español Xisco Muñoz. El que fuera delantero del Valencia, el Betis o el Levante es el actual pichichi de la Umagliesi Liga georgiana jugando para el Dinamo Tiblisi y se plantea defender los colores de su país "adoptivo" a nivel internacional. No os la perdáis.

viernes, 4 de enero de 2013

Historias de mi vecino

Con sus calles que serpentean, con el encanto único que aporta la presencia del cada vez más extinto tranvía, con sus innumerables vistas panorámicas repartidas por las diferentes colinas que vigilan la ciudad, Lisboa conquista. Su orografía es un castigo para el visitante, para qué negarlo, pero una vez que se llega a lo alto de una de sus innumerables cuestas se mezclan el impacto visual de lo que se extiende a los pies y en el horizonte, junto a la satisfacción de saber que el esfuerzo físico ha merecido la pena.

El ocaso es más hermoso cuando se ve desde el "Largo de las Portas do Sol" o desde el "Mirador de Graça". También las formas caprichosas que dibujan los tentáculos del astro rey cuando se cuelan entre las laberínticas y estrechas calles de Alfama. Las céntricas plazas están siempre llenas de gente que se echa a las calles siguiendo el "Mediterranean way of life". Unos beben ese néctar llamado "Ginjinha" que no es otra cosa que licor de guindas. Otros ofrecen sin pudor marihuana. Los hay también que venden castañas asadas en unos hornillos que desprenden un olor poco agradable. Se vive, a fin de cuentas.

También hay, cómo no, innumerables tiendas de recuerdos. Comercios donde se mezclan las botellas de agua y la cerámica con las bufandas y las camisetas de fútbol. Reinan, por supuesto, las del Benfica y el Sporting, los dos poderosos de la capital. Uno se ha convertido en excelente vendedor. El otro se mueve por el abismo en la que es una de las peores temporadas de su historia. Entre los dos se reparten el aliento mayoritario de los lisboetas.

Sin embargo y a pesar de su grandeza y sus títulos, del boato y el prestigio que les acompaña, hay algo que los dos conjuntos siempre envidiarán del hermano paupérrimo. A escasa media hora en un tranvía con las dimensiones de una caja de zapatos que viaja abarrotado con destino a Algés, el 15 concretamente, se encuentra Belém, epicentro de emigración turística gracias a sus cuatro joyas: La imponente torre, la escultura coral de figuras hercúleas dedicada a los descubrimientos, el manuelino Monasterio de los Jerónimos y la cafetería que sirve desde 1837 esos clásicos pasteles que por sí mismo merecen una visita, bocados divinos compuestos por una masa de crujiente hojaldre y una crema de textura y sabor celestial.

A escasos cuatrocientos metros de ese marco incomparable, en lo alto de una colina, se encuentra el "Estádio do Restelo", la modesta estructura que acoge los encuentros del denostado, ninguneado y olvidado Os Belenenses. Aquella entidad que con el olor a pólvora de la Segunda Guerra Mundial aún reciente se convirtió en la única por entonces que conquistaba una Liga al margen del trébol, que fue la primera que se enfrentó al Real Madrid en el Santiago Bernabéu; lidera hoy la tabla de segunda división contagiada por la herrumbre que hoy castiga al graderío.


Desde las localidades de fondo se pueden ver recortadas en el horizonte las sombras de la historia. En primer plano un edificio, el monasterio, cuya construcción abarcó todo el siglo XIV. En la lejanía, el puente que cruza el Tajo buscando con sus extensos brazos hermanarse en el infinito con su mellizo de San Francisco. Las vistas son impagables, un privilegio del que quizás ningún otro club pueda disfrutar en el mundo.

En todo ello hay algo de orgullo, de una identidad propia que no rehúyen. Son los raros, los marginados, los incomprendidos. Y lo saben. Para atestiguarlo una valla publicitaria que intenta atraer adeptos para la causa con el mensaje: "Si queres ser diferente, faz-te... Socio do Belenenses". Los resultados deportivos espantan a los osados pero a cambio allí se ofrece un aroma casero virgen aún de los vicios del fútbol moderno. Las puertas están abiertas de par en par para el aficionado que va todos los domingos, para el jardinero del campo, para el curioso visitante extranjero...


Y cuando uno decide traspasar el umbral, se enamora irremediablemente del único conjunto que hoy reina en la zona donde se fundó el  ya emigrado Benfica, como bien recuerda una placa situada en una discreta casa rosada. Junto a la estatua que recuerda a Pepe Soares uno de los grandes nombres de Os Belenenses; pasan tres futbolistas dentro de un Rover desvencijado que quizás tenga ya más de diez años. Salen de entrenar como el ramillete de jóvenes que asoman por la puerta del vestuario hablando francés, algunos de clara ascendencia africana. Uno de ellos, ya más talludito, es Yves Desmarets, ese centrocampista que vistió fugazmente la elástica del Deportivo de la Coruña.

