lunes, 30 de abril de 2012

Hablando de fútbol con: Jesús Gómez (Campeón de España de fútbol freestyle)


Suena la música y Jesús Gómez (Málaga, 1987) levanta el esférico con su pie derecho. A partir de ahí todo es magia, una sucesión de cabriolas y malabarismos de diversa índole que le han servido para proclamarse vencedor en los dos campeonatos de España de freestyle celebrados hasta la fecha. Este año intentará mantener su corona en un deporte con identidad propia, que cada día tiene más adeptos en España. Con la misma naturalidad con la que hace posible lo imposible, se expresa en esta entrevista para "De paradinha".

P- ¿Cómo consigue uno hacer todas esas cosas?

R- Lo más importante es practicar. Cuando uno empieza con esto es desesperante porque no sale casi nada. La mayor virtud que hay que tener es la paciencia.

P- ¿Cuánto hace que empezaste con el freestyle?

R- Fue hace seis años. Al principio un poco más por diversión y poco ha poco he ido mejorando y se ha convertido en mi trabajo. La verdad es que ahora es a lo que me dedico y espero poder seguir muchos años más.

P- ¿Qué características debe tener un buen freestyler?

R- Solo hay que tener una pelota, practicar mucho y disfrutar haciéndolo

P- ¿Cuántas horas entrenas?

R- Depende. Nosotros no tenemos entrenadores, cada uno es autodidacta. Yo más o menos cada semana suelo entrenar unas 12 horas.

P- ¿Cómo es el nivel en España?

R- Cuando yo empecé eramos cinco o seis en todo el país y ahora seremos unos ochenta. Poco a poco va subiendo el nivel. Cada vez hay más gente y más buena. Eso es lo que queremos, que se vaya haciendo más conocido este deporte y que crezca.

P- ¿Os conocéis entre vosotros?

R- Eso es lo mejor de este deporte, que todos nos conocemos. Nos llevamos muy bien, una vez al año quedamos en alguna ciudad para practicar todos juntos y la verdad es que hay muy buen rollo. Practicamos mucho y luego ya cada uno enseña sus vídeos para mostrar las cosas nuevas y generar un pique sano entre nosotros.

P- Has sido dos veces campeón de España. ¿Cómo te ves de cara a la edición de este verano?

R- Habiendo ganado los dos anteriores lo mínimo es intentar ganar otra vez. Me entreno con la ilusión de poder mantener el título.

P- ¿Cómo ha sido la experiencia de disputar dos Mundiales?

R- En el primero quedé entre los dieciséis mejores, que fue mi mejor posición, y la verdad es que es algo muy bonito porque allí compites contra la gente por la que empecé a practicar este deporte, contra mis ídolos . Es una experiencia bonita.

P- ¿Dónde están los mejores freestylers?

R- A diferencia de lo que mucha gente cree los mejores son los de Europa porque esto es un deporte que no se lleva en la sangre, que requiere paciencia y practicar. Aunque países como Brasil y Argentina también tienen muy buenos.

P- ¿Se puede vivir de esto?

R- Es difícil pero sí, yo tengo la suerte desde hace cuatro años de trabajar haciendo exhibiciones y algunos anuncios gracias sobre todo a los campeonatos que he ganado. Poco a poco se puede.

P. El actual jugador del Barcelona, Isaac Cuenca, tiene vídeos de la época en la que practica freestyle. ¿Cómo le valoras técnicamente?

R- Isaac es uno de los primeros que hubo en este país y la verdad es que lo hace muy bien. Optó por dejarlo para seguir con el fútbol y por lo que parece no le va nada mal.

P- ¿Se apunta a alguna de esas quedadas que hacéis de vez en cuando?

R- No hemos tenido la suerte de tenerlo pero este verano voy a itnentar contactar con él para ver si por lo menos quiere estar en el jurado.

P- Él está jugando en el Barcelona. ¿Te ha tentado algún equipo después de verte?

R- No porque esto es otro deporte muy distinto, no hay ningún club realmente que se haya interesado.

viernes, 27 de abril de 2012

Las mascotas de la Eurocopa

Tras varias semanas posponiéndolo por diferentes motivos, me decido por fin a empezar con la serie especial dedicada a la Eurocopa de Ucrania y Polonia. Desde esta semana y todos los viernes escribiré algún artículo relacionado con el evento, en la línea de lo que hice en el pasado Mundial de Sudáfrica. Creo que una buena forma de empezar es dándole a un repaso a uno de esos elementos que no faltan en ningún torneo: Las mascotas.

Más o menos horribles, se han convertido en seres inherentes a toda competición que se precie. En el caso de la Eurocopa, la moda comenzó con Italia 80. Es decir, cinco ediciones se quedaron huérfanas de esta figura, que futbolísticamente hablando nació en el Mundial de 1966 con aquél león de nombre "World Cup Willie".

Pinocchio (Italia 80): No resulta difícil intuir la escena. Un grupo de creativos a los que se les acumula el trabajo y tienen que hacer el encargo a última hora. Empiezan a pensar en algo que pueda identificar al país. A uno se le ocurre un plato de espaghettis pero carece de sentido estético. Otro se plantea la posibilidad de ponerle ojos a la torre inclinada de Pisa pero es difícil diseñar mercandising con esa forma. Entonces uno tercia "Ecco! Dobbiamo fare un pinocchio". A la hora del cierre nadie tenía muchas ganas de pensar así que la idea resultó elegida. Estereotípico hasta más no poder, al menos decidieron adornar su nariz con los colores de la bandera y ponerle a un gorro blanco y sin ningún tipo de alarde, "Europa 80". Ah, y un balón por si acaso. Completamente diferente de lo que presentaron para el Mundial de 1990.

Péno (Francia 84): Francia es la cuna de la moda, también del diseño, pero desde luego no la de la imaginación. Gallo para la Europa y gallo para el Mundial, que para eso es el símbolo del país. Hablemos del modelo pionero, vestido con los colores de la selección y calzado con unos zapatones bien ataditos y de lo más simples. Por su aspecto bien podría haber sido pintado por Walt Disney, con esos guantes marca de la casa. El nombre atiende a la palabra "penalti" en la jerga francesa.

