lunes, 19 de septiembre de 2011

La gran batalla del Támesis

Hay fines de semana que son irrepetibles en lo que a lo futbolístico se refiere por la cantidad y calidad de los partidos que albergan. Hasta el punto que resulta complicado quedarse con uno en concreto. Este ha sido uno de ellos y los aficionados al deporte rey sólo podemos lamentarnos de que haya llegado tan pronto.

En Escocia un Old Firm, con victoria a la heroica de los protestantes del Rangers contra los católicos del Celtic. En Holanda un PSV-Ajax que acabó con un insulso 0-0 pero que ha dado la vuelta al mundo por el escalofriante golpe que se llevó en la cabeza Tyton, el meta local. Francia por su parte vio como se medían en el campo el Lyon y el Marsella, con victoria por 2-0 de los primeros que deja colistas a los de Didier Deschamps.


Italia por su parte no le fue a la zaga en cuanto a la relevancia de los enfrentamientos. En la misma jornada se midieron el Nápoles y el Milán -victoria por 3-1 de los primeros y liderato- y los decadentes Inter y Roma -que sellaron un triste empate a nada que solo sirve para prolongar, de momento, la agonía de sus dos entrenadores-.

También hubo miga en territorio germano. El Bayern se impuso al Schalke 04 por 0-2 en una disputa entre dos clásicos del país cuyo resultado refleja el excelente momento de forma de los bávaros. Además Bayer Leverkusen y Colonia se disputaron el derbi del Rhin con sorprendente victoria de los visitantes por 1-4 gracias a sus potentes contras y a la actuación estelar de Podolski.

Y luego está lo de Inglaterra. Por un lado el Tottenham-Liverpool que sirvió para resucitar a los de Redknapp a costa de unos reds alicaídos que ni siquiera mejoran sus prestaciones con respecto al año pasado pese a no jugar en Europa. Por otro el Manchester United-Chelsea. Un partido de manicomio convertido en una auténtico correcalles que vencieron los de Ferguson con más practicidad que juego.

En Old Trafford pensaron que con el 3-0 cosechado al descanso todo sería un paseo militar pero aquello fue un mero espejismo. El gol de Torres (sí, de Torres) cuando ni siquiera se había cumplido un minuto de la segunda mitad abrió el choque. Posteriormente Rooney marró un penalty y una ocasión clarísima para matar a sus rivales. No lo consiguió y el Manchester pudo haber sido castigado por ello si no fuera porque el punta español volvió de nuevo por sus fueros en el Chelsea haciéndose el harakiri con un no-gol que recordó al famoso de Abreu.

Sin embargo, a pesar de todo este menú de bodas que ha ofrecido el Viejo Continente, hay un plato que destacaba sobre los demás. No por la calidad de los ingredientes ni por lo cuidado de su elaboración. Tampoco su presentación era un dechado de virtudes. Pero tenía el encanto de lo simple y tradicional con el aditivo de la ocasionalidad que le daba un puntito diferente, por ejemplo, al sempiterno combate anual de Glasgow.

Este no era otro que el derbi londinense de Championship que jugaron en The Den el Millwall y el West Ham, para muchos el más caliente y encarnizado de los que se pueden ver en la ciudad del Tamésis y por extensión en el fútbol inglés. Una batalla que habitualmente y por desgracia trasciende lo meramente balompédico deslizándose por terrenos más pedregosos en lo social como sucedió el 25 agosto de 2009, último precedente hasta el pasado sábado.

En aquella ocasión se desencadenó el llamado "Motín de Upton Park" tras un partido de Carling Cup en el que el West Ham venció 3-1 después de la disputa de una prórroga. El terreno de juego fue invadido hasta en dos ocasiones por los locales y en los vergonzosos disturbios posteriores un aficionado visitante recibió una puñalada y veinte personas resultaron heridas.

Fue el último episodio de una rivalidad encarnizada que data de comienzos del siglo XX. Por aquél entonces los estibadores del astillero de la isla de Dogs, en uno de los márgenes del río, decidieron fundar el Millwall. Poco después de aquella iniciativa el astillero situado al otro lado, Thames Ironworks, decidió crear también el suyo, conocido desde 1920 con el nombre actual de West Ham United.

Así pues dos empresas que rivalizaban por los mismos contratos y que se empleaban en el mismo gremio tenían además sus propios equipos compuestos por algunos de sus asalariados. Una bomba que explotó definitivamente en el año 1926 cuando del lado del Milwall se negaron a solidarizarse con la huelga que habían establecido sus antagonistas.

Desde entonces nada volvió a ser lo mismo. Cada año que pasaba la confrontación iba a mayores, alcanzando su cénit en la década de los 70 y los 80, donde el hooliganismo se había convertido en una fiera incontrolable. Especialmente en el caso del Millwall, que lejos de tener problemas exclusivamente con sus vecinos se enzarzaban con todo aquél que osara contradecirles.

Sus palizas han sido reflejadas en documentales y películas como "The firm" o "The football factory" y las han sufrido aficionados de equipos como el Ipswich Town, el Luton Town, el Arsenal, el Wolverhampton o el Birmingham. Asimismo los "bushwackers" -como así se conocen a los energúmenos que protagonizan estos incidentes- tienen el dudoso honor de haber inventado su propia arma, el Milwall Brick. Una estructura compuesta de una gran cantidad de periódicos doblados que, compacta, ejerce las veces de porra y que incluso puede completarse con un clavo capaz de incrustarse en el destinatario del impacto.

Eso sí, lejos de intentar quitarse el estigma de violentos los aficionados de este equipo (entre los que se encuentran personalidades conocidas como el cantante Morrisey, los actores Daniel Day-Lewis y Gary Oldman o el líder de la ultraderecha finlandesa Timo Soini) alardean de ello cantando: "No one like us, we don't care" (No le gustamos a nadie pero no nos importa).

Con estos precedentes y un último reseñable que se produjo el año pasado cuando los aficionados de los "South Lions" financiaron una avioneta para que sobrevolara el estadio del Wigan con el mensaje "Avran Grant, leyenda del Millwall" tras confirmarse allí el descenso de sus máximos rivales, se llegó al duelo del pasado sábado. Por suerte hubo mucho ruido pero pocas nueces. En un espectáculo poco brillante que terminó con 0-0 y no dejó muy claro quién es el mejor club del sudeste de Londres, lo mejor fue la ausencia de incidentes en las gradas. Que dure.

No hay comentarios: