lunes, 13 de septiembre de 2010

El telefilm teutón

Todos hemos visto esa típica película americana de televisión de las tres y media de la tarde en la que un exdeportista joven que sufre una grave lesión se ve obligado a retirarse y a buscar consuelo en los banquillos. Lo encuentra en un equipo modesto sin aspiraciones, generalmente formado por niños graciosillos o por adolescentes pendencieros. Poco a poco nuestro protagonista va dando forma a lo que tiene y tras ir ganando partidos va metiéndose sucesivamente en las finales locales, estatatales, nacionales... y todas esas tipicas demarcaciones territoriales norteamericanas. Finalmente acaba llegando a la gran final, contra un equipo de tipos prepotentes que generalmente visten de negro y les desprecian. Y normalmente ganan.

El perfil, por lo menos en lo que a la primera parte de la historia, la que toca lo del entrenador y el progreso, es el argumento del cuento de hadas que de momento vive el Mainz 05, colíder de la Bundesliga junto al no menos modesto Hoffenheim. Lo de los segundos es menos meritorio en la medida en la que es de sobra conocido que el dinero no es un problema, pero lo del equipo de Maguncia es cuanto menos sorprendente.

Convertido en uno de los punteros de la segunda división el equipo lograba hace dos años volver a lo más alto en la que sería su cuarta temporada en la Bundesliga de los últimos seis años. Sin embargo pocos apostaban por ellos para mantenerse y más cuando en el mes de agosto se despedía al artífice del ascenso, Jorn Andersen, por su derrota ante el modesto Lubeck en Copa y se ponía en frente al joven de 36 años Thomas Tuchel.

El bagaje del nuevo inquilino poco decía. Proyecto de futbolista en su juventud, una lesión cortaría su progresión y le obligaría a replantearse su futuro, entrenando a equipos de categorías inferiores. En este periplo caería en sus manos el sub-19 del Mainz, trampolín que le aupó al primer equipo tras ganar la liga.

Sin apenas experiencia entraba en el vestuario de un equipo que no había empezado bien y que necesitaba altas dosis de motivación en cada partido para sumar poco a poco con miras a la salvación. Y el experimento salió redondo. Con una plantilla sin grandes estrellas Tuchel fue poco a poco ganándose el respeto de sus futbolistas e inculcándoles los elementos necesarios para crecer.

Con él al frente el equipo de Maguncia conseguía terminar undécimo la temporada pasada y, lejos de bajar su nivel, este año han comenzado como un tiro, sumando tres victorias en tres partidos ante rivales de la entidad del Stuttgart y el Wolfsburgo, al que venció por 3-4 después de remontar un 3-1 en el segundo tiempo.

Una muestra del carácter de un equipo que juega concentrado y no baja los brazos, que trabaja en conjunto al ritmo que marca la batuta de uno de los entrenadores más prometedores del Viejo Continente. Nadie sobresale por encima de nadie pero todos rinden a un nivel muy alto. Toca ahora ver la capacidad de resistencia del equipo y su habilidad para controlar el temblor de piernas en los momentos clave.

Cuajar una buena temporada sería un buen premio para su estadio, que construído en 1929, dejará espacio a una nueva estructura más grande y más moderna a partir del año 2011. Quizás este año lleguen las ansiadas tardes de gloria al Stadion am Burchweg, en el que resuena una canción de carnaval cada vez que los locales marcan gol. Que siga la fiesta.

1 comentario:

snedecor dijo...

Así (o parecido) empezó Clemente, que tuvo que retirarse por una lesión y empezó a entrenar muy joven. Igual acaba chapurreando francés en África, jeje

Felicidades por el aniversario