La urracas remontan el vuelo

Sólo ha durado 316 días la terrible pesadilla del Newcastle United. El fatídico 24 de mayo, en el que el equipo certificaba su descenso a segunda división con un gol en propia puerta de Duff ante el Aston Villa ha pasado ya a la historia como uno de los borrones más dolorosos en la historia del club, que no se apeaba de la Premier desde hace trece años.

Muchos esperan ahora que el equipo resurja cual ave fénix al estilo que lo hizo entonces. De la mano del ídolo Keegan, "las urracas" volvieron por la puerta grande finalizando terceros en su primera temporada y peleando por el título en la tercera. Sin embargo, lo que esta vez puede haber jugado en beneficio del equipo para retornar a la máxima categoría puede ser a la vez lo que cave su propia tumba.

Porque si por algo se caracteriza el Newcastle es porque poco o nada ha cambiado con respecto a la temporada pasada. Bien es cierto que baluartes como Owen, Martins o el propio Duff se marcharon, pero la columna vertebral del equipo se mantiene con una plantilla capaz de pasearse por una categoría menor pero que no distará mucho, salvo algún que otro fichaje de relumbrón, de la que se cayó al pozo el año pasado.

En St James Park siguen entre otros Coloccini, José Enrique, Smith, Butt, Jonás Gutiérrez o Lovenkrands; jugadores que se han ganado el cariño de la afición por mantenerse en los malos momentos y que con casi toda seguridad seguirán en el club si ese es su deseo. Todos han dado un rendimiento más o menos bueno pero a pesar de ser gente con varios años en el club no ha sido ninguno de ellos el que ha cargado con el peso del equipo sobre sus espaldas. El éxito del Newcastle tiene sobre todo dos nombres propios, Kevin Nolan y Andrew Carroll.

El primero llegó en el mercado de invierno del año pasado procedente del Bolton tras diez años en el club. En sus primeros meses su aportación no fue lo suficientemente buena como para ayudar al equipo a salvarse pero este año ha sido sin duda un hombre clave. Jugando como centrocampista se ha destapado como un auténtico goleador además de aportar el carácter necesario a una plantilla necesitada de tensión constante para evitar la relajación de jugar un fútbol menos competitivo.

En el caso de Carrol, es el futuro de un conjunto que va envejeciendo. Este joven de sólo 21 años está llamado a convertirse en el nuevo Shearer, en el futuro ídolo de la afición. Tras contar poco la pasada temporada este año es uno de los máximos anotadores de la competición. No es seguro que se mantenga fiel a los colores durante el resto de su carrera pero todo apunta a que puede llegar a ser tan grande como el histórico punta.

Junto a ellos también destaca el técnico, Chris Hughton, que hasta ahora sólo había sido un parche en el engorroso proceso del cambio de entrenadores pero que ha demostrado que, con continuidad, está capacitado para guiar hacia el éxito a una plantilla como la Newcastle.

Y por supuesto, por encima de todos ellos, es necesario darle un diez a una de las aficiones más comprometidas del país que ha seguido animando al equipo incluso en los momentos bajos y que le ha llevado en volandas al lugar del que nunca debió salir.

Sin duda todas esas gargantas seguirán peregrinando a St James la temporada que viene en otra de las cosas que a buen seguro no cambiará. Como tampoco ha cambiado el dueño, Mike Ashley, principal causante del bochorno de la pasada campaña. A pesar de sus intentos por vender el club no lo consiguió y tras su fracaso ha purgado en parte su culpa consiguiendo que el descenso fuera sólo un accidente.

Así pues, con una estructura similar, capaz de lo mejor y de lo peor, es momento de reflexión en el equipo, de analizar todo desde la tranquilidad que da tener los deberes hechos antes de tiempo y planificar la próxima temporada como la primera piedra de un proyecto que, por obligación, debe quedarse en la Premier durante muchos años y volver al lugar de prestigio que nunca debió abandonar.

Cómo habréis podido comprobar, durante las últimas semanas no he podido colgar los mejores goles de la jornada. Los problemas de tiempo me están impidiendo hacerlo y, de momento, seguirá siendo así. Os ruego que disculpéis las molestias.