Ayer me reencontré tras las vacaciones con el mismo amigo que me pidió hace unas semanas que hiciera un post sobre la figura del jugador-entrenador. Al verle recordé aquellos tiempos en los que él iba a los entrenamientos de fútbol con la camiseta del PSG y el número 4 de Bruno N'Gotty a la espalda. Es por esa asociación espontánea por la que hablaré hoy del francés.
Aquellos maravillosos años de mi niñez, a los que hacía referencia, coincidieron con su etapa en el equipo capitalino. Era la segunda en la Ligue 1 francesa pues con anterioridad había formado parte de la plantilla del Lyon durante siete campañas, la primera de ellas coincidiendo con el último ascenso en el año 1989.
Su envergadura, su potencia y su acierto de cara al gol le habían convertido en un codiciado central del que se esperaba una gran progresión. De hecho una de sus dianas es aún recordada por la grada parisina ya que sirvió para que su club levantara la Recopa del año 96 frente al Rapid de Viena.
Sin embargo, con todo, tardó en salir de su país natal y solo lo hizo para decir sí a una oferta irrechazable procedente del Milán. En su primera temporada en la entidad no llegó a alcanzar la regularidad esperada y por ello fue cedido la segunda al Venecia, donde apenas jugó 16 partidos. Viendo que Italia no era un país propicio para sus aspiraciones cogió un billete de vuelta a Francia y firmó por el Marsella.
Solo un año duró en su nuevo destino. Se convirtió en habitual pero no convenció y el verano siguiente se marchó cedido con opción de compra al Bolton. Aterrizó con 31 primaveras en Inglaterra y jugó a buen nivel hasta el punto que aguantó allí cuatro temporadas, momento en el que fue cortado debido a la política de renovación de vestuario emprendida por Allardyce.
Todo apuntaba a retirada pero nada de eso sucedió. Firmó por el Birmingham y tras rechazar su opción de seguir un ejercicio más en el club puso rumbo al Leicester, donde jugó un año a buen nivel y fue descartado al comienzo del siguiente con la llegada al banquillo de Nigel Pearson. Aún con ganas de seguir se marchó cedido al Hereford donde una desgraciada rotura del talón de Aquiles le hizo colgar definitivamente las botas días antes de cumplir los 38 años.
miércoles, 31 de agosto de 2011
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