Berni (Alemania 88): Quizás una de las más simpáticas de todas las que se han visto hasta la fecha. Definido como "un simpático y entusiasta aficionado al fútbol" por la federación germana, se llama así en honor a Berna, la ciudad suiza donde estaba la sede de la UEFA y además el lugar en el que los locales conquistaron el Mundial del 54. El único pero, sus accesorios. Por la cinta y las muñequeras parece que viene de jugar un partido de tenis. Ojo a la siguiente.

Rabbit (Suecia 92): ¿No os recuerda a otra?. Igual soy muy mal pensado pero el caso es que me la jugaría diciendo que está inspirada en la de la Eurocopa anterior. Lamentable lo de los nórdicos que no se comieron demasiado la cabeza pensando en su mascota. El encargado de pertrechar semejante plagio fue además tan vago que ni siquiera pensó en la posibilidad de llamarla de una forma original. Para olvidar.

  Goaliath (Inglaterra 96): Otro país que decidió no salirse del sota, caballo y rey. Resulta una bendición que este león se comiera la plaga de conejos que amenazaba con asentarse en las ediciones sucesivas pero se esperaba algo más que un pariente lejano de "World Cup Willie" del 66. Este al menos sonreía y estaba más estilizado que aquél armario que poseía espaldas de hooligan y un rostro más bien inexpresivo.

Benelucky (Holanda y Bélgica 00): Difícil definir la mascota que representó a la primera Eurocopa compartida de la historia. Un engendro raro en el que se pretendía representar lo particular de estas dos naciones. Por ello decidieron usar al típico león de la federación holandesa y ponerle elementos que representan a los "diablos" belgas, todo ello decorado con un pelo de lo más estrambótico mezcla de las dos banderas. El nombre, Benelux + suerte (en inglés).

Kinas (Portugal 04): Una mascota tan sosa como la Eurocopa a la que representó. Según parece es una mezcla entre humano y felino y eso le convierte en elástico y le permite adoptar diferentes formas (aquí representada solo una de ellas). La realidad es que no dice gran cosa, otro de esos diseñados sobre la bocina y con las luces apagadas.

Trix y Flix (Austria y Suiza 08): Estos gemelos de los Alpes continúan con la tradición reciente de no quemarse la cabeza en busca de ideas. Representan la sobriedad propia que se le presuponía a los dos organizadores y todo con los colores rojo y blanco, muy políticamente correctos en la medida en que son los de ambas banderas. Una pena que, aunque sea remotamente, la segunda Eurocopa que ganamos se pueda asociar a algo así.

 Slavek y Slavko (Polonia y Ucrania 12): Las mascotas corales siempre han sido muy criticadas y sin embargo ahí siguen, apareciendo ante nuestros ojos sin solución de continuidad. El nombre, como en la edición anterior, fue elegido por los internautas. Los personajes... a saber por quién. De nuevo otros dos jóvenes, esta vez con unos pelos de lo más horrendo y una musculatura muy propia de los pueblos eslavos. Lo único deseable es que no marquen tendencia, ni entre los espectadores ni entre los futuros encargados de albergar la Eurocopa.

jueves, 26 de abril de 2012

¿Qué ha sido de... Frank Leboeuf?


Cuando ayer veía a Roberto Di Matteo en rueda de prensa, pensé que si en vez de traje y corbata vistiera de chándal perfectamente podría hacerse pasar como jugador del club londinense. Lo cierto es que no hace demasiado que trotaba por la banda de Stamford Bridge formando parte de una plantilla cuyo mayor logro fue la conquista de la Recopa del año 1998.

En aquél equipo Vialli era el jugador-entrenador y a sus órdenes estaban entre otros Francesco Zola, Gustavo Poyet, Tore André Fló o Mark Hughes. También nuestro protagonista de hoy, mítico central conocido por su calva más que por sus méritos, a pesar de que su hoja de servicios incluye entre otras cosas un Mundial.

Hoy sigue luciendo su seña de identidad aunque la ha adornado su cara con una barba cana de siete días que inspira confianza, algo fundamental en su actual labor como comentarista de la ESPN, donde colabora en el programa "Press Pass" no dejando títere con cabeza y ejerciendo de showman, esa labor a la que se entregó tras dejar el césped.

Se ha convertido en un bon vivant quien nació en Bouches-du-Rhône, una localidad de la Costa Azul con férreas raíces comunistas y no muy lejana de Marsella. En ese equipo, referente de la zona, llegaría a jugar. E incluso allí le deben un favor que nunca podrán agradecerle lo suficiente. Pero antes de ello ya tenía una fructífera carrera.

Ésta arrancó en el CS Meaux Academy, un modesto club del que también han salido otros futbolistas como el meta Yohann Pelé. Su buena capacidad para sacar el balón jugado llamó la atención de clubes de mayor entidad. De todos fue el Laval el que se adelantó a los demás. Debutó en Ligue 1 pero ese mismo año vivió el descenso de la entidad después de 13 años en la elite. Aguantó allí un par de campañas más con el objetivo de seguir creciendo. Y cuando ya estaba maduro pese a sus 23 años, aceptó ser traspasado al Estrasburgo.

Difícilmente podría pensar por entonces que viviría una edad dorada en aquél club, donde alcanzó un octavo puesto en liga que a día de hoy es histórico al tiempo que compartió tardes con nombres interesantes como el del ruso Alxandr Mostovoi. Se convirtió en internacional y, beneficiado por la Ley Bosman, dio un salto más.

Fue hacia el Chelsea, que invirtió tres millones y medio de euros en su figura. Era una cifra alta para un futbolista que llegaba con veintiocho años. Sin embargo los dieron por bien invertidos a juzgar por su rendimiento, que le hizo ser titular indiscutible durante varios cursos. Pero las primaveras pesaron más que la ilusión y decidió regresar a casa y vestir, por fin, la zamarra del Marsella.

Se hizo, como siempre, indiscutible. Pero sin duda su gran aportación la hizo justo antes de marcharse, el día en que subió al despacho y le dijo al presidente que fichara a un chaval del Guingamp que no tenía mala, un tal Didier Drogba. Cuando alguna vez le preguntan por el asunto reconoce que nunca se lo agradecieron.

