viernes, 15 de octubre de 2010

Nombres del fútbol: Fritz Walter

Difícilmente se puede encontrar en el mundo una admiración mayor por un futbolista que la que sienten los aficionados del Kaiserslautern por Fritz Walter, cuya casa es uno de los monumentos más visitados de la ciudad y cuyo nombre todo el mundo conoce como el de un mito a pesar de que sólo falleció hace ocho años.

Esta devoción es además extensible al resto de Alemania en la medida en que su figura se asocia con la historia del deporte en el país. Su estampa levantando la primera Copa del Mundo para los germanos en el año 1954 podría considerarse como aquella a la que se agarró un pueblo entero para aficionarse al fútbol.

Pero eso fue en 1954, a los 34 años de edad de una vida que tiene mucho que contar antes y que empezó, como no podía ser de otra forma, en Kaiserslautern. Fritz y su hermano Ottmar, con el que compartió equipo y selección en aquel Mundial convirtiéndose en los primeros en ganar uno, estuvieron vinculados al deporte rey y al club de su ciudad desde la misma cuna.

Ambos fueron los retoños de la pareja que regentaba el restaurante del equipo y a él se unieron desde pequeños. En concreto Fritz, que era el mayor, comenzó en las categorías inferiores a los ocho años y debutó a los 17 al ver en la entidad su gran potencial. Sin embargo eran otros tiempos, en los que lo extradeportivo primaba y a los 22 años la guerra llamó de forma obligatoria a su puerta.

Cuando esta terminó se encontró prisionero en un campo húngaro de nombre impronunciable, Máramarossziget. Allí, al más puro estilo "Evasión o victoria" echaba el rato jugando con los soldados y precisamente a uno de ellos tuvo que agradecerle seguir vivo. Aquél tipo anónimo nacido en Hungría convenció al ejército soviético de que Fritz era austríaco y no alemán evitando de esta forma que se lo llevaran a un Gulag.

Nunca sabremos lo que pasó por su cabeza cuando, años después, Walter levantaba el trofeo Jules Rimet para Alemania después de ganarle la final... a Hungría. Si sabemos en cambio como transcurrió la carrera de nuestro protagonista. Tras volver a Alemania en 1945 se mantuvo fiel al Kaiserslautern a pesar de las infinitas ofertas que recibió hasta 1958, año en el que se retiró por una lesión, habiendo jugado para el club de su ciudad 411 partidos en los que anotó 380 goles.

Desde entonces, y como no podía ser de otra forma, se sucedieron los homenajes. El estadio se rebautizó con su nombre en 1985 y pudo vivir hasta el año 2002 con ese honor. Lo que no puedo ver fue un partido del Mundial celebrado en su ciudad. Peleó por ello sin éxito en el del 74 y en el 2006 ya había fallecido cuando Estados Unidos e Italia pisaron el césped que llevaba su nombre y guardaron un minuto de silencio en su honor por el cuarto aniversario de su muerte.

1 comentario:

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