lunes, 28 de febrero de 2011

Las dudas razonables del tercer escalón

Los que me leéis, y si no podéis tirar de hemeroteca para comprobarlo, sabréis que siempre he sido un más que firme defensor de la Bundesliga por muchas cosas. En primer lugar porque la consideraba menospreciada a pesar de su nivel, en segundo por su espectacularidad y por último debido a un aspecto meramente emocional ya que mis mejores experiencias en la narración las viví en partidos del Bayern o el Eintracht.

Sin embargo no por ello he dejado de ser objetivo y siempre he defendido ese dogma innegociable de que las mejores ligas europeas son la Premier, la española y el Calcio. Siempre hasta hoy, cuando tengo argumentos poderosos para rebatirlo. Sería absurdo ocultar que las dos primeras están en otro nivel pero sí se puede debatir acerca del tercer escalón.

Mientras el fútbol en Italia da la sensación de estancarse en todos los sentidos, el que llega de Alemania parece haber perdido todos los complejos históricos y mejora a pasos agigantados con cada día que pasa. Tanto en marketing como en vistosidad y probablemente con un poco más de tiempo también en jugadores, la Bundesliga empieza ya a discutir al Calcio como tercera potencia sin que desde territorio transalpino que haga nada al respecto.

Bien es cierto, conviene no pasarlo por alto, que el vigente campeón europeo es el Inter de Milán pero no lo es menos que logró su entorchado a partido único contra el Bayern, el mismo que tiene grandes papeletas para eliminarle en octavos de final este año. Y lo hizo con el que probablemente sea el mejor entrenador del mundo en el banquillo, estratega que ya no está para sacarle las castañas del fuego.

Con una competición doméstica bastante desvirtuada en la que Juventus y Roma han dejado de ser alternativas a los equipos de Milán y en la que de momento solo mantiene el pulso con ambos el Nápoles, el panorama fuera de las fronteras es aún más desolador. La Sampdoria ni siquiera pudo colarse en Champions eliminada por el Werder y los tres que han llegado a octavos cayeron como locales en la ida ante equipos a priori inferiores como el Shakhtar Donetsk, el Tottenham y en mucha menos medida el Bayern.

Por si fuera poco sólo un representante del país llegó vivo a dieciseisavos de la Europa League, una competición en la que la Fiorentina es el único equipo que ha pisado las semifinales en los últimos cinco años. Ese dato demoledor contrasta con el de la Bundesliga, que ha colocado a cuatro equipos diferentes en la penúltima ronda, dos de los cuales, el Werder y el Hamburgo, además han repetido.

Este año al menos el Leverkusen paladeará los octavos, una ronda que espera pasar en Champions además del Bayern el Schalke de Raúl tras el empate a uno cosechado en su visita a Valencia. El del español es uno de los nombres que han comenzado a darle lustre a la competición teutona, dónde cada vez aterrizan más jugadores prometedores conscientes de que es un trampolín inmejorable para ir a la Premier o a España.

En una liga en la que las defensas, y esto desde luego es uno de los puntos débiles, son una verbena los jugadores ofensivos lucen mucho más de cara al exterior. Basta mencionar el dato que dice que por los 8 empates a cero que se han visto en las 24 jornadas que llevamos de la Bundesliga, se llevan 28 en las 27 que se han jugado hasta ahora en el Calcio.

Es cierto que los amantes del fútbol más táctico tienen en muy alta estima que las porterías se mantengan imbatidas pero es innegable que el anárquico fútbol alemán tiene mucho de atractivo para el espectador. Anárquico, por supuesto, cuando hablamos de clubes. Porque a nivel de selecciones el cantar es otro bien distinto.

Con un combinado compuesto en su mayoría por futbolistas que juegan en el país, la Mannschaft funcionó como un engranaje perfecto durante el pasado Mundial, algo que no puede decir la selección italiana con un grupo semejante. Muchos defenderéis, normal, que Italia fue campeona del mundo hace cuatro años. Impepinable. Pero aquella competición en Alemania fue el empujón necesario para convertir al país en potencia mientras que lo de la azzurra fue nadar para morir cruelmente en la orilla, el último hálito de una grandeza que se ha ido perdiendo.

Los fogonazos esporádicos que ofrecen los clubes transalpinos en Champions dan ligeros argumentos a la UEFA, de momento, para mantener el actual sistema de asignaciones a nivel europeo. Pero... ¿Por cuánto tiempo? Ya hay voces que se levantan pidiendo más presencia de la Bundesliga en detrimento del Calcio y los argumentos para ello cada vez son más poderosos. La poderosa maquinaria germana está engrasada y promete no tener piedad con la ajada industria italiana.

viernes, 25 de febrero de 2011

Nombres del fútbol: Equipos calendario

Sucede en la liga paraguaya un fenómeno peculiar, el de los llamados "Equipos calendario". Situados en diferentes localidades y alejados por lo general de los puestos altos de la clasificación, su nombre hace rememorar al país entero fechas o elementos históricos manteniendo el recuerdo latente cada fin de semana.

Una bonita forma de no dejar caer el pasado en el olvido y de mezclar este con el fútbol, que sin duda es el principal entretenimiento del pueblo en nuestros días. Tres días del año; el 12 de octubre, el 2 de mayo y el 3 de febrero, que gracias al deporte rey se rememoran con la llegada de la jornada de liga por diversos motivos.

Quizás de todos el más peculiar sea el caso del 2 de mayo, que no es en realidad un día histórico en el calendario paraguayo sino el nombre de un regimiento militar que combatió en la Guerra del Chaco, aquella que enfrentó a bolivianos y guaraníes por el Chaco Boreal entre 1932 y 1935 en el que fue uno de los conflictos más sangrientos de Sudamérica.

Los primeros sufrieron 60.000 bajas por 30.000 de los segundos. De entre los que regresaron vivos a Paraguay algunos de los pertenecientes al Regimiento de Infantería del 2 de mayo decidieron fundar el club de fútbol bajo esta nomenclatura con el fin de honrar al grupo en el que había combatido.

