Me preocupa lo del pulpo. No puedo evitarlo, soy de los que piensa que vamos en picado hacia una sociedad en la que cualquier cosa bien adornada acabará convirtiéndose en noticia y me inquieta que por mi cabeza circule algo así, más siendo periodista.
España está cerca de jugar el partido más importante de su vida, ese que llevan esperando muchas generaciones, y en vez de darle importancia a los jugadores, principales protagonistas de todo esto, el "trend topic" es un octópodo de un zoológico alemán al que desde los medios se le atribuyen propiedades adivinatorias.
Es cierto que el animalito no suele fallar en sus "pronósticos" y que, de momento, ha acertado todos los resultados sobre los que ha sido cuestionado este Mundial. Pero no es menos cierto que siempre se decanta por el equipo visitante y que algunos expertos aseguran que lo que motiva sus decisiones no son sino los colores de las banderas o sus entrenadores.
Muchos se afanan en defender que el pulpo es uno de los animales más inteligentes del planeta, que puede abrir un tarro en busca de comida, pero ¿Acaso el pulpo ve fútbol como para emitir sus pronósticos? Lo triste en cambio no es que en el acuario de Oberhausen exploten el fenómeno, algo normal, sino que la gente haya empezado a creer en esta especie de circo, hasta el punto de enemistarse o simpatizar con él. Un pobre pulpo cuya única misión es comerse un mejillón. Porque a fin de cuentas todo se reduce a eso.
Al principio la situación, por rocambolesca, me pareció incluso graciosa, pero creo que ya ha hemos llegado a un punto que roza lo absurdo. En Facebook se cuentan por más de quinientos los grupos sobre él, es capaz de abrir portadas de periódicos nacionales y deportivos e incluso crónicas, y ha saltado también a la política. José Blanco lo compara con Rajoy asegurando que tiene "más poder de decisión" mientras que el Ministro de Industria pide "protección" para su figura. (http://www.cadenaser.com/deportes/audios/miguel-sebastian-pido-proteccion-pulpo/csrcsrpor/20100707csrcsrdep_8/Aes/).
¿A qué clase de situación psicótica hemos llegado?. ¿Hemos decidido darle más importancia a lo que diga un pulpo que a aquellos que se jugarán sobre el césped el futuro del fútbol de nuestro país?. Toda la historia del pulpo está a la altura, y quizás sea consecuencia directa, del pobre Mundial que hemos vivido, quizás el menos espectacular en mucho tiempo. Bien es cierto que todo lo que le rodea ha conseguido atraer hacia el fútbol a mucha gente que no sentía curiosidad por él, como bien leía el otro día, pero no deja de parecerme triste. Por favor, seamos serios, hoy (mañana en Estados Unidos, desde donde escribo) España se juega la final de un Mundial. Centrémonos en ello y en que tenemos una selección que juega al fútbol como nadie y no desvirtuemos todo lo logrado asignándole el protagonismo a un pulpo.
domingo, 11 de julio de 2010
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