Entre fichajes, resultados coperos y el aperitivo del enésimo clásico hoy se conocía una noticia en el fútbol internacional que apenas ha tenido reflejo en los medios. He tenido un día ajetreado y apenas dispongo de tiempo para escribir el post de hoy pero me gustaría compartir con vosotros una reflexión.
La información a la que me refiero es la del positivo del meta ucraniano Olksandr Rybka por el consumo de un diurético prohibido. Un jugador que hasta hace solo unos meses estaba disputando la Liga de Campeones con el Shakhtar Donetsk, que había debutado con su selección, que apuntaba maneras e intentaba adaptarse a la presión de ser titular en un equipo de primer nivel.
Por alguna razón optó por tomar un producto adelgazante sin conocimiento de los médicos del club. Una decisión errónea que puede acarrearle una sanción comprendida entre los seis meses y los dos años. Se esfuman pues sus opciones de disputar la Eurocopa en su país. También las de convertirse en referente y, porqué no, fichar por un grande. Su carrera se pone cuesta arriba por un fallo, un fallo que nada tiene que ver con su actividad habitual.
No pasaría de una desagradable anécdota si no fuera porque situaciones como estás son cada día más recurrentes en el fútbol. La competencia, las ansias por ser mejor, un desliz pasajero con o sin mala intención, la ingesta de algo con desconocimiento... y punto y final al sueño del triunfo. De la noche a la mañana todo se acaba. Toca volver a empezar de cero, si es que eso es posible.
Posteriormente la sombra de la duda, la inexistente presunción de inocencia, los cánticos de los aficionados rivales en la grada y finalmente el anonimato y la indiferencia. Es un castigo necesario, sí. No se deben permitir estas cosas, sea el deporte que sea, por supuesto. Pero no es agradable. La vida de un deportista es corta y las decisiones acertadas y fallidas se suceden sin solución de continuidad. La diferencia entre el triunfo y el fracaso puede estar en una pastilla, en una inyección. Una línea demasiado delgada.
viernes, 13 de enero de 2012
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