viernes, 29 de julio de 2011

Nombres del fútbol: Arthur Friedenreich

Estos días veraniegos, cuando voy sacando tiempo libre, me estoy dedicando a leer un libro altamente recomendable que encontré por casualidad en una caseta de la pasada Feria del Libro de Madrid. Su título es "El gran circo del fútbol" y lo firma Juan Tejero para T&B editores. Un trabajo muy bien documentado salpicado de anécdotas y nombres más o menos conocidos como el traigo hoy a colación.

Su nombre con evidentes y claras raíces alemanas no habla sin embargo de un jugador nacido en el país europeo pero sí de sus orígenes. En concreto su padre, un hombre de negocios, era natural de allí. Luego viajó a Brasil donde conoció a Mathilde, una descendiente de esclavos africanos con la que tuvo a Arthur.

El niño acabaría convirtiéndose en joven y el joven en el primer jugador profesional de origen negro del país. Un hecho que ya de por sí le hace entrar en la historia y le valdría para que le dedicara un post hoy. Sin embargo hay cosas más destacables en la carrera de este delantero que lo meritorio de su integración social.

A ésta quizás ayudara la condición económica de su padre, que además le guió al principio de su carrera facilitándole su acceso al SC Germania, un club formado por inmigrantes de origen alemán en la ciudad de Sao Paulo. Era el año 1909 y ya empezaba a destacar, lo que no fue suficiente para que debutara aún con la selección.

Necesitaría cinco años para hacerlo tras pasar por dos veces por el Ypiranga, el SC Germania de nuevo y el McKenzie College. Al final acabaría vistiendo la elástica nacional en 22 ocasiones anotando diez goles y siendo vendida su figura como la del "Rey del fútbol", durante un tour por Europa en 1925.

Entonces tenía ya 33 años y había seguido desarrollando su carrera en tierras paulistas con un nuevo paso por el Yparinga y dos por el Paulistano, el el segundo más prolífico pues aguantó allí once años, hasta los 37. Sus cifras goleadores seguían impresionando al país entero pero aquello no fue suficiente para ganarse un puesto en la selección que disputó el Mundial del año 1930.

Un decisión completamente extradeportiva pues la federación decidió que solo viajaran a la cita jugadores de Rio de Janeiro, quedándose fuera jugadores como él o Filo. Craso error, desde luego, pues la aportación de Friedenreich hubiera sido sin duda esencial para conseguir el título. Parecía pues que, tras aquella decisión, estaba abocado a poner fin a su carrera. Pero nada más lejos de la realidad.

Aún tenía muchas patadas que dar al balón y muchos goles que meter. Fichó por el Sao Paulo y posteriormente, con 41 años, decidió definitivamente salir de su ciudad. Se marchó a Belo Horizonte para fichar por el Atlético Mineiro y posteriormente, tras un segundo paso por el Sao Paulo, se enroló en el Flamengo, donde terminó su carrera.

Sin embargo retirarse con 43 años, una edad bastante avanzada, tampoco es motivo suficiente para protagonizar este post. La razón es otra. Friedenreich es considerado el mayor goleador de la historia del fútbol con 1329 goles, cuarenta y ocho más de Pelé. Eso es al menos lo que se dice. Lo cierto es que los partidario de O Rei se amparan para negarlo en los fallos de los sistemas de medición de antaño e incluso en un baile de cifras que hablarían de 1239 y no de 1329. Pero mientras no se demuestre lo contrario, Arthur tiene su sitio en la historia.

Os dejo, por si alguno quisiera revivirla, mi narración de la final de la Copa América en Pasión Deportiva Radio: http://www.ivoox.com/ef-copa-america-final-paraguay-uruguay-audios-mp3_rf_747616_1.html

miércoles, 27 de julio de 2011

¿Qué ha sido de... Rubén Sosa?

Uruguay se recupera ya de la resaca después de la gran victoria cosechada en la Copa América el pasado domingo. El 3-0 frente a Paraguay coloca a los charrúas como el equipo con más entorchados en la competición, reeditando el último éxito, que databa del año 1995. En aquella plantilla, que contaba con jugadores como Francescoli o Fonseca, estaba además Rubén Sosa, también conocido como "El poeta del gol".

Por entonces tenía 29 años y una próspera carrera a sus espaldas que había empezado en el año 1982, cuando el Danubio (esa gran escuela de la que salieron hombres como Recoba, Suárez o Forlán) de Makarián le dio la alternativa en el profesionalismo con apenas 15 años. Obviamente era cuestión de tiempo que emigrara hacia una liga más poderosa. Y eligió la española aceptando una oferta del Real Zaragoza.

En la capital aragonesa dejó buenas tardes de fútbol y fue vital para la conquista de la Copa del Rey del año 86 anotándole dos goles al Madrid en semifinales y otro al Barcelona en la final. Sus buenas cifras y su descomunal técnica llamaron la atención de los equipos italianos. La Lazio se llevó el gato al agua en un primer momento pero no pudo retenerle más allá de cuatro años, momento en el que el Inter se interesó por él.

Y fue en los nerazzurri dónde explotó definitivamente y abrió del todo el tarro de las esencias. Se convirtió en el máximo goleador de la plantilla en dos temporadas consecutivas y ayudó sobremanera a levantar la Copa de la UEFA de 1994. Sus méritos, sin embargo, no evitaron que acabara cerrándole el paso la llegada de Dennis Bergkamp.

Decidió entonces probar suerte en Alemania y aceptar una oferta del por entonces puntero Borussia de Dortmund. La temporada de su llegada, los germanos ganaron la Bundesliga pero el uruguayo apenas tuvo protagonismo y fue transferido al Logroñés. Una segunda etapa en España que fue meramente testimonial pues abandonó el club cuando recibió la llamada del Nacional, su equipo de toda la vida.

