La placa con la que ayer se premiaba a Francesco Totti por sus 700 partidos oficiales era modesta, más bien discreta, muy acorde con el agasajado. Si el estandarte romano hubiese preferido el lujo, el glamour o levantar títulos de los que le hacen a uno entrar en la historia probablemente habría hecho las maletas hace tiempo.
Sin embargo ahí sigue, paseando su figura por el Olímpico de Roma. Con su aspecto de gladiador sin duda fue puesto en el mundo para ser eterno en la ciudad eterna, para convertirse en un patrimonio capitalino tan emblemático como el Coliseo o la Fontana di Trevi, para pasear por el globo a Rómulo y Remo, amamantados en el escudo de la entidad a la que le ha dado todo.
Y es que a fin de cuentas el séptimo centenar de batallas no deja de ser algo anecdótico en una carrera que comenzó el 28 de marzo de 1993 cuando Vujadin Boskov decidió darle la alternativa con tan solo 16 años en un partido contra el Brescia (a día de hoy es el séptimo pelotero más joven en disputar un partido de la Serie A). El serbio, que de esto sabía un rato, vio en él un diamante en bruto que no se atisbaba con anterioridad, cuando el púber Totti ejercía como monaguillo y le rezaba a Dios para que le hiciera crecer mientras en el barrio le llamaban "Gnomo".
Hoy, convertido en un hombre, en un símbolo, puede mirar hacia atrás con orgullo. Tras recoger de las manos del mítico Aldair el brazalete de capitán, su club y él pueden decir alto y claro que la vinculación ha sido inmejorable. Él le ha dado la relevancia internacional que necesitaban (la IFFHS le reconoció en 2011 como el futbolista más popular de Europa), les ha guiado a la conquista de su primer Scudetto en 19 años, les ha prestado su imagen y ha llenado las redes con sus goles.
La Roma no sería lo que es hoy sin Totti, un tipo que renunció a todo tipo de aspiración personal por hacer historia en el equipo de su ciudad. De esos que venden su alma a una sola hinchada, que visten su cuerpo con un único uniforme, que buscan ligar su leyenda a la de un himno. Todos los records son suyos: Es el futbolista con más partidos, también el que más veces ha visto portería. Cifras estas extrapolables al Calcio en general.
Totti es a día de hoy el futbolista que más goles a metido con un único conjunto y solo necesita cinco para coronarse como el tercer máximo anotador en la historia de la Serie A superando al mito Giuseppe Meazza y mirando de cerca (necesita quince) a Gunnar Nordahl, otro que también vistió el granate aunque este en sus últimos años procedente del Milán.
Y todo ello con la humildad del chico que un día quiso trabajar en una gasolinera, de aquél que reconoce no haber podido de leer un libro más allá de "El principito", de alguien capaz de reirse de sí mismo editando un libro con los mejores chistes sobre su persona y donando todos los beneficios a UNICEF.
Con su acento romanesco, su facciones duras, Totti es el jugador del pueblo, ese bregador al que todos sus paisanos querrían parecerse. Su ocaso está cada vez más cerca. Él lo sabe y lo espera reposado, tranquilo, a fuego lento. Con todo lo logrado puede tener la conciencia muy tranquila. El fútbol ya tiene para él un lugar en el Olimpo.
lunes, 20 de febrero de 2012
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2 comentarios:
Está a una temporada de igualar el record de Bergomi y Baresi.
Artículo que ya traté en mi blog, sobre la fidelidad a una camiseta:
http://alvarolamela.blogspot.com/2011/12/por-el-amor-unos-colores-y-una-camiseta.html
Lo de Totti es para hacerle un monumento. Es uno de los tres jugadores más regulares que he visto.
Saludos desde La Escuadra de Mago
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