En ocasiones sucede que en una misma familia aparecen dos futbolistas profesionales y que incluso los dos llegan a labrarse un nombre en el difícil mundo del balompié. Evidentemente hay casos y casos. Mientras que algunos acaban alcanzando fama internacional, hay otras circunstancias en las que sólo uno acaba siendo bueno e incluso puede darse la situación de que los dos acaben siguiendo caminos paralelos y que sin ser nada del otro jueves, pasen sin pena ni gloria para el mundo pero gocen de cierto prestigio en un país carente de ídolos. Quizás este último sea el caso de Mbo y Emile Mpenza.
Nacidos con dos años de diferencia en capitales de dos países diferentes (Mbo el mayor en Kinshasha y Emile el pequeño en Bruselas), ambos consiguieron labrarse un nombre al formar de la decadente generación belga que recogió las migajas de la del Mundial 94 , que sin deslumbrar tampoco decepcionó.
En un país de tuertos ellos eran los reyes y quizás su lazo de parentesco ayudo a vender mejor un producto que sin tener mala pinta tampoco era el oro de Moscú. De hecho la tournée conjunta de ambos se prolongó hasta tres equipos diferentes, primero el Kortrijk, luego el Mouscron y posteriormente el Standard de Lieja.
Todo ello hasta el año 2000, cuando finalmente se soltaron de las manos para poner rumbo cada uno a una aventura diferente en clubes de nivel medio alto del fútbol europeo. Fue ahí donde se empezó a constatar lo que todos apuntaban, que Emile llegaría más lejos que Mbo. Mientras que el primero no desentonó en el Schalke 04 e incluso aguantó tres temporadas el segundo jugó una en el Sporting de Lisboa y acto seguido volvió a Bélgica previo paso por el Galatasaray medio año, donde ni siquiera llegó a vestirse de corto.
Sólo un año después volvió también a su país Emile dándose la curiosa circunstancia de que ambos se enfrentaron entre ellos jugando en equipos diferentes, pero por los que ambos ya habían pasado juntos antes. En concreto Emile defendía la camiseta del Standard mientras que Mbo hacía lo propio con la del Mouscron.
Al final de aquella temporada ambos dejaron sus respectivos equipos. Mbo siguió en Bélgica dando un salto cualitativo hacia el Anderlecht mientras que Emile se marchó primero al Hamburgo y posteriormente al Al Rayyan qatarí, donde mostró un nivel suficiente como para que apostara por él el Manchester City.
Al equipo inglés llegó con muchas ganas de revindicarse y asegurando que estaba en condiciones de volver a ser de sus comienzos y se fue un año después, con la misma poca gloria con la que llegó, rumbo al Plymouth Argyle. Esto sucedió en 2008, año triste para su hermano, que se veía obligado a dejar el fútbol en las filas del Larissa debido a una lesión de espalda que le había impedido siquiera debutar con el conjunto heleno.
Emile en cambio siguió con su carrera y fichó por el Sion suizo, donde recuperó las buenas sensaciones pasada la treintena anotando 21 goles en 32 partidos. Sin embargo esa explosión se antojaba tardía. Lo que en otra ocasión le hubiera valido para fichar por un grande esta vez solo le sirvió para asegurarse un suculento contrato más. Desde el verano pasado juega en las filas del Neftci Baku, líder de la liga azerbayana.
miércoles, 10 de noviembre de 2010
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3 comentarios:
ja ja ja! Justo esta mañana me acordé de los dos hermanos, mirando una revista que tenía de hace años. Qué casualidad. Me ha gustado mucho este post.
Espero comentarte muy a menudo, Carlos. Pero me conformo con leerte. :) Un abrazo!
Clásicos fichajes de Liga Máster en los antiguos PES. Emile era imparable.
Grandioso recordar a estos dos ya míticos jugadores.
Un abrazo Carlos.
buenos jugadores, lastima que terminaran en tan malos clubes y mas emile que no jugo mal en el city
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