martes, 3 de diciembre de 2013

Mitroglou, fuego en El Pireo

Desde que disfrutaron en sus carnes de la que probablemente sea la gesta más improbable del fútbol moderno, mucho ha cambiado la vida en Grecia. Castigados sin piedad por la crisis y en pie de guerra contra todo y contra todos, los helenos son supervivientes a la deriva en busca de una tabla que les permita seguir a flote.

Los suyos son problemas que no puede solucionar el fútbol aunque lo cierto es que el deporte rey supone un opiáceo efectivo, una droga que aletarga y desvía la atención de los temas realmente importantes. Un remedio que resulta especialmente efectivo en el caso de los seguidores del Olympiakos, fervorosos hinchas que viven en una nube más mullida de lo habitual.
 
Con el grifo del gasto cerrado para sus rivales en el campeonato local, el equipo del Pireo se pasea en casa mientras extramuros intenta limpiar el nombre del balompié patrio con actuaciones más que dignas en la Copa de Europa. Una labor de representación que se traslada a la selección nacional, donde cuatro futbolistas del club jugaron como titulares en los dos partidos trascendentales de la repesca mundialista ante Rumanía.
 
De todos, uno sobresale por encima de los demás, Kostas Mitroglou. Convertido en uno de los delanteros más en forma del continente, en el que está suponiendo el año de su explosión definitiva ha dado una zancada de la que se están beneficiando todos aquellos que le rodean y que no ha pasado desapercibido para algunos de los grandes de Europa.
 
El suyo es el golpe sobre la mesa de un joven de maduración "tardía" cuya trayectoria es una metáfora en sí misma de la situación de sus paisanos. Al igual que otros tantos ahora, él también salió con su familia en busca de un porvenir mejor, en este caso en Alemania. Allí se hizo hombre y futbolista en el Duisburgo y el Moenchengladbach antes de volver con la lección aprendida y la fe en el petate tras despuntar en el Europeo sub-19 de 2007.
 
Un retorno que no fue fácil al chocar su hercúleo perfil de faro ofensivo con la idea de dinamismo del "Txingurri" Valverde. Ansioso por demostrar que él tenía razón y su técnico se equivocaba, aceptó cesiones en el Panionios y el Atromitos.  Fue una forma de ganar tiempo a la espera de su oportunidad definitiva, la que le ha recibido este año de la mano de Míchel.
 
El chico, que lucía cara de poco espabilado y aspecto más bien torpe pese a que con sus actuaciones demostraba lo contrario, es ahora un asesino del área con mirada caníbal y un arma de fuego siempre dispuesta cada vez que acompaña el balón a la red. Pistolas o metralleta, Mitroglou tira de arsenal en sus celebraciones disparando en ráfaga como el protagonista de una película de Tarantino.
 
Poco le importa quién se ponga delante y cuál sea el escenario; no tiene piedad ni de equipos ni de selecciones, arrasa en el placentero páramo de la Liga y en el pedregoso terreno de la Champions. El paso de los años le han dejado como muescas un corte de pelo militar, una barba propia de los estibadores del Egeo que acentúa su perfil griego y unos brazos que ejercen las veces de pinacoteca. Ahora es un centurión cuyos gritos de rabia son los de un país entero que como él quiere volver a la luz tras caer al fondo del pozo.

1 comentario:

Martín Olivé dijo...

Un jugadorazo. Tiene potencial para convertirse en un 9 de élite.