Con ese legado en su mochila decidió, como tantos otros, retirarse en un paraíso futbolístico. Eligió Qatar, primero el Al-Sadd y luego el el Al Wakrah. De ahí pasó a enfundarse la camiseta del Hollywood United, ese conjunto indescriptible de Los Ángeles en el que conviven desde ex futbolistas hasta estrellas del show business. Quizás contagiado por ese espíritu, realizó también un cameo en la película "L'Intrus" y formó parte de una edición del "Supervivientes" francés. Todo sin pelo, por supuesto.

martes, 24 de abril de 2012

Los olvidados de Asia

Lo sé, últimamente me he convertido en defensor de causas pobres. El viernes pasado fue la del Quevilly en su lucha por disputar "Le trophée des Champions". Hoy me he propuesto sacar del anonimato y del ostracismo una competición que arrancará dentro de dos semanas en el continente asiático y de la que apenas tenemos conocimiento por estos lares

Me refiero a la bautizada como "AFC President's Cup". El nombre suena muy rimbombante pero la realidad refleja una situación alejada por completo del glamour futbolístico. Por decirlo de alguna manera el torneo viene a ser la tercera división del fútbol continental, el último piso en una especie de Titanic balompédico. En los mejores camarotes viajan los equipos que disputan la "AFC Champions League", aquellos que se coronaron con éxito en las catorce federaciones con mayor coeficiente. Por debajo aparecen los que se baten el cobre en la "AFC Cup", representantes de otros catorce países que se situarían, en este caso, dentro de la zona tibia. Y ya abajo, en las cloacas, aquellos que buscarán convertirse en cabeza de ratón desde este día cinco de mayo, cuando Phnom Penh Crown camboyano se enfrente al Yeedzin butanés en el partido inaugural.

Los primeros parten con cierta ventaja en el grupo B ya que jugarán todos sus partidos como locales debido a una de las peculiaridades de esta iniciativa, que establece una sede fija para para cada conjunto de equipos. Además estarán también el Nepal Police (Nepal) y el Dordoi Bishket (Kirguizistán), cerrando el único con cuatro componentes.

Tres tendrá el A, cuya sede será Pakistán con el KRL como anfitrión. La decisión no le pareció bien al Sheikh Jamal de Bangladesh, que decidió retirarse alegando posibles problemas de seguridad. De esta forma los locales solo tendrán que enfrentarse al Erchim, de la debutante Mongolia, y al Kaohsiung Taipower, club procedente China Taipei que defiende la corona como vigente campeón.

En el grupo C, por su parte, el ausente con respecto a los planes iniciales será el Ratnam de Sri Lanka, que anunció su retirada antes del comienzo. El Istiqlol (Tayikistán) contará con el apoyo de su público en sus enfrentamientos ante el Balkan (Turkmenistán) y el Shabab Al Am'ari (Palestina) con el objetivo de alcanzar la primera plaza. En caso de no conseguirla, ser segundo también podría valerles para pasar a la siguiente ronda, donde los seis mejores se dividen en dos grupos. Los campeones de ambos disputarán la final en territorio neutral.

El modelo pues suele resultar cambiante, sobre todo desde que ha aumentado el número de peticiones para formar parte de un proyecto que crece con los años. De hecho la primera edición, celebrada en 2005, contó solo con ocho contendientes. La victoria fue para el Regar TadAZ (Tayikistán), la única entidad con tres entorchados. Dos tiene el Dordoi Bishket mientras que los títulos restantes se los reparten entre el Yadanabon birmano, un país que ascendió este año a jugar la AFC Cup (dándole el relevo a Mongolia), y el ya mencionado Kaohsiung Taipower.

A la espera de poder tomar la alternativa algún día están los que ni siquiera tiene una liga lo suficientemente competitiva como para formar parte del circo. Afganistán, Corea del Norte, Filipinas, Laos, Guam, Macao, Brunei, las Islas Marianas del Norte o Timor Oriental. Ellos son los principales castigados de una meritocracia que frena la democratización del fútbol y que solo contribuye a crear mayores desigualdades. Se impiden las sorpresas y que los más pequeños aspiren a lo más alto aunque, por decir algo positivo, se garantiza que cada país forme parte de un torneo continental. Y por supuesto que los más ricos no vean afectada su caja por mezclarse con los más pobres porque al final todo se reduce a eso, a dinero.

No seré yo el que defienda esto y me dan escalofríos solo con pensar que parece ser el espejo en el que aspira a mirarse Europa dentro unos cuantos años, con un sistema clasista azote de los humildes. Sin ningún nombre conocido (si acaso el del liberiano del Phnom Pneh Crown Melvin Tarley, con pasado en todo tipo de franquicias del fútbol norteamericano; y del centrocampista del Dordoi Bishkek Davron Askarov, que militó en la cantera del Toulouse) poco o nada interesa algo así entre la mayoría de los mortales. No cometamos los mismo errores.

viernes, 20 de abril de 2012

¿Egalité?

La noticia, por producirse fuera de nuestras fronteras y no afectar a un grande, ha pasado prácticamente desapercibida entre la prensa. Si acaso algún pequeño suelto, poco más. Hace algunas semanas contaba la aventura en la Copa francesa del Gázelec Ajaccio y el Quevilly, dos equipos que soñaban con alcanzar la final del torneo después de superar de forma heroica sucesivas rondas ante clubes de mucha mayor entidad y categoría.

Un sueño que terminó para los primeros tras caer ante el Lyon pero en el que aún viven los segundos, que viajarán al Stade de France para conquistar el trofeo. Un evento ilusionante para una entidad y una localidad modestas, que lo es menos después de que la LFP haya decidido mear en su nombre y devolverles a la oscura fosa del fútbol de segunda categoría, ese lugar del que según parece nunca debieron salir.

El organismo, en una actitud vergonzosa y despreciable, ha decidido que si el club normando de Nacional tuviese la osadía de coronarse campeón, no disputará la Supercopa al militar en una categoría amateur. Considera pues que no es necesario corregir un artículo del reglamento tan absurdo como injusto y se salta a la torera cualquier tipo de lógica deportiva.

Así pues, salvo la "Liberté" (la suya propia para hacer lo que les venga en gana); deciden pasarse por el Arco del Triunfo los otros dos términos que componen el lema de la República Francesa abofeteando al fútbol humilde y demostrando que juegan con las cartas marcadas. Copa a partido único para dar mayores oportunidades a los pequeños, sí... hasta que afecte a sus intereses.