Aterrizó en Montevideo con 31 primaveras y se visitó la camiseta durante cinco temporadas, cuatro seguidas y otra más tras un paso de un año por el Shanghai Senhua. Con los tricolor conquistó tres ligas y el corazón de la grada y de la entidad entera. Hasta el punto que allí sigue a día de hoy, echándole una mano en la dirección técnica a otro mito del fútbol sudamericano como es Marcelo Gallardo, actual entrenador.

lunes, 25 de julio de 2011

Un pequeño gran país

Al ser hoy día festivo no tenía pensado publicar ningún post. Sin embargo no puedo evitar hacer mención a la victoria de la selección uruguaya en la Copa América. En realidad a nadie le soprende el triunfo de uno de los combinados punteros del continente. La ausencia de compromiso en Brasil y Argentina situaban a los charrúas como los principales candidatos al título, más después de ser cuartos en el último Mundial.

Y estos, lejos de decepcionar, han honrado su favoritismo pasando por encima de Paraguay en la final gracias a una generación maravillosa en la que han coincidido arriba un joven llamado a comerse el mundo de nombre Luis Suárez y el mito más reciente del fútbol sudamericano. Poco importa su nefasta temporada en el Atlético, Forlán se traviste de adalid cada vez que se enfunda la celeste. Por ello es desde ayer el máximo goleador de la historia de la selección y desde hace unos días el hombre que más veces ha representado a los uruguayos.

Méritos estos que en cualquier nación pequeña en extensión como Urugay estarían reservados al primer futbolista que destacara un poco. Claro, que un espacio físico reducido no implica una importancia futbolística proporcional. Forlán es hoy más grande porque representa a un territorio donde el fútbol es religión. Un lugar que desafía todas las leyes de la lógica. Un maná del esférico que bien merecería un estudio pormenorizado del propio Darwin.

No se le da importancia a este hecho pero la tiene y mucha. Estamos hablando de que el país más minúsculo de Sudamérica es el que mayor número de entorchados tiene a nivel continental con quince, por encima de brasileños y argentinos. Y es a su vez el más insignificante en levantar dos Copas del Mundo. Datos estos a los que hay que añadir la extensa producción de estrellas que van desde Schiaffino hasta el propio Forlán pasando por Francescoli, Cea u Obdulio Varela.

En este último quiero detenerme. Poco conocido para el gran público, "El Negro Jefe" era el capitán el día del famoso Maracanazo, en el que Uruguay conquistó su segundo Mundial delante de las narices de los todopoderosos brasileños. Aquella gesta dio la vuelta al mundo y sigue siendo el referente máximo en lo que a sorpresas se refiere.

Ayer, mientras narraba la final en Pasión Deportiva Radio, me vino a la cabeza su historia plasmada sobre el papel por la pluma del gran Eduardo Galeano. Creo que es de justicia que os la deje en este post ya que representa a la perfección el espíritu del fútbol charrúa y a su vez supone un pequeño "homenaje" al escritor que mejor ha contado la evolución de la celeste a lo largo de la historia en general y de las maravillosas décadas que fueron del treinta al cincuenta en particular.

http://sololiteratura.com/gal/futbolobdulio.htm

martes, 19 de julio de 2011

¿Qué ha sido de... Emmanuel Olisadebe?

En un país que pedía urgentemente ídolos ante la falta de jugadores de primer nivel en las décadas anteriores, Emmanuel Olisadebe fue la respuesta a esas plegarias. No es que se tratara de un futbolista sobresaliente pero era lo más parecido a lo que podía aspirar Polonia. Y la realidad es que su nacionalización demostró ser un acierto pues se convirtió en el estandarte de aquél combinado que en Corea volvió dieciséis años después a un Mundial.


Nacido en la ciudad nigeriana de Warri, al sur del país, comenzó a jugar al fútbol a nivel profesional en el Jasper United, un club de la vecina Onitsha que hasta ese momento era desconocido. Sin embargo la figura del punta lo cambió todo. Sus goles convirtieron a un recién ascendido en subcampeón y ayudaron a llegar a su equipo a las semifinales de la Copa África del año 97.


Con semejante currículum era inevitable que se mismo verano diera el salto a Europa, concretamente al país que luego depositaría sus esperanzas en él. Le firmó el Polonia Warszawa, un equipo necesitado de títulos. Y allí Olisadebe volvió a ser talismán participando activamente en el campeonato liguero del año 2000, el primero de la entidad en cuarenta años.

En 2001 decidió dar un cambio de aires y cogió un avión a Grecia para jugar en el Panathinaikos. Con él, evidentemente, se fue su carisma y su buena estrella. Una vez más sus dianas fueron decisivas para conseguir un campeonato de la regularidad. Fue el del 2004 tras diez años de sequía de los verdes.

Ni siquiera sus ausencias por lesión le hicieron perder el cariño de la afición, a la que solo abandonó para probar suerte en una gran liga. Petición expresa de Harry Redknapp para ayudarle a salvar al Portsmouth, de nuevo sus problemas físicos lastraron sus oportunidades y con la aparición de una nueva temporada, se iba libre al Skoda Xanthi.

Desencantado con estas dos últimas experiencias, y pensando que más valía ser cabeza de ratón que cola de león, aceptó una oferta del Kinyras Peyias chipriota para jugar media temporada. Finalizado este período consideró que era buen momento abandonar Europa y embarcarse en la aventura asiática.

La oportunidad se la dio el Henan Construction, donde demostró no haber perdido el olfato goleador pese a los años. De hecho fue pichichi una campaña y estuvo dos veces nominado al premio de mejor jugador del torneo. Todo ello antes de que una nueva lesión se cruzara en su camino y le dejara prácticamente fuera de la práctica deportiva. Aún así hoy en día está en el paro buscando una última oportunidad.

Os anuncio que el blog permanecerá inactivo hasta el próximo lunes. También me gustaría recomendaros que sigáis la final de la Copa América por Pasión Deportiva Radio (www.pasiondeportivaradio.com), con un servidor en la narración y los mejores expertos.

lunes, 18 de julio de 2011

Diez claves para entender la Copa América

Al arrancar con este post, parto de la base de que el fútbol poco vistoso y defensivo puede ser en ocasiones tan eficaz y meritorio como el que practica el Barcelona. Eso implica que entiendo a aquellos que defienden que la Copa América está siendo un buen torneo. En la misma medida tengo que reconocer que yo me adhiero a la otra corriente y que, como espectador, soy de los que se muestra más crítico. Aunque quizás sea algo osado, me he atrevido a exponer en diez puntos las que para mí están siendo las claves del torneo.

