viernes, 16 de septiembre de 2011

Nombres del fútbol: Tofik Bahramov

Bien podría tratarse de una pregunta del 1,2,3: "Por cien euros, nombres de azerbaiyanos conocidos...". No hay muchos y algunos serían perfectamente situables en otros países. Es por ejemplo el caso del famoso violinista Mstislav Rostopovich y del archiconocido ajedrecista Garry Kasparov, ambos dados generalmente por rusos. Algunos amantes de la música bien podrían aportar a Eldar Gasimov y Nigar Jamal, ganadores del pasado festival de Eurovisión bajo el seudónimo de Ell&Nikki con la canción "Running scared" (cantar cada país en su lengua materna y ganar parecen ser cosas incompatibles).

Eso sí, la persona que saldría de boca de casi todos los participantes sería Tofik Bahramov. Quizás así, a palo seco, muchos desconozcáis su historia y el porqué de su fama, que ha llevado a bautizar en su honor el estadio nacional del país (que al mismo tiempo hace las veces de casa del Baku). Pero paciencia, líneas mas abajo daré solución a vuestras dudas.


Nacido en 1925 dentro de los muros de la actual ciudad capitalina, cuando su patria aún pertenecía a la Unión Soviética, comenzó su carrera como futbolista hasta que una grave lesión le obligó a redirigir sus aspiraciones hacia otra rama. Esta no fue otra que la del arbitraje. Como experimento sociológico no deja de ser algo remarcable en el sentido de que no muchos han visto el fútbol desde los dos bandos protagonistas.

El caso es que poco a poco fue evolucionando en su nueva faceta y demostrando que era válido para ella. Solo eso explicaría que fuera designado para componer la delegación arbitral que la FIFA mandó al Mundial de Inglaterra del año 1966. En aquella cita, desde su primera actuación todos presentían ya que no pasaría desapercibido.

La polémica decisión de anular un gol a Suiza contra España en la fase de grupos hizo que algunos empezaran a conocer de su existencia. Sin embargo fue en la final entre Alemania y la anfitriona cuando dio el paso definitivo para entrar en la historia del fútbol, para bien o para mal dependiendo del cristal con el que se mire.

Corría el minuto 11 de la primera parte de la prórroga cuando Hurst controlaba algo forzado un centro puesto desde la derecha por Ball. Tras colocarse el balón en dirección a la portería, su remate algo forzado impactaba en el larguero y posteriormente tocaba el suelo. Ahí es donde entra en juego nuestro protagonista de hoy.

Donde la mayoría de los espectadores, entre los que me incluyo, vieron el balón fuera de la línea, Bahramov vio gol y conforme a su decisión, vigorosamente defendió su argumento ante una manada de enfurecidos jugadores alemanes y ante el propio colegiado principal. Aquél tanto mató el partido que acabaría 4-2 tras anotar Hurst una vez más, consiguiendo de esta forma un hat trick, el único en una final.

Los alemanes, que suelen ser más correctos que la mayoría de los mortales, se cabrearon durante un tiempo pero posteriormente su pragmatismo les hizo ver que no tenía sentido pues nadie iba a darles el trofeo. Los ingleses, por contra, optaron por santificar al azerbaiyano por permitirles ser protagonistas ante sus aficionados.

Hasta tal punto que en torno a su figura, Inglaterra y el país de Europa del Este se hermanaron con una serie de homenajes y recuerdos. De todos el más bochornoso tuvo lugar en la fase de clasificación para el Mundial de 2006, cuando ambos conjuntos se enfrentaron en el único estadio que lleva el nombre de un colegiado.

Una estatua fue descubierta tras un acto en el que estuvo presente Hurst... ¡junto a Blatter y Platini!. Presidente de la FIFA y de la UEFA honrando la memoria de un hombre que alteró de forma negativa e involuntaria la historia del fútbol. Algo cuanto menos bochornoso, una especie de reconocimiento al trabajo mal hecho. Nunca un error fue tan bueno para un árbitro.

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