El Málaga certificó ayer por primera vez en su historia la clasificación para la Liga de Campeones. A pesar de los problemas económicos y de la delicada situación del club, los jugadores han tirado del carro para lograr un objetivo bonito e histórico en el que mucho ha tenido que ver, no conviene olvidarlo a pesar de todo, la inversión que el jeque realizó la pasada campaña.
Ese dinero que contribuyó al milagro ya no está, como tampoco estaba hace tiempo cuando la calidad de los fichajes iba en consonancia con un presupuesto más austero. En aquella época vestían la elástica blanquiazul hombres como el costarricense Paulo Wanchope, que tuvo un paso efímero por la localidad andaluza entre 2004 y 2005.
Se trataba de un delantero espigado y potente que sobrepasaba el 1.90 y que dadas su cualidades físicas comenzó jugando al baloncesto hasta el punto que llegó a formar parte de la selección juvenil de su país y fue becado para estudiar en una universidad de Estados Unidos. Podría haberse ganado la vida sobre el parqué pero llegó el día en que tuvo que elegir y se decantó por el césped.
Al igual que muchos otros, comenzó en el club de su ciudad, el Herediano; pero pronto llamó la atención de los ojeadores europeos. Se adelantó a todos el Derby County, que le hizo debutar contra el United. Aquél día ese futbolista desconocido llegado de ultramar comenzó a escribir su leyenda con un gol antológico en Old Trafford, el mejor escenario posible.
Después de aquello fue sumando kilómetros en diferentes clubes del campeonato inglés, pero sin duda con menos éxito por culpa de los problemas en las rodillas. Los destinos elegidos fueron el West Ham y el Manchester City y en ambos hizo gala de una tremenda irregularidad alternando varias jornadas seguidas viendo portería con sequías bastante pronunciadas. Con ganas de buscar nuevas experiencias, puso rumbo a España.
En su línea habitual, llegó y al poco dejó un tanto para enmarcar, la seña de la casa. Fue contra el Numancia. En este caso no fue una cabalgada sorteando rivales sino un detalle de clase dentro del área que sorprendió a su par y a todos los presentes. De nuevo un movimiento elegante bastante meritorio para un futbolista de su envergadura.
Posteriormente volvió su clásico conflicto con la regularidad y al terminar la temporada tuvo que hacer las maletas rumbo a su país natal para enfundarse de nuevo la elástica del Herediano. Tras esa segunda etapa su destino fue Argentina, donde aceptó una oferta de Rosario Central. Tenía treinta años y apenas estuvo seis meses.
Después, una exótica experiencia en el FC Tokyo, otra en el Chicago Fire (más cerca de casa) y finalmente la retirada tras un amistoso de su selección contra Suecia harto ya de sus problemas físicos. Fue el colofón ideal para un futbolista que a día de hoy es el segundo máximo goleador en la historia de los "Ticos" y el único en el país que ha hecho dos dianas en un Mundial.
Ya fuera de los terrenos de juego, no quiso dejar de lado el deporte que eligió en su día. Tras pasar por cargos directivos en "su" Herediano y en el Club Sporting Uruguay de Coronado, hoy es un asistente de lujo para el seleccionador. El objetivo es volver a estar en una cita mundialista. El no podrá llevar el balón a las redes, pero aportará su sabiduría en la causa.
2 comentarios:
Que buenos recuerdos de Wanchope, lo recuerdo muy simpático, en Málaga era muy querido, con ese nombre caes en gracia a todo el mundo.
Un saludo.
¡Que gran delantero fue Wanchope! Para mi, es el mejor jugador costarriqueño de la historia.
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