miércoles, 24 de abril de 2013

¿Qué ha sido de... Dietmar Kübahuer?

 
Como os prometí la semana pasada, iba a realizar un serial dedicado a los dos austriacos que llegaron a la Real Sociedad en los años noventa. Tras analizar el perfil de Markus Purk, hoy toca dar un  repaso por la vida de Dietmar Kübahuer, un hombre cuya carrera quedó marcada por un trágico suceso que acabaría afectando a su progresión como futbolista.

Nacido cerca de la frontera con Hungría, su desarrollo en edad juvenil lo llevó a cabo en el Mattersburg, equipo desde el que dio el salto al Admira Wacker. Tal era su talento que estos últimos decidieron darle la alternativa en la Bundesliga austriaca con tan solo dieciséis años. Pese a esa precocidad, supo responder a las expectativas y acabó jugando más de cien partidos en cinco temporadas. Además ganó la Supercopa y una plaza con el combinado nacional.

Esas virtudes no pasaron desapercibidas para el Rapid de Viena, el club más grande del país. En una plaza complicada como era aquella, Didi consiguió conquistar a la afición tras llevar a su equipo a la final de una Recopa que acabarían perdiendo contra el Paris Saint Germain. Estaba en la cresta de la ola y era una estrella. Sin embargo de la noche a la mañana, su destino cambió de la forma más cruel posible.

Sucedió el 16 de febrero de 1997. Kübahuer regresaba de un viaje con su club a Dubai. En el aeropuerto debía esperarle su mujer Michaela, embarazada de tres meses. Sin embargo esta sufrió un gravísimo accidente en el trayecto y entró en una situación de coma irreversible. El mundo se le vino encima al jugador, que decidió aislarse del mundo en su casa y se planteó seriamente dejar la práctica del fútbol.

Tras meditarlo, decidió ofrecer sus servicios en el extranjero a través de internet. Quería salir de un lugar donde las aficiones rivales utilizaban su desgracia personal para intentar que disminuyera su rendimiento. La única condición que puso es que el destino no estuviera a más de dos horas de avión de Austria y por tanto de su mujer, a la que dejaba postrada en la cama de un hospital de Innsbruck al cuidado de los padres ella, que apoyaron a Didi en su decisión.

Al rescate llegó Bernd Krauss, que ya le había tenido a sus órdenes en el Rapid de Viena. Él fue quien le llevó a San Sebastián y el que creyó en su figura pese a que las cosas iban de mal en peor. Mientras se recuperaba de una fractura de clavícula producida durante un entrenamiento con la selección, recibió la noticia del fallecimiento definitivo de su esposa. Con la ayuda del médico del combinado nacional consiguió superar sus heridas físicas y psíquicas pero poco después de reaparecer en un terreno de juego, otra vez la clavícula le jugó una mala pasada en un encuentro frente al Betis en el Villamarín.

Finalmente el cese de Kraus y la llegada de Clemente precipitaron su salida rumbo a Alemania para firmar por el Wolfsburgo. Una vez más consiguió conquistar el cariño de un vestuario y de una afición llegando a enfundarse el brazalete de capitán, pero terminó abandonando el club casi en el ostracismo.

Cansado de probar suerte fuera, decidió regresar al Mattersburg, el lugar donde todo empezó. Cuando aterrizó allí el equipo estaba en Segunda, cuando se fue dejaba tras de sí dos finales de Copa y un tercer puesto que le permitió a la entidad disputar la Copa dela UEFA. Por algo terminó su carrera con seis premios de mejor jugador de Austria (96, 97, 98, 2002, 2003 y 2004), récord hasta la fecha. 

Hoy ha rehecho su vida en compañía de Ingrid, una mujer a la que conoció en San Sebastián y con la que ha tenido dos hijas. Además entrena en primera división al Admira Wacker, con el que lucha por no descender. Nuevas experiencias, nuevos retos. La cicatrices no han terminado de cerrarse del todo pero al menos puede esbozar una sonrisa de vez en cuando.

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