lunes, 7 de marzo de 2011

Carroll, el último rubenesco

Ha transcurrido algo más de un mes desde aquellas operaciones a última hora que se realizaron en el mercado de invierno y que llevaron a Torres al Chelsea y a Andy Carroll al Liverpool. Teniendo en cuenta el siempre difícil proceso de adaptación se puede afirmar que al español le está costando entrar en el sistema y que a su sutituto en los Reds lo que le está costando, directamente, es entrar en cintura.

En el caso de "El niño" la solución parece más temporal pero lo de Carroll si que resulta más preocupante. Después de que pagaran por el que quizás sea el delantero con mayor progresión de Inglaterra 40 millones de euros, ha llegado por encima de peso. Bien es cierto que una lesión le mantuvo apartado de los terrenos de juego a finales del pasado año y que eso le aleja un poco de su mejor forma.

Pero no lo es menos que, según la prensa inglesa, actualmente sigue un plan específico de entrenamiento encaminado a que adelgace, condición que le han puesto en club para que pueda ponerse por primera vez la camiseta. Fuera del Newcastle, donde lo que se le pedía a Carroll era que metiera goles y donde la competencia en su puesto era escasa, el punta se ha encontrado con un nuevo panorama donde la mentalidad cambia.

El Liverpool, ansioso como está de ofrecerle algo decente a su afición tras años de fracasos, lo ha jugado todo al doble o nada con él y no admitirán el tropiezo por respuesta. Los millones invertidos son muchos en un futbolista que de momento no ha entrado con buen pie ni en la entidad ni en el traje oficial.

Ante el joven goleador inglés se dibuja ahora un horizonte completamente diferente, en el que tendrá que trabajar con una enorme intensidad para disputar dos o tres partidos por semana con la presión de comandar una de las escuadras más potentes de su país. Un lugar donde no todo está permitido, donde las críticas son más feroces, donde tener una figura más redonda que cincelada no está bien visto.

Cuerpos como el que Gascoine trabajaba con cervezas y fritos varios o como el que Cassano cultivaba con una dieta a base de croissants ya no se llevan. Ya no se concibe la clase encerrada en una estructura de proporciones rubenescas. Con Ronaldo se vio que no valía con hacer el trabajo bien si las medidas no eran las estándares, algo que en su día se permitía a tipos como Puskas.

Hoy en día la tripa cotiza bajo, es sinónimo de carencia de profesionalidad, algo que si se analiza con rigor histórico tiene una base fundamentada. Los jugadores más rollizos eran los que más se daban a los excesos, los que menos se privaban de los caprichos que se ofrecen fuera de los terrenos de juego. Eso no quiere decir que no tuvieran sitio en los equipos. Que se lo digan a Maradona.

Sin embargo en el fútbol metrosexual de hoy en día solo valen las tabletas de chocolate que se esconden debajo de las camisetas y no las que se ocultan en lugares recónditos de los hoteles durante las concentraciones de los equipos. La curva no se perdona aunque de las botas salga magia. Carroll ha llegado en mal momento a un mal lugar y aunque esto pueda ser momentáneo, ya sabe a lo que le toca enfrentarse mientras juegue a orillas del Mersey. Sudor, sudor y sudor. Eso para empezar. Luego ya le exigirán los goles.

1 comentario:

Machaco dijo...

Me parece perfecto por los de Anfield.
Si el punta no está en forma, que se ponga a tono primero y que le exijan.
No ha llegado a cualquier sitio ni a cualquier precio.
Se espera muchísimo de él y hay que estar preparado.
Las curvas no son buenas consejeras.