Hoy el equipo de la ciudad de Pedro Juan Caballero navega por las categorías más modestas del fútbol del país después de precipitarse al vacío tras el descenso de Primera en 2009, categoría en la que llevaba seis años ininterrumpidos codeándose con los más importantes.

Un poco más arriba, en segunda, está el 12 de Octubre de Itaguá. Por mucho que la fecha que lo bautiza coincida con el día del descubrimiento de América no este el motivo por el que decidió adoptarla. La efeméride del viaje de Colón coincidió 321 años después con el día el que el Paraguay se independizó de España y Argentina.

Fueron momentos importantes para la zona como momentos importantes tuvo también el club en la Primera División. Durante los once años que pasó en ella, hasta su descenso en 2009, el equipo consiguió conquistar una vez, en 2002, el Clausura; lo que le valió para disputar la Libertadores. Aquello queda ya atrás y tras certificarse su caída a la categoría de Plata ahora se maneja por la zona media en busca de más tardes de gloria.

Unas tardes de las que ahora goza el 3 de febrero, que con mucho esfuerzo consigue mantenerse entre los más importantes del país desde el año 2005. Esa fue la campaña en que subió, convirtiéndose en el segundo club del interior que lo conseguía.

Situado en Ciudad del Este, la fecha que usa el equipo va íntimamente ligada a la ciudad. Fue este día en el que el dictador Stroessner fundó en 1957 Puerto Stroessner (antiguo nombre) y en el que fue rebautizada con su nombre actual después de la caída del dictador también un 3 de febrero pero de 1989.

miércoles, 23 de febrero de 2011

¿Qué ha sido de... Las cabras en el garaje de Boca (III): Mikael Yourassowsky?

Cualquier secretario técnico que se precie sabe que sin duda una de las posiciones más difíciles de cubrir en un terreno de juego es la del lateral izquierdo, más que nada porque hay menos zurdos que diestros y generalmente los que tienen esa característica prefieren desarrollar su labor un poco más arriba en el campo.

Lo que ya no resulta tan comprensible es saber que llevó a Boca Juniors a incorporar a un futbolista belga a sus filas. Vale que hubiera apuntado muchas maneras en el Anderlecht y que incluso hubiera llegado a estar a prueba con el Barcelona, pero su contratación fue cuanto menos sorprendente.

Sea por lo que sea, el caso es que el equipo bonaerense lo hizo y le metió de joven en sus categorías inferiores donde esperó la oportunidad de ser llamado a filas en el primer equipo. Le llevó su tiempo pero al final lo consiguió de la mano de Carlos Bianchi, que apostó por él en un partido peculiar contra Colón.

Y digo peculiar porque se dio en unas circunstancias muy concretas. Es decir, justo antes de la final de la Copa Libertadores frente a Once Caldas, partido en el que el técnico argentino decidió dar descanso a todos los titulares para preparar el vital encuentro. No debió hacerlo mal en aquél choque pues repitió también en el siguiente frente a San Lorenzo.

Poco más ofreció. La marcha del hombre que le dio la alternativa y la rotura de los ligamentos cruzados de la rodilla izquierda acabaron con su aventura en La Bombonera. Finiquitada esta decidió regresar a Europa aceptando una oferta del Pontevedra que finalmente no se concretó del todo.

Su representante no se puso de acuerdo con el club, los gallegos no firmaron los papeles, había dudas sobre su rodilla... al final el belga estuvo varios meses sin jugar. Cuando volvió a poder hacerlo fue en Grecia, en las filas del Kerkyra. Se hizo un habitual del carril del tres y dio un pequeño salto cualitativo firmando por el Ethnikos Asteras.

Tras gozar de pocos minutos en aquella aventura consiguió un nuevo contrato en tierra helenas, el que le ofreció el Skoda Xhanti, con el que tampoco llegó a tener oportunidades. Presintiendo que su aventura en el país había terminado aceptó de nuevo una exótica oferta de un equipo que no había escarmentado con lo que le pasó a Yourassowsy en Boca.

El infeliz club fue el Atlético Mexiquense, donde no llegó a pasar una temporada completa. Con 26 años y fracasos constantes en su mochila aceptó otra peculiar oferta, la del Rijeka croata. Allí jugó la pasada campaña y ahí se le pierde la pista pues según la web del club ya no figura en la plantilla. Cualquier información sobre su paradero que podáis aportar será bien recibida.

lunes, 21 de febrero de 2011

¡Qué vienen los rusos!

Con este nombre tan apocalíptico se lanzaba a la gran pantalla en el año 1966 una comedia británica que llegó a estar nominada a cuatro Óscars; incluido el de mejor película y mejor actor, categorías que sí conquistó en los Globos de Oro. Eran los tiempos de la Guerra Fría y el contexto era bien diferente al futbolístico. Pero hay títulos que son intemporales y por supuesto perfectamente adaptables.

Muchas de las batallas de nuestros días, trivializando el término por supuesto, se juegan sobre un césped con un balón por medio. Y si bien es cierto que siempre hay potencias hegemónicas, especialmente en el bloque occidental del Viejo Continente, no lo es menos que en el Este comienzan a apreciarse pequeños reductos de insurgentes, ansiosos por levantarse contra el régimen establecido.

Conviene aclarar que los "rusos" a los que hago mención en el título vienen a ser lo que las suecas a la frase de López Vázquez "Que vienen las suecas". En este segundo caso el concepto genérico englobaba a todas aquellas mujeres altas y rubias. En el que yo hago mención viene a referirse a la antigua URSS y Polonia encajonados en un mismo grupo, por mucho que más de uno y más de dos no estuvieran contentos con la generalización. Realizada esta pequeña matización, procedo.

Decía que últimamente el dibujo del fútbol europeo parece haber cambiado ampliando un nuevo horizonte. El indicio primigenio fue la sorprendente Copa de la UEFA del año 2005, conquistada de forma brillante por el CSKA de Moscú en la primera final que disputaba un equipo de la zona. Aquello podría haberse considerado como un hecho aislado, pero nada más lejos de la realidad.