1. Sobrecarga de partidos: La Copa América llega después de una temporada realmente dura en la que las estrellas han tenido que jugar en su mayoría partidos cada tres días. Las piernas evidentemente lo notan y por supuesto la cabeza también. Apenas ha habido tiempo para cambiar el chip y la exigencia, lejos de frenarse en algunos casos incluso ha aumentado.


2. Cambio de clima: Sería absurdo negar que ahora mismo el invierno en Sudamérica lo es para todos igual, pero unos lo notan más que otros. Sobre todo aquellos que acaban de terminar la liga en los países del Mediterráneo, es decir, casi todos los que juegan en Europa. Cambia el clima, cambia las circunstancias y el organismo lo nota.

3. Futuro incierto: Decía antes que la sobrecarga de partidos y la ausencia de vacaciones tocaba los tornillos en el aspecto psicológico. En algunos casos concretos hay que añadir una variante más: La de no saber dónde estará el futbolista la temporada siguiente. Muchos se fueron a disputar el campeonato con las cosas por hacer y aunque por profesionalismo tiendan a aislarse, no son de piedra. Los rumores, las preguntas, las negociaciones... todo eso supone una losa.

4. Estrellas bajo presión: Cuentan que Messi se ha planteado dejar la selección y no es algo que resulte sorprendente. Defender la albiceleste para él, acostumbrado al reconocimiento semanal, parece haberse convertido en un lastre. No le han ido mejor las cosas a Neymar, el niño maravilla. Con todos los ojos puestos sobre él, se ha notado que aún tiene diecinueve años. Son sin duda los dos grandes damnificados.

5. Premio al trabajo bien hecho: Por supuesto no todo es demérito de los favoritos. Hay que reconocer la buena labor de los semifinalistas, principalmente de Venezuela y Perú. Su éxito es la culminación de un proyecto en el que se lleva trabajando desde hace años. Ambos son planteles en los que se mezclan jóvenes con veteranos y que están comenzado a acoplarse en este momento. En el caso de la "vinotinto", todo empezó con la última edición del torneo continental en el que fueron anfitriones y el objetivo es llegar a disputar un Mundial. En lo que se refiere a los andinos, buscan dar un salto de calidad tras una generación perdida en los escándalos.

6. Un torneo para olvidar un mal año: Algunos jugadores han encontrado en la Copa América el lugar ideal para recuperar las buenas sensaciones tras un annus horribilis. Hay tres ejemplos que destacan por encima de los demás. Uno es el del uruguayo Diego Forlán, convertido en el blanco de las iras de la afición atlética. Los otros son los de los peruanos Guerrero y Vargas, que se han echado a sus espaldas la presión y han sabido monitorizarla hacia un buen fin. La "recuperación" de ambos es una buena noticia.

7. Dos selecciones de relleno: La aparición de México y Costa Rica ha sido más perjudicial que beneficiosa. Ambos países priorizaron su participación en la Copa de Oro y han traído a Argentina equipos de segunda fila que no han dado un buen rendimiento. Encima los aztecas montaron un escándalo en la previa que acabó con la expulsión de ocho futbolistas de la concentración. Dentro de lo que cabe, los ticos al menos presentaron a Joel Campbell al mundo.

8. Organización mejorable: La ausencia de Japón por razones obvias destapó todas las vergüenzas de la Federación sudamericana. Se pensó en España, una selección de un nivel mucho más alto que la nipona y al rechazar ést,a se apostó a última hora por un combinado inferior como el de Costa Rica. En ningún momento hubo sensación de tener claro lo que se buscaba. Además conviene criticar también, en general, el mal estado del césped de los estadios.

9. Juego brusco medido con doble rasero: A nadie se le escapa que en el juego físico planteado por algunos equipo, el contacto ha sido una seña de identidad, en muchas ocasiones llevado hasta los extremos. Y sin embargo no siempre se ha castigado de la misma forma. Durante el torneo solo se han mostrado nueve tarjetas rojas, ocho de ellas distribuidas en cuatro partidos. Esto demuestra que no todos los árbitros se han comportado de la misma forma.

10. Apuesta por el fútbol defensivo: Conscientes de su inferioridad con respecto a otros equipos u optando por la defensa como el mejor argumento, muchos combinados han apostado por los planteamientos conservadores. A la postre han resultado efectivos pero han perjudicado al espectáculo. ¿El resultado? Pocos goles y una sensación de tedio flotando en el ambiente, por lo menos para un servidor.

viernes, 15 de julio de 2011

Nombres del fútbol: Louis II

El papel couché se pregunta estos días si hay o no amor entre el Príncipe Alberto y la nadadora sudafricana Charlene Wittstock. Que si la espantada fantasma antes del enlace, que si una luna de miel en hoteles separados por 16 kilómetros, que si la aparición de hijos ilegítimos... escándalos en cualquier país, se toman como algo normal en la convulsa y agitada sociedad monegasca.

Y más cuando las situaciones las protagoniza la familia real. Los Grimaldi en la figura de cualquier miembro de la saga, desde Estefanía hasta Carolina pasando por el prometedor Andrea, son un foco de polémica. Algo que por cierto no es nuevo, pues ya en tiempos de nuestro protagonista de hoy se vislumbraban bosquejos de lo que iba a deparar el futuro, como si todo estuviera codificado en el ADN.

Hijo único de Alberto I de Mónaco y de María Victoria de Hamilton, de joven se marchó con su madre del principado rumbo a Alemania después de mostrar ella su descontento con el paraíso artifical que aún a día de hoy sigue siendo el territorio. No obstante eso no iba a eximirle de sus obligaciones a Louis, que a los once años tuvo que regresar para ser formado como heredero al trono.

Ésta incluía, como no podía ser de otra forma, la adquisición de conocimientos en el ámbito militar y fue por ello que se marchó a estudiar a la academia militar de Saint-Cyr antes de marcharse a pelear a África con la Legión Francesa. Allí, concretamente en Argelia, fue donde comenzaron sus encuentros amorosos con una cabaretera de nombre Marie Juliette Louvet, que se convirtió en la madre de su hija ilegítima Charlotte Louise Juliette.

