Dicen las malas lenguas plasmadas en texto que lo mejor de este delantero era su novia y que por poco más se le recuerda en Buenos Aires. Desde luego por su fútbol es complicado pues en la capital Argentina ni siquiera llegó a debutar con el equipo xeneize. Las continuas lesiones y la poca confianza de Tábarez (poca no, nula) hicieron que la cifra invertida en él, 150.000 euros, fuera una mala inversión.
Y eso que en Boca Juniors pensaba que había fichado una auténtica ganga dada las cifras anotadora de Waltner, sobre todo en su época anterior a su llegada a Sudamérica. Eran los tiempos en los que era uno de los jugadores con más porvenir de su Hungría natal, donde debutó en el Kaposfo SC.
De ahí pasó al Káposvari Rákóczi y a continuación a uno de los equipos con la historia más gloriosa de su país como era antaño el Videoton, hoy convertido en Fehervar. No hizo malas cifras pero sólo puedo aguantar una temporada antes de fichar por otro equipo importante como el Ujpest.
Este fue el escalón previo a su mayor triunfo como futbolista, quitando los títulos conquistados por Boca en 2003 en los que no tuvo ninguna influencia. En el año 2000 firmó por el Zalaegerszeri y tras una temporada de adaptación en la que además fue llamado a jugar con el combinado nacional, se convirtió en pieza clave de su club, que ganó la Liga en el año 2002.
Aquél exitó fue el que le llevó a Boca Juniors y el que le dio cartel suficiente para, saliendo defenestrado de allí, probar suerte en un Anothossis que por entonces estaba en crecimiento. Nunca llegó a disfrutar de los éxitos del equipo chipriota porque menos de un año después regresó de nuevo al Zalaegerszeri.
Una estancia exitosa de una temporada a la que siguió otra en el Vassas en la que no tuvo mucho acierto de cara al gol. A pesar de ello volvió en su rescate, por tercera vez, el equipo que le hizo famoso. Y una vez más la historia se repitió. El punta magiar relanzó su carrera anotando 46 goles en 71 partidos, en un periodo en el que además fue cedido al Al Dhafra de Abu Dhabi.
En la actualidad se encuentra jugando otra vez fuera de sus fonteras. Lo hace en el Mattersburg autríaco, uno de esos equipos modestos que ofrecen en su web perfiles íntimos de sus futbolistas. Gracias a eso sabemos que Waltner, segundo máximo goleador de la plantilla con tres goles, bebe té helado y limonada, gusta de la comida italiana y el color azul, practica tenis, bolos y billar y tiene como futbolista favorito a Ronaldo con el que, lo único que comparte, es que ambos jugaron un día en Sudamérica.
Este fin de semana estaré fuera desde el viernes por lo que el siguiente post saldrá publicado el próximo lunes. Disculpad las molestias.
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