Porque, como no puede ser de otra forma, detrás de esta campaña hay oscuras intenciones relacionadas, evidentemente, con los ingresos económicos. Desde hace tres años este torneo viene disputándose fuera de las fronteras del país al que representa. Una idea que me parece criticable independientemente de la nación que se adhiera la iniciativa (Italia también se apuntó al modelo) y que resulta especialmente sangrante en casos como el de la presente edición, que se jugará en Nueva York, con seis horas de diferencia con respecto al horario Francia

Ver a los desconocidos y humildes jugadores del Quevilly paseando por la "Quinta Avenida" o haciéndose fotos junto a la "Estatua de la Libertad" el mismo día del partido no queda bien, no es glamouroso. Y más si el rival que hay enfrente es el Montpellier en vez de el PSG, un equipo del que la mayoría de los estadounidenses sabrán poco o nada.

Cuando intentas vender un coche y las circunstancias "adversas" hacen que solo puedas colocar una bicicleta, resulta mucho más sencillo robar una moto e intentar que el incauto comprador no note la diferencia. De esta forma un torneo oficial en el que se reconoce los logros de los dos contendientes dentro de un país se convierte en un circo itinerante, en un a farsa con la mujer barbuda y el hijo del domador como maestro de ceremonias. Una Supercopa de Francia que ni es Supercopa ni es de Francia. Vamos, una mierda.

Pues allí tengan los franceses su mierda y que les de pingües beneficios, pero conviene que luego no se lleven las manos a la cabeza cuando vienen mal dadas. Si no premian el esfuerzo de unos jugadores que se dejan la piel por sacar un escudo del anonimato, que no se rasguen las vestiduras cuando los "señoritos" que representan a su selección escupen en la bandera montando una huelga en medio del Mundial de Sudáfrica.

Por descontado, antes de este affaire mi opinión era la misma, deseo que gane el Quevilly; a poder ser por goleada. Y, si no es mucho pedir, que pasen de la ceremonia de entrega del trofeo, que dejen al preboste de turno encargado del asunto con cara de sota en lo alto del estrado mientras todos los aficionados desplazados hasta la capital silban sin parar. No se merecen menos.

miércoles, 18 de abril de 2012

¿Qué ha sido de... los héroes del Artmedia de Bratislava (II): Nenad Brnovic, la otra cara de la moneda?


Contaba la semana pasada la situación actual de aquellos héroes anónimos del Artmedia de Bratislava que lograron acceder a la fase final de la Liga de Campeones tras deshacerse brillantemente, primero del Celtic de Glasgow y posteriormente del Partizán en una eliminatoria que se decidió en Belgrado y a penaltis. Como en casi toda historia, al lado de un héroe suele haber un villano, que en este caso atendía al nombre de Nenad Brnovic.

Aquella tarde tomó la decisión de lanzar una pena máxima decisiva... y falló. El equipo serbio firmaba así uno de los episodios más tristes de su historia reciente y él, sin saberlo, iniciaba una mala racha que acabaría afectando a una carrera que se antojaba prometedora en sus primeros años, sobre todo después de que debutara con la selección de Serbia y Montenegro cuando ambos países aún compartían bandera.

Él, nacido en el segundo país, no ha llegado a vestir en cambio la elástica de este tras la independencia y, en la distancia, ha vivido su progreso con la impotencia que da el no haber podido ayudar en él. Porque no muchos meses después de aquella fatídica tarde, todo comenzó a ir cuesta arriba.

Mediapunta bien dotado técnicamente, ya era profesional con solo diecisiete años. Dio el paso en un modesto equipo de Podgorica pero a pesar de su edad fue capaz de contar con protagonismo, lo que le sirvió para que otros clubes se fijaran en él. Clubes del otro lado de la actual frontera, de territorio serbio.

Entidades que le permitían dar un salto de calidad y que le podían servir como lanzadera hacia un grande. Con la vista puesta en Belgrado, emprendió el camino pasando por el Mladost Apatin y por el Hajduk Kula. La aventura no fue como esperaba y se vio obligado a desandar lo avanzado. Sucedió entonces lo que sucede en muchos casos, que un paso hacia atrás es necesario para dar dos hacia adelante.

Firmó por el FK Zeta de su añorada Podgorica y, de nuevo en casa, cogió las fuerzas que necesitaba. Hasta tal punto fue oportuno ese pasaje de retorno que atesoró sus primeras llamadas con la plavi. Unas convocatorias que al fin le abrieron las puertas de la vedada Belgrado. El sueño estaba cumplido, le esperaba el Partizán.

Sin embargo lo que bien empezó, mal acabo. Aquél penalti fue la primera piedra en su camino. Las lesiones la segunda y definitiva. El 21 de marzo de 2006, precisamente contra el Zeta, sufría una fractura de tibia y peroné. Los primeros pronósticos auguraban una baja de entre seis y ocho meses pero nada fue como se esperaba.

Los problemas en la recuperación forzaron una segunda intervención y al final el periodo se prolongó hasta los dos años y medio. Todo se fue a pique. A pesar de sus problemas físicos el club de Belgrado tuvo el bonito gesto de renovarle aunque al final acabó siendo cedido al Rad hasta el fin de la vinculación.

Libre, hizo aquello a lo que ya se había acostumbrado, emprender el regreso a Podgorica. Esta vez aceptó una oferta del Buducnost, donde aguantó dos años antes de comenzar un periplo de lo más peculiar. Intentando ganar algo de dinero y disfrutar de sus últimos coletazos balompédicos, el Mes Sarcheshmeh iraní le concedió su primera y única opción de salir de Europa. Al finalizar aquél curso puso rumbo a Albania. Allí, a sus 32 años, sobrevive en el Vllaznia Shkodëer ajeno ya a ese lanzamiento que cambio su suerte.

lunes, 16 de abril de 2012

Piermario, Totó no te olvida

Volvió a suceder. El verde se tiñó de negro. Manos a la cabeza, rostros desencajados, súplicas al cielo. Lágrimas en el césped, llantos en la grada. Dolor, mucho dolor. Son las cicatrices visibles cuando una muerte inesperada sucede en un terreno de juego. Piermario Morosini, jugador del Livorno, se desplomaba víctima de un ataque cardiaco. Batalló hasta el último momento con ayuda de los médicos pero su lucha fue en vano. El fallecimiento se certificaba horas después en un hospital cercano. Tenía 25 años.

