miércoles, 21 de octubre de 2009

¿Qué ha sido de... Goleadores efímeros (I): Darío Hübner?


Con nuestro protagonista de hoy arranca en "De paradinha" una serie de posts en la sección de los miércoles por la que pasarán jugadores que en su día fueron o estuvieron entre los máximos goleadores de grandes ligas pero que desaparecieron del mapa. Futbolistas que brillaron una temporada por su acierto de cara a puerta pero que acabaron cayendo en el olvido bien por la mala suerte o por la incapacidad de repetir las expectativas que en su día crearon.

Darío Hübner, alias "Bisonte", se proclamó Capocannoniere en la temporada 2002 cuando militaba en las filas de Piacenza. Sus 24 goles le valieron para encaramarse a lo más alto de la tabla de anotadores junto al francés David Trezeguet y para inscribir su nombre en la historia junto a jugadores de la talla de Van Basten, Signori o Maradona.

En su caso resulta sencillo deducir porqué no llegó más lejos tras su hazaña. Hübner logró su éxito con 36 años, una edad demasiado tardía para explotar. Algo extraño para cualquier aficionado pero que no debió resultarle raro a él mismo ya que no debutó en la Serie A hasta los 30 años. El jugador que fue a un ritmo contranatura arrancó su carrera en la liga interregional con 20 años en las filas del Pievigina y tras pasar por el modesto Pergocrema saltó a la Serie C para para fichar por el Fano Calcio.

Allí, con 22 años, comenzó a dar muestras de su capacidad anotadora convirtiéndose en pichichi en su segundo año en el club. Su pequeña hazaña le valió para seguir dando pasos y aterrizó en el Cesena para disputar la Serie B. Quizás sus cinco años allí cortaron su progresión. A pesar de proclamarse pichichi en la 96/97 no se decidió a avanzar en su vida futbolística hasta una temporada después, donde en las filas del Brescia dio por fin el salto en la máxima categoría.

Un espejismo pues su equipo, por aquel entonces el ascensor de la liga, bajó. A pesar de todo Hübner siguió allí y consiguió un nuevo ascenso, abandonando un club consolidado en el campeonato rumbo al Piacenza, donde le llegó su gloria tardía.

Tras dos años en la entidad de la Emilia Romagna consigió seguir en primera línea en las filas del Ancona y el Perugia. En el primero no cuajó y del segundo se fue al Mantova, en C1. Tras finalizar su contrato se marchó a divisiones aún menores. Primero pasó por el Chiari, posteriormente por el Rodengo Saiano de Serie D y luego por el Orsa Corte Franca, de Eccelenza. Allí la firma de un supuesto contrato profesional con el equipo, algo prohibido en las competiciones amateurs, le trajo problemas y fue apartado de la competición durante seis meses.

A su vuelta a los terrenos de juego sus 20 goles en 17 choques terminaron por salvar al equipo. Con el buen sabor que deja el trabajo bien hecho se enroló en las filas del Castelmela de la primera división bresciana, donde aún sigue dándole patadas al balón. Con todo resuelto se ha hecho además empresario hostelero y cuenta con un par de cafetería de éxito en la localidad lombarda de Crema.

3 comentarios:

Esteban Neurus dijo...

Muchos jugadores en el fútbol italiano tiene su momento explosivo, cuando la edad se le hace más que gusta para el retiro. El Caso del argentino José Castillo, que hoy milita en La Fiore. Recién toco suelo de primera a los 32 años, después de entar toda una vida en las divisiones de abajo.

Saludos.

snedecor dijo...

No conocía la historia, parece casi de cuento y te hace pensar en la cantidad de gente válida que se queda en categorías menores teniendo nivel de sobra para estar más arriba, y a los que ni siquiera se les ha dado la oportunidad de demostrarlo

Anónimo dijo...

No concía la historia, es algo rara, pero al menos se ve que la gente de categorías más bajas también sirve.

Saludos!