Qué algo está cambiando en el fútbol francés es innegable. Quizás sea el estilo o quizás sea la forma de hacer las cosas pero el caso es que nos encontramos ante una liga que ha aumentado su nivel competitivo en los últimos años, tras las temporadas de dictadura del Lyon.
Sin embargo, si yo tuviera que decantarme por un hecho concreto para explicar tal revolución apuntaría directamente al cambio de mentalidad de los clubes en lo que a los banquillos se refiere. Es cierto que es una tónica que comienza a ser común en varias ligas europeas, también pasa en la española, pero lo que nadie puede discutir es que la juventud de los entrenadores es el mejor activo de los equipos que comandan la liga gala.
Los directivos han decidido comenzar a asumir riesgos dándole las riendas de sus juguetes a gente con poca experiencia pero con muchas ganas y parece que el experimento da sus frutos. De hecho basta con mirar la clasificación para comprobar como los siete primeros clasificados tienen entrenadores con edades inferiores a los cincuenta años siendo uno de ellos Didier Deschamps, técnico del vigente campeón.
De esta forma poco a poco se ha producido un proceso de renovación que amenaza con adquirir visos de continuidad en el futuro a juzgar por los réditos que está aportando. Estos técnicos, algunos de los cuáles vivieron en primera persona como jugadores el fútbol de los 90, son los que mejor saben que este ha cambiado en los últimos tiempos y que lo de antaño comienza a quedarse obsoleto en beneficio de las nuevas formas. Lo que antes era un 4-4-2 hoy se ha tornado en un 4-3-3 y dónde antes primaba el físico ahora impera la técnica. Cambios a veces evidentes, otras inapreciables, que han ido moldeando lo que se ve hoy en día.
Técnicos como Christophe Galtier, que mantiene al Sain Ettienne líder, o Franck Dumas, que dirige al Caen desde que se retirará en 2004 y que lo mantiene en una sorprendente cuarta posición son dos ejemplos de una escuela a la que pertenecen otros como el actual seleccionador Laurent Blanc o el técnico del Lyon Claude Puel, que a pesar del pésimo inicio de campaña de los suyos logró lo que nadie había hecho antes clasificando al equipo francés para semifinales de la Champions.
Y todo ello es una competición doméstica en la que no hay ningún técnico foráneo, algo realmente sorprendente en los tiempos que corren. Francia ha entendido al fin lo que nadie ha hecho, que no hace falta buscar lejos lo que al final uno tiene en su propia casa y que el que arriesga, muchas veces, acaba ganando.
lunes, 27 de septiembre de 2010
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1 comentario:
Italia debería ser la siguiente
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