Otro futbolista caído en acto servicio, otra vida sesgada, un nuevo corazón que no resistió a los esfuerzos. Una situación trágica, la mayoría de las veces imprevisible. Un bofetón silencioso, repentino, angustioso. Un golpe del que no se libra nadie, que hace unas semanas estuvo a punto de acabar con el centrocampista del Bolton Fabrice Muamba, que derrotó a Antonio Puerta o a Dani Jarque.

Situaciones luctuosas que generalmente encierran historias detrás, que descubren el entorno de la persona, que la humanizan. En el caso de Morosini se destapa el relato de alguien que tuvo que convivir con numerosos dramas familiares, que se refugió en el deporte rey para salir adelante. En plena adolescencia, con solo quince años, tuvo que enfrentarse a la pérdida de su madre. Sin solución de continuidad, sin tiempo para que cicatrizara tan tremenda herida, le dejaban también su padre y su hermano; este último tras suicidarse.

De repente, sin saber muy bien cómo, se había quedado como único responsable de su hermana discapacitada, como la persona encargada de sacarle adelante cuando no había llegado aún a los 20 años. Su sueño de convertirse en profesional del esférico, y el de sus padres como él mismo reconoció, fue lo que le dio las fuerzas necesarias para salir adelante.

Lo había conseguido. Internacional en todas las categorías inferiores con Italia se encontraba en esa fase en la que buscaba la estabilidad con un club en medio de sucesivas cesiones. Siempre pendiente, eso sí, de Carla María, que vivía en una residencia para discapacitados psíquicos financiada por el propio Piermario.

Ahora es ella la que ha saltado a la palestra. Y lo ha hecho gracias a un hombre al que el Calcio no podrá agradecerle lo suficiente todos los servicios prestados. Nunca oculté mi debilidad balompédica por la figura de Antonio Di Natale, a quien considero uno de los jugadores más infravalorados del planeta, pero con el paso del tiempo me he dado cuenta de que su personalidad está a la altura de sus virtudes con el balón en los pies.

Líder dentro y fuera del campo, todo un caballero de los que cada vez quedan menos, fue el primero en ponerse al frente de una campaña para evitar que la hermana de Morosini quedara en el olvido y en el ostracismo más absoluto. Con su poder de convocatoria, con su capacidad para descolgar el teléfono y ser escuchado, ha conseguido hacer partícipes del drama a su club, el Udinese, y a todos los equipos de la Serie A y B con el fin de recaudar el dinero necesario para garantizarle una vida digna a Carla María ahora que ha perdido todo lo que tenía. En un mundo ególatra donde los más grandes son precisamente los que más se quieren a sí mismos, el menudo delantero ha vuelto a cargar sobre sus hombros con todo el peso para dignificar su figura y la de su deporte.

El tiempo pasará, la imagen de Morosini irá desdibujándose aunque su recuerdo permanezca ligado a su último club, que ya ha decidido retirar el número 25. Tampoco nadie nombrará con los años de Di Natale, si acaso algún padre le contará a sus hijos que un día hubo un punta estratosférico que no tuvo el reconocimiento merecido. Pero probablemente, cuando menos lo esperemos, puede que en dos o tres décadas, alguien sacará del baúl esta historia en algún periódico, en alguna revista. Y entonces, en plena crisis de valores, con los millones de euros circulando sin control de un lado a otro, con las marquesinas mostrando el último look de la estrella del momento, creeremos de nuevo en el fútbol.

viernes, 13 de abril de 2012

Banquillos "made in Germany"

En la tarde de ayer se confirmaba una noticia que se venía barruntando desde hacía tiempo. El Colonia, que solo había conseguido un punto en sus últimos cinco partidos y que el día anterior había caído con estrépito frente al Mainz por 4-0 decidía prescindir de los servicios de Stale Solbakken, ese técnico noruego que la pasada campaña había sorprendido a todos en Champions llevando las riendas del Copenhague y que saltó a la palestra, entre otras cosas, por su intercambio dialéctico con el siempre tranquilo Pep Guardiola.

Aquel episodio fue solo una muestra más del carácter del técnico nórdico, siempre dispuesto a decir las cosas claras y a cimentar en la disciplina gran parte de su filosofía. Así llegó a Alemania, con una serie de declaraciones altisonantes que acompañó con la impopular decisión de retirar el brazalete de capitán a Lukas Podolski, ese jugador en el que algunos aficionados invirtieron sus ahorros para traerle de vuelta a casa procedente del Bayern.

Lo cierto es que el rendimiento del internacional germano ha estado por debajo de lo esperado y también el del resto de jugadores de una plantilla que es, con amplia diferencia (y esto es mucho decir en Alemania), la que más goles ha encajado en la Bundesliga con resultados como el 1-6 ante el Dortmund o el 5-1 que les endosó el Schalke. Pero la realidad es que el entrenador nórdico no ha cumplido con las expectativas depositadas en él y se va dejando al club en una situación delicada, algo que es extensible a su imagen y a su cartel.

Muchas lecturas se pueden sacar de esta destitución, sobre todo si tenemos en cuenta las características de un equipo peculiar como el de la cabra, donde siempre se tiende a mirar por encima de las expectativas reales. Una de ellas, y va más allá de las particularidades de la entidad para centrarse en algo más global, es el fracaso generalizado del los técnicos extranjeros en el fútbol teutón.

Bien es cierto que nombres como Huub Stevens (holandés) o Lucien Favre (suizo) están dejando una maravillosa imagen esta campaña y que, hace no mucho, Louis Van Gaal se llevó el trofeo de campeón. Pero ampliando el radio más allá de los territorios que lindan con Alemania, resulta difícil recordar a alguien que tuviera una actuación meritoria y no digamos ya que se coronara como ganador.

Los casos más recientes son el ya mencionado de Solbakken y el de Balakov en el Kaiserslautern. Entre los precedentes el del croata Soldo, también con el Colonia, o el del inglés McLaren en su nefasta etapa al frente del banquillo del Wolfsburgo. Este fenómeno, a priori inexplicable, podría encontrar su razonamiento en el peligroso aire endogámico que está cogiendo últimamente la Bundesliga.

