Atrás quedan aquellos tiempos en los que los porteros podían disfrutar del privilegio de vestir pantalones largos o esos otros en los que estaban autorizados a portar camisetas de colorines con tintes espantosos. Algunos como Busquets solo usaban los primeros mientras que otros como Campos eran partidarios de las segundas. Lama en cambio combinaba ambas prendas dándole un estilo característico que junto a su calidad bajo los palos le convirtió en uno de los porteros más queridos de la primera mitad de los 90.
Originario de la Guyana Francesa debutó en la primera división francesa en las filas del Lille y nada más llegar se marchó cedido al Abbeville y luego al Besançon. En el primero no jugó y en el segundo comenzó a despuntar, ganándose de nuevo el privilegio de volver a su club originario. Allí se mantuvo cinco años siendo el habitual inquilino de la meta pero su ambición le llevó a dar un paso más.
En esa edad, la que ronda la treintena, en la que muchos porteros explotan puso rumbo a la capital, tras pasar en tres años por el Metz, el Brest y el Lens. En el PSG se convirtió en el estandarte de la época más gloriosa del equipo, esa de la que sigue viviendo hasta la fecha. Durante los cinco años que jugío para el club, este alcanzó unas semifinales de la Liga de Campeones, conquistó una Recopa y llegó a la final de otra, la que perdieron contra el Barcelona de Ronaldo.
Sin embargo este último éxito lo disfrutó poco Lama pues se lesionó de gravedad a principio de temporada y poco después de su retorno fue pillado en un control antidopaje con un porro de más y dio positivo por cannabis, lo que le acarreó una sanción de dos meses. Aquella nefasta temporada acabó con su carrera en el Saint Germain y en el mercado de invierno de la siguiente salió por primera vez de su país rumbo al West Ham.
Medio año después regresó de nuevo a tierras galas y lo hizo de nuevo al club que le hizo grande. Sus dos buenas campañas chocaron con su edad y, con 37 años, el equipo capitalino pensó que era momento de darle paso a los jóvenes y precindió de sus servicios. Lejos de retirarse jugó una campaña más en el Rennes si bien se quedó con las ganas de poner la guidna fichando por un club brasileño, su sueño de toda la vida.
Desde entonces pasó cinco años preparándose para ser entrenador y aprovechó la primera oportunidad que tuvo. Lama se convirtió en el seleccionador de Kenia pero la experiencia non resultó de su agrado y un par de meses después renunciaba quejándose de la falta de profesionalismo de la federación del país africano.
miércoles, 15 de diciembre de 2010
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