Falta de olfato, desde luego. Lejos de convertirse en estrella pronto se vio que en Madrid estaba más cerca de convertirse en estrellado. Prates pasó a convertirse en una especie de espíritu que aparecía por la capital de España en verano y con la misma celeridad desaparecía para marcharse a jugar a su país. Hasta en cuatro ocasiones sucedió esto. Primero se fue cedido al Vasco de Gama, luego al Coritiba y finalmente al Botafogo y al Cortinhians.
Al final en el Santiago Bernabeu terminaron por asumir que su fichaje había sido un fracaso y cerraron una cesión más, esta con opción de compra, al Sporting de Lisboa. Las puertas que le fueron cerrando Secretario, Panucci o Salgado se le abrieron de repente y, milagro, en Portugal se convirtió en esencial.
Por supuesto adquirieron de forma definitiva sus derechos e incluso estuvo tres años en la plantilla antes de abandonarla para aceptar una más que sugerente oferta del Galatasaray. Tuvo minutos pero no convenció y se vio forzado a volver a Brasil, primero al Figueirense y luego de nuevo al Botafogo.
En este último volvió a realizar una campaña brillante que fue su trampolín para retornar a Europa con 30 años. Lo hizo en el Livorno y de nuevo una gran campaña le sirvió para dar un salto de calidad hacia el Chievo Verona. Allí terminaron sus momentos de gloria. Sin apenas jugar tuvo que volver a Brasil por donde había venido y realizar una tourneé digna del Circo del Sol para ganarse sus últimos sueldos como futbolista.
De nuevo el Figeuirense y luego el Atlético Mineiro, la Portuguesa, el Joinville (un equipo que había sido creado un año después de nacer él) y finalmente el Naútico le dieron cobijo en los últimos coletazos de una carrera que finalizó el año pasado. Una carrera que le llevó a quince clubes en 16 años de carrera. Todo un registro.
1 comentario:
Joder, este tío tiene el record de vestir tantas camisetas diferentes.
Saludos desde La Escuadra de Mago
Por cierto, puedes meterte en mi blog que le tengo una entrevista exclusiva a Paco González.
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