La realidad es que es así, potenciando el producto patrio, como ha crecido en los últimos años desbancando a la liga italiana como la tercera más importante del continente pero uno se pregunta si no es necesario alguien que venga de fuera con ideas diferentes para evitar el encorsetamiento. Por supuesto que nadie quiere ser el que le ponga el cascabel al gato, más teniendo en cuenta los precedentes, pero la competición aunque maravillosa para el espectador, ya da síntomas de comenzar a estereotiparse.

Sigo creyendo en Solbakken y pienso que su problema fue aceptar esa oferta del Colonia en lugar de esperar una propuesta mejor. Y le defiendo (ni antes eran tan magnífico ni ahora tan malo) de la misma manera que opino que la apertura hacia afuera en la búsqueda de entrenadores aportaría unos matices que ayudarían a convertir el campeonato en algo más vistoso y atractivo si cabe. Renovarse o morir. El tiempo y algún equipo arriesgado me dará o me quitará la razón.


martes, 10 de abril de 2012

¿Qué ha sido de... los héroes del Artmedia de Bratislava?


Hablaba en el post del lunes, dedicado a Papiss Cissé, de partidos que cambian la vida de un futbolista. Noventa minutos en los que se pasa del anonimato a la gloria sin solución de continuidad. Un club que vivió un momento especial como este fue el por entonces llamado Artmedia de Bratislava, conocido actualmente como FC Petrzalka.

La fecha, el 25 de agosto de 2005. El rival, el Partizán de Belgrado en Serbia. El motivo, la clasificación para la Champions League en juego con resultado de 0-0 en la ida que daba el favoritismo a los locales. Sin embargo los eslovacos consiguieron resistir de forma espartana durante todo el choque y llevarlo hasta la lotería de los penalties. Allí vencieron y alcanzaron la gloria.

En aquella experiencia no desentonaron. Encuadrados en un grupo en el que también estaban el Inter de Milán, el Rangers y el Oporto se quedaron a un punto de los octavos y tuvieron el premio de disputar la UEFA por delante de los portugueses. Luego el Levski les despertaría del sueño pero el hito ya estaba conseguido. Estos son los jugadores que protagonizaron sobre el césped la gesta de Belgrado.

Juraj Cobej: El meta checo fue el encargado de atajar el penalti decisivo, el que selló el pase. Ese día todo era alegría y felicidad pero en el fondo, sin saberlo, estaba comenzando a librar la batalla más importante de su vida. Meses después, en diciembre y con la primera fase de Champions recién terminada, se sometió a una operación que tenía por objeto extirparle un tumor cerebral. Superó el trance con la misma fortaleza con la que sorteó aquella eliminatoria. Al final, cuando fue perdiendo protagonismo y fue bajado al segundo equipo, se marchó al Partizán Bardejov, donde además ejerció como asistente antes de retirarse.

Ondrej Debnár: Treinta y tres años tenía el central cuando llegó al club de Bratislava en una segunda etapa, tras dejarlo para jugar en países como Hungría o Turquía. Al final se acabó afianzando en el once pese a su veteranía. El Banska Bistrita y el Zvolen, este último de tercera división, han sido hasta el momento sus dos últimos clubes.

Jan Durica: Es uno de los que ha adquirido más fama. Jugador polivalente en labores defensivas, Rusia fue su destino al final de aquella campaña. Salvo una cesión al Hannover, desde entonces solo han paladeado su fútbol en Moscú, primero los aficionados del Saturn y posteriormente los que asisten a ver los partidos del Lokomotiv.

Blazej Vascak: Su potencial era tan interesante que, en ese mercado de invierno, el Treviso se adelantó a los demás para llevarle al Calcio. Sus buenas actuaciones allí hicieron que el Lecce le contratara justo al terminar ese curso. Desde ese momento dio palos de ciego. Fue cedido al Cesena y posteriormente al Teplice antes de ser traspasado rumbo a Kosice, la ciudad que le vio debutar. De nuevo dejó su país para marcharse esta vez al Polonia Bytom y de nuevo volvió, en cuanto pudo, para aceptar una oferta del Partizan Bardejov. En esta entidad de segunda división observa con tranquilidad como se acerca a la treintena.

Daniel Tchur: Otro futbolista al que la experiencia en la máxima competición europea le pilló ya talludito. La República Checa, tras la escisión de Eslovaquia, fue el país que le vio crecer. Allí hizo el servicio militar y allí convirtió en profesional llegando incluso a vestir la camiseta del Slavia. También disfrutó de una experiencia en el Ujpest húngaro. Tras su paso por el Artmedia retornó a territorio checo para representar primero al Banik Ostrava y finalmente en segunda al Karnivá, el equipo que aún le permite pisar los terrenos de juego.

Balazs Borbely: Era el capitán, el referente. Representaba el carácter y el empuje de ese equipo que sorpendió a todos, ese que fue capaz de ganar al Celtic 5-0 en la ronda previa a la que les midió con el Partizán. Fue uno de los que probó en una gran liga, en este caso la alemana, merced a la oportunidad que le brindó el Kaiserslautern. Las lesiones truncaron aquella aventura y tras regresar al Artmedia, viajó al sur de Europa. La Politehnica Timisoara y luego el AEL Limassol fueron la guinda de su carrera.

Jan Kozak: Todo un viajero. Hasta llegar al Bunyodkor uzbeko, que le acoge ahora, ha tenido que recorrerse media Europa. Bélgica (Lokeren), República Checa (Slavia), Inglaterra (West Borm), Grecia (Larissa), Rumanía (Politehnica Timisoara) y por supuesto Eslovaquia (Kosice, Slovan y Artmedia) aparecen reflejados en su pasaporte hasta la fecha.

Branislav Fodrek: Debutó en el Slovan de Bratislava y al poco se marchó al Artmedia, donde consiguió convertirse en un elemento importante del engranaje. Destacó y llamó la atención del Saturn Ramenskoye ruso, a donde hizo un viaje relámpago futbolísticamente hablando. Tardó poco en retornar y menos en empezar a dar pasos hacia atrás. Tras pasar por el impronunciable Szombathelyi Haladás ahora milita en el Dunajska Streda de la tercera eslovaca.

