Es posible que alguno de los que me leéis hoy no conozcáis a este futbolista brasileño al que hoy dedico el post. Si es así, creo que hoy es un buen momento para que lo hagáis. Porque Guilherme no es un cualquiera, es uno de los mejores extranjeros que han vestido la camiseta del Rayo Vallecano (en la imagen uno de los poco recursos gráficos que lo demsuestran) amén de un futbolista con buena reputación en su país natal.
Nacido a 450 kilómetros de Sao Paulo, en la localidad de Marília, fue allí donde comenzó a dedicarse al deporte rey. Viendo que destacaba, era cuestión de tiempo que el "Tricolor Paulista" echara sus redes sobre él ante la necesidad que tenía Telê Santana de reforzar su ataque. Y también era cuestión de tiempo que se animara a probar suerte en Europa.
En una decisión que hoy, con el potencial que está adquiriendo el fútbol del país sudamericano, parecería sorprendente, aceptó la oferta de Rayo Vallecano en Segunda División. Una oferta que además llegaría en el mercado invernal, lo que suponía una presión extra pues tenía que demostrar mucho en poco tiempo.
No le supuso un problema. Es más, fue capaz de anotar 14 goles en 20 partidos llevando al conjunto madrileño a la máxima categoría. Y allí, entre los grandes, continuó con su magnífico rendimiento durante las dos campañas que el club consiguió mantenerse. Sus 23 goles en ese periodo le convirtieron en el segundo máximo anotador de la entidad en Primera solo por detrás de Bolo y, si las cifras no me fallan y si no corregídme, justo por delante de Míchel.
Además es a día de hoy, pese al corto espacio temporal que pasó en la capital, el máximo anotador foráneo y el cuarto en la lista de históricos. Con esas cifras lo lógico hubiera sido que siguiera triunfando en Europa. Pero las motivaciones de cada cual son diferentes y en una época en la que muchos brasileños retornaban a su tierra, él no fue una excepción.
Le fichó primero el Grêmio y una campaña más tarde el Vasco de Gama. Sin embargo la competencia en la entidad carioca era feroz y tras pasar más minutos en el banquillo que sobre el césped aceptó enfundarse la camiseta del Atlético Mineiro. Aquél tándem acabaría funcionando a la perfección, sobre todo en el primer ejercicio.
El ex del Rayo anotó 29 goles (cuarta mejor marca de la historia del Brasileirao) en 1999 ayudando a su equipo a ocupar el segundo lugar, mejor puesto en los últimos 31 años. No volvería a repetir tal hazaña pero se mantendría a buen nivel (llegó a representar a la "Canarinha" en la Copa América de 2001) hasta que se marchó cedido al Corinthians.
Allí comenzó su decadencia, en gran parte debido a un hecho luctuoso ocurrido en las proximidades de su localidad natal. Guilherme se vio envuelto en un accidente en el que fallecieron dos personas. Aquello le afectó psicológicamente y aunque intentó volver a ser el mismo no lo consiguió.
Volvió al Mineiro y la siguiente temporada probó suerte fuera de su país por segunda y última vez en su carrera. Lo hizo en el Al Ittihad saudí, con 29 años, cuando aún le quedaba fútbol en sus piernas. Se cansó pronto y retornó a Mineirao... para jugar en el Cruzeiro, máximo rival del Atlético. Anotó goles pero empezaron a asolarle las lesiones y, por culpa de estas, acabaría arrojando la toalla en el Botafogo una campaña después.
Ya retirado, decidió orientar su vida hacia la dirección. Se hizo primero secretario técnico del Marília, luego se marchó a ejercer como asistente en el Mineiro y a día de hoy es el entrenador del Ipatinga. El club se encuentra en la Serie C y, tras pasar la primera fase del campeonato ahora se encuentra el Grupo B de la segunda ocupando, valga la redundancia, el segundo lugar.
1 comentario:
Un honor.
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