Tras el intervalo del gran Sevilla que levantó el trofeo en dos ediciones consecutivas (una de ellas tras eliminar al Shakhtar de forma agónica con el gol de Palop), lo que había sido un espejismo comenzaba poco a poco a convertirse en realidad. Primero el Zenit San Petersburgo y posteriormente el propio Shakhtar Donetsk conquistaban la segunda competición más importante de clubes en 2008 y 2009; demasiada casualidad para no tomarlo como algo a tener en cuenta.

Y más si añadimos que aquellas gestas coincidían en el tiempo con la irrupción en la Eurocopa de 2008 de la gran Rusia que, liderada por Arshavin y con una generación que se demostraba de lo más prometedora, alcanzó las semifinales y no llegó más lejos porque tuvo que lidiar con uno de los mejores equipos de la historia.

Con estos hitos el bloque consiguió al menos ser tenido en cuenta como peligroso por su fútbol y no sólo por esos "terribles viajes", que en algunos lugares se pintaban poco menos que como el de Miguel Strogoff pero que en el fondo no eran sino una parte más de la poco dura vida del futbolista.

La pasada campaña quizás fuera la excepción en la dinámica triunfal de la extinta Copa de la UEFA, con el Rubin Kazan como único representante en octavos, rebotado de la Champions. Ahora bien, ese inciso queda sin duda perdonado por la buena evolución en el máximo torneo europeo. Además de que el propio equipo tártaro no cayó en ninguno de sus enfrentamientos contra el poderoso Barcelona, el CSKA de Moscú se plantó en cuartos de final, algo que no lograba un conjunto de Europa del Este desde el magistral Dynamo de Kiev del año 99.

Aquella hazaña podría repetirse esta campaña si el Shakhtar Donetsk logra imponerse a la Roma en octavos de final, donde venció en la ida por 2-3. De hacerlo casi todos le querrían sin duda en siguiente ronda pero que nadie se equivoque, muchos son los que apuestan este año por los ucranianos como la revelación del campeonato, algo impensable hace años de un equipo oriental.

Por si fuera poco, los "rusos" también han recuperado los galones en la Europa League. Hasta ocho equipos se han colado en los dieciseisavos de final, de los cuáles sólo el Metalist Járkov y el Rubin Kazan apenas tienen opciones. Al Zenit, al CSKA y al Spartak se han unido el siempre peligroso Dynamo de Kiev y los emergentes BATE Borisov (que ya alcanzó una ronda final de la Champions) y Lech Poznan (entrenado por Jose Mari Bakero).

Cifras que avalan el buen momento del fútbol de la zona, que se ha visto beneficiado por las poderosas inversiones de los oligarcas en algunos casos, y por el acierto en los fichajes y la buena adaptación de los mismos en otros. Son los cimientos de un gran edificio cuya primera fase se construirá en la Eurocopa de Polonia y Ucrania de 2012 y que tiene fecha de finalización, el Mundial de Rusia 2018. Quizás para entonces haya que hablar de un "nuevo orden" en lo que a fútbol se refiere.

Aprovecho para deciros que presento en Pasión Deportiva Radio (http://pasiondeportivaradio.com/) un programa deportivo nocturno llamado "La paradinha", de domingo a jueves de 12 a 1 de la madrugada. Tertulia, noticias y secciones diarias en un buen ambiente.

viernes, 18 de febrero de 2011

Nombres del fútbol: Mariano Melgar

Sucede en muchas ligas sudamericanas que de repente aparecen equipos con nombres de lo más peculiar como es el caso del "The Strongest" boliviano o del "Club Deportivo Mineros de Guayana" venezolano. En otros casos son nombres propios lo que bautizan a un conjunto y dentro de este grupo el FBC Melgar (Foot Ball Club Melgar), es uno de ellos.

Morador habitual de la zona media de la tabla, este club, sito en Arequipa, es quizás en la actualidad conocido por dar cabida en sus filas a Fernando del Solar, hermano del mítico Chemo, probablemente el peruano más conocido que pasó por la liga española dejando su clase en el mediocampo para equipos como el Tenerife, el Salamanca, el Celta de Vigo o el Valencia.

Pues bien, el hombre encargado de bautizar a la entidad es Mariano Melgar, una importante figura en la historia del país andino. Nacido a finales del siglo XVIII ya de joven apuntaba maneras como erudito, unas maneras que con la edad refrendaría siendo destacado como una de las figuras más reconocidas en el panorama cultural y social de la época.

Gran mérito en su formación tuvo el Convento de San Francisco, donde ingresó de joven y del que exprimió al máximo la biblioteca, una de las más completas que se podía encontrar en Perú. Tan completa que incluía algunos libros prohibidos por su carácter revolucionario de los que bebió Melgar, al igual que otros, para implicarse a la postre en la vida política.

Pero antes de que eso sucediera, nuestro protagonista abandonó el convento tras recibir las órdenes menores y el flechazo de Cupido, que puso en su vida a Manuelita Paredes. Era la época en la que comenzó a desarrollar su faceta literaria y en la que volcaba con mayor maestría sus sentimientos.

De hecho para la historia quedan plasmados en su obra no sólo el desengaño amoroso que sufrió con Paredes sino el que a la postre le produjo María Santos Corrales (bautizada como Silvia en sus escritos). De esta última en especial quedó profundamente enamorado hasta el punto que regresó a Arequipa desde Lima, donde había acudido a formarse.

En la capital, en la Universidad San Marcos (que para los lectores más avezados también aparece en "La ciudad y los perros" de Vargas Llosa) continuó con sus estudios de leyes y forjó su fragor revolucionario, en el que se refugiaría cuando en la familia de Silvia le dijeron que jamás podría casarse con su hija.