Peter Petrás: Al igual que en el caso de Fodrek, a su experiencia en el Artmedia le siguió otra en el Saturn Ramenskoye, si bien es cierto que él aguantó un poco más que su compañero. Después de aquello, Slovan de Bratislava, Levski Sofia y finalmente el Tatran Presov han sido sus destinos.

Peter Burák: Ha sido uno de los que más tiempo ha sobrevivido en el Artmedia tras aquél día de gloria. De hecho dejó el club hace solo dos temporadas cuando ya los años empezaban a pesarle. Hoy piensa ya en la retirada mientras juega en el Nitra.

Juraj Halenár: Si bien en los partidos contra el Partizán no fue de los más destacados, la afición ya le había guardado un lugar en su corazón por lo que había logrado un mes antes. A buen seguro expone en una vitrina el balón de ese encuentro de segunda ronda contra el Celtic en el que tres goles suyos fueron fundamentales para alcanzar la "manita" final. El potencial económico del Slovan le llevó posteriormente a uno de los máximos rivales del Artmedia, donde permanece a día de hoy.

Pavel Stano: Tras tocar el cielo con el Artmedia cambió de aires para hacer carrera en otro país. Eligió tierras polacas. Jugó primero para el Polonia Bytom, luego para el Jagiellonia Bialistok (con quien ganó una copa) y finalmente aceptó una propuesta del Korona Kielce, donde permanece a día de hoy.

Martin Mikulic: Fue uno de los que más aguantó de aquella mágica saga. Solo el verano pasado se vio obligado a hacer las maletas tras representar al club de sus amores, de cuya cantera salió, en poco menos de 150 ocasiones. Su destino ha sido el SFM Senec de la división de plata.

Fabio Luis Gomes: Falló uno de los penalties de aquella tanta después de salir del banquillo. A pesar de ser brasileño, se convirtió en uno de esos peloteros que escribieron su curriculum vitae a un lado y otro de la extinta frontera. A saber: Empezó en Eslovaquia jugando en el Slovan y el Trnava, la cruzó para militar en el Drnovice, en el Pribram y en el Zlin y regresó para fichar por el Artmedia tras una experiencia fallida en el Gornik Zabrze. Después de disputar la única campaña en la máxima competición europea del club emigró a Austria. Primero probó suerte en el Hellas Kagran y acabó colgando las botas en el Kirchberg/Pielach.

lunes, 9 de abril de 2012

A la altura de un nueve mágico


Hay grandes tardes que cambian el devenir de un futbolista. En algunos casos porque un buen partido sirve para darles relevancia internacional, para que su nombre suene con más fuerza de lo que ya lo hacía. En otros porque perteneciendo a un equipo intrascendente llaman la atención del rival que está en frente, un club con más potencial y recursos llamado a sacarles del anonimato.

Ejemplos de este último caso son los fichajes de Ilicic y Bacinovic por el Palermo tras una eliminatoria de Europa League en la que ambos se consagraron vistiendo la camiseta del Maribor ante los italianos. O el más reciente del finlandés Teemu Pukki, que había vuelto a su país para jugar en el HJK tras un discreto paso por la cantera del Sevilla, y ahora viste la camiseta del Schalke 04 después de una gran actuación el Gelsenkirchen el pasado mes de agosto.

Uno de esos días que te cambia la vida lo tuvo también la actual sensación de la Premier League, el delantero senegalés Papiss Demba Cissé. Sucedió el 28 de julio del año 2009 cuando su equipo, el Metz, se enfrentó en una amistoso al Friburgo. En aquél choque, que se hubiera quedado en anecdótico en cualquier otro tipo de circunstancias, el africano marcó un tanto y regaló otro. Ni que decir tiene que fue en ese momento cuando encandiló a la directiva germana.

El amor a primera vista tardó en fraguarse y tras unos meses de cortejo, fue finalmente en diciembre cuando, previo pago de 1,6 millones de euros, Cissé ponía rumbo a un equipo que peleaba por mantenerse en la Bundesliga. No se puede decir que fuera el salvador pero sí que sus seis tantos, a los que añadió una asistencia y otro más en propia puerta, le dieron a su club once de los diecisiete puntos que sumó desde entonces; incluidos los tres del Nuremberg, uno de los rivales directos.

Comenzaba así a escribirse la historia de un futbolista que había llegado al club galo procedente del Douanes de su Dakar natal y que, como tantos otros que emigran, fracasó en su idea inicial de triunfo. El champagne y los coches caros parecían desvanecerse mientras jugaba como cedido en Cherbourg, localidad de la norteña y fría Normandía; y más tarde cuando, con el Metz en Ligue 1, dejó de entrar en los planes del técnico y se marchaba de nuevo a préstamo, tras un curso casi en blanco, al Châteauroux.

Hasta esos noventa minutos que redibujaron su vida el africano era un delantero de segunda fila con buenos promedios goleadores pero escaso cartel, que se desenvolvía con éxito pero sin apenas gloria en la división de plata del balompié galo. Difícil saber qué cambió, qué resorte activó Robin Dutt, qué tiene esa entidad tan particular que es el Friburgo. Un club capaz de mantener a un entrenador como Volker Finke durante 17 años en el banquillo (récord de Alemania) y que no es sino el clásico ascensor ("Un año bajamos, otro subimos, otro jugamos la UEFA", cantaban los aficionados en los noventa).

Sus 22 dianas en la 2010-2011 le valieron para convertirse en el máximo anotador de los Breisgau-Brasilianer durante una campaña y al mismo tiempo para lograr el mismo récord en lo que a jugadores africanos se refiere superando al mito Yeboah. La hazaña tuvo un precio: Nueve millones de libras. Eso ha sido lo que ha pagado el Newcastle por él. A juzgar por lo visto hasta el momento la cifra se queda corta.

Tras una Copa África en la que decepcionó con Senegal junto a su compañero de equipo Demba Ba, ha llegado enchufado a las "urracas". Actualmente, y en lo que le dure su estado de gracia, posee el mejor ratio anotador... ¡En la historia de la Premier!. Son diez goles en nueve partidos, el último transformado esta tarde frente al Bolton. En las últimas cinco jornadas no ha faltado a su cita con la red, incluyendo tres dobletes de forma consecutiva. Solo una derrota desde su aterrizaje.

