Las cuatro "perlinhas" del Shakhtar

De arriba a abajo y de izquierda a derecha: Luiz Adriano, Fernandinho, Ilsinho y Willian

Al margen de la semifinal alemana de la UEFA, que servirá para dar la razón de forma impepinable a Gary Lineker (ya sabréis esa frase de “El fútbol es un deporte en el que siempre ganan los alemanes”) el duelo ucraniano resulta igualmente atractivo por lo exótico del mismo. Aunque parezca descafeinado por tratarse de dos equipos poco relevantes, que no suelen despertar demasiadas simpatías y que forman parte del montón de la Champions será llamativo por la confrontación de dos estilos: El de la vieja escuela soviética abanderado por el Dinamo y el del nuevo rico importador de brasileños.

En este aspecto es en el que me quiero quedar. No resulta muy habitual ver a jugadores cariocas triunfar en las frías tierras de Europa del Este. El Shakhtar ha obrado el milagro trayendo a golpe de talonario a cuatro jóvenes que están revolucionando el árido y simplista juego que predominaba en el país, cuyo principal activo y aliado para poner en apuros a los punteros europeos era el frío.

¿El secreto? Sencillo. Emplear con cabeza las grandes fortunas y fichar bueno, bonito y no muy caro. Y es que el Shaktar se centra en un mercado en el que tiene poca competencia. Su objetivo son aquellos jóvenes jugadores, objetivo de los grandes, a los que renuncian para contratar a otros con más nombre o porque no quieren arriesgar. Me explico. Un ejemplo del primer caso es el de Luiz Adriano, un delantero de 22 años recién cumplidos muy habilidoso en el juego entre líneas, capaz de cargar muy rápido la pierna y con un buen uno contra uno. Cuando el Internacional de Porto Alegre se hacía con la Intercontinental, todos los grandes soñaban con hacerse con los servicios de Pato. Sin embargo los ucranianos cambiaron la estrategia y casi en la clandestinidad se fueron a por su pareja de baile en la delantera. El resultado… inmejorable, al menos en la UEFA, anotando un gol en octavos contra el CSKA y otro en cuartos contra el Marsella.

Ejemplo del segundo caso es Ilsinho. Su nombre sonó para el Madrid y el Milán pero ambos se negaron en redondo a pagar por él 15 millones de euros. Descontado el extra que los equipos grandes deben abonar al final los ucranianos se lo llevaron a sus filas por 10 y este joven lateral derecho de 23 años, que puede hacer las veces de extremo y dotado de gran velocidad, mucha llegada y un potente disparo lejano, se ha convertido allí en uno de los futbolistas más prometedores en su puesto. Ni que decir tiene que este verano valdrá el doble.

A estas perlas brasileñas se suman dos más: Fernandinho y Willian. El primero, de 23 años, es un centrocampista llegador, técnicamente interesante y especialista en las jugadas a balón parado como demostró en Champions contra el Basilea o cada vez que ejecuta un penalti. El segundo es el más técnico de los cuatro y el más joven ya que sólo cuenta con 20 primaveras. Especialista en el arte de la bicicleta y con buena visión de juego gracias a que siempre juega con la cabeza levantada, sólo le falla su efectividad de cara a puerta. Se dice que podría tenerlo atado el Barcelona en el futuro.

Con estos cuatro nombres unidos al del más veterano (es un decir cuando se habla de un jugador de 25 años) Jadson los ucranianos miran con optimismo al futuro y se frotan las manos ante la posibilidad de hacerse con su primer título europeo.