Gran parte del interés deportivo en este verano residirá en Londres. En primer lugar, claro, por los Juegos Olímpicos que empiezan hoy con esa ceremonia que mantiene a todo el mundo expectante para saber si los ingleses serán capaces de quitarse el sambenito de horteras que siempre les ha acompañado.
Y en segundo por descifrar cómo se comporta en competición el Chelsea, vigente campeón de Europa. Si bien se le presupone rendimiento alto a un equipo que de un tiempo a esta parte está llamado a pelear por los títulos, son una incçognita las consecuencias que puede tener el ejercicio de travestismo que ha emprendido en época estival aprovechando el dinero ingresado por ganar la Champions y la mano abierta que siempre ha caracterizado al oligarca ruso Romab Abramovich.
Lo que ha hecho el conjunto británico es difícilmente definible aunque perfectamente inteligible. Tras muchos años armando un bloque sólido en busca de la conquista del título máximo, logrado el objetivo ha decidido cambiarlo todo desoyendo ese sabio consejo que dice que si algo funciona bien no es necesario tocarlo.
En su defensa conviene decir que cuando se le da de comer a un equipo cuya única motivación es el hambre, ya nada puede devolverle ese brillo en los ojos. Seducido por los yuanes Drogba puso rumbo a China. Y según cogió el avión salió detrás de él Salomon Kalou rumbo al Lille. Bosingwa firmaba ayer por el Mónaco y no es descartable que aún caiga alguna cabeza más en el proceso.
La realidad es que había que hacer limpia dentro de uno de los vestuarios más longevos de la Premier pero lo que quizás no era necesario era cambiar el modelo tan drásticamente. Es cierto que el Chelsea juega feo, poco vistoso, aburrido; pero a sus aficionados no les importó demasiado cuando levantaron la "orejona". Parece ser que al entrenador y al máximo dirigente sí y por eso se han puesto manos a la obra para emprender la revolución.
Resulta difícil recordar el último futbolista caracterizado por su fantasía que pisó Stamford Bridge (Mata aparte). Sin alguien de estas características el club ha sobrevivido al paso de los años pero parece que ahora la vistosidad será el santo y seña. Por ello han traído a tres futbolistas de la emergente y al mismo tiempo malograda generación belga que se recuerda en tiempo. Eden Hazard, su hermano Thorgen y Kevin De Bruyne son jóvenes y sobrados de talento al igual que el alemán Marko Marin y el interesantísimo brasileño Óscar
Casi sin que el mundo del fútbol se de cuenta, los blues han formado la que probablemente sea la línea de tres cuartos más prometedora del fútbol europeo aprovechando que en tiempos de crisis su situación económica es más boyante que la del resto de sus competidores directos. La duda es saber si el experimento funciona en una de las competiciones con el fútbol más físico que hay.
Incógnita extensible al comportamiento de los delanteros, que serán a fin de cuentas los que tengan que aprovecharse de lo que se genera a sus espaldas. Ya sin Drogba y con un Torres que funciona como el Guadiana, si bien es cierto que viene de hacer una buena Eurocopa, quizás la guinda para el proyecto sea la incorporación de un referente más. Otra opción es jugar sin punta como hace España. Pero el que se sienta en el banquillo es Di Matteo y por mucho que uno se empeñe, un castaño no puede dar naranjas.
viernes, 27 de julio de 2012
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1 comentario:
Aún siguen ahí los Lampard , Terry y Cole " la vieja guardia " , así que puede ser que en competiciones tipo Champions den la cara . pero en la Premier necesitan que la gente joven de un paso al frente : los Hazard , Lukaku , Sturridge etc ...
Un saludo
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