lunes, 27 de octubre de 2014

"Clásico" y "Eterno", la furia del ocho

Poco antes de que el sábado arrancara el Clásico que medía al Real Madrid con el Barcelona en el Santiago Bernabéu, casi en el extremo opuesto del continente europeo se jugaba otro partido de gran rivalidad. En uno, el español, se confrontaban la historia de dos titanes festoneada con el enfrentamiento individual entre las dos grandes estrellas del panorama internacional. En el otro el orgullo vecinal, los ecos de realidades sociales contrapuestas que ya no lo son tanto.

Situaciones antagónicas, distantes en cuanto a prestigio y trascendencia pero hermandas alrededor de la figura de un futbolista que estuvo en ambas citas. Y lo hizo, fiel a su temperamento explosivo, sin pasar desapercibido; dejando en ellas los que probablemente sean los momentos más oscuros de una carrera que llegó incluso a adornarse con un Balón de Oro.

Héroe búlgaro y mito azulgrana, Hristo Stoickhov podrá contar en sus memorias cómo sorteó la ruina deportiva al menos en dos ocasiones. Un par de momentos de efervescencia e incontinencia en escenarios donde se posaban miles de ojos, trastadas en el día "D" a la hora "H" que las cámaras registraron y los comités castigaron.

Por cercanía, el episodio del pisotón al colegiado Urízar Azpitarte es de sobra conocido. Aquel lance le supuso una sanción de seis meses y le costó un par de botas, las que acabaría regalándole al trencilla años después en un plató de televisión como muestra de arrepentimiento. Sin embargo todo pudo quedarse en ciencia ficción si la federación de su país no hubiera reculado años antes en otro capítulo de nefasto recuerdo.

1985, Sofía. La Copa en juego y los dos rivales de la capital reviviendo una nueva edición del llamado "Derbi Eterno", para muchos el más intenso de todos los que llevan ese nombre en la zona de los Balcanes. Decisiones arbitrales polémicas, la tensión de cruzarse con un título en juego.... todo se mezcla y estalla escenificándose en una batalla campal sobre el verde del Vasil Levski. Vuelan los puños, las patadas y con ellos la vergüenza intramuros.

Como consecuencia de ese panorama apocalíptimo el Comité Central del Partido Comunista Búlgaro decide disolver ambos clubes y para los pies a los protagonistas del vodevil. Uno de ellos es Stoickhov, a quien se le impone una sanción de por vida que comparte con otros seis futbolistas como el portero Borislav Mikhailov. Esa decisión radical pudo cambiar la historia y quizás el destino de dos hombres que fueron el alfa y el omega de la selección que alcanzaría el cuarto puesto en la Copa del Mundo de Estados Unidos.

Al final los políticos se echaron atrás y todo quedó en un aviso de calado. Pese a ello ambas entidades parecen dispuestas a no aprender de sus errores. Pasan los años y se siguen sucediendo incidentes que causan sonrojo. Sin ir más lejos este fin de semana una bola de nieve arrojada desde el graderío impactó sobre el técnico del CSKA dejándole inconsciente. Fue un mal menor teniendo en cuenta que, en la puerta, las fuerzas de seguridad incautaron machetes, navajas y hasta una katana. 

A la sombra del fulgor que ha causado la irrupción del Ludogorets y del éxito previo del Litex Lovech, la hostilidad entre los enemigos acérrimos del balompie búlgaro se ha desatado ante la perspectiva de volver a llegar un entorchado a los feudos de Sofía. De momento lleva ventaja, y mucha, el CSKA. Más después de imponerse por 3-0 si bien, desgraciadamente, el resultado en este tipo de circunstancias siempre acaba siendo lo de menos.

No hay comentarios: