domingo, 4 de julio de 2010

Diario de un Mundial 23 (03-07-10)

Toda nuestra historia hemos invocado a modo de guija al famoso fantasma de cuartos, ese individuo invisible que siempre llegaba con las grandes competiciones para acabar de golpe y porrazo con todas nuestras ilusiones. Unas veces el árbitro, otras jugadas aisladas, siempre tropezábamos en el mismo escalón fuésemos o no favoritos. Al fin hemos conseguido llegar a semifinales tras infinitos sinsabores y en vez de disfrutarlo nos dedicamos a exigir que la selección haga buen fútbol y que nos divierta.

Así es el deporte en nuestro país. Estar entre los cuatro mejores del mundo vende un día, pero al segundo ya huele y toca sacar otros argumentos diferentes, en este caso la forma de jugar. No merece la pena analizar el porqué del resultadismo de España o los réditos que ha traído; es mucho más asequible hablar de una Alemania invencible o condenar al ostracismo a aquél delantero que hace dos años era el ídolo abosluto.

Cuando jugábamos bien porque caíamos en cuartos y cuando llegamos a semifinales porque no jugamos con la perfección reciente, el caso es sacarle defectos a todo con el fin de seguir llenando páginas. Del Bosque ha pasado de ser un gran entrenador capaz de manejar con maestría a la mejor selección de todos los tiempos a un tipo de mente cerrada que no da una al derechas y todo porque España no gana todos los partidos 6-0.

Es cierto que la selección no toca como en los amistosos previos ni como la de la Eurocopa, pero igual convendría analizar quién se ha cruzado en nuestro camino y el hecho de que estamos en un Mundial. Cuando España ha podido tener la posesión del balón (Suiza y Portugal) han jugado a su antojo y han alcanzado cotas de dominio altísimas independientemente del resultado.

Ahora bien, no todos los días es fiesta y una Copa del Mundo también te obliga a jugar contra escuadras como Chile o Paraguay, carentes de nombre pero quizás más difíciles de doblegar al convertirse el césped en un campo de batalla en el que no basta sólo con vencer sino que además interesa salir con el menor número de heridos posibles.

Porque hasta esa Alemania a la que todo el mundo admira las pasó canutas cuando tuvo que vérselas con Ghana, equipo con características similares a las de los rivales sudamericanos de nuestro combinado.

Bien es cierto que los teutones han pasado por encima de dos rivales de entidad (venida a menos eso sí) como Argentina o Inglaterra, pero no lo es menos el hecho de que ambos equipos le han dejado tener el balón a su antojo. Habrá que ver ahora cómo se manejan contra "La Roja", a la que también le gusta mimar el cuero y pasearlo por el campo.

Resulta duro ver como afrontamos con cierto derrotismo nuestra primera aparición en semifinales. Tanto esfuerzo para que la opinión generalizada sea que nos van a pintar la cara. España ya ha ganado su Mundial, el psicológico, y podemos conformarnos y disfrutar, pero no por ello tenemos que renunciar a nada.

Nos enfrentamos a un territorio hostil. Nuestros enemigos conocen mejor el campo de batalla por experiencia pero los españoles tenemos mejores armas. Porque nos encanta alabar a Ozil... ¿pero le cambiaríamos por Xavi? ¿Acaso Klose es mejor que Villa o Podolski mejor que Iniesta? ¿Si fuérais director técnico elegiríais a Piqué o a Fiedrich?. Con lo conseguido podemos darnos por contentos por lo histórico de lo mismo pero no vayamos de víctimas. Ni antes éramos invencibles ni ahora por buscar ganar ante todo somos carne de cañón. Lástima que en España aún no dominemos el arte del término medio.

Aprovechando que estos días no se juega competición y que es fiesta en Estados Unidos, me tomaré un descanso y no habrá post hasta el lunes o el martes.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Suscribo todo, absolutamente todo lo que dice este post.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!. AMG.

Anónimo dijo...

Tienes toda la razón, esperemos que el resultado sea positivo.

Saludos!