Desengañado, decidió pelear por la independencia peruana y se unió al ejército para combatir en la batalla de Umachiri. Allí fue derrotado y hecho prisionero por las tropas españolas encabezadas por el general Ramírez. Poco después de esto fue fusilado con 24 años y, con el tiempo, reconocido por su país como uno de los primeros adalides de la Revolución y, por supuesto, por el equipo de fútbol de su localidad natal.

miércoles, 16 de febrero de 2011

¿Qué ha sido de... Las cabras en el garaje de Boca (II): Georgi Kinkladze?

Cómo aterrizó un georgiano en Buenos Aires para fichar por Boca Juniors es algo que difícilmente se podría explicar si no fuera porque el jugador en cuestión no era otro que el mítico Georgi Kinkladze, un talentoso centrocampista que a la postre se convirtió en uno de los futbolistas más importantes que jamás nacieron en el país.

Hay que aclarar que su paso por La Bombonera fue poco menos que testimonial. Cualquier socio que por entonces hubiera emprendido un viaje largo o hubiera decidido por principios dejar de seguir durante tres meses a su equipo puede que no llegara a enterarse de su existencia. Porque ese fue el periodo que Kinkladze pasó allí, el justo para llegar, conocer a Maradona e irse por donde había venido. Tan fugaz fue su paso que ni siquiera en internet hay documentos gráficos que demuestren que algún día llegó a vestir la camiseta.

En favor de Boca hay que decir, bien es cierto, que el georgiano llegó con un buen cartel. Hijo de un padre obsesionado con su formación futbolística, ya de joven comenzó a despuntar en el Dinamo de Tiblisi. La guerra civil le sacó del país durante un tiempo y le mandó rumbo a Alemania para jugar en el Saarbrücken, donde coincidió con el mítico Eric Wynalda.

Terminó la temporada y tocaba regresar a su país natal pero la situación no había mejorado mucho por lo que primero intentaron colocárselo sin éxito al Atlético de Madrid y en una tournée por la capital de España le acercaron también por entonces a la Ciudad Deportiva del Real Madrid para que entrenara con el B. No convenció pero llamó la atención de los ojeadores de Boca, que se moverían en los despachos para conseguir una de las cesiones más bizarras en la historia del fútbol argentino.

Tras esta brevísima etapa regresó a Georgia donde explotó. Explotó tanto que entró en esa lista de futbolistas bautizados con los nombres de una estrella mundial y el añadido de su región. Es decir, igual que a Baljic se le llamaba "El Rivaldo de los Balcanes" a él se le concedió el apelativo de "El Rivera del Mar Negro" cuando se decía que varios equipos transalpinos andaban tras sus pasos.

A pesar de que el mote le hubiera ayudado a entrar con buen pie en Italia, nunca llegó a jugar allí. La culpa de ello la tuvo el Manchester City, que se aseguró una opción preferencial que a la postre ejecutaría. Fueron sin duda los años de mayor relevancia de Kinkldaze, que se ganó el corazón de una hinchada que necesitaba ensalzar a alguien para no pensar en lo desastroso de la situación deportiva.

El equipo descendió a pesar de los esfuerzos del georgiano que, encantado con la situación de ser la estrella, decidió quedarse a pesar de las ofertas que según decían le habían llegado del Liverpool, del Inter e incluso del Barcelona. Nunca sabremos si aquella decisión fue acertada. Entró en los libros de historia del equipo pero dejó pasar el tren que quizás le hubiera convertido en una figura mundial.

En su primera temporada en segunda el City evitó por los pelos bajar una vez más a pesar de lo cual Kinkladze decidió quedarse en el club, en parte gracias a las muestras de apoyo de la grada, que realizó todo tipo de campañas publicitarias para retenerle. Mala idea pues al siguiente año, esta vez sí, el equipo dio con sus huesos en la tercera categoróa del fútbol inglés.

Esta vez en mediocampista decidió marcharse. Lo hizo al Ajax de Amsterdam donde estaba llamado a ser el sustituto de Litmanen. Al final ni eso ni nada. Sin apenas protagonismo al comienzo de la siguiente temporada le pusieron a entrenar con los reservas y viendo la situación, aceptó una propuesta para volver a Inglaterra, concretamente al Derby County, como cedido.

Ese préstamo se convirtió a la postre en traspaso. Un traspaso que supusto una etapa de tres fases. Una primera en la que fue habitual, una segunda en la que alternaba el banquillo por el césped y una tercera en la que alternaba la grada con el banquillo y que le llevó incluso a pedir explicaciones a su entrenador, con su abogado de por medio.

El mister era por encontonces Colin Todd y su destitución animó a Kinkladze a seguir más tiempo en el club, rechazando propuestas del Valencia o el Mallorca. La llegada del nuevo míster le llevó durante un tiempo por la dinámica anterior e incluso llegó a tocar fondo cuando fue puesto a entrenar con los reservas.

Aún así consiguió redimirse y unos meses después ya estaba jugando en el equipo titular, lo que no le sirvió para seguir en el club dada la situación económica. Sin equipo, se puedo a trabjar con el Portsmouth y llegó a probarse con el Panathinaikos si bien el fichaje no se llevó a cabo, como tampoco sucedió en casos como el del Dundee o el Leeds.

Parecía pues que su carrera tocaba a su fin. Sin embargo un viejo amigo vino en su ayuda. Era el técnico del Anorthosis Temuri Ketsbaia, hombre milagro en el equipo chipriota, que le llamó a filas para que se uniera a sus hombres. Junto a él resucitó en aquella temporada en la que el equipo ganó la liga y se ganó el derecho a jugar la previa de la Champions, en la que a la postre serían eliminados por el Rangers en tercera ronda.

Sus actuaciones ante el equipo escocés llamaron la atención del Rubin Kazan, que le hizo una oferta. Olvidando el favor que le había hecho su amigo, dándole un papel estelar cuando ya no era nadie en un equipo en franco crecimiento, le dejó tirado para marcharse a Rusia. En su primera temporada en tierras tártaras se ganó la confianza del técnico Berdeyev, que confiaba en él contra viento y marea.

