Me visita estos días en Madrid un gran amigo natural de Zaragoza y por supuesto seguidor acérrimo del club de su ciudad, algo bastante meritorio teniendo en cuenta los disgustos a los que le tiene acostumbrado en los últimos años. Dotado de gran memoria, de vez en cuando me trae a la mente recuerdos de futbolistas que algún día pasaron por allí no ya sin pena ni gloria, sino cosechando un fracaso estrepitoso.
Chilavert, Rijkaard, Cafú, Esquerdinha, el actualmente entronizado Fabio Coentrao... y nuestro protagonista de hoy, Nordin Wooter. Un dineral le costó a los aragoneses el fichaje de este futbolista nacido en Surinam pero nacionalizado holandés (como tantos otros buenos de su generación) y que llegaba procedente del Ajax de Amsterdam.
Con los ajacied había conseguido en el año 1995 la sorprendente Copa de Europa que descubrió a Patrick Kluivert al mundo y aunque él no tuvo mucho protagonismo ni ese año ni los otros dos que pasó en la entidad, lo cierto es que se ganó un importante cartel como jugador capaz de desequilibrar los choques en los tramos finales.
De hecho ese fue el rol que intentaron darle en España aunque a decir verdad sin demasiado éxito. Lejos de jugar a su mejor nivel, encima demostró ser un tipo díscolo de los que no dudaban en discutir las decisiones de los entrenadores. Así las tuvo tiesas con Luis Costa en su primera campaña antes de pasar más tiempo en el banquillo que en el césped bajo la dirección de Chechu Rojo en la segunda. Su aportación al club maño fue pues de 32 partidos, solo siete de ellos como titular.
No obstante, y a pesar de ello, hubo un club que decidió apostar fuerte por él a pesar de que las circunstancias lo desaconsejaban. Fue el Watford inglés que, crecido por jugar la Premier, se gastó 950.000 libras en contratarle; cifra esta que le convirtió por entonces en el fichaje más caro de la historia de la entidad.
Su comienzo fulgurante hizo pensar a algunos que la inversión había salido redonda pero no fue más que una broma de la mal gusto. Un espejismo momentáneo antes de volver a su peor nivel. Esta situación afectó al equipo, que finalizó colista a doce puntos del descenso. A pesar de todo Wooter quiso seguir y aguantó dos campañas más como revulsivo antes de decidirse a volver a su país con su prestigio por los suelos.
Lo hizo en las filas del modesto RBC Rosendaal, al que ayudó a salvarse contra todo pronóstico. Conseguido el objetivo y tras no renovar se marchó al Braga para probar suerte en la Liga Portuguesa. Evidentemente por aquél entonces el club no se asemejaba al que este año ha sido finalista de la Europa League pero realizó una gran temporada culminada con el quinto puesto.
Un modesta hazaña que no sirvió en cambio para la renovación de Nordin, que decidió volver a bajar un escalón a cambio de obtener un jugoso contrato cercano a la treintena con el Anorthosis. Allí se destapó en una faceta desconocida hasta el momento, la de delantero. Como en el país de los ciegos el tuerto es el rey, llamó la atención de Panathinaikos, que ese mismo mercado de invierno se lo llevó a Grecia.
El experimento fue a todas luces desastroso y tras pasar sin pena ni gloria quedó libre hasta que puso los ojos sobre el el Sivasspor y un año después de nuevo otro equipo chipriota, el AEK Larnaca. Sin suerte en sus actuaciones fue cortado por el club y tras un tiempo buscando una última oportunidad, anunció su retirada el año pasado.
miércoles, 15 de junio de 2011
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