Ahora que la Real Sociedad ha vuelto a Primera División y según parece con visos de permanencia, ha vuelto al imaginario colectivo aquella agónica Liga del año 2003 en la que con una plantilla de mucha calidad a punto estuvieron de conquistar el campeonato contra todo pronóstico.
El portero de ese equipo no era otro que el holandés Sander Westerveld, todo un seguro bajo palos sobre el que se cimentaba una excelente defensa, a la postre clave para mantenerse vivos hasta el final en aquella titánica lucha. Holandés de nacimiento, este espigado guardameta de 1,91 de estatura realizó sus primeras paradas en la cantera del Twente, en la que ingresó a finales de los 80.
Sus buenas cualidades bajo los palos le llevaron pronto a la primera plantilla y posteriormente al Vitesse, donde dio el salto de calidad definitivo siendo interino de la portería en un periodo de cuatro años en el que el conjunto de su país era un habitual de la extinta Copa de la UEFA, en la que generalmente se desenvolvía sin demasiado éxito.
Westerveld fue además uno de los héroes del tercer puesto cosechado en la temporada 98 junto a Machlas, que en aquella temporada fue pichichi con 34 dianas. Aquella plantilla logró además la mayor goleada de su historia a domicilio en la Eredivisie al imponerse por 1-7 al Fortuna Sittard y la mayor cantidad de dianas en una temporada con 85.
En el 99 dejó el club con rumbo a Inglaterra para jugar con el Liverpool. De nuevo los éxitos le acompañaron si bien acabó siendo sentado por Gerard Houllier después de que sus actuaciones fueran discutidas por la presta británica. Con otros dos guardametas cerrándole las puertas de la titularidad decidió probar suerte en España.
Fichó por la Real Sociedad pero su suerte en San Sebastían se fue apagando y acabó cedido una temporada en el Mallorca, donde no logró estabilidad. De vuelta a San Sebastían sólo hizo para para recoger las maletas rumbo de nuevo a Inglaterra. Fichó por el Portsmouth pero no convenció y en invierno se fue cedido al Everton, donde tampoco tuvo oportunidades.
Con ganas de volver a ser el de antes firmó por el Almería para ser uno de los artífices del ascenso del equipo andaluz. Con el objetivo cumplido decidió volver a su país y se enroló en las filas del Sparta de Rotterdam, abandonándolo un año después rumbo a Italia. Allí apura sus últimos coletazos en las filas del Monza Brianza 1912, equipo de Segunda B que lucha por no descender. En él también juegan un hermano, un primo de Seedorf y el que fuera prometedor delantero gabonés Willy Aubameyang, cedido por el Milán. Evidentemente el bueno de Clarence tiene dinero invertido en el club.
miércoles, 22 de diciembre de 2010
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