viernes, 23 de septiembre de 2011

Nombres del fútbol: Josy Barthel

El excelso momento del deporte español nos tiene actualmente malacostumbrados. Nos hemos habituado a ganar en todo o al menos a ocupar los puestos de arriba y se nos ha olvidado lo mucho que nos costaba hace años destacar por encima del resto de países. Esos tiempos en los que arañar un oro o incluso un bronce se convertía en fiesta nacional y eran otros los que nos miraban por encima del hombro.

Solo en aquél contexto hubiéramos podido entender la importancia del protagonista del post de hoy. Un hombre que, al igual que en el caso de Spiros Louis del que hablé hace un par de semanas, se convirtió en ídolo para sus paisanos practicando el noble arte del atletismo de forma virtuosa y posteriormente destacando en otros disciplinas que nada tenían que ver con él.


Para algunos puede parecer anecdótico y poco relevante pero ser el mejor del mundo en una de las categorías reina como es el 1.500, habiendo nacido en un país como Luxemburgo que actualmente tiene 90.000 habitantes y que en 1952 debería tener bastantes menos; tiene un mérito destacable.

De hecho es hasta la fecha el único luxemburgués capaz de conseguir una presea dorada en unos Juegos Olímpicos merced a su éxito sobre el tartán de Helsinki en una carrera en la que quedó por delante del americano Bob McMillen y del alemán Werner Lueug. Aquél fue su único éxito destacado en la cita pues en Melbourne 56', dónde defendía título, se fue a casa con las manos vacías.

Fue el cúlmen a una carrera que antes de su gran tarde ya había dejado actuaciones destacadas. Barthel había ganado por entonces dos Mundiales Universitarios en la media distancia y otro más en 800. En ambas categorías se había proclamado además campeón nacional durante diez años seguidos, algo que tampoco extraña demasiado.

Evidentemente sus logros llamaron la atención, como suele ser habitual, de los organismos políticos, ansiosos de arrimar el "Barthel" a su sardina. Primero fue nombrado presidente de la Federación de Atletismo y posteriormente del Comité Olímpico, pasos previos a ejercer como Ministro, entre 1977 y 1979 de Transporte, Energía, Turismo y Medio Ambiente y entre 1979 y 1984 de Medio Ambiente, Transportes,Energía, Información y Comunicaciones. Todo ello siendo reconocido como un reputado químico.

Por estos motivos, los homenajes sobre su figura se sucedieron durante los años. Primero dieron su nombre a un instituto técnico en Mamer, su localidad natal, y posteriormente al estadio nacional de Luxemburgo, donde la selección de fútbol juega sus partidos. Considerado tradicionalmente un combinado de pésimo nivel, en los últimos tiempos parecen haber progresado ligeramente.

A excepción de un amistoso contra Portugal en el que recibieron una manita llevan sin perder por más de dos goles desde el 3 de septiembre de 2010, incluyéndose en este periodo dos partidos ante Francia. Además fueron capaces de vencer como visitantes a Suiza en la fase de clasificación para el Mundial de Sudáfrica y de perder solo tres de sus siete últimos partidos como locales (ante Francia, Hungría y Rumanía). En los cuatro restantes fueron capaces de vencer a Eslovaquia y a Albania y de empatar ante Argelia y Bielorrusia.

Quizás en estos buenos momentos haya tenido algo que ver el espíritu del ilustre atleta que bautiza el recinto, fallecido en el año 1992. A pesar de que en 2006 un periodista expuso dudas sobre su limpieza competitiva acusándole de dopaje, Barthel sigue siendo hoy el principal responsable de que la gente sepa de la existencia de su nación.

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