lunes, 25 de julio de 2011

Un pequeño gran país

Al ser hoy día festivo no tenía pensado publicar ningún post. Sin embargo no puedo evitar hacer mención a la victoria de la selección uruguaya en la Copa América. En realidad a nadie le soprende el triunfo de uno de los combinados punteros del continente. La ausencia de compromiso en Brasil y Argentina situaban a los charrúas como los principales candidatos al título, más después de ser cuartos en el último Mundial.

Y estos, lejos de decepcionar, han honrado su favoritismo pasando por encima de Paraguay en la final gracias a una generación maravillosa en la que han coincidido arriba un joven llamado a comerse el mundo de nombre Luis Suárez y el mito más reciente del fútbol sudamericano. Poco importa su nefasta temporada en el Atlético, Forlán se traviste de adalid cada vez que se enfunda la celeste. Por ello es desde ayer el máximo goleador de la historia de la selección y desde hace unos días el hombre que más veces ha representado a los uruguayos.

Méritos estos que en cualquier nación pequeña en extensión como Urugay estarían reservados al primer futbolista que destacara un poco. Claro, que un espacio físico reducido no implica una importancia futbolística proporcional. Forlán es hoy más grande porque representa a un territorio donde el fútbol es religión. Un lugar que desafía todas las leyes de la lógica. Un maná del esférico que bien merecería un estudio pormenorizado del propio Darwin.

No se le da importancia a este hecho pero la tiene y mucha. Estamos hablando de que el país más minúsculo de Sudamérica es el que mayor número de entorchados tiene a nivel continental con quince, por encima de brasileños y argentinos. Y es a su vez el más insignificante en levantar dos Copas del Mundo. Datos estos a los que hay que añadir la extensa producción de estrellas que van desde Schiaffino hasta el propio Forlán pasando por Francescoli, Cea u Obdulio Varela.

En este último quiero detenerme. Poco conocido para el gran público, "El Negro Jefe" era el capitán el día del famoso Maracanazo, en el que Uruguay conquistó su segundo Mundial delante de las narices de los todopoderosos brasileños. Aquella gesta dio la vuelta al mundo y sigue siendo el referente máximo en lo que a sorpresas se refiere.

Ayer, mientras narraba la final en Pasión Deportiva Radio, me vino a la cabeza su historia plasmada sobre el papel por la pluma del gran Eduardo Galeano. Creo que es de justicia que os la deje en este post ya que representa a la perfección el espíritu del fútbol charrúa y a su vez supone un pequeño "homenaje" al escritor que mejor ha contado la evolución de la celeste a lo largo de la historia en general y de las maravillosas décadas que fueron del treinta al cincuenta en particular.

http://sololiteratura.com/gal/futbolobdulio.htm

1 comentario:

Nico García dijo...

Cuarto en un Mundial y el mejor de América no es pura casualidad...

Saludos desde La Escuadra de Mago