miércoles, 6 de octubre de 2010

¿Qué ha sido de... Paulo Sergio Rosa "Viola"?

Empezaré el post resolviendo el enigma con el que acabó esta sección la semana pasada. Para todos aquellos que no hayáis podido dormir al no saber cual fue el resultado de Marcelinho Carioca en las elecciones a diputado federal por Sao Paulo os diré que fracasó en su empeño al igual que otros futbolistas como Vampeta o Tulio Maravilha. Más suerte corrieron por su parte Romario y Bebeto, que consiguieron lo que se proponían y que ya pueden presumir de haber iniciado carrera política.

Dicho esto, e inspirado por lo que escribí la semana pasada sobre Marcelinho, me han venido a la mente otros dos jugadores que jugaron en su día en el Valencia. Dos delanteros que pasaron por las filas del conjunto ché y que son dignos de ser mentados en esta sección. Uno de ellos, Viola, es el protagonista de hoy, quedando para la semana que viene la historia del gran Leandro Machado, al que muchos recordamos "orinando" a modo de perro en un corner del Vicente Calderón.

Paulo Sergio Rosa, alias "Viola" (sobrenombre que se ganó por el color de sus botas), es uno de esos futbolistas que serán recordados por hacer carrera en su país de origen y por intentar un par de experimentos en el extranjero de efímera duración. En total este conflictivo punta, amante de los disturbios y la noche, ha pasado por 15 equipos brasileños sin olvidarse de ninguno de los grandes a excepción del Sao Paulo.

De hecho fue en el Corinthians donde debutó hace ahora 22 años. Allí jugó dos temporadas y se marchó primero al San José y luego al Olímpia antes de retornar a los orígenes. Sus buenas actuaciones le valieron para formar parte de aquella selección brasileña en la que triunfaban los hoy diputados Romario y Bebeto y un interesante contrato con el Valencia, que le convirtió en el fichaje más caro de su historia por un montante de 500 millones de pesetas.

Llegó a petición de Parreira pero se encontró de golpe con Luis Aragonés, que le sentó en la banca e incluso llegó a decir de él que tenía que "cambiar de cerebro". A pesar de todo acabó jugando por las lesiones en el ataque y anotando diez goles al final de la campaña, lo que no le valió para seguir en el equipo tras la llegada de Romario.

De nuevo puso rumbo a Brasil con destino a un equipo de nivel digno de las cifras goleadoras que atesoraba. Pasó una temporada en el Palmeiras, otra en el Santos, otra en el Vasco de Gama y de nuevo otra más en el Santos, en todas ellas promediando unos números muy interesantes que le sirvieron para retornar a Europa con 33 años para jugar en el Gaziantespor turco.

De nuevo un año de estancia y vuelta a territorio carioca para marcharse al Guaraní. Una temporada y fichaje por el Bahía, donde estuvo hasta el mercado de invierno justo antes de poner rumbo a uno de los grandes que le faltaba, el Flamengo. Por aquél entonces tenía ya 36 años y comenzaba una decadencia lógica que se corroboraría en los años posteriores.Tras pasar por el Uberlandia fichó por el Duque de Caixas, por el Resende y finalmente por el Brusque, donde con cuarenta y un años sigue dándole patadas al balón.

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