viernes, 20 de abril de 2012

¿Egalité?

La noticia, por producirse fuera de nuestras fronteras y no afectar a un grande, ha pasado prácticamente desapercibida entre la prensa. Si acaso algún pequeño suelto, poco más. Hace algunas semanas contaba la aventura en la Copa francesa del Gázelec Ajaccio y el Quevilly, dos equipos que soñaban con alcanzar la final del torneo después de superar de forma heroica sucesivas rondas ante clubes de mucha mayor entidad y categoría.

Un sueño que terminó para los primeros tras caer ante el Lyon pero en el que aún viven los segundos, que viajarán al Stade de France para conquistar el trofeo. Un evento ilusionante para una entidad y una localidad modestas, que lo es menos después de que la LFP haya decidido mear en su nombre y devolverles a la oscura fosa del fútbol de segunda categoría, ese lugar del que según parece nunca debieron salir.

El organismo, en una actitud vergonzosa y despreciable, ha decidido que si el club normando de Nacional tuviese la osadía de coronarse campeón, no disputará la Supercopa al militar en una categoría amateur. Considera pues que no es necesario corregir un artículo del reglamento tan absurdo como injusto y se salta a la torera cualquier tipo de lógica deportiva.

Así pues, salvo la "Liberté" (la suya propia para hacer lo que les venga en gana); deciden pasarse por el Arco del Triunfo los otros dos términos que componen el lema de la República Francesa abofeteando al fútbol humilde y demostrando que juegan con las cartas marcadas. Copa a partido único para dar mayores oportunidades a los pequeños, sí... hasta que afecte a sus intereses.

Porque, como no puede ser de otra forma, detrás de esta campaña hay oscuras intenciones relacionadas, evidentemente, con los ingresos económicos. Desde hace tres años este torneo viene disputándose fuera de las fronteras del país al que representa. Una idea que me parece criticable independientemente de la nación que se adhiera la iniciativa (Italia también se apuntó al modelo) y que resulta especialmente sangrante en casos como el de la presente edición, que se jugará en Nueva York, con seis horas de diferencia con respecto al horario Francia

Ver a los desconocidos y humildes jugadores del Quevilly paseando por la "Quinta Avenida" o haciéndose fotos junto a la "Estatua de la Libertad" el mismo día del partido no queda bien, no es glamouroso. Y más si el rival que hay enfrente es el Montpellier en vez de el PSG, un equipo del que la mayoría de los estadounidenses sabrán poco o nada.

Cuando intentas vender un coche y las circunstancias "adversas" hacen que solo puedas colocar una bicicleta, resulta mucho más sencillo robar una moto e intentar que el incauto comprador no note la diferencia. De esta forma un torneo oficial en el que se reconoce los logros de los dos contendientes dentro de un país se convierte en un circo itinerante, en un a farsa con la mujer barbuda y el hijo del domador como maestro de ceremonias. Una Supercopa de Francia que ni es Supercopa ni es de Francia. Vamos, una mierda.

Pues allí tengan los franceses su mierda y que les de pingües beneficios, pero conviene que luego no se lleven las manos a la cabeza cuando vienen mal dadas. Si no premian el esfuerzo de unos jugadores que se dejan la piel por sacar un escudo del anonimato, que no se rasguen las vestiduras cuando los "señoritos" que representan a su selección escupen en la bandera montando una huelga en medio del Mundial de Sudáfrica.

Por descontado, antes de este affaire mi opinión era la misma, deseo que gane el Quevilly; a poder ser por goleada. Y, si no es mucho pedir, que pasen de la ceremonia de entrega del trofeo, que dejen al preboste de turno encargado del asunto con cara de sota en lo alto del estrado mientras todos los aficionados desplazados hasta la capital silban sin parar. No se merecen menos.

4 comentarios:

Sergio dijo...

Cuanta razón. Suscribo tus palabras al 100%

La cacicada de jugar la Supercopa al otro lado del charco es una muestra más de a dónde va a parar este fútbol

Lamentables argumentos de la Federación y lamentable el impedimento a un equipo, que con todo merecimiento merecería jugar dicha competición.

Un saludo

Chema dijo...

Gran artículo. Toda la razón. Eso si, una puntualización. Mencionas al Montpellier como finalista. ¿No fue el Olympique Lyonnais?

CARLOS MATEOS GIL dijo...

Hola Chema. Efectivamente el Lyon es finalista. Al Montpellier me refiero como posible campeón de Liga en cuyo caso iría seguro. Solo faltaba que también se lo prohiboeran a ellos.

Kbro dijo...

Injusto,canalla,patetico y lamentable.