lunes, 2 de junio de 2014

El despertar de la MLS

Fuente: @NYCFC

Saltándose las normas patrias, el fútbol estadounidense se ha propuesto entrar en la madurez antes de que se lo permita su carnet de identidad. Veinte años después de su verdadero contacto con el deporte rey como anfitrión del Mundial, el país promete un verano de desenfreno y emociones fuertes. Carta blanca a la inversión en glamour; a la importación de nombres y prohombres.

La veda la ha abierto el New York City, franquicia que prolongará los tentáculos de su equivalente mancuniano al otro lado del Atlántico. Conscientes de que no se puede entrar en la capital del mundo por la gatera, el club está dispuesto a tender una alfombra roja en su desembarco triunfal. Para ello nada mejor que enrolar en la tripulación a David Villa o a Frank Lampard. Máximo goleador de la selección española uno y mito de la Premier otro, su progresiva y comprensible decadencia no les hubiera impedido seguir jugando con garantías en el panorama europeo.

Sin embargo han elegido la urbe de los rascacielos, una decisión que invita a la reflexión. La mezcla de un sueldo copioso con la calidad de vida norteamericana forman un cóctel que cada vez más jugadores quieren llevarse a los labios. Es cierto que de momento es una bebida para gente adulta pero el aspecto exterior que destila podría convertirla en el gin tonic balompédico de las décadas sucesivas. Por lo pronto la MLS parece ganarle la batalla a Oriente Medio de manera progresiva cuando existe igualdad de ceros en la cuenta.

Esa pequeña victoria es importante para dar visibilidad al torneo. El efecto llamada entre los grandes futbolistas genera un crecimiento exponencial del interés en aquellos del gremio que empiezan a pensar en su futuro a corto plazo. Talentos caducos que solo deben dar un sí para encontrar hospedaje en franquicias hambrientas de éxito. O eso parecía hasta hace poco.

La novedad es que ya no basta con arrastrarse por el campo y sonreír para las cámaras. A medida que aumenta el gusto del estadounidense por el soccer lo hace también la exigencia hacia quienes lo ejecutan. De hecho la lista de máximos goleadores ligueros contiene muchos jugadores que se fueron a hacer las Américas procedentes del Viejo Continente. Casos como el del hermano de Shaun Wright Phillips, el de Robbie Keane o el de Álvaro Saborío.

Destacan también en ese elenco la última hornada de grandes fichajes. Movidos por las ansias de progreso, el Seattle Sounders y el Toronto FC dieron un golpe de autoridad el pasado invierno demostrando que jugadores con cartel en grandes ligas podían vestir sus camisetas. A los primeros llegó Clint Dempsey. El estadounidense, que volvió a las raíces, es junto con Obafemi Martins la cara visible del líder de la División Oeste.

Tampoco le van mal las cosas al conjunto canadiense, que tiró de chequera para completar su plantilla con dos futbolistas contrastados como son Jermain Defoe y Michael Bradley. Clasificados de momento en quinto lugar del Este, sus cifras engañan debido a que tienen un déficit muy importante de partidos disputados con respecto a sus rivales. 

El rendimiento que estas apuestas ofrecen está animando al resto a probar suerte en busca de su gallina de los huevos de oro. Es por ello que durante el presente estío podría haber sorpresas. Se espera, por ejemplo, que el New York Red Bulls reaccione a las contrataciones de su nuevo vecino. También que Orlando se presente en sociedad por todo lo alto, quizás con Kaká.

Se mira incluso más allá, con la aparición de dos franquicias en el horizonte. Una, la de Atlanta, en 2017. La otra, en Miami, con fecha aún por determinar. Este último proyecto plantea un gran atractivo pese a encontrarse en fase embrionaria ya que detrás de él estaría David Beckham y por supuesto el apoyo de una ciudad con una gran cantidad de hispanos.

Así las cosas da la sensación de que, después de varias décadas intentando buscar su propia identidad sacando rédito al boom de 1994, las cosas empiezan a moverse con fluidez en un territorio que aún se despereza. Son pasos pequeños pero firmes que plantean un nuevo escenario. Difícil será desplazar a Europa pero no tanto convertirse en una alternativa de garantías para aquellos que, por unas cosas o por otras, deseen ampliar sus miras.

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