viernes, 23 de diciembre de 2011

Los mundos de Super Mario


La semana pasada me pedían para el Master que estoy cursando que escribiera un texto sobre el que considero el personaje del año en la materia que quisiera escoger. Por supuesto elegí el fútbol internacional y dentro del amplio abanico que eso abarca, destaqué el nombre de un tipo que ya ha pasado por el blog en algunas ocasiones. Esto es lo que escribí. Aprovecho para recomenadaros, al hilo del mismo tema un artículo escrito por el gran Rubén Uría en la revista "Jot Down" (http://www.jotdown.es/2011/12/ruben-uria-balotelli-principe-de-la-extravagancia/).

Define la RAE el término “personaje” como la “persona de distinción, calidad o representación en la vida pública”. Todas esas características las ha cumplido este 2011 con creces el delantero del Manchester City, Mario Balotelli. Tanto dentro como fuera del campo, el italiano ha sido carne de portadas de medio mundo.

Tan dotado para el noble arte del fútbol como descerebrado en el día a día, su cabeza juega en una liga diferente a la de los demás. Es un espíritu indomable, un “niño grande” al que nadie entiende. Es más, probablemente ni él se entienda a sí mismo. Un ejemplo de tardía “edad del pavo futbolística” que no se recuerda desde hace tiempo.

Quizás habría que remontarse a una infancia inusual para intentar comprender el porqué de su situación. Nacido en Palermo en el seno de una familia de inmigrantes ghaneses, Mario Barwuah se desplazó con ellos a la localidad lombarda de Brescia. Las operaciones intestinales a las que tuvo que ser sometido siendo un niño preocuparon a unos padres que vivían en una situación económica precaria. Por ello se decidieron a darle en adopción a la familia Balotelli a la tierna edad de tres años.

Desde entonces, Super Mario ha tenido problemas para compaginar la fama con el don que Dios le dio para marcar goles y desmontar defensas. Convencido de que existe un contubernio judeo-masónico-comunista para que no sea el mejor jugador del planeta (algo a lo que no ayudaron, desde luego, los execrables gritos racistas que le lanzaban en su país individuos de dudosa actividad cerebral), Balotelli cree que está solo contra el mundo.

El único que parece razonar que el suyo es un caso “especial” es Mancini. Dotado de una paciencia infinita, este año se ha convencido a sí mismo de que además de entrenador, tiene que ejercer a tiempo completo como tutor y psicólogo. En la banda blasfema, mueve la cabeza negativamente cuando un cortocircuito mental ataca a su pupilo. Pero traga consciente de que se encuentra ante un genio.

En su lista de los desmanes protagonizados en su país se encuentra posar con la camiseta del Milán cuando estaba en el Inter, pisar la elástica de los neroazzurri y apuntar a la gente con una pistola por las calles de la ciudad italiana.

Solo este año, Balotelli ha sido noticia por todo tipo de situaciones. Se fotografió con unos capos de la “Camorra” napolitana. Le dio 1.000 libras a un mendigo por la calle. Le lanzó dardos a unos canteranos. Ha sido pillado jugando al Ipad en el banquillo durante un partido de la selección italiana. Las cámaras le captaron fumando junto a una actriz porno. Ha mudado su pelo hacia todos los looks posibles, el último a modo de tribal teñido de rubio platino…

La guinda la puso el día antes del partido más importante del año, el derbi por el liderato contra el United. El transalpino incendió su casa jugando con fuegos artificiales la noche antes. Se fue a dormir a un hotel. De ahí viajó a Old Trafford. Salió de titular. Y marcó los dos primeros goles. Fue noticia el primero.

Tras acompañar el balón a la red, sacó una camiseta con el mensaje “Why always me?” (¿Por qué siempre yo?). Nunca una frase tuvo tantas lecturas. ¿Victimismo? ¿Reivindicación?. No hay más respuesta para ello que la que se pueda dar él mismo. Puede que tarde años en encontrarla, quizás una vida entera. Mientras eso sucede, al menos que se entretenga y nos entretenga dándole al fútbol. Quizás así el curso que viene sea protagonista por otros motivos.

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