Terminada aquella campaña el Anorthossis intentó volver a por él, pero Kinkladze manifestó su deseo de quedarse en Kazan y de renovar su contrato por el equipo. Al final consiguió renovar por un año, su úiltimo año. Se lesionó a comienzo de temporada y no pudo reaparecer hasta mayo.

Volvió a jugar en agosto el que sería su último partido. Los persistentes problemas físicos y la delicada situación de los georgianos en el equipo animaron al Rubin a no renovarle y ahí acabó su carrera. Una de las carreras peor gestionadas de la historia del fútbol.

lunes, 14 de febrero de 2011

El adiós del San Lázaro del fútbol

Cuando me preguntan cuál es para mi el mejor jugador de los que he podido ver, siempre digo Zinedine Zidane. Un hombre que cada fin de semana sacaba la paleta y dibujaba una obra maestra sobre el terreno de juego. A veces era un gol, a veces un control, otras un pase... una pincelada suelta, como mucho dos; máximo exponente de la belleza balompédica. Con permiso de sus salidas de pata de banco, se mantuvo regular toda su carrera practicando un fútbol exquisito, que deleitaba los sentidos. Un fútbol que se podía ver, tocar, paladear, escuchar e incluso, con un pequeño esfuerzo, hasta oler.

Ahora bien, siempre hago un pequeño matiz si mi interlocutor me lo permite. Si espeficamos y lo que me quiere preguntar exactamente es cuál ha sido para mi el mejor jugador del mundo en un momento determinado, en un preciso espacio de tiempo, mi respuesta es: "El Ronaldo del Barcelona".

Ni siquiera la mejor versión de Ronaldinho con los azulgrana, ni el Messi o el Cristiano Ronaldo de este año -que se baten a cara de perro con conseguir el pichichi más codiciado de la historia de la Liga- igualan para mi a aquella versión del jugador brasileño cuando aterrizó en España con 20 años procedente del PSV.

Áquel tipo, que por entonces fue el fichaje más caro de la historia al ser adquirido por dos millones y medio de pesetas, dejó en mi una huella que difícilmente podría explicar. Vale que muchos me diréis que era un impresionable niño de diez años pero con el tiempo he vuelto a ver vídeos y vídeos de aquella época y sigo teniendo la misma sensación que por entonces.

La sensación de que Ronaldo abusaba de los demás, que convertía en tremendamente ingrata la profesión de portero y en absurda la de defensa. Que se reía del concepto "forzar el fuera de juego" marcando una línea imaginaria con escuadra y cartabón o simplemente jugando un metro por delante de los defensores sabiendo que una vez que hubiera arrancado no sólo lo arañaría sino que sacaría además cuatro o cinco más.

Los necesarios para controlar, pensar como humillar al carcerbero, dejarle sentado en el suelo o tumbado de impotencia, e ir acariciando la pelota suavemente hasta la línea de fondo, gustándose, paladeando el gol, sabiéndose el rey del mundo.

De nada servían los conceptos defensivos de escuela. Las patadas, los agarrones, el achique de espacios... de uno en uno o de dos en dos, los jugadores que salían a su paso iban siendo retratados y ridiculizados por el futbolista brasileño. Chocaban entre ellos, se doblegaban ante su fuerza, perdían el equilibrio sin apenas poderse haber acercado al balón... formas amargas de sucumbir ante un hombre que de nacimiento había sido programado para saber en cada momento dónde estar y qué hacer.

Resulta imposible decir hasta dónde hubiera llegado Ronaldo si el nivel que mostró en esa etapa y el que exhibió en el Inter hasta su doble lesión de rodilla se hubiera mantenido de forma constante el resto de su carrera. Porque aquellas dos puñaladas que le dio el destino no fueron solo físicas sino también psicológicas.

Aún marcada en su mente aquella final del Mundial 98 en la que jugó bordeando los límites máximos de la inflitración humana bajo la atenta mirada de todos los ojos del planeta, Ronaldo tuvo que vivir por dos veces esos momentos en los que, tirado en el suelo de impotencia y llorando de rabia y frustración, un futbolista asiste en un par de minutos a la película de toda su carrera.

Una doble fallecimiento futbolístico del que sólo pudo resucitar alguien como él, un San Lázaro del fútbol -personaje religioso a cuyo nombre donó figuradamente la que quizás fue su mejor obra-. Con trabajo, trabajo y más trabajo, consiguió volver. El mundo entero pudo ver el rostro de esfuerzo del delantero mientras levantaba kilos y kilos de pesas, siempre visualizando las redes y marcándose objetivos a corto plazo.

El primero fue retornar y una vez que ese se frustró en su intentona pionera comenzó a pensar en el siguiente, que no era otro que decirle a la gente en el mejor escenario posible que seguía vivo, que no había muerto sino que, como decía la canción, "estaba tomando cañas".

Y apareció en Corea con una lombriz de pelo en la cabeza ante el asombro del respetable, como una visión divina, cargando de nuevo sobre su nuca con cientos de millones de ojos. Pero esta vez salió cara. Ronaldo volvió a abusar como antaño de sus rivales y se resarció ganando el Mundial que se le negó en el año 98 y fichando por el Real Madrid.

Sin embargo superado su calvario personal y viéndose capaz una vez más de jugar a ser Dios pensó que se había ganado el derecho a disfrutar por primera vez en su vida. En un principio consiguió compaginar su doble vida con maestría, anotando 85 dianas en tres temporadas. Sin embargo poco a poco su estrella se fue apagando.

La llegada de Capello, el bajón de su rendimiento y la curvatura progresiva de su figura acabaron desterrándole a Milán donde, una vez más, fue castigado sin piedad por el fútbol. En un partido contra el Livorno su otra rodilla se rompió y con ella la ilusión de Ronaldo de intentar resucitar por tercera vez.

