lunes, 5 de diciembre de 2011

Un rival que no perdona


"Dejé las mujeres y el alcohol, fueron los peores 20 minutos de mi vida". Esta sentencia, mundialmente conocida, fue quizás una de las más famosas que dejó en vida George Best, aquél mágico futbolista que hizo historia en el Manchester United. Lo que tenía de talentoso y de dotado para el fútbol, lo atesoraba también de desordenado fuera de los terrenos de juego.

Best era un jugador diferente, sobresaliente, igual que Sócrates, fallecido este fin de semana. Un gigante con pies de bailarina que imponía con su presencia física, que conquistaba con sus aspiraciones democráticas y que salía airoso de todos y cada uno de los obstáculos que se le ponían por delante, ya fueran patadas o amenazas desde las más altas instancias.

Sócrates era un ídolo de masas en su país al igual que sus paisanos Adriano (ese gran ex delantero del Inter) y Mané Francisco Dos Santos da Silva, apodado "Garrincha" en honor a un pajarillo propio del Mato Grosso que se caracterizaba por ser rápido y escurridizo. Este nació con una pierna más larga que otra y la columna vertebral torcida. La operación para corregir esas deformaciones no salió tan bien como hubiera sido deseable. Aún así consiguió jugar al fútbol y convertirse en uno de los mejores dribladores de la historia.

Se retiró en 1972 en el modesto Olaria carioca. Ese mismo año el Derby County conquistaba la liga inglesa. No era un triunfo cualquiera. En el banquillo se sentaba Brian Clough, ese hombre que se caracterizaba por la acidez en el temperamento y en el humor, lenguaraz y dicharachero, con un apabullante carácter ganador que llevó a campeonar dos veces en la Copa de Europa con el limitado Nottingham Forest. Un mito.

El verano en que Garrincha se retiraba y el entrenador inglés se alzaba con la competición doméstica, Alemania se convertía en la reina del Viejo Continente a nivel de selecciones. El máximo anotador de aquél torneo celebrado en Bélgica (patria de Jean-Marc Bosman, cuyo caso cambió el fútbol moderno) fue Gerd "Torpedo" Müller. Sempiterno delantero del Bayern Munich y la Mannschaft, entre ceja y ceja tenía una red algo que demuestra el reconocimiento recibido en el año 2000 como "Mejor goleador de la historia".

También el mejor goleador, pero de la primera división inglesa, fue Jimmy Greaves, cuya historia conté en el último post publicado en "De paradinha". Un Greaves que, ya lo dije, anda de gira con el polémico Paul Gascoigne realizando un show cómico en el que parodian sus tiempos como futbolistas.

El que fuera mediático centrocampista del Newcastle y de la Lazio entre otros tuvo una destacada actuación en la Eurocopa del año 96. Allí compartía selección con el veterano central del Arsenal Tony Adams. El defensa hizo historia en los "gunners" al igual que Paul Merson, que vistió la elástica de los londinenses más de 250 veces.

Ambos jugaron en Saint Éttiene el 30 de junio de 1998. Aquél día Inglaterra y Argentina se vieron las caras en los octavos de final del Mundial. Fue un partido de gran intensidad que acabaría llevándose una albiceleste de la que formaba parte Ariel "Burrito" Ortega, ese pelotero ofensivo que no cumplió en España con las expectativas que había generado.

Tampoco lo hizo Diego Armando Maradona, considerado por muchos el mejor individuo que jamás se vio con un balón en los pies. Sin embargo hay un pequeño reducto en el que se resisten a afirmarlo. Es Irlanda del Norte. Allí los aficionados repiten un dogma con el que defienden a su ciudadano más ilustre: "Maradona good, Pelé better, George Best".

Best se sometió en 2002 a un trasplante de hígado por problemas derivados de su alcoholismo y falleció en 2005 como consecuencia de un fallo multiorgánico. La misma operación afrontó Brian Clough con el mismo trágico final. Distinto motivo, un "choque séptico", pero el mismo origen, los problemas con la botella, sesgaron este fin de semana la vida de Sócrates.

El parte médico el día que murió Garrincha asociaba el fatal desenlace a una mezcla de "congestión pulmonar, pancreatitis y pericarditis todo dentro del cuadro clínico de alcoholismo crónico". Adriano, por suerte, parece remontar el vuelo en los últimos meses tras reconocer su problema pero su carrera está ya totalmente destruida.

También Jimmy Greaves identificó a tiempo su alcoholismo, ese mal compañero con el que convivió en sus últimos años como profesional. Un compañero que desgraciadamente también atrajo a Paul Gascoigne. Mucho ha sufrido Gazza los últimos años, ocupando la portada de todos los tabloides.

A Müller tuvieron que alejarle de la barra Beckenbauer y Hoeness. Adams tuvo un accidente de tráfico, ingresó en la cárcel y acabó refugiándose en Alcohólicos Anónimos. La misma organización dio acogida a Merson. Maradona se fue degenerando en todos los sentidos. Ariel Ortega fue despedido de River. Bosman comenzó a recurrir a los bares como consecuencia de sus depresiones... Y la lista no acaba aquí, muchos más nombres han caído en uno u otro momento en manos de la droga líquida.

Delanteros, centrocampistas y delanteros. Europeos y sudamericanos. Blancos y negros. Jóvenes y veteranos. Gente con carrera como el "Doctor" Sócrates y otros de origen humilde como Diego Armando Maradona. Ningún futbolista está libre de sucumbir ante una de las peores lacras ligadas a la fama.

Es una realidad dura, cruel, pero tangible. Cada vez se intenta combatir con mejores armas, desgraciadamente no siempre con éxito. El fútbol da y otras muchas veces quita. Todos los que forman parte de esta lista han perdido fuera del campo lo que un día ganaron dentro de él. Los aficionados solo podemos sentir impotencia y tristeza al ver la degeneración de muchos de nuestros ídolos. Ojalá todos estos casos sirvan como ejemplo. Se puede jugar con el balón pero nunca con el alcohol.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Grandisimo jugador Socrates. Merecio sin duda un mundial.
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