A su vuelta a Mónaco se dio una circunstancia espinosa. Sin descendencia reconocida todo apuntaba a que el trono iría a caer después de él a manos de su primo Guillermo, de origen alemán, algo que no estaban dispuestos a permitir así como así. Hasta el punto que los Grimaldi se pusieron manos a la obra para que aquella hija olvidada se convirtiera en la siguiente en la línea sucesoria (ley que por cierto hubo que cambiar a posteriori para evitar que los bastardos del actual Alberto de Mónaco, de momento dos y los otros dos posibles que flotan ahora en el ambiente, asciendan algún día al trono).

De esta forma quedaba asegurada la presencia de la familia cuando no estuviera Louis, que fue coronado como mandatario tras el fallecimiento de su padre el 27 de junio de 1922. Con él al frente de la monarquía, continuó el esplendor iniciado años antes. Se fundó la Ópera, arrancó la primer edición del GP de automovilismo y se llevó a cabo la construcción de un gran campo de fútbol para los Juegos Mundiales Universitarios que llevaría su nombre. Ese estadio es, efectivamente, el mismo en el que el Mónaco disputa sus partidos como local y donde cada año tiene lugar la Supercopa de Europa.

Sin embargo todas aquellas innovaciones que tanto favor hicieron a la microscópica patria no fueron del todo reconocidas por la población, que criticó sus actuaciones durante la Segunda Guerra Mundial. La idea de Louis era mantenerse neutral pero aquello no fue posible. La gran cantidad de ciudadanos de origen italiano facilitó que los transalpinos conquistaran Mónaco y posteriormente el Principado caería en manos de la Alemania nazi.

Una situación desagradable que solo terminaría cuando cuando las fuerzas aliadas liberaron el país. Para entonces Louis ya estaba pasado de vuelta. Vivía más tiempo en París que en su palacio y contrajo matrimonio con una actriz antes de fallecer en el año 1949 momento en el cual subió al trono Rainiero tras la renuncia de su madre.

miércoles, 13 de julio de 2011

¿Qué ha sido de... François Omam-Biyik?

Hablaba la semana pasada de los jugadores destacados en los Mundiales sub-17 utilizando como percha el que se estaba disputando actualmente en México y que se llevó la anfitriona después de vencer en la final a Uruguay. Un combinado con nombres prometedores del que estuvo a punto de formar parte un chaval de nombre Emilio y de apellido ilustre: Omam-Biyik.

Efectivamente hablo del vástago de uno de los mejores cabeceadores que se recuerdan en los últimos veinte años, leyenda viva del fútbol camerunés gracias a su gol frente a Argentina, que sirvió a los leones indomables para vencer a los campeones del mundo en el partido inaugural de Italia 90.

Aquél partido sería la actuación más sonada con la camiseta nacional de un futbolista que también tuvo la oportunidad de ser convocado en el Mundial 94 (dónde vio puerta frente a Suecia) y en el del 98, méritos estos que se unen a sus dos balones de bronce africanos en el año 87 y en el año 91.

Estos dos últimos reconocimientos le llegaron cuando ya estaba en Europa, donde aterrizó precisamente en el verano del 87. Lo hizo para firmar por el Laval procedente del Canon de Yaounde. Aquella experiencia sería el primer paso de una larga y próspera carrera en Francia que le llevaría a pasar por cuatro equipos en cuatro años.

Tras una campaña en el club mayennais fichó primero por el Rennes y posteriormente por el Cannes antes de aceptar en el año 92 la oferta del Marsella. Pasaba pues, sin saberlo, a formar parte del futuro campeón de Europa. Y de hecho esa ignorancia pudo hacer que se precipitara. La inevitable competencia en aquél equipo de ensueño hizo que apenas disputara algunos minutos con su nuevo equipo y ese mismo invierno se marchaba rumbo al Lens sin poder degustar el alzamiento de la "orejona".

No obstante donde se cierra una puerta se abre una ventana y en su nuevo destino recuperó el protagonismo perdido cuajando dos buenos ejercicios en la delantera. Tenía entonces 28 años y, sorprendentemente, decidió marcharse a México en lugar de seguir jugando en Europa. El América fue el responsable de este traslado y allí, en Ciudad de México, es donde vino al mundo su hijo Emilio, al que anteriormente hacíamos referencia.

Tres años pasó en el país, donde también disputó encuentros vistiendo la camiseta del Atlético Yucatán. Entonces, con 31 primaveras, de nuevo sorpresa. La Sampdoria se fijó en él y le animó a volver al Viejo Continente. Un paso testimonial, sí, pero meritorio para alguien que superaba la treintena. Y más mérito si cabe tendría el asunto si contamos con que esta circunstancia no sucedió una sino hasta dos veces.

La última cuando el Châteauroux le repescó del Puebla mexicano después de que regresara al país centroamericano tras su aventura frustrada en Génova. Precisamente en el equipo francés anunció su retirada a los 34 años para retornar una vez más a México. Después de caer en la tentación de volver a jugar y probar con el Club Deportivo Sahara decidió pasarse a los banquillos para dirigir al Palmeros de Colima, puesto que ocupó durante la 2007-2008. Con posterioridad a ello, lo único que se ha vuelto a saber de su figura es que Javier Clemente le eligió como asistente cuando fue nombrado seleccionador de Camerún.

lunes, 11 de julio de 2011

Un año después

Hace un rato que acabo de volver de un recado por las calles de Madrid y no puedo sino mostrarme decepcionado por lo que he visto. Cierto es que mi paseo se ha producido en horario laboral en pleno mes de julio pero me ha parecido duro no encontrarme con nadie que llevara puesta la camiseta de España en un día tan especial, ni siquiera en las inmediaciones del Santiago Bernabéu.

En la misma medida, tampoco he visto a nadie sonreír. Puede que ambas cosas guarden relación. Me confieso una persona muy dada a celebrar las fechas especiales, a darle importancia a los momentos únicos. Y aunque entiendo que no todo el mundo puede ser como yo, sí confiaba cuando me enfundaba "La Roja" en que alguien se cruzaría en mi camino vestido de la misma guisa y que incluso podría surgir una mueca cómplice que rememorara el aniversario.