La herida de ésta cicatrizó pero las que poblaban ya su cabeza eran demasiado profundas como para obrar el milagro. El fenómeno había vuelto a ver su propio film, pero esta vez sí, se había quedado hasta los títulos de crédito. Se marchó a Brasil y allí, lejos de los focos y con el calor de su gente, sintiéndose incapaz de volver a ser el de antes, ha dicho hoy adiós. La gente, sabia, sabrá obviar el fin y recordar el comienzo. Aquellas tardes de gloria a las cinco de la tarde trotand0 por Las Gaunas, vilipendieando a los defensas en el Carlos Tartiere o perforando la portería de Navarro Montoya. ¡Qué lejos queda ya aquello!.

viernes, 11 de febrero de 2011

Nombres del fútbol: Giuseppe Meazza

El fútbol italiano en general y sobre todo el de Milán en particular, no podría entenderse ni comprenderse sin la figura del mítico Giuseppe Meazza, el hombre que bautiza al estadio que religiosamente comparten los dos equipos que cada año se disputan el llamado "Derbi della Madoninna", el más importante del país transalpino con permiso del romano y el turinés.


Conocido con el sobrenombre de "Balilla", la vida de Meazza bien podría ser el argumento de una de esas películas americanas de las sobremesas de fin de semana. Tras perder a su padre durante la I Guerra Mundial su madre se vio obligada a sacarle adelante y de muy jovecinto le puso a vender fruta en el puesto familiar. Para evitar que su cabeza se distrajera su madre le escondió los zapatos y no fue hasta los 12 años cuando le dejo entrar a formar parte de un equipo.

A partir de ahí su carrera fue fulgurante. Quizás dando rienda suelta a esos años en los que el balompié le fue prohibido, explotó en el Inter tras ser rechazado en el Milán por su escuálida complexión. Craso error pues Meazza se convertiría en la gran leyenda de los neroazzurri, con los que anotó en su primera etapa 245 goles en 348 partidos.

Goles de de todo tipo de factura de los que quizás sean los más recordados los que anotaba regateándose a medio equipo contrario y retando al protero a que saliera a su encuentro para driblarle también antes de llevar el balón a las mallas. Nadie se le resistía y todo el que le retaba salía escaldado.

Le sucedió por ejemplo al portero de la selección italiana, Giampiero Combi, que tras recibir un gol suyo de chilena en un entrenamiento le citó a hacer lo mismo cuando jugara en partido oficial contra la Juventus. Meazza no sólo le hizo uno de similar factura sino que además marcó otro después de regatearle, tras lo cual Combi se levantó y le estrechó la mano.

Eran aquellos tiempos en los que el fútbol era señorial, en los que el fútbol era más un juego que un deporte a vida o muerte. Una filosofía que Meazza siempre defendió siendo un crápula fuera de los terrenos y un maestro sobre el césped. Vividor, bebedor y mujeriego no fueron una sino varias las ocasiones en las que tuvieron que ir a despertarle media hora antes de un partido trascendental.

Desde la grada se oían las quejas de la directiva, que al final tenía que comerse sus propias palabras cuando su estrella anotaba un hat trick como el que hacía churros. Con todo, una lesión acabó alejándole del equipo en el que hizo historia y para el que no sólo dejó sus goles, sino también a otro histórico como Sandro Mazzola, al que conveció para ponerse la elástica interista en su día.

No tardó mucho en encontrar acomodo a su reaparición y lo hizo en el otro equipo de la ciudad, el Milán. Ahí comenzó su decadencia. La pérdida de su chispa se notó y aunque excelente aún, no volvió a ser el de antes. Tras jugar dos temporadas en el club se marchó primero a la Juventus, luego al Varese y posteriormente al Atalanta, antes de volver a recalar en el Inter como jugador-entrenador.

En esta segunda etapa, obviamente en el estado en el que se encontraba, poco pudo hacer. Pero ya no le hacía falta. Lo había dado todo durante 13 años en el club y también, por supuesto, en la selección. Meazza ha sido reconocido como el cuarto mejor jugador de la historia de los Mundiales y nadie duda que es, ha sido y probablemente será el futbolista más grande que tendrá el país transalpino.

Prácticamente el sólo ganó la Copa del mundo del 34 y la del 38 y, hasta la llegada de Riva, fue el máximo goleador histórico del combinado nacional, si bien, como bien decía Meazza, sus goles fueron muchos más importantes que los de su predecesor. Hoy su nombre se mantiene vivo en los aficionados bautizando el estadio de Milán, tan difícil de conquistar como difícil era robarle el balón al Balilla.

miércoles, 9 de febrero de 2011

¿Qué ha sido de... Las cabras en el garaje de Boca (I): Nahoiro Takahara?


Suecede en muchas ocasiones que nadie es capaz de entender algunos de los fichajes realizados por un equipo de fútbol bien porque el futbolista no tiene la calidad suficiente, porque su adaptabilidad parece cuanto menos complicada o simplemente porque no pega ni con cola y lo único que se espera de ellos es que se desenvuelvan como el nombre de la microsección que hoy arranca.

En este noble arte de la contratación de futbolistas exóticos Boca Juniors es uno de los clubes punteros y son muchas las historias de este tipo que se han vivido en la ciudad bonaerense hasta el punto que dan para escribir un serial de cuatro entregas que podréis leer este miércoles y los siguientes.

El primer protagonista de este no es otro que el delantero japonés Nahoiro Takahara, que vistió la histórica elástica del equipo argentino la friolera de seis partidos en la temporada 2001, cuando aterrizó como parte del proyecto con el que Mauricio Macri pretendía entrar con fuerza en Asia.

No creo que haga falta decir que el punta nipón fue el primer futbolista de su país en aterrizar en la potente liga sudamericana y, además, el primero en anotar un gol (de rechace, a puerta vacía y cayéndose); el que transformó en la victoria de su equipo por 6-1 ante Lanús. Cifras que desde luego no dicen mucho de su paso por La Bombonera, donde se esperaban cosas de él tras despuntar en su liga.

Allí, con el Júbilo Iwata, se había consagrado como uno de los mejores delanteros japoneses y su fama había llevado a varios equipos a llamar a su puerta. De hecho, tras su marcha de Sudamérica, no tuvo problemas, previo paso una vez más por el Júbilo, en encontrar acomodo en una gran competición europea como era la Bundesliga.

