Como en otras tantas ocasiones, la ciudad de Brujas se ponía ayer su mejores galas para presenciar a una noche europea. El Zestafoni no era desde luego el rival más atractivo pero el 3-3 cosechado en la ida obligaba a un esfuerzo por parte de la afición para sellar el pase a la Europa League. Y esta una vez más convirtió en Jan Breydel Arena en un fortín, situación que facilitó mucho la labor de los jugadores.
En parte llevar ese nombre que bautiza el estadio por el Viejo Continente es ya de por sí una noble causa por la que luchar. Una especie de recompensa histórica con el espíritu combativo flamenco que exaltó Breydel en vida allá por el siglo XIV. En un país que aún hoy sigue dividido, él se posicionó en la lucha contra los franceses.
Lo hizo además viniendo desde abajo. Lejos del estamento militar fue su hartazgo como carnicero el que le llevó a ponerse al frente de las revueltas contra Felipe el Hermoso junto a un costurero de nombre Pieter de Coninck. Dos profesiones sin mucho lustre en aquellos tiempos pero que representaban perfectamente al "vulgo", cansado de las medidas tomadas por los que estaban en el poder.
De hecho fue una en concreto la que desató la ira de los ciudadanos. Sucedía que Brujas tenía la exclusiva de la importación de lana de oveja de Inglaterra, viéndose beneficiados con ello los burgueses que actuaban de intermediarios. Para evitar el encarecimiento de este proceso el monarca inglés Eduardo I decidió negociar directamente con los comerciantes. Evidentemente, no fue visto con buenos ojos por las clases nobles, que reclamaron la actuación de su señor Felipe IV de Francia.
Acorralado, decidió introducir guarniciones francesas en la ciudad. Este fue el motivo por el Breydel y su compañero dijeron "basta" mientras tramaban un plan de revuelta que se consumaría en la noche del 18 de mayo de 1302, una jornada conocida como "Los maitines de Brujas". Aquella emboscada fue el aperitivo de lo que llegaría días más tarde, la batalla de Courtrai, donde una vez más los flamencos vencerían a los franceses.
Por esta acción y por su participación en otras escaramuzas como el ataque a un importante castillo Breydel fue, junto a de Coninck, considerado el líder de la insurrección. Aún hoy se le recuerda en su localidad natal con una estatua en el mercado o llamando al estadio de la ciudad con su nombre.
viernes, 26 de agosto de 2011
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