miércoles, 13 de octubre de 2010

¿Qué ha sido de... Leandro Machado?


Como ya os anuncié la semana pasada en el post dedicado a Viola, el siguiente en pasar por esta sección es otro brasileño, Leandro Machado, un futbolista que hubiera pasado sin pena ni gloria por el fútbol español si no fuera por su controvertida forma de celebrar algunos de los pocos goles que anotó en su estancia en nuestro país.

Criado en la cantera del Internacional, sus primeros años como jugador profesional apuntaban a una carrera brillante por sus cifras goleadoras, que incluso le llevaron a debutar con la selección absoluta y que le valieron su fichaje por el Valencia, que por aquél entonces dirigía el argentino Jorge Valdano.

Allí se dio a conocer por las celebraciones de sus goles, en las que imitaba a un perro orinando en el banderín de corner. Algunos consideraban el hecho gracioso y original, una bocanada de aire fresco en el mundo de la monotonía. Sin embargo no era generalizado y acabó encontrando detractores en el público rival, especialmente en el del Atlético de Madrid, que como en el caso de las malas actuaciones cambió los tomates por todo tipo de objetos como reprimenda.

Tras una temporada en la ciudad del Turia se buscó otra caseta, en este caso en Lisboa donde jugó cedido para el Sporting. Su paso fue efímero pero decidió seguir disfrutando del modo de vida mediterráneo y aceptó una oferta del Tenerife. Poco más que tomar el sol hizo el delantero que decidió volver a su país para jugar en el Flamengo.

Por aquél entonces, con 25 años, intentaba volver a renacer de sus cenizas. No lo consiguió. Se marchó cedido al club que le vio debutar y posteriormente probó suerte en el Dinamo de Kiev en el año 2002. De Ucrania volvió de luego a Portugal para jugar en el modesto Santa Clara, donde ni siquiera llegó a debutar.

En esas circunstancias comenzó una peculiar gira mexicana que le llevó primero al Querétaro y luego a los Gallos Blancos. De ahí volvió a probar suerte en uno de los grandes de su país, el Santos. Las lesiones, que le acompañaron en gran parte de su carrera, no le ayudaron y tras vérsele poco fichó por el Olimpia de Asunción paraguayo.

Sus actuaciones en territorio guaraní fueron buenas y le sirvieron para conseguir un contrato en Corea del Sur jugando para el Ulsan Hyundai. Ese fue el paso previo a su retirada en el 2008, con 32 años, jugando para el Sport Recife, motivada por la tendinitis que sufría en sus dos rodillas .

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