No fue el pionero sino el tercero en llegar tras Okudera y Ozaki y, como estos, consiguió aguantar varias temporadas en territorio teutón. Tras fichar por el Hamburgo y pasar tres temporadas allí, Takahara se mudó a Frankfurt, donde pronto se ganó el cariño de la afición del Eintracht, un cariño que correspondió con buen fútbol.

Aquél 2007 fue su gran año, en el que también logró ser el pichichi de la Copa Asia. Todo ello le valió para regresar a su país por la puerta grande de la mano del Urawa Red Diamonds, que pagó por él casi dos millones de dólares.

En su nuevo equipo rayó dos temporadas a un nivel aceptable pero la tercera no estuvo a la altura y acabó siendo transferido al Suwon Blue Wings coreano, donde ha permanecido los últimos meses hasta que, en el pasado mercado de invierno, sus compatriotas de Shimizu Pulse le han vuelto a reclutar para la J-League.

lunes, 7 de febrero de 2011

El fiel retrato de un genio

Me sucede en ocasiones cuando me apetece ver cine que en vez de recurrir a algo premeditado me pierdo entre las estanterías de alguna biblioteca pública a ver que encuentro. Generalmente me acabo dando de bruces con alguna película que en algún momento de mi vida alguien me había recomendado.

La extraigo del montón separándola como una espiga de trigo de la mucha paja que hay (he llegado a toparme con verdaderas atrocidades fílmicas como "Catwoman"), miro la reseña y, si finalmente me convence, me la llevo. De hecho pocas, muy pocas, son las veces que altero este ritual.

Sin embargo el otro día he de decir que lo hice. Desconozco cuál fue el motivo, quizás una ligera huella en mi subconsciente, el que me llevó a pararme sobre una película cuyo título no me decía nada: "The Damned United". En la portada, Michael Sheen de traje y corbata caracterizado en una figura que me resultaba familiar. En ese momento me dí cuenta y no pude evitar esbozar una pequeña sonrisa al tiempo que pensaba para mis adentros... "¡Sí, esta es la que trata sobre Brian Clough, que en su día quise ir a ver al cine y no pude!".

Como un niño con zapatos nuevos me fui a casa, cené y me tiré en ese rincón de la casa que todo el mundo posee y que en mi caso tiene la forma de un sofa grande de pana y color anaranjado con un cojín a juego (es más bonito de lo que descrito parece), situado debajo de un plano de la ciudad de Salamanca, de donde vienen mis raíces, y con una vista privilegiada del televisor.

Cualquier amante del fútbol conoce al menos por encima la historia de Clough, sus grandes éxitos, sus grandes triunfos. Pero la mayoría pasan de puntillas por encima de su mayor fracaso, leit motiv de este film que más que eso es un maravilloso retrato de la personalidad del genio cuando comenzó a jugar a ser Dios y también cuando parecía haber tocado fondo deportiva y personalmente.

Sus comienzos en el Derby County, el hecho aislado con Don Reavie que para muchos hubiera supuesto algo intrascendente y que para él se convirtió en un motivo de superación, su relación con su fiel escudero Peter Taylor y, sobre todo, su breve estancia -de sólo 44 días- en el Leeds United tras la marcha del propio Reavie (su mayor enemigo) a la selección inglesa.

Un profundo análisis en la salud y en la enfermedad de un genio de los banquillos, capaz de conseguir auténticos milagros y de renunciar a otros como consecuencia de los efectos de su egolatría desmedida y sus peleas consigo mismo. Un tipo lenguaraz que decía lo que pensaba, que hacía lo que quería sin consultar con nadie y que raramente reconocía un error, pero que cuando lo hacía tenía la humildad suficiente para agachar la cabeza.

Luchaba contra todos y contra todo simplemente porque pensaba que era el mejor, que las normas debía ponerlas él y que la misión de los demás era ver, oir y callar. Una mentalidad que acabaría siendo a la larga autodestructiva después de su grandes éxitos en el Notthingham Forest y le llevaría al alcoholismo que a la postre acabaría con él.

Su vida, desde luego, fue digna de la película que finalmente le hicieron y que, paradójicamente, sólo toma una pequeña muestra de la misma dejando de lado por ejemplo sus años en el Notthingham, su segunda disputa con Peter Taylor o el fin de sus días, que bien darían para uno o dos largometrajes más.

Noventa y cuatro minutos de historia altamente recomendables que no recogen ni la mitad de las insolencias que salieron de la boca de este "Viejo creído" (como él mismo se hacía llamar) pero que reflejan a la perfección su personalidad, lo que pasaba por su mente y las cloacas de los equipos de fútbol de primer nivel.

viernes, 4 de febrero de 2011

Nombres del fútbol: Áyax

Uno de los principales clubes protagonistas en el mercado de invierno ha sido el Ajax de Amsterdam, que ha sufrido en sus carnes la venta de su gran figura, Luis Suárez, y uno de sus principales escuderos, Urby Emanuelson, al Liverpool y al Milán respectivamente. Nada que no haya sufrido el equipo holandés con anterioridad, acostumbrado a criar a excelsos jugadores para luego sacar beneficios económicos de ellos con los que seguir subsistiendo.

Una pequeña labor hercúlea de autoabastecimiento que en cierta medida tiene que ver con el hombre que aparece en el escudo del club, ese tipo barbado con casco que bautiza a la entidad y que en vida fue un héroe de la mitología griega representado en la Ilíada de Homero, uno de los paradigmas de la literatura clásica.

Como la situación actual del equipo que representa, Áyax no destacaba en nada con respecto a los otros guerreros pero tampoco desentonaba en la mayoría de las facetas. Los había más sabios, más habilidosos e incluso más fuertes, aunque aquí solo tenía por delante a su primo Aquiles. Sin embargo estaba muy bien considerado entre la élite de los guerreros principalmente por su valentía y su capacidad para valerse por sí mismo.

