Una atrocidad estética perpetrada por algún peluquero sin escrúpulos digno de ser expulsado sin piedad del gremio. Y desde luego una demanda propia de un tipo peculiar que alternaba sus actuaciones en el campo con una vida entregada a Dios.
West aterrizó en Europa cuando el Auxerre le trajo de su Nigeria natal en el año 1993. Sus primeros años de vida no habían sido fáciles. Taribo abandonó a su familia en Port Harcourt con nueve primaveras para marcharse al suburbio de Shomolu en Lagos integrarse en una banda juvenil, no musical precisamente, llamada los "Area Boys".
Con ellos estuvo hasta que presenció en persona el asesinato de un amigo a manos de un miembro del clan rival. Aquella experiencia le marcó profundamente y le hizo volver de nuevo a su ciudad natal para refugiarse en su familia y en el fútbol, su tabla de salvación.
Tras su explosión en Europa llegó el fichaje por el Inter previa polémica con el Betis. En principio el nigeriano iba camino de firmar con los andaluces pero cuando llegó allí la diferencia entre lo que le habían prometido y lo que le ofrecían finalmente era grande. Su negativa a aceptar el contrato le costó estar encerrado cinco horas en una habitación de un edificio de la calle Jabugo.
Finalmente todo se solucionó y viajo a Italia. No llevaba mucho tiempo allí cuando un día recibió la visita de su hermana Patience, que a la larga sería decisiva en su vida religiosa. Ésta le dijo que su casa estaba llena de malas vibraciones, y después de rezar juntos para auyentarlas (y según su versión, de que los cajones de su casa empezaran a abrirse y a cerrarse), sintió la llamada para ser pastor.
Ese momento acabaría condicionando a la larga su carrera en todos los sentidos. Se hizo Ministro en La Tormenta, de la Iglesia de Pentecostés, y fundó un templo el Milán con la intención de ayudar a la gente pobre de la ciudad lombarda. Paralelo a esto seguía jugando en el Inter cuajando una brillante carrera y siendo clave en la conquista de la UEFA del año 98.
Sin embargo pronto comenzó a tener confrontaciones con los entrenadores, algo que se alternó con la infinidad de ofertas que llegaban de otras partes. Newcastle, Juventus o Liverpool quisieron contratarle pero finalmente primó la oferta del Milán, que le permitía no tener que desplazarse y le facilitaba combinar su vida profesional con la religiosa.
Allí no brilló excesivamente y tuvo que hacer las maletas rumbo a Inglaterra para jugar en el Derby County. Su etapa allí no fue sino el reflejo de su peculiar personalidad. Prometió salvar al equipo y se convirtió en una pieza clave para ello. Eso sí, cuando lo hizo, estuvo desaparecido varios partidos centrándose en jugar con Nigeria y tomándose con tranquilidad sus vueltas a Inglaterra.
Sin desatender por ello sus compromisos en Milán ya que existía un pacto, según confesó su entrenador Jim Smith, para que los domingos no acudiera a entrenar y se fuera por contra a predicar a su iglesia. Las situaciones peculiares emparejadas con West hicieron que sólo permaneciera una temporada en la entidad y se marchara con posterioridad al Kaiserslautern.
En tierras germanas duró menos aún pues decidieron prescindir de sus servicios cuando, tras una derrota frente al Sant Pauli, se marchó a Italia a celebrar su cumpleaños en su congregación junto a otras cuatrocientas personas. Aquellos eran ya los tiempos en los que el fútbol había pasado definitivamente a un segundo plano.
Primero jugó un par de años para el Partizán a las órdenes de Matthaus, luego para el Al-Arabi catarí (con c, pues así lo han decidido últimamente) y para el Plymouth Argyle y finalmente firmó un contrato con el Paykan iraní, con el que ni siquiera llegó a debutar. Hoy vive entregado a su faceta religiosa y a las obras sociales.
1 comentario:
hahaha woow si que tiene una vida pues no normal ala que uno cree que tiene el futbolista, a si como sus peinados el era exentrico.
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