De todos los colores, de todas las formas, de cabeza, con calidad, empujándola en la línea... un rematador con recursos y trabajo stajanovista que hace del área su parcela beneficiado por el cambio de sistema de Pardew, que ha transformado su irrenunciable 1-4-4-2 en un 1-4-3-3 con papel protagónico del propio Cissé y mayor libertad de movimientos para el talentoso Ben Arfa. El único damnificado ha sido Demba Ba, cuyo desplazamiento hacia la banda le ha hecho perder efectividad de cara a puerta.

Sin embargo esa faceta está ya cubierta con el nuevo ídolo. En un club donde siempre han destacado los delanteros, en la grada ya le comparan con un referente como Andy Cole. En el horizonte Shearer. Ya en el olvido Andy Carroll, al que se despidió con honores y cuyo dinero ha servido para fichar a su sustituto. Sin miedo a nada, Cissé se ha enfundado el "nueve" del Newcastle ajeno aparentemente a la responsabilidad que ello supone. Es el número místico en Saint James Park, el destinado a los héroes y a los llamados a escribir la historia del club. La estela es larga, ahora le toca a él agrandar la leyenda.

viernes, 6 de abril de 2012

Cuatro estilos, un objetivo


Reconozco que en estos días de descanso que me he tomado el único fútbol que he visto ha sido el que tiene que ver con las competiciones europeas. Lo que pasó en el Viejo Continente durante el fin de semana es algo que apenas ha llegado a mis oídos. Por eso suelo llamar a estos periodos de "desconexión".

Sin embargo, las semifinales de Liga de Campeones ofrecen argumentos suficientes para escribir un post y desentumecer los músculos tras este breve periodo de inactividad. Sobre todo si tenemos en cuenta que probablemente estemos ante la mejor penúltima ronda de los últimos años. Y lo digo no solo por el nivel de los equipo sino también por lo que son capaces de ofrecer, por sus propuestas para estar donde están.

Ninguna es semejante a otra pero a la postre han resultado todas válidas. Cada uno con su estilo, con sus argumentos más o menos futbolísticos, con sus peculiaridades, con más o menos problemas; han ido quemando etapas camino a Munich. Cumpliendo con el favoritismo o reponiéndose de la adversidad; Barcelona, Bayern, Madrid y Chelsea se han ganado por derecho propio su condición.

Quizás la presencia más sorprendente, si es que se puede decir algo así de un equipo que ha disputado cinco semifinales en ocho años, sea la de los ingleses. En su caso ha sido la fe lo que les ha catapultado tan alto. En una temporada horrible a nivel local propiciada por la tensión reinante en un vestuario convulso en el que André Vilas Boas salió escaldado por la presión de los tótems, han sido estos los que han revertido la situación. Ellos crearon el problema y ellos lo han solucionado.

Convencidos de que ésta puede ser la última oportunidad para que una generación brillante conquiste la "orejona" supieron remangarse a tiempo para, ya con el portugués fuera, remontar un resultado muy adverso ante el Nápoles. Con oficio se han deshecho del Benfica y sin nada que perder pero con mucho que ganar afrontan con tranquilidad su eliminatoria ante el Barcelona conscientes de que quizás no todos se vean las caras en Londres a partir del próximo verano. Confianza, hambre y veteranía; tres armas arrojadizas que pueden resultar tremendamente peligrosas.

Una motivación extra tiene también el Bayern Munich, la de disputar la final en su imponente estadio ante su entregado público. Desde el año 1984 en que lo hiciera la Roma, ningún club ha conseguido llegar al partido decisivo en su ciudad. Para ello ha recurrido a un fútbol tan antiguo y vetusto como eficaz.

En una época en la que está de moda entrar en el área tocando por el centro, los alemanes han reivindicado la figura de los extremos, la de esos jugadores que se desenvuelven pegados a la cal. Tipos habilidosos cuyos centros son rematados por un martillo percutor, siempre eficaz, siempre constante. Clasicismo balompédico, una vuelta a los orígenes. Robben, Ribery y Mario Gómez se complementan y al mismo tiempo se necesitan. Todos hacen mejores a los demás en un modelo que da grandes réditos y que se completa con un seguro bajo palos.

En el caso de Madrid el guardameta es también una figura esencial, única. No hay nadie como Casillas del mismo modo que no hay nadie como Cristiano Ronaldo en cuanto a sus características. Con él se ha recuperado el culto al líder, al futbolista franquicia. Es el espejo en el que se miran el resto de sus compañeros, el referente. Tremendamente competitivo pelea por ser cada día mejor. Es un inconformista, un espíritu indomable que resulta contagioso.

Los blancos atesoran el mejor contraataque del mundo. Con su velocidad, su precisión en el pase y su pegada están cerca de alcanzar la perfección en este argumento ofensivo. La apariencia de anarquía táctica del medio campo hacia adelante, un desgobierno que uno descarta teniendo en cuenta que en el banquillo se sienta Mourinho, desconcierta a sus rivales. Nadie sabe como llega el balón al fondo de las redes pero de una forma u otra sucede.

Y luego está el Barcelona. Poco se puede decir de los azulgrana que no haya sido ponderado ya. El conjunto catalán es que es el ejemplo que todo el mundo quiere seguir. Desde los grandes equipos de Europa hasta los benjamines de cualquier club de barrio. Han creado escuela con un trabajo de años en ese prestigioso laboratorio que es "La Masía".

Guardiola ha conseguido que sus hombres funcionen como un reloj. Largas posesiones, pases milimétricos, movimientos inimaginables, presión axfisiante en campo contrario... lo nunca visto. Algo que podría ser registrable por original, por único, por eficaz, por hermoso. Una oda coral en la que destaca un tenor, Leo Messi, el que para la mayoría es el mejor jugador del planeta y para muchos va camino de convertirse en el mejor de la historia.

Cuatro estilos, todos ellos válidos, todo ellos efectivos. Algunos más ponderados que otros pero la demostración, a fin de cuentas, de que no hay única forma de alcanzar el éxito. Nadie tiene la verdad absoluta. Cada uno con sus peculiaridades y sus limitaciones, con sus virtudes y sus defectos, son firmes candidatos para coronarse como los reyes de reyes. Que siga el espectáculo.