De hecho fue uno de los pocos que se embarcó en las guerras sin solicitar ayuda divina, lo que da muestra de su enorme valentía en el combate y lo que a la postre cointribuiría a su suicidio por esos avatares de la venganza de las dedidades.

Nacido de Telamón, Áyax debía su nombre a Hércules. Éste anunció a su padre, del que era amigo, que ese debería ser el nombre de su vástago después de que el águila de Juzeus se posara sobre su hombro cuando ambos se encontraban juntos. Telamón hizo caso del hombre ilustre cuya leyenda sirvió para bautizar al equipo de Alicante y así entró en la historia nuestro protagonista de hoy.

Homero le describió en su libro como "un guerrero de gran estatura y fuerza colosal", que se entrenó a las órdenes del centauro Quirón junto a su primo Aquiles, el del talón. Cuenta la historia que ambos combatieron con ardor en la mítica batalla de Troya, en la que Áyax se las vio y se las deseó con otro guerrero llamado Héctor.

Los dos mantuvieron un par de encarnizadas batallas, una que duró un día entero y que acabó, por decirlo de alguna manera, en tablas; y otra en la que el hombre del que tratamos hoy dejo moribundo a Héctor. Convertido en enemigos íntimos, fruto de la primera batalla este último acabaría regalándole a Áyax la espada con la que a la postre se quitaría la vida.

Este desgraciado incidente sucedería tiempo después. El hecho que lo provocó no fue otro que los efectos colaterales que se produjeron cuando le fue negada la armadura de su primo Aquiles, que fue a parar a manos de otro héroe griego llamado Odiseo como consecuencia de la decisión de Agamenón.

Tras conocer la noticia Áyax caía al suelo y al levantarse, en un delirio de ira (en el que se sospecha que influyó Atenea, enfadada porque este nunca había pedido ayuda a los dioses) se pasó por la espada a un rebaño entero de ovejas. Por aquél entonces estaba mal visto asesinar a animales domésticos con las armas de guerra y, viendo el futuro de oprobio y deshonor que le esperaba, creyó conveniente quitarse la vida.

Así acababa la historia del hombre que con sus virtudes, y sin quererlo, acabaría siendo recordado miles de años después por los fundadores del un club de fútbol de Amsterdam que, en su medida, también será mencionado en el futuro por los libros.

miércoles, 2 de febrero de 2011

¿Qué ha sido de... Julius Aghahowa?

Desde tiempos inmemoriales existe una ciudad considerada el paradigma de la lejanía, esa que todas las madres y en general el acervo cultural han establecido como ese punto perdido en el mapa que representa los términos más inimaginables de distancia. Seguro que muchos ya os imagináis de cuál hablo pero para los que no lo hayáis acertado, os la desvelaré al final.

Probablemente no todos los que leáis este post conozcáis la figura del delantero nigeriano Julius Aghahowa. Es más, me aventuro a decir que casi todos (entre los que me incluyo), de saber de su existencia, la asociaréis principalmente a una acción concreta que tuvo lugar en el mejor escenario futbolístico posible y que, paradójicamente, nada tuvo que ver con el deporte rey.

Corría el Mundial de Corea y Japón y en el Wing Stadium de Kobe se medían, como componentes de un grupo de la muerte en el que también estaba Argentina e Inglaterra, los combinados de Suecia y Nigeria. En el minuto 27 un centro al interior del área desde la banda derecha de Yobo encontraba la cabeza de nuestro protagonista de hoy, que adelantándose al portero, transformaba el primer gol del choque.

El tanto habría sido uno más en la historia de la competición y más teniendo en cuenta que a la postre no serviría de nada pues los europeos acabaron llevándose el choque, pero lo que le siguió a continuación quedará para siempre como una imagen para recordar en la medida en que marcó tendencia.

Tras tomar un pequeño impulso Aghahowa comenzó una serie de siete volteretas de espaldas que supusieron una de las celebraciones más espectaculares de la historia del fútbol y que posteriormente muchos han tratado de imitar, con mayor o menor éxito pero siempre a la sombra del 17 de las Superáguilas.

Aquella temporada fue importante para el delantero a nivel de selecciones pues unos meses antes se había convertido además en máximo goleador de la Copa África. Más demostraciones que describen la carrera de un futbolista que siempre rindió más con su país que a nivel de clubes.

Allí su carrera fue una historia bien distinta. Convertido en profesional en las filas del Bendel Insurance, tuvo un breve paso por el desconocido Herning Fremad danés antes de despuntar en la Copa África juvenil de 1999. Su buena actuación en el torneo le valió un contrato con el Esperance tunecino.

Poco duró allí pues en seguida echó sus redes sobre él el Shakhtar Donetsk, en el que comenzó a jugar en el año 2000. En club ucraniano pasó seis temporadas y media con una aportación bastante pobre. De hecho muchos le recuerdan sólo por un gol decisivo, el que llevó una liga a las vitrinas del club en el año 2006.

Una especie de redención antes de cambiar de aires rumbo a Inglaterra. La oportunidad se la dio el Wigan aunque no supo aprovecharla. En año y medio en el equipo fue incapaz de anotar un solo gol y, defenestrado, se marchó a probar suerte en el fútbol turco jugando para el Kayserispor.

Su imagen mejoró y entre eso y entiendo que cierto componente nostálgico por parte del Shakhtar, este le repescó en el mercado veraniego de la temporada 2009. En su segunda etapa en el club apenas tuvo protagonismo, algo poco agradable para un futbolista de 27 años con ganas de jugar.

Por ello en Donetsk se decidieron a buscarle una cesión con la que pudiera coger minutos. Y es aquí donde volvemos al primer párrafo del post de hoy. Como bien os decía existe una ciudad que muchos sitúan en los confines de la tierra y que es sinónimo de lejanía. Esta se encuentra en Ucrania y no es otra que Sevastopol, en cuyo equipo, el PFC Sevastopol, se encuentra jugando ahora Aghahowa.

Os dejo el vídeo de su mítica celebración: http://www.youtube.com/watch?v=VtWpKOY442E