Nada de eso. Por las aceras solo he visto gente cabizbaja que daba la sensación de ir pensando en sus propios problemas, ajena a la efeméride del triunfo más importante del deporte español. Como si aquella movilización masiva de una noche veraniega del año 2010 hubiera sido un sueño. Como si las calles no hubieran sido tomadas en una arrebato de exaltación extrema. Como si aquello no hubiera significado nada, solo un polvo de una noche.

Lamentablemente no pude vivir el éxito de los hombres de Del Bosque en España. Tuve que hacerlo fuera de nuestras fronteras, en una ciudad la de Miami donde por encima del fútbol está la fiesta. De hecho probablemente fui la única persona que ese día derramó lágrimas de felicidad por primera vez en mi vida. Veinte minutos sin parar en un acto impulsivo que ninguna de las personas que me acompañaban parecía entender. Algo de lo que no les culpo, por cierto. Mi locura es mía y no tiene porqué ser compartida.

Sin embargo, y aunque no estuve aquí, si seguí todos los fastos por televisión. Vi un país que se mostraba orgulloso al mundo por la gesta conseguida. Me contaban que no había ley ni orden pero que todo el mundo estaba alegre, que no se oteaban los problemas. Que las fuentes eran colonizadas con sosiego y tranquilidad. Que las masas humanas se desplazaban vestidas de rojo cantando y bailando bajo el calor. Que todo el mundo se hermanaba bajo un mismo color. Que la gente llegaba de todos los puntos de la geografía para recibir a sus héroes. Que personas como mi abuela o mi madre, que en su vida habían visto un partido, se sentaban frente al televisor y vibraban con el gol de Iniesta.

Dos días de felicidad completa y absoluta en la que una nación dejaba sus problemas a un lado para centrarse en algo mucho más mundano pero tremendamente poderoso como era la magia del fútbol. Y si esa locura colectiva, ese orgasmo momentáneo, fue algo tan maravilloso... ¿Cómo es que nadie se acuerda ya de eso?.

La situación social en España ha ido diluyendo todo aquello convirtiéndolo en anécdota, en una página más de nuestra historia. Lo que ayer era noticia hoy envuelve el pescado y solo algunos medios de comunicación, principalmente las televisiones por el poder de las imágenes en movimiento, parecen querer revivirlo. Algo que dicho sea de paso un aficionado como yo agradece porque le sigue produciendo cosquillas en el estómago y erizándole los pelos. ¿Dónde queda el espíritu del 11 de julio?. ¿Estamos condenados a penar todos los días por la situación que atravesamos en la actualidad?. ¿Tan mal pinta todo que no podemos concedernos un rato al año para que el recuerdo nos alegre la existencia?. Parece banal e incluso insultante que el motivo para ello sea el fútbol pero la vida a veces se compone de pequeños detalles.

viernes, 8 de julio de 2011

¿Qué ha sido de... las estrellas de los Mundiales sub 17 (y II)?

Una vez más tengo que pedir perdón por no escribir en miércoles, tarea que no pude llevar a cabo por la carencia de internet. Resuelto el problema concluyo hoy la minisección que empecé la semana pasada en la que os acercaba el presente de aquellos futbolistas que un día despuntaron en los mundiales sub-17, muchos de los cuales no tuvieron la prometedora carrera que se les auguraba.

Daniel Addo: El ghanés fue el sucesor de su compatriota Lamptey en el Balón de Oro de la competición. Addo destacó entre todos en un torneo dominado claramente por los africanos como demuestra el hecho de que la campeona fuera Nigeria tras imponerse en la final a las "estrellas negras". Por entonces el Bayer Leverkusen ya había echado sus redes sobre él y le había incorporado a la cantera procedente del Great Olympics. Nunca llegó a jugar con el primer equipo, un hecho que probablemente cortó su progresión. Al final no pudo salir hasta los 22 años, cuando se trasladó de ciudad para enrolarse en el Fortuna Düsseldorf.


Allí comenzó un periplo por la 2 Bundesliga que le llevaría una campaña después al Karlsruher y, acto seguido, de nuevo al Fortuna. Segundas partes nunca fueron buenas y su periplo en el mundo del fútbol tocó fondo una campaña después, cuando fichó por el Wormatia Worms. Cuando parecía que todo había llegado a su fin, dejó las modestas categorías del fútbol germano para jugar en el más honroso Lustenau suizo. El club descendió pero Addo encontró acomodo en el Al-Nejmeh libanés antes de ser traspasado al Vardar Skopje y finalizar la práctica deportiva con 31 años en el Sekondi Hasaacs de su país.

Daniel Allsopp: Otro Daniel, este australiano, fue pichichi con cinco goles en el primero torneo de la categoría celebrado en Sudamérica, en concreto en Ecuador. Nacido en Melbourne, desarrolló sus primeros años como profesional en su ciudad natal jugando para el South Melbourne, el Carlton y el Port Melbourne Sharks. Cuando al final se decidió a dar el salto a Europa con 20 años, aceptó una oferta del Manchester City.


En Inglaterra encontraría un buen lugar para desarollar sus habilidades aunque tuvo que pelear mucho para ello. Para empezar se enfrentó a cesiones sucesivas en el Notts County, el Wrexham y el Bristol Rovers antes de romper su contrato con los Citizens y comenzar una segunda etapa en el Notts, donde al fin explotó. Tres años después se marcharía al Hull, última experiencia en el Viejo Continente.

Descontento con el fútbol fuera de su país, decidió regresar a sus raíces y enrolarse en el Melbourne Victory cuatro temporadas antes de probar nuevas experiencias en el Al-Rayyan qatarí y en el DC United. Al final ha decidido volver una vez más a su último equipo en Australia para seguir sumando récords. Es el tercer máximo goleador de la historia de la liga local y el máximo anotador de la del Victory.

David Rodríguez-Fraile: A pesar de que España fue tercera en la edición de Egipto 97, tuvo entre sus filas al mejor jugador del torneo y al máximo anotador. David fue este último transformando siete dianas. Por entonces era un prometedor pelotero pero la mala suerte con las lesiones acabó llevándole en otra dirección, según relata estupendamente el gran blog "Recuerdos de Nigeria". Viendo que el profesionalismo se alejaba se marchó a Estados Unidos para reconducir su vida y estudiar en Harvard un Master en Administración de Empresas. Lo último que se sabe de él es que trabajaba en una compañía de inversiones en Nueva York.

