miércoles, 9 de febrero de 2011

¿Qué ha sido de... Las cabras en el garaje de Boca (I): Nahoiro Takahara?


Suecede en muchas ocasiones que nadie es capaz de entender algunos de los fichajes realizados por un equipo de fútbol bien porque el futbolista no tiene la calidad suficiente, porque su adaptabilidad parece cuanto menos complicada o simplemente porque no pega ni con cola y lo único que se espera de ellos es que se desenvuelvan como el nombre de la microsección que hoy arranca.

En este noble arte de la contratación de futbolistas exóticos Boca Juniors es uno de los clubes punteros y son muchas las historias de este tipo que se han vivido en la ciudad bonaerense hasta el punto que dan para escribir un serial de cuatro entregas que podréis leer este miércoles y los siguientes.

El primer protagonista de este no es otro que el delantero japonés Nahoiro Takahara, que vistió la histórica elástica del equipo argentino la friolera de seis partidos en la temporada 2001, cuando aterrizó como parte del proyecto con el que Mauricio Macri pretendía entrar con fuerza en Asia.

No creo que haga falta decir que el punta nipón fue el primer futbolista de su país en aterrizar en la potente liga sudamericana y, además, el primero en anotar un gol (de rechace, a puerta vacía y cayéndose); el que transformó en la victoria de su equipo por 6-1 ante Lanús. Cifras que desde luego no dicen mucho de su paso por La Bombonera, donde se esperaban cosas de él tras despuntar en su liga.

Allí, con el Júbilo Iwata, se había consagrado como uno de los mejores delanteros japoneses y su fama había llevado a varios equipos a llamar a su puerta. De hecho, tras su marcha de Sudamérica, no tuvo problemas, previo paso una vez más por el Júbilo, en encontrar acomodo en una gran competición europea como era la Bundesliga.

No fue el pionero sino el tercero en llegar tras Okudera y Ozaki y, como estos, consiguió aguantar varias temporadas en territorio teutón. Tras fichar por el Hamburgo y pasar tres temporadas allí, Takahara se mudó a Frankfurt, donde pronto se ganó el cariño de la afición del Eintracht, un cariño que correspondió con buen fútbol.

Aquél 2007 fue su gran año, en el que también logró ser el pichichi de la Copa Asia. Todo ello le valió para regresar a su país por la puerta grande de la mano del Urawa Red Diamonds, que pagó por él casi dos millones de dólares.

En su nuevo equipo rayó dos temporadas a un nivel aceptable pero la tercera no estuvo a la altura y acabó siendo transferido al Suwon Blue Wings coreano, donde ha permanecido los últimos meses hasta que, en el pasado mercado de invierno, sus compatriotas de Shimizu Pulse le han vuelto a reclutar para la J-League.

2 comentarios:

snedecor dijo...

Grande Takahara, una de las estrellas de aquella selección nipona a la que ganamos el Mundial sub'20 de Nigeria. Ahí se dio realmente a conocer, pero luego su carrera no llegó tan alto como apuntaba

Ángel R. dijo...

Buenas, son de aquellos fichajes que se hacen para entrar en un mercado, en este caso en el mercado asiatico. Un saludo!
www.atleti1903.blogspot.com