Pese a debutar en la Liga de las Estrellas parece uno más al igual que en su día sucedió con aquél joven prodigio estadounidense de nombre Freddy Adu, hoy ya de vuelta en su país tras recorrer Europa de punta a punta incapaz de refrendar esas expectativas que se crearon cuando, a los catorce años, se convirtió en el deportista norteamericano más joven en firmar un contrato con un equipo profesional de las grandes ligas.

O con ese centrocampista ofensivo más bien ramplón de nombre Jose Mourinho, que vistió los colores del equipo en Segunda durante la temporada 82-83 a las órdenes de su padre, aún recordado por los seguidores más veteranos tras defender con acierto durante cinco años el marco local, el último que le vio hacer estiradas como profesional.

Jose Mourinho, el omnipresente, ese camino por el que se bifurca cada conversación cuando tus orígenes españoles te delatan. Se puede ser un taxista del Sporting o un conductor de autobuses del Benfica, todos quieren saber más de su embajador más ilustre (por encima incluso de Cristiano). Quieren conocer de primera mano qué le aflige, qué está haciendo, si piensa o no en irse, qué pasó el otro día con algo de un periodista...


Uno pacientemente lo detalla y solo cuando sus ansias de información quedan satisfechas, entonces sí aceptan hablar de sus equipos. El de los "Leones" critica a Jeffrén por no ser un jugador de equipo y alaba a Diego Capel aunque matiza que alguien debería ponerle tirantes, como a los caballos, para que levante la cabeza del césped. También se refiere a un tal "Belarus". Uno intenta descubrir mentalmente qué jugador de Europa del Este viste de verde y blanco para acabar enterándose que ese individuo que aparece en la conversación no es otro que el central holandés Khalid Boularhouz. Cosas del idioma.

El de las "Águilas", por su parte, suelta su lengua mientras de fondo escucha la narración anodina, nada que ver con España, de un Moreirense-Benfica de Copa de la Liga. Atiende al futbolístico nombre de Thiago Silva ("como el jugador", apunta) y mientras me explica el sistema de torneos nacionales lusos, filtra recuerdos como aquél 3-0 al Sporting de la 2000-2001 con dos goles de Joao Tomas y uno de Van Hooijdonk (otro nombre que toca descifrar) y ensalza el "Estadio Da Luz": "Feo por fuera pero un coliseo por dentro".

No le falta cierta razón, al menos a lo que en su aspecto externo se refiere. A pesar de vertebrar un barrio entero, resulta difícil verlo en la lejanía desde la ventana del tren que traslada al viajero rumbo a Cascais, fagocitado como está por cientos de bloques de edificios de viviendas. Impone más, por contra, el José Alvalade, primera estructura reconocible desde el avión cuando uno está a escasos treinta segundos de aterrizar en tierra firme.


Ambos en cambio son iconos, lugares únicos como el Casino de Estoril, hoy travestido en recinto hortera pero antaño nido de espías durante la Segunda Guerra Mundial, cuando servía de musa para ese clásico de la saga Bond conocido como "Casino Royale". No demasiado lejos de allí se encuentra el estadio del equipo local, por entonces engalanado para recibir la visita de un Oporto que se hospedaba en la misma calle de mi hotel lisboeta... pero con bastantes más estrellas. Su imponente autobús les delataba.

El hecho de descubrir todo ello el mismo día y de forma casi azarosa me despertó, lo reconozco, cierta inquietud por saber que pasaría en ese encuentro. Y el destino quiso que este fuera mi penúltimo recuerdo balompédico en tierras portuguesas. Ya pasado el control, en los televisores que salpicaban la zona de embarque, pude ver la rebelión del pequeño contra el grande, cómo el ratón puso por momentos en jaque al tigre.

Cuando llamaron a mi vuelo, el Estoril vencía por 2-1 para angustia de una familia de aficionados del Oporto que se desesperaba con la falta de acierto de Kelvin y para alegría de unos seguidores, quién sabe si del Benfica o del Sporting, que celebraron el segundo tanto mientras engullían un wrap y un cuarto de libra. Cómo acabaron entre ellos, nunca lo sabré.


Decía que este fue mi penúltimo contacto con el deporte rey al otro lado de la frontera. Mientras aflojaba la vejiga antes de mostrar mi pasaporte, arriba, en una esquina, casi oculta, me observaba de forma impertinente una pegatina que un seguidor del Celtic había plantado en la pared, probablemente antes de volver a casa tras el último encuentro que midió a su equipo con el Benfica en Champions. Había encontrado otras semejante en Cascais con el escudo del Spartak de Moscu o en la Avenida de la Liberdade con referencias a los radicales del Saint Ettiene pero esta era una señal. La señal de que, a no mucho tardar, habrá que visitar Escocia.