lunes, 21 de mayo de 2012

Los ricos también sufren

En tres ciudades del Viejo Continente, tres rostros populares reflejaban este fin de semana la tensión que lleva implícita el fútbol. Su sufrimiento producía en el espectador una doble sensación antagónica de agobio y comicidad, de esas que solo despierta el fútbol. Ellos eran el hilo conductor entre lo que sucedía sobre el césped y lo que se vivía en las gradas. Sus reacciones y gestos eran los de un forofo pero al mismo tiempo su responsabilidad no distaba mucho de la de los jugadores.

El deporte rey sacaba de estos triunfadores habituales una de sus pocas concesiones a la humanización. Les hacía bajar de golpe varios estratos sociales para mezclarles con un vendedor de seguros que animaba al Chelsea en Munich, con ese taxista napolitano que soñaba con Maradona o con el descerebrado indecente que lanzaba bengalas al terreno de juego como protesta por el descenso del Auxerre. Su dinero, su orgullo, sus aspiraciones, su nombre... todo estaba en juego y lo sabían.

Abramovich brincaba en el asiento como si le quemara mientras se jugaba su inversión al rojo o negro de la ruleta de los penaltis. Di Laurentiis callaba y agonizaba por dentro con cara de susto, como intentando no pensar en los bodrios cinematográficos que alguna vez había tenido que perpetrar para poder acceder a ese palco. Coquellin miraba al infinito imaginándose con una cresta de colores, promesa cumplida después de ganar el campeonato liguero.

Estaban ante la oportunidad de su vidas, ante el momento de consagrar definitivamente unos proyectos que resultaban ruinosos y con su dinero y su esfuerzo había levantado de la nada. Seguro que por la cabeza del ruso pasó en algún momento aquel verano en el que desembarcó en la Premier siendo un auténtico desconocido para saldar las deudas en Stamford Bridge y edificar una plantilla compuesta de grandes nombres.  

No es descartable que el italiano, acostumbrado al glamour de Hollywood y a las cenas con grandes estrellas, recapacitara sobre el riesgo que corrió cuando decidió rescatar de las catacumbas a un histórico en el que un día llegó a despuntar con su fútbol el mejor jugador del planeta ante el delirio de una afición siempre entregada.

Quizás Coquellin sintiera que merecía la pena haberse dejado años de vida y salud fundando un club con sus propias manos, con sus propios ahorros, con su sudor. Que aquellas tardes en Ligue 2 no eran sino pruebas de fuego para su fidelidad, para saber hasta dónde era capaz de llegar con tal de ser un día el amo de Francia.

Ellos habían sido los reponsables de comprar el terreno sabiendo que el mérito de lo que allí creciera sería al final de los ingenieros y de los obreros.  Lo de los primeros no deja de resultar llamativo en la medida en que Di Matteo, Mazzarri y Girard responden a un perfil similar, el de entrenadores sin mucho nombre que han sabido aprovechar la oportunidad que les ha llegado. En el caso del nuevo campeón de Europa puede que el premio sea menos merecido que en de los otros dos, auténticos estajanovistas del verde.

Desde la humildad, han sabido manejar con prestaciones plantillas de muy diversa índole. Por un lado esa generación del Chelsea que agonizaba sin conquistar el mayor título europeo pese a ser parte de ella estrellas como Lampard, Drogba o Terry. Por otro ese Nápoles compuesto por emergentes peloteros sudamericanos que han crecido en paralelo a la entidad. Más allá un Montpellier que ha sabido sacar oro de las piedras, en el que jóvenes emergentes como Giroud, Belhanda o Yanga-M'biwa han tirado del carro y se han reivindicado frente a la fortuna del PSG, con toda seguridad el amo y señor del campeonato en un futuro no muy lejano siempre y cuando mantenga esa capacidad de gasto. Cada uno a su estilo, cada uno con su modelo, todos son campeones. Para alegría y regocijo de sus mecenas.

1 comentario:

Tartarus dijo...

Mucho mucho esfuerzo y dinero sobre todo ha gastado Abrahamovic , Di Laurentiis tampoco ha debido escatimar para retener a los Lavezzi , Hamsik o cavani y lo del Montpellier , pues ya se sabe como anda la Ligue 1 , buscando un dominador tras la tiranía del Lyon .

Un saludo