Sergio Santamaría: El malagueño fue el Balón de Oro en aquél torneo formando parte de una plantilla en la que había nombres como Casillas o Xavi. Nadie es capaz de explicar mejor su carrera deportiva que él mismo, por eso os dejo un enlace con el perfil que colgó en su blog personal. Una bitácora que por cierto os recomiendo ya que acerca a los lectores el lado más humano del que ha sido un futbolista de elite. http://www.sergiosantamaria.com/sobre-mi/

Landon Donovan: La vida deportiva del mejor jugador en el año 99 es conocida por casi todos. Después de aquella cita se marchó a Alemania para fichar por el Bayer Leverkusen y fue cedido durante varios ejercicios al San José Earthquakes. Cuando finalmente terminó su contrato con los alemanes volvió a su país para vestir la camiseta de Los Ángeles Galaxy. Es sin duda un icono deportivo en tierras estadounidenses y de vez en cuando le vemos por Europa en el parón de su liga.

Ishmael Addo: Otro ghanés que saltó a la palestra gracias a un Mundial sub 17, este como máximo goleador. Pertenecía entonces a la plantilla del Hearts of Oak, el equipo en el que acabaría retirándose en edad temprana. Antes de ello jugó en el Bastia, el Maccabi Netanya, el Maccabi de Tel Aviv (con quien disputó la Champions), el Ergotelis y el East Bengal Club indio.

Florent Sinama-Pongolle: Criado en la cantera del Le Havre fue el primero que consiguió el Balón de Oro y la Bota de Oro en una misma edición, la del año 2001 en Trinidad y Tobago. Un par de temporadas más tarde probaba suerte en el Liverpool inglés. Tras ser cedido al Blackburn, se enfundó la elástica del Recreativo. Allí cuajó unas actuaciones que no repetiría posteriormente ni en el Atlético de Madrid, ni en el Sporting de Lisboa, ni en el Zaragoza, donde los aficionados han acabado muy descontentos con él. La próxima campaña jugará como cedido por los portugueses en el Saint-Éttiene.

Cesc Fábregas: La hazaña de Sinama la repetiría en el siguiente Mundial Cesc Fábregas cuando aún estaba en la cantera del Barcelona. Ese verano fichaba por el Arsenal y hoy son los azulgrana los que se arrepienten de aquella decisión y tratan de traerle de vuelta a la Ciudad Condal.

Carlos Vela: El mexicano fue el pichichi en 2005 cuando aún jugaba en el Guadalajara. Posteriormente seguiría los pasos de Cesc y ficharía por el Arsenal, donde ha jugado de forma intermitente mientras no estaba cedido primero en el Salamanca y posteriormente en el Osasuna y en el West Bromwich.

Anderson: El brasileño fue el otro protagonista en Perú. Gremio, Oporto y actualmente el Manchester United han sido sus tres equipos. Las lesiones en Inglaterra han afectado un poco a su rendimiento pero aún se esperan de él muchas cosas.

Toni Kroos: Su talento no deja lugar a dudas. Al principio le costó entrar en las alineaciones del Bayern y tuvo que ser cedido al Leverkusen para demostrar todo su potencial. Este año ha vuelto al club bávaro, donde ha ganado en protagonismo.

Macauley Chrisantus: El Hamburgo le contrató cuando acabó el Mundial del Corea del Sur en 2007 y de momento no ha conseguido consolidarse. Ha encadenado dos cesiones en el Karlsruher y el año que viene jugará en el FSV Frankfurt en las mismas condiciones.

Borja González: Es el último pichichi hasta la fecha. Debutó con el primer equipo del Atlético contra el Geafe y ese mismo día, veintitrés minutos después de saltar al campo, se rompió el ligamente cruzado. Ya recuperado espera disponer de más oportunidades.

Sani Emmanuel: El Mundial sub 20 de Colombia será un buen escaparate para analizar la evolución de este delantero nigeriano que, una vez cumplida la mayoría de edad, se marchará a Italia para jugar en la Lazio a partir del próximo verano.

lunes, 4 de julio de 2011

Un gigante con pies de arena

Escuché hace tiempo, durante una charla en boca de una de las personas que mejor conoce el fútbol base de nuestro país, uno de los principales motivos que explican el éxito actual de la selección española. Un argumento tomado en gran parte de aquella Francia que hizo historia antes de nosotros ganando Mundial y Eurocopa de forma consecutiva.


Cuando está cerca de cumplirse el primer aniversario de aquél mágico 11 de julio sigo recapacitando sobre ese método, el mismo que también sigue el Barcelona por poner otros ejemplos de éxito. Algo tan sencillo como crear un bloque desde edades tempranas y dotarle del mismo estilo de juego que se le pretende dar al primer equipo. De esta forma a medida que crecen, los futbolistas son monitorizados para realizar los mismos movimientos, para llevar a cabo las mismas jugadas de estrategia; generándose de esta forma un aprendizaje por repetición con el que alcanzar la excelencia.

A todo ello por supuesto hay que sumar una gran generación, algo que no es fácil de encontrar. Sin embargo hay combinados nacionales que sí las tienen pero cuyo principal fallo es que no saben trabajarlas. Y así pasan y pasan sin más pena ni gloria. El caso más claro es, por supuesto, el de Argentina, a la que podemos ver estos días en una Copa América en la que además ejerce como anfitriona.

Conviene decir en su defensa que este modo de hacer las cosas apenas cuenta con más de veinte años, pero aquellos que han sabido aplicarlo a tiempo recogen ahora los frutos de su buena labor. Los sudamericanos no lo han hecho así. Confiados en sus individualidades lo fían todo a eso. Y si bien es cierto que de esta forma llegaron sus dos Mundiales (en el de México eran Maradona y diez tipos más que le acompañaban) cada vez es más complicado que algo semejante pueda repetirse por mucho que uno de los mejores jugadores de la historia haya recogido el testigo del más grande, siempre con permiso de Pelé.

Es un hecho que Messi no rinde igual con el Barcelona que con Argentina y lo es también que no tiene a los mismos compañeros a su lado. Pero conviene hacer un análisis algo más profundo y no quedarse en lo meramente superficial. Más allá de las plantillas hay que irse al modelo de juego. En la Ciudad Condal está asimilado mientras que a nivel de selecciones, "La Pulga" se encuentra cada vez que se enfunda la albiceleste con un esquema anárquico que varía según el seleccionador que se siente en el banquillo.

