lunes, 1 de agosto de 2011

La extraña figura del jugador-entrenador

El otro día en una conversación informal en torno a unas de las cañas mejor tiradas en Madrid (las de "El Doble" de José Abascal), un amigo me propuso la idea de dedicar un post a esa peculiar figura que es la del jugador-entrenador. Tengo por costumbre escuchar todas las ideas de mis lectores y, en la medida de lo posible, atenderlas. Es por ello que hoy voy a glosar algunos de los nombres que algún día decidieron compaginar ambas profesiones, generalmente con escaso éxito.

Bobby Robson: Su experiencia compaginando ambas actividades fue casi testimonial, pero nadie puede negar que existió. En concreto desde que dejó el Fulham como jugador en el año 1967 hasta que volvió en enero del año 1968 ya solo como entrenador. El club responsable de que uniera temporalemente ambas facetas fue el Vancouver Reales. Al principio aterrizó con bastante ilusión pero pronto la perdió por la incompatibilidad con Puskas, que dirigía una filial del equipo en San Fransciso.


John Giles: El suyo ha sido uno de los pocos casos exitosos a lo largo de la historia. Viendo que tenía madera de director técnico, la selección irlandesa le sentó en el banquillo mientras aún vestía la elástica nacional. No fue con ellos con los que logró sus mejores resultados sino con el West Bromwich Albion, al que se incorporó en el año 1975, simultaneándolo todo. Se dio entonces un caso curioso, que era el de tener tres puestos de trabajo al mismo tiempo. Con el club inglés logró un ascenso y terminó séptimo la siguiente campaña. Posteriormente sería entrenador del Shamrock Rovers, el Vancouver Whitecaps y una vez más del West Bromwich.

John Toshack: Sin duda ha sido el mejor jugador-entrenador hasta la fecha. Tres ascensos en cuatro años con el Swansea así lo atestiguan. Posteriormente es por todos conocido que fue sumando casi a partes iguales logros y batacazos, convirtiéndose al menos en un personaje peculiar con gran predicamento en el fútbol español. Desde que dejara la dirección de Gales el pasado verano, se encuentra sin equipo por primera vez en mucho tiempo.


Kenny Dalglish: El tiempo no perdona, ni siquiera a las grandes figuras del mundo del fútbol. Cuando Dalglish se sentó por primera vez en el banquillo del Liverpool era por entonces un joven imberbe, algo bastante alejado de lo que es hoy veinte años después. La pasada campaña llegó para reconducir a los "reds" a corto-medio plazo avalado por sus buenas cifras cuando era jugador-entrenador. Entonces ganó tres ligas, dos copas y cuatro Charities, todo ello retirándose progresivamente de las alineaciones. Todo un ejemplo.

Trevor Francis: Ocupó este singular privilegio en dos equipos diferentes, el QPR y el Sheffield Wednesday, con resultados agridulces. De los primeros se fue con el equipo al borde del descenso y con los segundo bajó a la división de plata, eso sí después de ganar una Copa de la Liga. Ambas circunstancias son algo normal en la vida de un entrenador. Ahora bien, lo que es más criticable es que decidiera prescindir de Cantona al no considerarle un buen jugador.


Peter Reid: Caso peculiar. Se puso al frente del Manchester City en este singular puesto durante tres temporadas. Sin embargo, cuando fue destituido, lejos de retirarse y dedicarse por entero a los banquillos, aún decidió jugar un par de años más. Luego, el actual entrenador del Plymouth, si retomó la experiencia de mando en el Sunderland, la selección inglesa sub 21, el Leeds o la selección tailandesa.

Glenn Hoddle: Fue el pionero de un modelo al que se agarraría durante muchos años el Chelsea. Accedió al cargo en el 93, después de haberlo desempeñado en el Swidon durante dos campañas. Una final de Copa fue su único éxito, argumento suficiente para la selección inglesa, que decidió contratarle. Posteriormente entrenaría al Southampton, al Tottenham y al Wolverhampton.

Ruud Gullit: Cuando Hoddle se marchó en busca de una nueva oportunidad laboral fue el holandés, que había ido al Chelsea a retirarse, el que aceptó el cargo. Decidió mantenerse un poco al margen de las alineaciones y darle más protagonismo a sus compañeros, que espoleados por sus métodos considerados por todos exigentes, fueron capaces de ser campeones coperos alzando el primer título importante del equipo en 26 años.

Gianluca Vialli: Si un modelo funciona... para qué cambiarlo. Eso pensaron en Stamford Bridge cuando decidieron destituir a Gullit, básicamente por su mala relación con el presidente, y poner al frente de la nave a Gianluca Vialli, el tercer jugador entrenador en cinco años. Y la verdad es que no se equivocaron. Al llevarse la Recopa, el italiano se convirtió en el técnico más joven en ganar un trofeo auspiciado por la UEFA hasta la irrupción este año del fenómeno Villas-Boas. Además consiguió una Copa, una Supercopa de Europa, una Copa de la Liga y una Charity. Trofeos que no evitaron su destitución. Posteriormente entrenó al Watford y desde entonces no ha vuelto a dirigir.

Paul Ince: Su bien granjeada fama de carnicero no le cerró las puertas de los banquillos. La primera experiencia en el Swidon fue testimonial. La segunda en el Macclesfield, más que provechosa después de salvar milagrosamente al equipo. Luego, solo como director técnico, ha cogido con más pena que gloria al Blackburn, al Milton Keynes Dons y al Notts County.

Paul Gascoine: Aunque parezca surrealista, sucedió. Fue en China, cuando firmó por el Gansu Tianma para desarrollar paralelamente esta doble vertiente. El experimento duró poco, lo que tardó en irse a Estados Unidos para tratar sus problemas de alcoholismo y no volver.

Romario: Como no podía ser de otra forma, sucedió en el Vasco de Gama, el equipo de sus amores. Duró solo unos meses, el tiempo en que, "sorprendentemente", tardó en discutir con el presidente de la entidad.

1 comentario:

Rocio dijo...

Creo que fue una muy buena idea realizar esta entrada y valio la pena la búsqueda. Como me encanta el deporte siempre estoy entrenando y viendo distintos juegos. Suelo ir a los gimnasios palermo para ponerme en condiciones