miércoles, 27 de junio de 2012

Los escuderos de Cristiano


Joao Moutinho y Raúl Meireles son a simple vista muy distintos. El primero tiene cara de niño bueno. Es bajito, entrañable y no luce ningún tipo de look extravagante. El segundo tiene un rostro de facciones duras al estilo de los matones de barrio y cubre su cuerpo con tatuajes y su cabeza con una mata de pelo que adopta todo tipo de formas imaginables. Si uno les viera juntos por la calle no dudaría en catalogarlos como la extraña pareja.

Y sin embargo, sobre el césped, resulta difícil entender a uno sin el otro. Juegan en clubes distintos, es cierto, pero cuando se enfundan la elástica nacional actúan como si se conocieran de toda la vida. Cada uno ocupa su franja de actuación y, en amigable compadreo, se ponen manos a la obra mirándose de reojo, coordinándose como si fueran bailarinas.

Si uno presiona, el otro recula. Si uno decide cambiar el juego, allí aparece su compañero. Si uno es sobrepasado, el otro llega en su ayuda. Si uno se mete en una tangana, por el ring se deja caer su compañero de fatigas para defenderle. Y ay de aquél que ose darles una patada... sabe que antes o después le llegará de vuelta procedente del castigado o de su gemelo en el trivote.

Porque sí, ambos pertenecen a un complejo mecanismo en el que tercia el hombre-escoba Miguel Veloso. Lo que no puede hacer uno de los dos, se encarga de solventarlo el futbolista del Génova, que ha vuelto a reencontrarse consigo mismo tras una crisis identitaria que le llevó a desaparecer del mapa mientras se adaptaba al correoso fútbol italiano. La lesión de Martins le benefició y él ha sabido devolver esa confianza dándole a Paulo Bento justo lo que él le pide dentro del inamovible 1-4-3-3 (sí, siempre con el uno delante según mandan los cánones).

Los tres se bastan para cumplir impecablemente con los requisitos de un sistema que tiene en Cristiano Ronaldo a su mayor virtud y al mismo tiempo a su gran defecto. El jugador del Real Madrid es capaz de decidir él solo un partido y de fabricarse sus propias ocasiones pero al mismo tiempo se sacrifica poco en defensa, algo que sucede de forma análoga con Nani. Por ello son Moutinho y Meireles los encargados de realizar la presión alta y tapar en la medida de lo posible las líneas de pase, aventuras que serían difíciles de correr si no estuvieran escoltados por Veloso.

En el plano ofensivo, ofrecen la opción de los desdoblamientos cuando Ronaldo o Nani se dejan caer hacia el centro y al mismo tiempo la llegada desde segunda línea aprovechando la acumulación de contrarios en torno a los dos extremos desequilibrantes. Meireles con su potente disparo y Moutinho con su calidad, que le permite filtrar pases inverosímiles, suponen al mismo tiempo un constante peligro tan eficaz como inesperado.

Con el paso del tiempo todos se han ido acoplando, puliendo sus defectos y potenciando sus virtudes. Se entienden bien, se complementan mejor y están en su pico de forma, algo que había sido difícil de ver hasta ahora. Individualmente siempre fueron considerados unos centrocampistas con un gran potencial que nunca terminaban de dar lo que se esperaba de ellos. Puede que, en el fondo, necesitaran encontrar a sus compañeros de viaje. La unión ha hecho la fuerza. Cuidado con ellos.

2 comentarios:

Tartarus dijo...

A mí el centro del campo portugués me preocupaba mucho , más incluso que el propio Cristiano .

Se sabe de la excelente Euro que está haciendo la defensa española , y tanto Ramos como Pique iban a ser unos muros pero el disparo de larga distancia de Moutinho o meireles podía ser clave , para bien español , no se prodigaron creo que ninguna vez .

Un saludo

camisetas de futbol dijo...

Ronaldo ha sido el objeto de mi apoyo
Me gusta mucho que piense que él es muy grande!