Cuando defiende a su país, el mejor jugador del mundo no sonríe y eso se nota. Aparece menos, desaparece intentando encontrarse y en seguida se sale mentalmente del partido en cuanto recibe un par de patadas contundentes propinadas por tipos que no tienen nada que perder y cuya única finalidad es que pase el balón o el jugador pero nunca los dos juntos. Apenas encuentra apoyos básicamente porque sus compañeros están igual de desubicados que él.

Al final cada uno tira por su lado y por su propio peso los goles acaban entrando, algo que es inevitable cuando tu juego ofensivo cuenta con activos como Agüero, Tévez o Higuaín. Ahora bien, la beatificación merecida del "Pelusa" así como la de otros jugadores de ataque parece haber creado entre los jóvenes argentinos una especie de rechazo a ocupar las posiciones defensivas.

Es la única explicación para que en los últimos años solo Ayala haya rendido en la retaguardia. La incapacidad de Samuel, Gabi Milito, Demichelis y otros cientos de casos han convertido en indiscutibles a zagueros como Burdisso o Zanetti, que rinde a un nivel impresionante pero que carga con 37 años a sus espaldas. En la misma medida siguen sumando convocatorias otros como Garay o Gago, ambos reservas del Real Madrid.

Se hace necesario que la Federación contrate a un director deportivo de garantías que cambie todo desde la raíz, algo semejante a la figura de Hierro en la selección española. Un persona con conocimiento de la cantera, que sepa poner a las personas más adecuadas en las inferiores y que realice su labor en plena tranquilidad, ajeno a las presiones de los organismos directivos, sin duda otro de los principales problemas del fútbol en el país.

Ganar mundiales sub 20 es un éxito pero no servirá de nada si no hay similitudes entre lo que va antes y la decisiva fase que va después. Ahí es donde falla todo, hay que engrasar esas piezas para que la maquinaria no chirríe, para que funcione por sí sola. Quizás haga falta tiempo para ponerla en funcionamiento pero cuando esto suceda todo irá rodado y los argentinos podrán volver a soñar.

viernes, 1 de julio de 2011

¿Qué ha sido de... las estrellas de los Mundiales sub 17 (I)?

En primer lugar me gustaría pedir disculpas por no haber publicado el miércoles pasado. El encadenamiento de diversos quehaceres fue el motivo. De hecho uno de ellos tiene que ver con el fútbol. Entre las cosas que me "secuestraron" se encontraba la narración del partido de octavos de final del Mundial sub-17 entre Brasil y Ecuador.

Fue buscando datos de los equipos y preparando el duelo cuando me pregunté que habría sido de algunos de los jugadores que en su día llamaron la atención en el torneo. Qué les deparó el futuro a aquellos futbolistas que ganaron la Bota o el Balón de Oro. Hay casos de todo tipo, desde los que han triunfado hasta los que han caído en el olvido, desgraciadamente más de los segundos que de los primeros. Os traeré estos nombres a lo largo de dos entregas, la segunda el próximo miércoles.

Marcel Witeczek: De origen polaco, fue la Bota de Oro de la edición de 1985 con Alemania. Por entonces se encontraba en la cantera del Oberhausen pero ese verano cambió de aires rumbo hacia la del Bayer Uerdingen, el equipo que le haría debutar en la Bundesliga y que hoy naufraga por las categorías más modestas del país tras sus problemas financieros. Pasó allí cinco temporadas y comenzó a subir escalones. Después de una estancia de dos campañas en el Kaiserslautern alcanzó su cenit en el Bayern Munich. De hecho algún aficionado del Barcelona le recodará con cierto rencor pues fue el autor de dos goles que servirían para eliminar al conjunto azulgrana en las semifinales de la UEFA del año 1997. Posteriormente fichó al borde de la treintena por el Monchengladbach, donde se convirtió en un habitual de las alineaciones durante cinco ejercicios. Sus últimas incursiones en el balompié tuvieron lugar en el Wattenscheid de Regional y en el Albstadt de quinta división, a quien prestó sus servicios antes de dejar la práctica deportiva en 2007.

Moussa Traoré: No hay que confundir a su homólogo actual con este jugador de Costa de Marfil que fue Bota de Oro en la edición canadiense del año 1987. Pese al boom que supuso este logro, no salió de su país hasta tres años más tarde. Lo hizo para atender una llamada del Rennes, único equipo de su carrera que conoció la Ligue 1. Apenas duró un año antes de emprender un largo periplo por Francia que le llevó primero al Olympique Alés y luego al Angers, al Créteil Lusitanos y finalmente al Stade Tamponnaise. En este último coincidió durante varias temporadas con el mítico ex jugador del Oviedo, Franck Ravaribony.

Philip Osundu: En un Mundial, el de Canadá, en el que los africanos brillaron con luz propia; Osundu fue nombrado Balón de Oro pese a que Nigeria no se alzó con el trofeo. Fue seguramente la única alegría que se llevó en toda su carrera. Las dudas sobre su edad real siempre persiguieron su figura, incluso cuando el Anderlecht le dio la oportunidad de jugar en Europa. La fuerte competencia hizo que encadenara sucesivas cesiones. Primero al RWDM, luego a La Louviere y finalmente al Union Saint Gilles. Viendo el cariz que tomaban las cosas decidió dar un giro radical a su vida y aceptó un puesto de limpiador en el aeropuerto de Zaventem, trabajo en el que se desempeñó tres años antes de que primero el Diegem y posteriormente el Merchtem 2000 le dieran la oportunidad de dar sus últimas patadas al esférico. Finalmente se retiró en 2004.

Fodé Camara: Otro futbolista africano que se hizo famoso gracias a la cita, en concreto a la que tuvo lugar en Escocia en el año 89. El guineano se coronó como máximo goleador del torneo con tres dianas, la cifra más pobre de la historia de un pichichi. Tres equipos belgas han marcado principalmente su carrera. El primero de ellos es el Sint-Niklase, con el que debutó como profesional y en el que estuvo cuatro temporadas. Por entonces su vida era estable, una tónica que se convertiría en el futuro en poco habitual. El segundo es el Waregem, que se hizo con sus servicios en el año 95. Allí pasó una temporada antes de marcharse al Kortrijk, el tercero de los equipos en cuestión. La trayectoria que siguió desde entonces fue la siguiente.

