miércoles, 26 de septiembre de 2012

¿Qué ha sido de... Anders Limpar?

A vueltas aún con la polémica surgida en España acerca de los dudosos métodos de entrenamiento empleados por Ana Tarrés, responsable de la natación sincronizada durante los últimos años, uno descubre casi sin quererlo que en todas partes cuecen habas y que sargentos de medio pelo se pueden encontrar en todas las disciplinas deportivas.

Suelen ser personas que piensan que el éxito justifica todos los medios empleados y no dudan en complementar el necesario y extenuante trabajo físico con el acoso psicológico y el vocabulario soez. Uno de estos técnicos en el mundo del fútbol fue George Graham, que dirigió al Arsenal entre 1986 y 1995 y le llevó a conquistar dos ligas, dos Copas de la Liga, una Charitiy, una FA Cup y una Recopa en la que se recuerda como una de las épocas más gloriosas del club.

Había llegado al conjunto londinense cuando era asistente de Ferguson en la selección escocesa y después de que este no se decidiera a ocupar el puesto en el banquillo "gunner" esperando otra oportunidad que poco después encontró en el United. Su marcha fue igual de poco glamourosa, enredado en un asunto de cobro de comisiones en los fichajes de dos futbolistas noruegos. Graham, decíamos, tenía métodos poco ortodoxos. Eso es al menos lo que asegurada Anders Limpar, que en una entrevista reciente declaró que estar a sus órdenes fue "como vivir en el Irak de Sadam Hussein".

Algo de razón debe tener quien fue a comienzos de los noventa una de las estrellas del conjunto capitalino si bien es cierto que puede también haber rencor en sus palabras tras una salida abrupta cuya versión cuenta en la misma entrevista. Difícil saber si es la verdad pero en cualquier caso explica bien como pudo ser convivir con Graham bajo el mismo techo.

"Me vendió en abril cuando mi contrato expiraba en mayo. No hubo una charla para prolongar el contrato, simplemente un adiós. Le dije que quería renovar por cuatro años y me respondió que eso no iba a suceder. Más tarde en su despacho me dijo que había recibido una oferta por mi procedente del Manchester City y que tenía que salir. Le di las gracias por los cuatro años y le ofrecí un apretón de manos. Dio la vuelta a su silla y se puso a mirar a la pared", aseguró el centrocampista sueco.

Al final añade que cuando todo estaba hecho con los citizens recibió una llamada del Everton y acabó jugando allí. Todo sucedió después del Mundial de Estados Unidos, donde una generación sueca de ensueño en la que estaban Brolin, Dahlin y Larsson con rastas; sorprendió a todo el mundo alcanzando las semifinales y a la postre el tercer escalón del puesto tras vencer en el partido de consolación al Bulgaria.

Él estuvo en aquél combinado cuando atravesaba, probablemente, el mejor momento de su carrera. Antes había dado algún que otro palo de ciego tras salir del impronunciable y siempre prolífico en cuanto a la producción de jóvenes se refiere Brommapojkarna. Aquél club de la parte occidental de Estocolmo fue el primer paso de una carrera que le llevó a continuación al Örgryte, al Young Boys y al Cremonese, desde donde embarcó en Londres.

Una vez alcanzada su cima vistiendo la elástica roja, con la que dejó actuaciones más que notables, comenzó la caída. Lo del Everton no salió bien y su suerte no cambió al ser traspasado al Birmingham, por donde pasó con total discreción. Desencantado con el fútbol inglés y con treinta y tres años a sus espaldas optó por volver a casa aprovechando una oferta del AIK.

Ganó una Liga y una Copa, entorchados que le valieron para ganar algo de dinero por última vez. Este se lo proporcionó el Colorado Rapids estadounidense en el que fue un viaje de ida y vuelta. Después de aquello militó en el Djugardens y se retiró donde empezó todo, en el Brommapojkarna. Ya retirado montó un bar en el centro de Estocolmo al que bautizó con el poco original nombre de "The Limp bar". El proyecto fracasó.

Reconsiderando la situación y asumiendo que lo suyo era el balón. Dirigió en las categorías inferiores del Djugardens y después de aquello aceptó una oferta para entrenar al filial del Sollentuna United, un club que busca crecer y con el que llegó incluso a disputar sus últimos minutos como profesional estrictamente hablando. Lo hizo con 43 primaveras y desenvolviéndose de lateral izquierdo.

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