Aún recuerdo con cariño, supongo que como todos los nostálgicos, mis primera colecciones de cromos. Reconozco que siempre he preferido "Este" a "Panini" y que, por supuesto, me gustaba mucho más el trabajo artesano de estamparlos en el papel con pegamento de barra que hacerlo con esos aburridos y poco atractivos adhesivos que vienen ya de serie, que lo dejan todo limpio al tiempo que atrofian los dedos de la chavalería.
Mi primera experiencia en la materia fue a mediados del primer lustro de los noventa cuando el afamado "Queso mecánico" estaba de moda. Aquél Albacete había hecho historia subiendo de Segunda B a Primera consecutivamente y ostentando la mejor clasificación en la máxima categoría de un recién ascendido hasta la fecha.
Coco, Conejo, Cordero, Chesa, Geli, Zalazar, Oliete... y también Nenad Bjelica, que había llegado en el verano del año 93 procedente del Osijek croata, el club de su localidad natal. Allí había pasado de las inferiores al primer equipo llamando la atención de los ojeadores de algunos equipos de las potentes ligas europeas entre los que se encontraba el Albacete.
Lo suyo fue llegar y conquistar el Carlos Belmonte. Se ganó el puesto de titular desde el primer entrenamiento y pasó a convertirse en pieza clave. Sus goles y su buen manejo del balón fueron fundamentales, de hecho, para alcanzar las semifinales de Copa de la 94-95, una de las mayores gestas de los manchegos en su historia.
Un año después de aquello, cuando el equipo firmaba su descenso a Segunda tras la promoción frente al Salamanca, Bjelica decidía continuar su viaje hacia el sur con la idea de mantenerse en la máxima categoría. El Betis se convertía en su siguiente destino pasando a compartir vestuario de esta forma con nombres como Finidi o Alfonso.
Su primera experiencia resultó bastante provechosa ya que conseguía disputar aquella final copera que se le había negado en el Albacete. Un partido, que dicho sea de paso, los andaluces pudieron disputar gracias a una acción concreta protagonizada por el croata. Sucedió en la vuelta del duelo de semifinales frente al Celta, cuando el centrocampista anotaba un tanto con un jugador celeste en el suelo. Aquello desató unas hostilidades entre ambos conjuntos que aún duran a día de hoy.
A pesar de un debut más que digno en su curso primigenio como verdiblanco, nada volvería a ser lo mismo. Las lesiones le lastraron en su segundo año y el tercero se lo pasaría cedido en Segunda vistiendo la camiseta de Las Palmas. Tras regresar de las "Islas afortunadas", Lopera decidió que lo mejor era devolverle de vuelta a su tierra natal y fue así como se cerró su regreso al Osijek.
Como hijo pródigo firmó su resurrección futbolística. Recuperada la confianza se convirtió en el estandarte de la entidad y, en el año 2000, fue galardonado con el premio al mejor jugador croata. Aquél reconocimiento se completó en 2001 con dos noticias inesperadas: La primera llamada para representar a su selección y el traspaso al Kaiserslautern, que le permitía volver al máximo nivel competitivo ocho meses antes de entrar en la treintena.
Una vez en Alemania disfrutó de tres campañas y medias más que dignas hasta que el físico empezó a pesarle, momento en el que decidió retirarse hacia territorios más tranquilos. En Austria encontraría el refugio que buscaba. Tras enfundarse el color rojo del Admira Wacker Mödling, decidía aceptar una oferta del FC Käntern.
En ese club experimentaría su transformación definitiva. Comenzó como jugador, se convirtió en jugador-entrenador y finalmente acabó como entrenador. Después se sentaría en el banquillo del Lustenau 07 y, finalmente, en el del WAC St.Andrá. Tras finalizar cuarto la pasada campaña en la Erste liga (el equivalente a la Segunda) este año marcha segundo empatado a puntos con el líder. Seguiremos sus evoluciones.
miércoles, 5 de octubre de 2011
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2 comentarios:
Nenad Bjelica: Mis recuerdos son los mejores del Albacete y de Espana. Temporada 2011/12 subimos a primera austriaca y ahora mismo vamos quintos. Gracias por seguirme. Abrazo fuerte. Nenad
Grande Bjelica! Gran trabajo en el Austria de Viena! Ojalá, y si tu lo deseas, tu camino y el del Alba se vuelvan a cruzar. Por mi parte estaría encantado!
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