Tras una campaña en este último volvió al Waregem. Un año en su ex equipo, movimiento hacia el Harelbeke y en el siguiente mercado veraniego de nuevo al Waregem en una tercera etapa. Como siempre no pasó de un ejercicio. En el 2000 se marchó para jugar en el Yunnna Hongta de la liga china y en 2001 era el Chengdu Wuniu el que se hacía con sus servicios. Acostumbrado a los contratos cortos, acabada la temporada fichó de nuevo por el Kortrijk. Un año en Bélgica y vuelta a Asia para jugar en el Bontang de la liga indonesia entre el 2003 y el 2006. No obstante "la cabra siempre tira al monte" y a pesar de que allí parecía feliz regresó de nuevo al Kortrijk. No le debió gustar lo que vio o debía tener billete de ida y vuelta porque al acabar el curso regresó al Bontang. Jugó un ejercicio, recogió sus cosas y puso rumbo a su Guinea natal para enrolarse en el Fello Star. Y cuando todo apuntaba a que se quedaría allí a vivir, recibió una sorprendente oferta del Nonthaburi tailandés, donde sigue jugando con 37 años.

Adriano Gerlin da Silva: Si Traore se ha convertido en un referente de la transhumancia futbolística el caso del máximo de Italia 1991 y Balón de Oro del Mundial sub 20 de 1993 no le va ni mucho menos a la zaga. El primero de estos dos éxitos le sirvió para ganarse su primer contrato profesional con el Guaraní y el segundo le llegó cuando ya estaba en las filas del Neuchatel Xamax suizo. Sin embargo poco a poco se fue diluyendo y tras tres campañas en las que no terminó de explotar para jugar primero en el Botafogo, luego en el Juventud y posteriormente dos campañas en el Sao Paulo, donde fue cortado.

A partir de ahí consiguió lo que probablemente sea un récord absoluto: Jugar en catorce equipos durante once años. A saber: En 1999 pasó por Naútico y Mineiro, en el 2000 por el Sport Recife, en el 2001 por el Urawa Reds, en el 2002 de nuevo por el Sao Paulo, en el 2003 por el Bahía y por el Naútico, en el 2004 por el Portuguesa Santista, en el 2005 por el Pogon Szczecin polaco, en el 2006 por el Bragantino, el Clube Regatas y el Nacional de Medellín, en el 2007 por el Juventus brasileño y finalmente ese mismo año por el Oeste Paulista, donde aguantó dos temporadas antes de retirarse.

Nii Lamptey: La suya es una historia realmente trágica. Todo comenzó en aquél Mundial sub 17 de Italia en el que se convirtió en Balón de Oro por delante de jugadores como Verón o Del Piero. Su selección se proclamó campeona y fue bautizado como "el nuevo Pelé" por el propio O Rei. Lamptey empezaba pues a ver la luz al final del túnel tras una infancia traumática marcada por la figura de un padre alcohólico que le pegaba, que le insultaba desde la banda cuando jugaba al fútbol y que le echó de casa después de divorciarse.

Tras maravillar al mundo con su actuación individual en aquél torneo, Lamptey fichó por el Anderlecht. Allí confirmó su progresión hasta el punto que se marchó al PSV justo después de ser finalista en el Mundial sub 20 al que hacíamos referencia con nuestro anterior protagonista. Lejos de dar un bajón su rendimiento incluso mejoró, lo que hizo pensar que había nacido una estrella.

Sin embargo la mala suerte volvió a cruzarse en su camino en forma de agente. Lamptey cedió sus derechos a un sinverguenza de origen italiano que comenzó a especular con él y que aceptó una oferta del Aston Villa, equipo que por entonces era mucho peor que los holandeses, con tal de embolsarse una buena comisión. Fue allí, en Inglaterra, donde comenzó su declive. A su pobre campaña le siguió otra igual en el Coventry y una más en el Venecia, equipos en los que estuvo antes de marcharse al Unión Santa Fe colombiano.

Allí volvió a sufrir una desgracia personal más, el fallecimiento por enfermedad de su hijo Diego cuyo cadáver no puedo expatriar, tuviendo que se enterrado en el país sudamericano. Aquello le dejó tocado e incluso dejó el fútbol por un tiempo antes de aceptar la oferta del Ankaragücü primero y del Uniao Leiria después. Asentado pues en Europa se marchó a Alemania para firmar por el Greuther Fürth, donde su vida se vio obligada a sufrir nuevos reveses.

Al vacío y la marginación sufrida por sus compañeros de equipo en una liga donde los contrarios le castigaban con dureza se unió la pérdida de su hija Lisa, que tuvo que recibir sepultura en Alemania. Cuando ya no pudo aguantar más se marchó a China a seguir con su vida en el Shandong Luneng, donde según sus palabras por fin fue feliz. Tras un año allí fichó por el Al Nassr saudí y posteriormente por el Asante Kotoko de su país antes de retirarse en el Jomo Cosmos sudafricano. Hoy vive a las afueras de Accra, donde tiene una granja de ganado.

Wilson Oruma: Era el capitán nigeriano cuando fue Bota de Oro en el Mundial sub 17 celebrado en Japón en el año 93. Un año después de aquello ya estaba dando el salto a Europa, como tantos jugadores africanos a Francia. El club que apostó por él fue el Lens, donde pasó cuatro años con una cesión al Nancy entre medias. No terminaba de cuajar y al final el dinero de los turcos acabó llevándole al Samsuspor en una breve etapa de un año antes de volver al país galo para enrolarse en el Nimes.

Un paso atrás en su carrera al que siguió otro, el que le llevó al Servette. Allí volvió a recuperar las buenas sensaciones hasta tal punto que, previo paso por el Sochaux, se ganó un contrato con el Marsella. Aquello sin embargo le llegó tarde, al borde de la treintena. Tres temporadas después de marchaba al Guingamp y finalmente al Kavala griego, donde se retiró en 2010.